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Los Arcanos por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus persaonajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

 

Sinceramente sé que debí traer esto hace dos semanas, pero tuve diferentes lios que ido resolviendo poco a poco, tengan paciencia por favor.

 

Bueno otra cosa también, en un principio había decidido hacer todos los arcanos con historias diferentes, pero en este caso creo que haré una excepción, me pidieron que le de una continuación a la historia de la carta del mago y quiero hacerlo, pero considero que un solo one shot extra es muy poco para convencer a Milo de siquiera perdonar a Camus tan facilmente, por lo que lo haré en tres historias, esta es la segunda y espero pronto traer la tercera, la cual tambien será dentro de un arcano, tengan en cuenta que no será seguido, puede ser en cualquier momento a futuro.

Capítulo 7: Los Enamorados

 

(Pareja Milo y Camus)

 

Definición de la carta: La carta de los enamorados representa en toda su extensión la dimensión del amor incondicional, la atracción, el deseo y la sexualidad. Esta carta nos inspira para luchar por lo que deseamos, en seguir adelante por ese amor o pasión que sentimos.

 

Los enamorados destacan por relaciones intensas y estables que pueden saltear hasta el más duro obstáculo.

 

En el aspecto negativo indica a las personas que viven insatisfechas porque ignoran los sacrificios que son necesarios para encontrar el amor. No desean tomarse demasiadas molestias o temen en demasía herir los sentimientos de los demás. También se puede dar la promiscuidad, buscar solo el placer o mantenerse en una relación obsesiva, falta de confianza, malas decisiones entre otras inestabilidades. Otra parte importante de la carta es sobre la indecisión de las personas para escoger lo que es mejor para ellos, en este caso tomar la decisión correcta en cuanto a lo que siente tu corazón.

 

~.~.~.~.~.~.~.~.~..~.~.~.~.~

 

"Tómate todo el tiempo que necesites Milo", las palabras de Athena habían sido claras, tenía todas las facultades para poder escapar de aquel abismo helado que ahora era su vida y alejarse del Santuario el tiempo que él estimase conveniente. Necesitaba dejar todo atrás, arreglar su vida y volver a ser quien era, no el actual remedo de caballero que andaba hecho una pena por culpa de un amor mal correspondido. Milo poco y nada encontraba de su corazón en aquellas tierras que por tanto tiempo consideró su hogar y el sitio más valioso en su vida, pues aquel lugar es donde habían comenzado sus recuerdos con Camus, pero ahora no eran más que un nido vacío sin el calor de antaño. Siempre se creyó alguien importante en la vida del galo, que equivocado estaba, jamás entró a considerar todos los años que este estuvo lejos, sin siquiera notarlo fue reemplazado y echado a un lado. El tiempo pasa y merma el cariño y corta los lazos incluso de los más tenaces, y Milo descubrió aquello de la peor manera. Tuvieron una relación, una vida juntos, o al menos eso creyó el griego, pero solo fueron tontas ilusiones de su corazón enamorado. Solo fue uno más en la vida de Camus de Acuario. Ahora estaba empeñado en dejar el dolor atrás, a pesar de lo que su testarudo corazón pudiera decirle, sabía que si se quedaba terminaría perdonando al francés, siempre era igual, el amor que sentía era demasiado grande para considerar el destrozo de su propia vida y ser. Y es por su propio bienestar que dejaría atrás todo lo que él consideró alguna vez su vida; no sabía por cuanto tiempo sería, o si lograría arrancarse a Camus del corazón, pues dicen que el amor incondicional no se apaga nunca, no importan cuantos años y kilómetros de distancia coloquemos entre medio, sin embargo haría el intento por seguir adelante.

 

Aquel día sería su último día en Grecia hasta que su alma pudiera pisar nuevamente las tierras que vio nacer su amor, aunque quizás ese día nunca llegaría.

 

~.~.~.~.~.~.~.~.~..~.~.~.~.~

 

El último conflicto vivido con Milo lo había prácticamente pulverizado, dicen que la picadura de un escorpión puede ser uno de los más horribles horrores y no se equivocaban, la voz de Milo encajándole en su corazón cada una de sus acciones lo atormentaban, no era que se arrepintiera de ellas, si tuviera que hacerlo lo haría nuevamente, sin embargo existía algo que si resentía de todo eso, y era que su relación con el griego había quedado muy lastimada, aunque jamás pensó que sería hasta aquel punto de no retorno.

 

Siempre había cumplido a cabalidad y en el más grande mutismo cada uno de sus deberes y promesas, pero siempre con la confianza y tranquilidad de que Milo estaría a su lado y esperándolo. Su camino durante su vida había sido sinuoso y con muchas dificultades, debió tomar muchas decisiones en su momento que después repercutirían en su destino mismo. Le era difícil avanzar sin el perdón de la persona que más amaba, por aquella que conoció desde el primero momento que piso el Santuario. Milo por muchos años había sido su apoyo y fortaleza dentro de ese mundo de sangre y guerras.

 

Los días que le siguieron después de la pelea con Milo no fueron los más desagradables, cuando intentaba charlar con este se escabullía, iba a su templo a buscarlo aun a sabiendas que podría ser echado entre golpes y patadas. No podía rendirse con tanta facilidad, si lo hiciera no le estaría dando el valor suficiente a lo que sentía por el griego, y ya bastante magullada estaba su relación para seguir abriendo una inmensidad más amplia entre ambos.

 

Solo eran suspiros los que salían de su boca cada vez que sentía aquel aguijón perforando en su corazón ante la ausencia de Milo, el peso de las decisiones del pasado estaban cada día desmoronándolo más. Se repetía una y otra vez que había sido lo correcto, pero su mente traicionera se cuestionaba si aquellas acciones valían el precio que tuvo que pagar.

 

La ausencia de Milo no solo comenzó a ser notoria para él, sino que también se hizo evidente para el resto de la orden dorada. Todos preguntaron una y otra vez al Patriarca quien se negaba a entregar cualquier información acerca del griego; la ansiedad estaba matándolo, mucho más al ver los continuos rostros sombrío de Aioria y de excesiva seriedad de Mu. Fue finalmente Athena quien rompió con el misterio, la respuesta que les dio la diosa casi hizo que su corazón dejase de latir, y es que no podía ser. Milo había decidido marcharse sin darle parte a nadie de su paradero. La fuerza del dolor y la culpa lo golpeó, sabía que aquella determinación en gran parte había sido impulsada por su persona, si tan solo hubiera actuado con más tacto y sutileza quizás no estaría viviendo esos momentos de angustia e incertidumbre.

 

Quiso gritar, exigirle a Athena que le dijera más, pero no podía ni siquiera hablar y su respeto como caballero no le permitiría dirigirse de esa manera a su diosa.

 

Aquello no podía ser el final, su corazón gritaba entre amargas lágrimas no expresadas; la dureza de su corazón terminó por sucumbir, aquel sentimiento de amor que lo inspiraba a luchar ahora lo desgarraba con el más crudo dolor.


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