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Los Arcanos por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Colocándome al día con las historias, espero les guste, la pareja me es un poco rara, nunca la había escrito y creo haber leído algún fic de ellos hace unos años, pero casi no recuerdo nada.

Se siguen aceptando parejas, es para intentar encajarlas en el perfil de las cartas, tengo varias, la proxima es la carta de la justicia, un ejemplo entre la rectitud y la misericordia.

Saludos!

 

Capítulo 8: El carro


(Pareja Shion y Albafica)


Definición de la carta: Se habla del carro de la victoria, teniendo como principales virtudes la determinación y la perseverancia. Nos impulsa a la conquista de los objetivos mediante la voluntad y la decisión. Ya sea una recompensa en el plano material o una victoria en el plano del amor, aunque siempre hay que recordar que la victoria se da después de un gran esfuerzo y camino recorrido.


En el aspecto negativo puede afectar a través de malas decisiones y acciones precipitadas, lo que podría conllevar al fracaso, creación de problemas y perdidas en variados ámbitos de la vida.


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"Yo no le tengo miedo a tu sangre envenenada", le había dicho Shion en aquella ocasión, recordaba aquellas palabras que habían logrado ejercer una grieta en la dura coraza de frialdad fingida que había erigido alrededor de sí. Y es que tantos años de soledad después de perder a la persona que más quería a manos de su propia sangre le habían enseñado que lo mejor era mantenerse lejos para no lastimar a los demás y así mismo. Era una regla que el caballero de Piscis debía mantenerse alejado de todo el mundo por el mortal veneno que portaba en sus venas. Aquella era su mejor arma, pero también su perdición, su vida teñida de rojo era lo único que en verdad poseía. Y es que a pesar de todas las advertencias, de los muchos desplantes, miradas frías y semblantes severos Shion no se había rendido, lo seguía y siempre le sonreía. Una calidez acogedora lo invadía en cada ocasión que eso sucedía y por más que lo negase le gustaba aquella sensación.


—¿Nuevamente solo Albafica?


—Eres tú el que viene a interrumpir en mi templo Shion de Aries.


Shion solo sonrió ante la típica acotación de Albafica, después de tanto tiempo ya se había acostumbrado a cada una de las palabras y expresiones duras que este le brindaba.


—Quiero invitarte al festival que se está montando en el pueblo.


Albafica frunció el ceño, ¿Es que Shion nunca escuchaba lo que le decía? ¿Qué no entendía que era peligroso para él estar cerca?, nunca se perdonaría el dañarlo, con los años había aprendido a apreciarlo como algo más que a un simple compañero, el ariano era de los pocos que se esmeraba en acercarse a él, incluso a pesar de todas las advertencias que le daba, eso hacía más amena su vida llena de silencio.


—No es buena idea, te lo he dicho muchas veces.


Antes de que el caballero de Piscis pudiera decir algo más Shion sin importarle nada lo tomó precipitadamente de la muñeca. Albafica en un reflejo adquirido ya de tantos años se soltó inmediatamente alarmado.


—¡No me toques ni te me acerques, te lo he dicho miles de veces!


Shion suspiró, intuía que no sería algo tan sencillo, es por eso que contaba con una carta extra para convencer al caballero renuente.


—No le tengo miedo a tu sangre Albafica —dijo Shion recalcando su sentir. Siempre insistía, no se dejaba avasallar, estaba determinado en no dejar que Albafica se hundiera en la oscuridad de la soledad. Le importaba demasiado como para permitirlo—, Athena pidió de manera amable que todos fuéramos al festival de equinoccio de Primavera, no solo se celebrará el nacimiento de la nueva vida, sino que también se le hará un tributo a nuestra Diosa —Albafica iba a protestar, pero Shion no se lo permitió—, el Patriarca me dijo que era una orden para cualquiera que se negase —finalizó divertido Shion al ver la mueca de fastidio de su compañero.


