Muchas primaveras pasaron y para sorpresa de muchos los futuros caballero de acuario y escorpio se odiaban.
—Milo no creo que se buena idea esto — el mencionado rodó los ojos con molestia.
—Solo le daré una golpiza para que aprenda que no tiene que andar de bocón— respondió el pequeño escorpión de 11 años escondido detrás de un árbol.
—Puedo acerté una pregunta— dijo alzando su pequeña mano llena de lodo.
—Si Kill puedes— respondió dándolo una fuerte mordida a su manzana.
—¿Cómo sabes que pasará por aquí?, y dos... ya sabes que odio ese nombre. me llamo Death Mask— Milo se giró sus ojos con molestia y miró a su amigo con duda unos momentos.
—Buena pregunta— sonrió ante la respuesta, por primera vez alguien no le decía estúpido como el patriarca por sus respuestas. Milo sonrió siniestramente haciendo que Death Mask dejara de sonreír por su victoria.
—Tú lo traerás— Death Mask se señaló a él mismo con cara confusa, bajo la atenta mirada de un ya enfadado Milo.
—¿Por qué yo?— el rubio rodó los ojos con molestia, ante la negativa.
—¿No recuerdas lo que nos ha hecho?, esto ya es la gota que derramó el vaso, tenemos que limpiar todas las casas por estar él de bocazas. Además no pretendas que vaya yo, nos detestamos mutuamente— Death Mask asintió pegando débilmente su puño con su otra mano.
—¿Que nos hizo?— Milo suspiró con cansancio ya comprendía por que Afrodita no quería ni hablarle y ni se diga de los insultos de Shion.
—¿Te lo enlisto?, presta atención, ¿recuerdas cuando... — y así fue que empezó a recordar cada uno de los castigos que había recibido desde hace 4 años, desde la llegada de Camus.
—¿Quién pinto el busto de la estatua de Athena con dibujos de carritos?— preguntó Shion enojado a la hilera de niños que eran entrenados para ser santos.
Camus miró de reojo a Milo y a Killian, captando la atención del patriarca que se llevó la mano a la sien.
—¡Como no lo supuse?— dijo mientras caminaba hacia ellos.
Fue delatado tantas veces .....
—No quiero preguntar quién hizo esto, porque ya se la respuesta— señaló Shion sobando la sien mientras que le lanzaba unas camisas recortadas en la cara a Milo.
—Le compraras unas nuevas a Camus y las lavarás a mano— el rubio abrió su boca para replicar, pero la cara de pocos amigos del patriarca le dijo todo.
Ya no podian renegar la existencia del otro.....
—¡MILOOOOOOOO!— gritó furioso Shion.
—Yo no hice nada— replicó, haciendo un puchero.
—¡Como que nada! ¿Que estabas haciendo, espiando a las amazonas en los baños?— el caballero al verse descubierto sólo soltó un leve ¡ups!
—¿Ups?, chiquillo desvergonzado, deberías aprender de Camus a ser mas decente—Milo apretó los puños con fuerzas, ahora si lo iba a matar.
—¡Camus!— susurró con odio.
El estaba atrapado......
—¡CARAJO MILOOOOOO! ¿COMO SE TE OCURRE LLENAR LA CAMA DE CAMUS CON ESCORPIONES?— gritó Shion.
El mencionado rió bajito, así que si había funcionado.
—No le veo la gracia engendro de Hades— lo regañó golpeándolo en la cabeza.
—No le paso nada— replicó el pequeño escorpión.
—Si no pasó nada porque Saga te vio entrar al templo de acuario pequeño bribón—Milo rodó los ojos, ese maldito Camus.
El lo empezo anhelar en silencio....
—Milo, Killian que linda noche— los dos niños quedaron petrificados con la imagen del Patriarca esperándolos en la entrada de las 12 casas.
— ¡Camus!—susurró con odio el santo de la octava casa.
— ¿Cómo sabes que fue él?—preguntó su amigo mirando de reojo a un muy enojado Shion.
—Sólo espera el sermón y veras— susurro de vuelta.
—¡OIGANME MUY BIEN Y DEJEN DE PARLOTEAR COMO VIEJAS EN PLAZA! ¡SI SE VUELVEN A ESCAPAR Y ALGUIEN ME INFORMA QUE SALEN SIN MI PERMISO, TENGAN POR SEGURO QUE LIMPIARAN TODOS LOS BAÑOS DE LAS DOCE CASAS Y HASTA LOS DE LOS DE SERVICIO!—exclamó Shion.
—Que te dije— susurró Milo
—Aún no ha dicho nada.
—Y ahí viene...
—Deberían ser como Camus, más obedientes y estudiosos— comentó el patriarca retirándose.
—¡Rayos!— contestó Killian.
El aprendio la lección tan joven....
—¡AAAH! ¿Quién se comió el pastel de la señorita Athena?— gritó un Shion.
Milo y Death Mask dejaron a medio camino el trozo de pastel de chocolate de sus bocas.
—No dijiste que era de Athena—reclamó el escorpión.
—No tenía su nombre ¡daah!— contesto el cangrejo.
Los dos miraron a la vez el pastel que tenia en letras blancas "felicidades Saori", por lo poco que se podía leer, ya que estaban comiendo con las manos, grandes partes de este.
