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Donde Las Flores No Crecen por TeruNishimura

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Notas del capitulo:

Disculpas totales! 

me demore demaciado en publicar, pero creo que valio la pena la espera, es un capitulo de casi 3000 palabras ( normalmente son de 2000) y me gusto bastante como quedo.

 

 

(el titulo del capitulo hace referencia a una cancion de Lady Gaga)

…Y lo hizo, ella sobrevivió.

Termino con una pierna rota mas dos costillas astilladas y un sin número de heridas y golpes esparcidos por su cuerpo como los cráteres de la luna. En esos momentos, deseaba la muerte, no tenía dinero, ni pareja, ni techo que la acobijase, ni si quiera tenia salud, no tenía nada, solo se tenía a sí misma con el alma ahogada en veneno.

 

 

No podía mover nada, solo los ojos para percatarse de que Akira estaba a su lado contemplando su desgracia con aire de preocupación.

            -¿Cómo te sientes?

            -¿Y tú qué crees? Después de que mi propio hijo me traicionara y me callera de una escalera ¿Tú crees que me voy a sentir bien?

            -Ni si quiera estando convaleciente se te quita lo idiota.

            -¿Piensas que estoy tranquila aquí? Sabiendo que tu y Shima están cuidando de mis hijos… un par de depravados están a cargo de mis hijos.

            -De eso mismo quería hablar contigo Natsuko… logramos hablar con tu madre, no fue para nada fácil, nos mojo con la manguera de su jardín cuando la fuimos a ver... pero al final cedió a hablar con nosotros. Te va a volver a recibir en su casa, y desde mañana se va a quedar a cargo de los niños,

            -¿Hiciste eso por mi Akira? – de algún modo la esperanza había brotado en su interior, pero la respuesta hizo que esa pizca de fe se esfumara.

            -No, no lo hice por ti, no confundas las cosas, lo hice por Shima, últimamente no se ha sentido muy bien y necesita descansar… no creas que porque me acosté contigo hace unas semanas voy a ser bueno contigo, lo único que quiero es que te vayas de mi departamento.

 

Salió de la habitación del hospital antes de que Natsuko le respondiera, esta situación le estaba rompiendo las pelotas, quería olvidarse de que tenía encima una carga que no le correspondía en absoluto.

Shima estaba afuera, en la sala de espera del hospital con el bebe en brazos y  la vista concentrada en los mellizos que estaban jugando en el piso, ni quiera se dio cuenta que Akira se había sentado a su lado, se dio cuenta que el mayor estaba ahí cuando le dio un beso en la frente.

            -¿Hablaste con ella? – Shima no estaba ahí, parecía solo su caparazón hueco que emitía sonidos en forma de palabras.

            -Si, sigue siendo la misma malagradecida de siempre… y ya se entero que la volvieron a recibir en la casa de su madre.

            -Ah, que bien – bajó la vista al bebé… algo le ocurría.

            -Shima ¿Estás bien? – paso su brazo por los hombros del chico y lo atrajo a su cuerpo.

            -No… vámonos mejor, estoy cansado.

Akira sabía que mentía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde la última vez que le habían golpeado, no se había sentido bien… dolores de cabeza muy recurrentes, se le olvidaban las cosas a tal punto que en ocasiones no sabía que estaba haciendo. Y en ese momento le había pasado eso, se quedo mirando un punto fijo, perdido, sin hacer nada… llevaba unos  tres minutos así. Akira estaba preocupado, por primera vez veía que Shima tenía un comportamiento poco saludable.

 

            -Hey, Shima – le sacudió un hombro para llamar su atención. Shima despertó de su trance.

 

            -Akira… ¿Qué estaba haciendo?

            -No lo sé… solo te vi ahí parado sin hacer nada.

            -Tengo miedo Akira… no sé lo que pasa conmigo.

Sin darse cuenta, unas lágrimas se deslizaron por su rostro, Akira solo atinó a tomarle el rostro y limpiar las traviesas lágrimas con sus pulgares.

            -Hey, tranquilo Kou… si quieres la próxima semana vamos al doctor para que te revise. ¿De acuerdo? - Shima asintió, tenía la respiración algo agitada y el pecho apretado.

Tenía ganas de dormir, aunque fuese demasiado temprano para irse a la cama, sentía que podía dormir hasta por años y no era por cansancio, o eso pensaba…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ese día era jueves, ambos se levantaron temprano, tenían que ir a dejar a los niños a la casa de su desagradable abuela de ellos,  Shima estaba triste, sus hermanos iban a tener la misma cruda crianza que él, rogaba porque no los encerraran por horas en el sótano por negarse a ingerir la pútrida comida que hacia la anciana con sus huesudas manos o por romper algo, o lo que fuese, siempre buscaba una excusa para hacer sufrir a la gente.