Albafica sin mediar más ni esperar a Shion salió de Piscis, si era una orden lo mejor era cumplirlo lo más pronto y a cabalidad, aunque no le agradase del todo la idea.


Shion portando todavía una sonrisa se dedicó a alcanzar y seguir al caballero de Piscis.


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Justamente como Shion lo había dicho el pueblo estaba adornado para la celebración de un próximo festival, puestos de comida, entretenciones, flores adornando las estanterías, telas de todos los colores y bailes de personas por doquier. Albafica no se sentía cómodo en grandes aglomeraciones, pero había sido una petición de Athena y una orden del Patriarca. Shion observaba atento los movimientos de Albafica, sabía que este era reticente a este tipo de actividades, por lo que se mantendría a su lado, pero siempre a una distancia que el pisciano considerara aceptable. Recorrieron las estrechas calles del pueblo con paso lento y no tardaron en ubicar al resto de sus compañeros que se hallaban dispersos por las diferentes atracciones. Por un lado estaba Kardia y Degel en un puesto de comida en donde el francés regañaba al escorpión por atragantarse al comer tan apresuradamente. En un puesto de artesanías se hallaban husmeando Dohko y Hasgard, el chino y el taurino le hicieron un ademán de saludo a Albafica y Shion, Albafica contestó con un simple asentimiento y Shion con una sonrisa, por sobre a todo a Dohko. La relación que existía entre Libra y Aries era algo que Albafica envidiaba, le gustaría poder interactuar de esa manera tan libre con Shion como lo hacía Dohko, pero lamentablemente no tenía esa posibilidad, al menos no sin dañarlo en el intento, pues estaba seguro que el lemuriano no se conformaría con esporádicas sonrisas y algunas palabras, está en la naturaleza humana buscar el contacto físico entre las personas, e innegablemente eso era algo que él no podía darle. No sería demasiado llegar a decir que sentía ciertos celos del chino.


Albafica se crispó por completo cuando sintió una atrevido brazo pasarse por encima de sus hombros, solo había una persona lo suficientemente inconsciente e idiota para tomar tal osadía. Con un movimiento rápido iba a darle un fuerte golpe a quien se le hubo acercado, pero este fue mucho más rápido.


—Estás perdiendo reflejos Alba —Manigoldo veía a su compañero de misiones con una sonrisa socarrona. El rostro estoico de Albafica denotaba su enfado. Una de las más grandes diversiones del caballero de Cáncer es sacar de quicio a su compañero, cosa que casi ya la había convertido en un deporte. Shion veía toda la interacción a la distancia con ojo crítico y una mueca en el rostro. No recordaba nunca que Albafica le hubiera dado ese tipo de confianza, le gustaría poder acercarse de la misma manera que lo hacia Manigoldo, sin miedo al rechazo, a pesar de que siempre trataba de perseverar, jamás se ha atrevido a ir más allá, pues siempre había mantenido la idea de no querer ofender a Albafica en ningún sentido.


Manigoldo se unió a su grupo, Shion actuaba como espectador entre los dos caballeros, al menos había cumplido con sacar a Albafica de ese encierro momentáneo y por ahora a Shion eso le bastaba.


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Albafica caminaba junto a Manigoldo controlando al italiano y todo sus impulsos, la verdad es que a pesar de todo se estaba divirtiendo y debía agradecer a Shion la insistencia. Le gustaba las comidas y los colores, prácticamente todo era de su agrado, solo a excepción que el ariano se mantuviera tan lejano, es verdad que no podía tocarlo, pero al menos en esos momentos podía permitirse una mayor cercanía. Albafica se volteaba cada ciertos minutos para corroborar que Shion seguía tras ellos, le aliviaba verlo en cada oportunidad. El día pasó rápido entre un Shion vigilante y un italiano empapado por uno de los juegos de los puestos de la feria. Ya en el atardecer todos se juntaron en el centro del pueblo donde yacía colocado una pequeña tarima, para sorpresa de los habitantes del pueblo y de los caballeros, Athena y el Patriarca se hallaban ahí, no fue mucho lo que sucedió, solo un leve discurso de la deidad y la promesa de protegerlos a todos. El verdadero espectáculo fue la lluvia de pétalos de flores que se arrojó desde una zona elevada en conjunto con el encendido de las antorchas de los alrededores justo en el momento en el que el Sol hacia su acto de desaparición, aquel acto conmemoraba la llegada de la primavera y de nuevas energías. Albafica sonrió, en su corazón sabía que valía la pena proteger a ese pueblo y todos sus habitantes, la esperanza y el amor seguía presente en los corazones de todos ellos.