Ambos santos se quedaron pasmados ante la cara de asco que portaban Camus y Saga, pero la que más les preocupó fue la del patriarca que los miraba como si quisiera matarlos.
—¡Camus!— susurró con odio Milo girándose para huir.
No hay un arma de fuego mas peligrosa que las palabras...
—Ahora, ¿entiendes el punto?— Death Mask parpadeó varias veces para luego rascarse la nuca.
—¡Carajo!, siempre nos acusan a nosotros de todo. Es nuestra culpa, pero no siempre nos tienen que descubrir— Milo señaló con su dedo a su amigo en afirmación— ¡Voy por él!
Milo subió al árbol de manzanas donde estaba recostado, las cuales caería sobre el chismoso de Camus y lo molería a golpes por bocazas. Tal como pensaba su plan funcionó, el cangrejo regresaba del coliseo con una confundido Camus; no se quería imaginar que estupidez le contó al cerebrito para que lo acompañara, pero era un genio. Se reclinó un poco y saltó exitosamente cayendo sobre Camus, quien se dio un sonoro golpe en la cabeza.
—Esto es por todas las que nos debes—indicó pegándose un puñetazo en el fino rostro del acuariano, el cual fue seguido de las patadas que le propició Death Mask en los costados. No contentos con eso, Milo levantó a Camus y lo lanzó contra su amigo, quien lo tomó de las muñecas y las junto dejando expuesto su pecho, el cual fue llenado de patadas y puños. No gritó en ningún momento, no les daría ese placer a ellos, pero la diversión no duró mucho; un puño se estrelló contra la cara de Milo y una patada contra la rodilla de Deth Mask.
—¡Serán cabrones!, con esta se han pasado y les juro que se lo diré al Patriarca— amenazó Saga.
Aquella vez fue la última oportunidad en que Milo se acercó a Camus. Su castigo fue ser enviado a entrenar a la Isla Milo, de donde sólo regresaría si portaba ya su armadura.
Pasaron muchas primaveras y por fin volvió con 15 años, ya no era el mismo niño travieso que antes había sido, ahora era todo un hombre dispuesto a dar su vida por Athena y claro con él sólo no venia la madurez, si no aquel sentimiento que creció junto con su cuerpo y que con una pequeña chispa se enciende.
Saludó a cada uno de sus compañeros en su paso desde Aries hasta Capricornio. Se detuvo en la entrada de Acuario, recordaba a aquel niño, el futuro santo de Acuario con el que no se llevaba bien.
—Buenas noches, pido permiso para pasar—dijo con voz firme.
—¿Quién eres?— preguntó una voz serena saliendo de la oscuridad que rodeaba al gélido templo.
—Soy Milo de Escor...— no pudo terminar de identificarse al quedar en shock ante la visión que tenía frente a él. Ya no estaba el niño que había golpeado, ahora era todo un hombre y era hermoso, sus cabellos rojos y sus ojos tan verdes como las aguas que rodeaban la isla Milo.
—Escorpio— dijo Camus serio como si la presencia de su compañero no fuera grata.
—Yo lamento lo...— nuevamente fue interrumpido por la mano del santo de Acuario.
—Da igual, no me interesa entablar una conversación, sigue tu camino Milo de Escorpio— el rubio frunció el ceño ante el santo, pero decidió seguir su camino y no empezar su estadía con problemas. Al llegar al fin a donde le esperaba el patriarca no pudo evitar girarse para mirar a lo lejos la casa de acuario.
—Pensé que ustedes no serian la excepción pero ya veo que no— Milo se giró hacia la voz que le hablaba encontrándose con Shion que le sonreía gentilmente.
—Patriarca—dijo arrodillándose frente a él.
—De pie Milo, bienvenido seas muchacho, te deseo la mejor de las suertes, nos espera una dura batalla y nuestra única salvación es estar unidos y ser fuertes por los que nos importan— el escorpio giró su rostro hacia acuario por inercia haciendo reír a Shion—. Afrodita no se cansa de bendecir su amor, pero lamentablemente no lo hace duradero.
— ¿De qué habla?— preguntó Milo mirándolo confundido.
—Desde tiempo remotos Acuario y Escorpio han...—desafortunadamente el discurso del patriarca fue interrumpido por un fuerte viento que arremetió contra ellos. Shion cubrió sus ojos instintivamente mientras que Milo que volteó a mirar al escuchar su nombre susurrado por el viento, sintiendo como un objeto se incrustaba en su ojo derecho.
—¡Carajo!— gritó el santo de escorpio sobándose el ojo.
—Milo aun sigues siendo el mismo crio tonto al igual que Killian, por algo me cubrí los ojos. Pasará al rato, sólo fue un poco de tierra—aseguró Shion riendo mientras se alejaba.
—¿Lo escuchó?— preguntó ignorando lo dicho por el patriarca.
—¿Escuchar que?— preguntó mirando fijamente a un confundido escorpión.
—¡Puaj! no fue nada, olvídelo— refunfuñó Milo bajando de nuevo hacia su templo; paso casi corriendo por los templos hasta llegar al suyo que era el único que faltaba por habitar.
Se detuvo firme en la entrada en la espera del nuevo día y de quizás una nueva aventura.
"Porque brillando dentro de mí hay una luz, justo dentro de mí"