 

 

 

La mujer los esperaba en el umbral de la puerta de su casa, tenía un cigarrillo clavado en los labios y no se había cambiado el pijama, solo tenía encima una bata color rosa pálido. Tenía una expresión dura, seca, desagradable, aun no aceptaba la responsabilidad de volver a cuidar niños… menos niños así de indeseados.

 

 

            -Rogaba porque se hubiesen encariñado con esos bastardos y decidieran quedarse con ellos y formar una linda familia gay en vez de traérmelos.

Akira quedo impactado… ella también se había enterado…

            -¿Qué? ¿A qué te  refieres con eso? – inquirió sorprendido Akira.

            -No te hagas Akira… Natsuko me conto lo que hiciste con Shima, y tú no te hagas la victima pendejo, sé muy bien que tomaste muy malas costumbres y te gusta ofrecerte como una cualquiera.

            -¡Y tu no le hables así a Shima! ¡No tienes ningún derecho!

            - No me grites Akira, no armemos un escándalo en frente de los niños por favor – su tono era demasiado irónico – ya es demasiado para ellos andar de aquí para allá y ser criados por un par de depravados como ustedes.

 

 

            - Mejor entremos y terminemos con esto de una vez por todas. – Akira estaba furioso, las palabras de la mujer habían sido lanzadas como dardos venenosos que acertaron justo en su pecho, hiriéndolo.

 

 

Shima tenía las maletas con las pertenencias de los mellizos y el bebe en sus manos, Akira traía al recién nacido en sus brazos.

            -¿Dónde las dejo? – preguntó por las maletas a la acida mujer

            -Sube y déjalas en el cuarto que esta  al fondo del pasillo.

Sabia cual era esa habitación, era de su madre y de él antes de cambiarse al departamento que era parte de un plan familiar que jamás funciono, esa casa guardaba tantos recuerdos malos y muy pocos buenos. Las paredes del antiguo cuarto de mamá seguían con el mismo color violeta suave, pero se veían más tristes, al parecer lo sentía así por la carga emocional que tenía esa casa.

Dejo las maletas en el suelo, aun estaba la cama de madera blanca en la que dormía con su madre a los cuatro años, también estaba la cuna que lo cobijó hasta que se había vuelto demasiado grande para dormir ahí. Las emociones le estaban abrumando.

 

 

 

Iba a bajar por la escalera cuando algo le llamo la atención, era una habitación que jamás había visto por dentro porque era el cuarto prohibido de la abuela,  le había dicho de pequeño que ahí se escondía un monstruo que comía niños y después de ver la película “El Laberinto del Fauno” se había reafirmado en el esa creencia. Ahora no sabía en realidad que moraba ahí.

 

 

Apretó la baranda de la escalera y miro a la planta baja en silencio, Akira y su abuela estaban hablando, no supo de que, tampoco le importaba, quería saber que había detrás de esa puerta tan misteriosa. Tragó saliva con dificultad, el corazón le palpitaba sin control. Tomó el pomo de la puerta algo inseguro y lo giro esperando que fuera algún cuarto repleto de drogas o artículos falsificados, cualquier cosa que fuera así, pero no, ahí moraba algo mucho peor…

 

 

 

 

 

 

La habitación era completamente negra, solo la iluminaba la luz que se colaba por la puerta que en ese momento estaba abierta… había un pentagrama en el piso hecho con tiza blanca y en cada punta una gruesa vela apagada.

Tenía un olor moribundo y después vio porque, en el altar que estaba frente al pentagrama además de haber figuras satánicas estaba la cabeza de un carnero pudriéndose…

Avanzó temeroso, sin saber que decir, y vio que en altar había mas velas, pero estas eran más pequeñas que las del pentagrama.

Tomo una de las velas  que tenía algo tallado a lo largo de esta, no podía ver bien que decía, la luz no era la suficiente.

Se acerco más a la puerta y pudo ver bien que decían…

Takashima Kouyou, y al otro lado decía violación.

 

Se asusto demasiado… eso era un maleficio a su persona.

 

 

 

¿Sería acaso su abuela responsable de todas sus desgracias?

 

 

La soltó, cayó al piso y se partió por la mitad.

 

Su respiración se agito y se dificultó… estaba abrumado… sabía que su abuela era una mujer muy mala, pero no creía que ella podría llegar a esos límites.

