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Los Arcanos por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.


Decidí subir esto un poco antes, estaré viajando mañana y creo que no tendré mucho tiempo para meterme en la web, así que para no olvidarme mejor lo subo ahora.


Todavía se aceptan sugerencias de parejas, la proxima carta es la de los enamorados, así que si tienen alguna en mente no duden en darla a conocer. No tienen por que ser solo dorados, puede ser de cualquier orden, no es malo experimentar con algo nuevo.


Saludos!

Capítulo 6: El sumo sacerdote

 

(Pareja Shura y Aioros)

 

Definición de la carta: Nos habla de la compasión y la caridad, aprender lección de lealtad y constancia. Enseña a respetar las convicciones y creencias de los demás. El sumo sacerdote recalca por sobre todo "Las acciones de las personas dicen más que sus palabras".

 

Puede simbolizar también una lucha interna contra alguna fuerza demostrando que no somos libres de culpas ni de espíritu.

 

El sumo sacerdote nos llama a aprender a escuchar y a ser constructores del bien a través de la enseñanza de la sabiduría y el amor.

 

En el aspecto negativo el sumo sacerdote puede representar el excesivo dogmatismo y preceptos demasiados inamovibles, alguien inflexible en todos aspectos.

 

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

 

Viejas rencillas, peleas y un dolor en el pecho que Shura no podía sanar, entre su primera muerte en la guerra civil, el morir como espectro una vez al atentar contra Athena, el perecer por tercera vez en el muro de los lamentos, todo eso lo tenía por demás consternado, pero lo peor de todo era la presencia de Aioros en aquella ocasión en el muro de los lamentos, el no haberle podido dirigir la palabra, el no haber podido aclarar lo que sentía, lo miserable que se hallaba por haber sido de mente tan rígida. Y ahora…, una cuarta oportunidad por intervención de Odín, renació como un ser humano, en carne y sangre. La batalla contra Hades gracias a los cielos había terminado y su diosa había regresado en una pieza, aunque no podía decirse lo mismo de los caballeros de bronce, en especial de Pegaso, que todavía se encontraba en recuperación. Fueron muchos sucesos para tan poco tiempo, y eso aunado a la culpa que todavía lo consumía por la primera muerte del noveno custodio. No podía hacerle frente de ninguna manera, se sentía como una basura a su lado, a pesar de que los demás solo le decían que había cumplido su deber como caballero siguiendo las órdenes que se le habían dado, si solo lo hubiera escuchado aquel día.

 

Aioros había sido más que un ejemplo a seguir, había sido todo un guerrero que a pesar de su corta edad se había ganado su corazón, y hoy aun en día lo seguía teniendo, pero no se sentía digno de estar en su presencia, fueron sus inflexibles creencias y falsas expectativas de la justicia de una Athena falsa que le arrebataron todo durante su vida, y ahora por sus pecados no tiene derecho a poseerlo todo de nuevo. Más a eso al griego poco y nada le importaba, cada ocasión en la que tenía oportunidad visitaba a su antiguo amigo, pero este solía contestarle con silencio, al menos hasta el punto que el sagitariano se colocaba a vociferar de frustración, era en esos momentos donde la pelea de ambos empezaba, Shura a pesar de ser estoico y hasta cierto punto cerrado en sus emociones, siempre se desbordaba por culpa de Aioros.

 

—¡Por novena vez en el día! ¡Déjame en paz Sagitario!

 

—¡Solo quiero hablar contigo!

 

Shura apretó los dientes, no entendía como aquel griego podía tener tanta perseverancia y paciencia para ir cada día a su templo, y no solo eso, sino que hacerlo durante numerosas ocasiones.

 

—No es necesario que te presentes en mi templo a diario —dijo Shura intentando mantener un tono impasible.

 

—¿Por qué me tratas de esta manera, solo…?