Shion al ver disfrutar a Albafica decidió darle su espacio y alejarse, le hubiera gustado poder permanecer un poco más a su lado, pero decidió respetar la reserva del caballero de Piscis en cuanto a su presencia.


Albafica sintió la partida de Shion, había sido él quien lo obligó a ir y ahora lo abandonaba, sus instintos lo impulsaron a seguirlo. La constante insistencia de Shion, sus sonrisas, sus gestos y amables palabras habían ganado poco a poco un lugar en su corazón, quizás no podía definirse como amor, pero si como una necesidad naciente de permanecer junto a quien era capaz de acabar aunque sea un poco con la soledad que lo abruma día con día.


No tardó con encontrarlo, lo halló observando unos árboles floridos con la mirada perdida.


—Después de lo que insististe para que viniera y ahora me dejas solo —Albafica quiso hacer una broma, Shion sonrió ante su esfuerzo, pero…


—Se te veía pasándola bien con Manigoldo —dijo Shion desalentado, aunque no quisiese admitirlo le afectaba la cercanía que tenía Manigoldo con Albafica, pues sabía que nunca podría tener una relación como la que ambos tienen, a pesar de todos los esfuerzos que pueda colocar en ello.


—Solo somos amigos, como tú y Dohko —aclaró Albafica con un deje de duda, siempre se cuestionó aquello, si quizás Shion tuviera algo más con el caballero de Libra que solo la fuerte amistad que los unía.


—Supongo —habló Shion desviando la vista de los penetrantes cobaltos de Albafica sin captar la incertidumbre en las palabras del caballero de Piscis.


—Shion… —Albafica extendió una mano en anhelo, pero la bajó de inmediato regañándose mentalmente.


Shion al mirar de reojo vio el ademán de su amigo, frunció el ceño pues no era nada común ese tipo de actitud en el pisciano.


—¿Sucede algo? —preguntó Shion.


Albafica negó, todavía con duda, ¿Debía compartir con Shion lo que sentía?, todavía no tenía un nombre para aquello que anidaba en su interior y que era causado por el lemuriano.


Quizás y solo quizás tuviera la oportunidad de un solo contacto, una excepción solo por ese día.


—Shion —dijo Albafica casi en un susurro mientras se acercaba a este, Shion estaba perplejo, Albafica nunca le había permitido cercanía alguna sin gritarle. El de cabellos celestes en un gesto de ternura y cariño afirmó su cabeza sobre el hombro del ariano, necesitaba un apoyo para poder hablar—, me has dado mucho más de lo que nunca hubiera pedido debido a mi soledad, no puedo decirte que te quiero, porque aquello es algo desconocido para mí, pero sí puedo decirte que eres una persona especial para mí, una de las pocas en las que en verdad puedo confiar.


Shion cerró los ojos, no podía creer las palabras que Albafica le prodigaba, pues durante todos aquellos años solo fueron frases duras y continuas advertencias de su parte, sin embargo siempre fue alguien testarudo y nunca se rindió con el caballero de Piscis, y ahora después de perseverar se veía recompensado, agradecía a los Dioses por aquello, porque al final de todo se había enamorado de él, aun cuando para Albafica solo fuera amistad, el tener su cariño era lo único que necesitaba. Shion abrazó a Albafica entre aquellos árboles floridos, con dulzura besó sus cabellos, por ahora eso era suficiente.


~FIN~


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