Era tan horrible la sensación que lo estaba destruyendo que no escucho la escalera crujir…

 

 

 

            -¡¿Qué mierda haces aquí pendejo?! – Lo tomo del cabello y lo lanzo al piso, estaba furiosa por exponerla de esa forma - ¡Te dije hace años que no podías entrar aquí! ¿Eres imbécil acaso?

Apareció Akira aun con  el bebe en brazos e intento sin éxito detener la discusión con palabras, lo único que aporto su aparición fue el inicio del llanto del infante.

 

Quedo pasmado con la habitación… tan oscura… tan horripilante… parecía sacado de alguna película de terror.

 

            -Que carajos es todo esto… ¿puedes darnos  alguna explicación?

            - Tu no te entrometas Akira… esto no es asunto tuyo.

Akira no supo que decir, se quedo helado, inmóvil, hasta que la mujer volvió a gritarle a Shima.

            -¡Te odio Shima! ¡Te odio con toda mi alma! ¡No sabes cuánto te odio! ¡Ojala te mueras ahora!

            -¿Por qué me odias tanto? – Shima, como de costumbre, ya había comenzado a llorar.

            -¿Y tienes el descaro de preguntar? ¿Acaso no te has dado cuenta que lo único que has traído a esta familia es desgracia? primero arruinaste la vida de mi hija, ella iba a ir a la universidad, tenía un plan de vida espectacular, hasta que naciste, tuvo que resignarse a terminar a penas la secundaria… luego tuve que quedarme contigo a cargo… eras tan exasperante… no sabes cuantas veces quise matarte con mis propias manos. – hizo una pausa un poco más larga. – luego vas y intentas quitarle las parejas a tu propia madre… no eres más que un maldito bastardo.

 

 

 

 

Akira no quería seguir ahí, le paso a la anciana el bebé que seguía llorando y ayudo a Shima a levantarse del piso.

            -Kou, mejor vámonos de aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era viernes y Akira había sido convocado a una reunión y después de eso, como de costumbre tenía que ir trabajar, pero Shima no quería que lo dejara solo, en el fondo de su corazón había crecido un sentimiento horrible, un presentimiento de que algo estaba por suceder. Le había seducido suavemente para convencerlo de quedarse, pero fracaso totalmente, después de que Akira acabara en su interior se retiro en silencio, se arregló y se marchó.

“Eres un idiota Akira”, le dijo antes de que el mayor se fuera.

 

 

 

 

 

 

Estuvo muy nervioso las siguientes tres horas desde que se fue Akira, manteniendo en su mano una antigua revista más que releída y el alma inquieta, se sentía observado, como si las paredes le pudieran oír, ver, tocar, oler y hasta hablar.

Se sentía helado como una navaja, apretado como un torniquete, seco como el tambor de un funeral… no estaba asustado, sabía que era una fase pasajera, en cualquier momento acababa… aunque tenía la sensación de querer saltar por la ventana en cualquier momento, correr de ahí…

¿Se había vuelto loco como Akira?

Quizás

 

 

 

 

 

Dio un leve salto cuando la puerta crujió, era alguien afuera que esperaba que le atendieran…esperaba que fuera Akira quien estuviese ahí, pero no, el destino era cruel, retorcido, una enorme caja de sorpresas sin fondo que jamás parecía volverse aburrida.

Ahí afuera estaba una de las personas que menos quería ver, con su abrigo de piel negro y su cabello rubio, estaba con un cigarrillo a medio consumir entre sus dedos y una mirada mucho más suave que en otras ocasiones, e incluso cuando Shima abrió la puerta y lo vio parado ahí, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa.

            -¿Qué haces tú aquí? – Kouyou se asusto, estuvo a punto de cerrarle la puerta en la cara, pero no lo hizo.

            -Tengo que hablar contigo Takashima… sobre algo muy importante.

            -Yo no tengo nada que hablar contigo, mejor vete de aquí, nadie te necesita.

            -Solo escúchame Shima y te prometo que me iré pronto.

¿Por qué aparecía de esa forma Ruki? Tan sumiso, con ganas de conversar… ¿No será otra de sus artimañas?

Se decidió por dejarle entrar y escucharlo de todas formas.

 

 

            -Shima, se que jamás nos hemos llevado bien y dudo que nos llevemos bien en algún momento… sin embargo, eso no significa que siempre quiera hacerte la vida imposible, aunque lo intenté hacer en varias ocasiones y me resulto bastante bien…

            -¿Puedes ir directo al grano e irte pronto?

            -Yo y Akira jamás dejamos de vernos… siempre que te decía que tú eras el único, era mentira.

            -¿Y cómo se yo que este no es otro de tus trucos?

            -¿Acaso no me crees?