 

—Suficiente conversación, me marcho —Shura trató de dar la vuelta y regresar a la parte privada del templo de Capricornio, sin embargo se vio detenido por un fuerte agarre proveniente del caballero de Sagitario sobre su brazo, Shura quiso reclamar, pero se vio asaltado por unos suaves labios que buscaban con desesperación su respuesta. Sin siquiera tomar en cuenta a su consciencia el español se dejó llevar por la calidez de la caricia griega, y es que siempre lo había anhelado, pero jamás se había permitido siquiera la satisfacción de pensarlo.

 

Fueron varios los segundos de la unión de sus labios, pero Shura se vio abrumado repentinamente por el rostro sangrante de Aioros aquella fatídica noche, se separó bruscamente inundado por la culpa.

 

—¡No! —gritó con una expresión de consternación en el rostro.

 

Aioros se vio sorprendido por el accionar tan impulsivo, verdaderamente no entendía a Shura, pero mucho menos comprendía la extraña expresión de su angustiado rostro.

 

—Shura tu…

 

—Esto no puede ser —dijo Shura mientras intentaba alejarse de nueva cuenta, después de todo lo que había hecho se atrevía a tocar a Aioros, él….

 

—¡Basta! —Aioros pegó un grito que dejó paralizado al caballero de Capricornio, el griego tomó a Shura con fuerza y lo obligó a verlo a los ojos, este en un intento desesperado quiso desviar la vista, pero el noveno custodio no se lo permitió—. Necesito saber que te está pasando Shura.

 

Shura se negó a hablar, más la penetrante mirada de Aioros estaba haciendo estragos en su mente y en su corazón, finalmente soltó todo en una angustiante y nerviosa verborrea.

 

—Me sigues a donde voy, te presentas en mi templo a cada hora del día, me buscas a donde sea que este, ¿Es que no ves que me es muy difícil estar a tu lado? ¿Qué la culpa y la desazón me consumen a cada segundo? No soy capaz de perdonarme por lo que hice, si tan solo te hubiera escuchado, o me hubiera dado cuenta, nada habría pasado, tu hubieras estado vivo, no hubieras sido tachado de traidor y Aioria no se hubiera quedado sin su hermano, fui solo un iluso y…

 

Aioros entendía a la perfección en esos momentos lo que pasaba por la cabeza del caballero de Capricornio, ahora comprendía su renuencia a su presencia y contacto, pero eso no era algo que él estaba dispuesto a tolerar, quería a Shura a su lado, y no solo como un amigo y compañero de armas, si no como su otra mitad, a aquella persona que siempre quiso a pesar de todo lo que había pasado en sus vidas, quería dejar todo el pasado atrás, ya nada importaba solo la nueva oportunidad que se les había brindado.

 

El sagitariano envolvió a Shura en un fuerte abrazo, quiso demostrarle que todo estaba olvidado que solo importaban ellos dos, y que él siempre estaría ahí para apoyarlo, solo era necesario que dejará su inflexión y dogmatismo, e intentar comprender que la vida continua. Que lo que los unía era más que un pasado trágico, sino el amor.

 

—Nada importa, ni el pasado, ni mi muerte, nada. Solo lo mucho que te amo.

 

Shura tembló, sintiéndose tan pequeño ante la presencia del griego, desde que fuera investido con la armadura de Capricornio se juró ser fuerte, no dejarse vencer, y ahora ante un cálido Aioros se sentía un niño desprotegido en busca de apoyo y cariño. Se abrazó todavía más, no quería volver a la realidad y sentirse como una basura, quería aceptar la salida que Aioros estaba dándole, quería aprender de él el verdadero significado de amar, él sabía que amaba a ese griego, pero nunca había tenido la ocasión de demostrarlo, y ahora…, a su lado, esperaba que fuera posible.

 

—Solo quiero estar a tu lado.

 

—Si en vez de gritarme intentaras escucharme, quizás podría haber sido un poco más sencillo —acotó con diversión Aioros—. En ocasiones eres demasiado testarudo querido Shura.

 

Por primera vez en mucho tiempo el español pudo soltar una risa verdadera y distendida. Sabía que lo que vendría de ahora en más no sería sencillo, tendría que aprender a dejar su pasado atrás, al igual que todos su miedos, pero mientras tuviera a Aioros a su lado su futuro podría funcionar.

~FIN~


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