            -No, para nada, así que vete.

            -Akira ha dejado de tocarte últimamente ¿cierto? Cuando tú volviste de la casa de tu madre se volvieron una pareja casi inseparable, hasta que ella volvió, en ese momento de debilidad, Akira me busco mucho más seguido que antes, y ahora se acostumbro totalmente a mí, ahora te ignora a ti, y planea irse en unos días más a vivir conmigo.

La noticia le destrozo el alma, obviamente no esperaba para nada esas agudas palabras que se le clavaron en el corazón.

            -No… No puede ser… Tu estas mintiendo… Akira me ama, siempre ha sido así, si nos distanciamos  un poco fue por Natsuko, pero ahora estamos bien.

            -¿En serio que están bien? ¿O solo estas negando  lo evidente?

Shima no pudo seguir viéndole a la cara, le dio la espalda y tapo su propia boca antes de comenzar a llorar… ¿Por qué Akira haría algo así?

 

            -Shima… sé que es duro para ti pero así se dieron las cosas… cuando me aviso Akira que haríamos esto nunca pensé en ti, y ahora la culpa me está carcomiendo por dentro… por eso vine a decírtelo.

            -¿Y para qué? ¿Para prepararme para cuando él se vaya?

            -Ahora que lo pienso, no lo hice por ti, lo hice por mí, para tener mi conciencia limpia. – a Shima se le estaban revolviendo las ideas en la cabeza, preferiría haberse enterado en el momento en que Akira se estaba marchando.

Se estaba desesperando ¿Qué podía hacer? Lo iban a abandonar de nuevo y esta vez quedaría totalmente solo, no había nadie allá afuera que se preocupara por él.

Estaba solo.

Sus ganas de saltar por la ventana crecieron tanto que dieron frutos, a tal punto que sus pies casi por inercia se acercaron a la ventana más cercana que tenia, la que estaba en la habitación que compartió por tantos años con Akira, los recuerdos que brotaron de las murallas le abrumaron por completo.

 

Su respiración era irregular, a veces fuerte, a veces suave, y lo hacía por la boca, tragando aire desesperado. Sus manos se apoyaron en el borde y se impulsó poniendo una de sus rodillas ahí mismo, se inclino viendo la calle que a esa hora no era para nada transitada, si caía desde esa altura quizás no moriría, o quizás sí,  pero era seguro que le dolería bastante.

Una mano se apoyo en su espalda y por un momento creyó que le empujaría para caer y encontrar su propia muerte… pero no, lo jaló hacia adentro, alejándolo de su vía de escape, cayó de espaldas al piso, llorando con ímpetu.

            -¡¿Qué carajo crees que haces idiota?! ¿Por qué te quieres matar?

            -Te estaba dando en el gusto ¿Acaso no quieres eso? Verme muerto ¿No era eso lo que buscabas? Ya me quitaste lo único que tenía en la vida, déjame terminar con esto para que seas totalmente feliz.

            -Hey, yo nunca he deseado eso – ¡Ja! Que perra más mentirosa – ya te he hecho demasiado daño, incluso quiero ser sincero contigo. - tomo un respiro antes de soltarlo todo. – me involucre con Souta, tu padrastro e hice que echara a tu madre de la casa que comparto aun con él para que ella volviera aquí y volver tu hogar un caos total… y lo logre… - se arrodillo al lado de Shima. – pero ahora veo todo lo que he logrado, me arrepiento de lo que hice.

            -Nada va a poder arreglar todo el daño que me hiciste si es que lo preguntas.

            -Lo sé… lo único que te pido ahora es que pienses bien lo que estás haciendo ahora, el suicidio no es una buena opción.

            - ¿Y si yo lo dejo a él antes de que me deje a mi?

            -¿Qué?

            -Eso, yo irme ahora, dejarlo como el planea dejarme a mí.

            -¿Y a donde iras? No me digas que vivirás en la calle.

Tenía más o menos pensado en quien podía recibirlo, solo que no sabía cómo lo tomaría, si es que lo dejaba quedarse o lo echaban de ahí… esperaba que le recibiera con los brazos abiertos…

 

Su plan estaba saliendo de maravilla.

Shima se tragaba todo, como si estuviese sediento de mentiras.

 

 

 

            - Ya a sé donde me iré… me iré a vivir con Yuu… es el único que me va a querer recibir… creo.

Notas finales:

Gracias por seguir leyendo mi trabajo, es gratificante saber que hay gente que aprecia esto, me hace muy feliz. 

espero recibir sus comentario, aunque sean buenos o malos y agradezco a l@s que siempre lo hacen.

Los amo a tod@s <3


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