Era divertido... Para él, no para el protagonista que estaba en la calle peleando con otro chico, dando un espectáculo público de buena calidad.
Peculiar fin de semana que se topaba con algo así.
El chico que estaba en la calle era Yuuki... El tipo con el que se estaba acostando le dijo que se tenían que juntar ese mismo día, que debía decirle algo importante...
Cuento corto, el tipo terminó con su amigo y ahora estaba afuera rogándole que siguieran juntos...
Era gracioso ver a Yuuki arrastrándose por alguien, siempre era al revés, si no fuera porque ese día debía ir a comprar unas cosas esa tarde no se hubiera topado con la escena que resaltaba en el paisaje.
Yuuki se fue llorando de ahí, con su bolso colgando de su hombro y su orgullo pisoteado y muerto en el piso de aquel pequeño parque. El otro tipo se quedó ahí se sentó y miró el suelo angustiado... Tenía unas enormes ganas de fumar...
-¡Hey! ¿Tienes fuego? - el tipo se le acercó casi corriendo a pedirle fuego, no había nadie más cerca de ahí.
- Claro - se puso a buscar En sus bolsillos hasta que encontró el encendedor - Aquí está.
- Tu rostro se me hace familiar ¿te conosco?
- Creo que si, soy el mejor amigo de Yuuki.
-¿Yuuki? Oh... nos acabas de ver ¿verdad?
- EH, si pero no fue mi intención - se encogió de hombros.
- Lo sé, tampoco fue mi intención hacer una escena con él... - el tipo le miró a los ojos, el chico tenia los rasgos muy finos para ser hombre. - lo siento, no te he dicho mi nombre, soy Shiroyama Yuu.
Le extendió la mano, Kouyou lo encontró muy curioso por parte de él, jamás le extendían la mano para saludarle, sin embargo correspondió el gesto.
- Kouyou.
Yuu le volvió a mirar a los ojos, Kouyou se encogió de hombros y se puso nervioso, miró al suelo y comenzó a caminar rápido, no le importó que el mayor se quedara con su encendedor.
Pasó por alto el incidente aquel con Yuu, no le importaba demasiado lo que había sucedido, sin embargo, le llamaba la atención que un tipo como él se le acercara a hablarle. Lo que iba a ocurrir a continuación no se lo esperaba en lo absoluto.
Miró por la ventana que daba a conocer un paisaje triste y abrumador, estaba a punto de salir de la escuela y no quería llegar a casa.
Notó algo en el paisaje externo, había un auto negro estacionado afuera... al parecer era el de Yuu... ¿O era mucha coincidencia? No, no podía ser, había terminado con Yuuki y no era muy posible que quisiera volver a verlo.
Salió del recinto caminando a paso lento, esperaba postergar su llegada lo máximo posible.
-¡kou!
Escuchó que alguien gritaba su nombre. No era Yuuki, no, su voz es mas aguda y chillona. volteó para saber quien le gritaba y su sorpresa fue grande.
-¿Que haces tu aquí ?
-No lo se... Quería verte de nuevo. - Yuu se encogió de hombros.
-Mira, no es que no me agrades ni nada por el estilo, simplemente fuiste novio de mi mejor amigo y para mí esto es muy incómodo.
-¿Ni si quiera puedes charlar conmigo? Si quieres te llevo a tu casa.
Kouyou se quedó mirando la puerta del auto y pensó en voz alta. Un "no quiero ir a casa" fue mas que suficiente para que Yuu le diera la opción de ir a la suya.
-no lo sé, no quiero incomodarte....- Kouyou se encogió de hombros.
- Pero si te acabo de invitar ¿como crees que me va a incomodar?
No lo pensó dos veces, ¿que era mejor? Llegar a casa y que Akira estuviera enojado y le golpeara o ir a la casa de Yuu, un total extraño. Parecía amable, y además tenía un leve presentimiento de que le iba a ayudar a concretar su plan... Soñar era demasiado fácil.
No sintió miedo ni nada por el estilo cuando Yuu puso la mano sobre su rodilla mientras le miraba atento a los ojos, quería besarle, y a Kouyou no le importaba demasiado, quizás Yuu le había puesto algo a la bebida que le hacía sentir que todo lo que ocurría a su alrededor era todo una ilusión distorsionada que se agitaba constantemente.
En la cuarta hora que llevaban ahí y ya tenía a Yuu sobre el comiéndole la boca desesperadamente, como si el mundo se fuera a acabar si es que no le robaba hasta su último aliento. Kouyou sentía la mano del mayor bajo su camisa, recorriéndole la piel que estaba casi hirviendo, tenía que parar esto, recién le estaba conociendo y no podía hacerlo por muchas ganas que tuviese.
-Yuu...no puedo hacerlo - rompió el contacto de sus bocas.
-Solo déjate llevar - intentó volver a besarle pero le corrió el rostro.
- Me tengo que ir... Mi padre se va a enojar si llego tarde... - le miró con súplica directamente a los ojos.
-En algún momento olvidé que eras mucho menor que yo... - le quedó mirando el rostro, en específico los labios - Te llevaré a tu casa, no te preocupes.
Akira le iba a golpear, le iba a golpear como nunca si descubría que se había manoseado con otro tipo, aunque no estaba seguro, era la primera vez que ocurría, quizás ni si quiera se dé cuenta de que estuvo con alguien más.
-Yuu, para, aquí me bajo - exclamó de pronto mientras pasaban por fuera de un edificio que no parecía precisamente algún conjunto habitacional. Faltaban tres calles más para llegar definitivamente al departamento en el que vivía.
Yuu detuvo el auto algo extrañado, algo le estaba escondiendo y estaba en lo cierto.
-No parece que fuera a vivir alguien por aquí... Dime la verdad ¿te da vergüenza que te vean conmigo?
-No, no es eso... Mi padre puede enojarse si me ve con alguien más... - se sintió completamente idiota al decir algo así, un chico a su edad era mucho más independiente o eso creía al tener el ejemplo de sus demás compañeros de clase.
-Está bien... Nos vemos otro día... - Kouyou se bajó del auto sin decir nada, estaba nervioso por lo próximo a pasar.
Cerró tras de sí la puerta esperando que Akira le regañara, pero no fue así, sólo escuchó una suave pregunta.
-¿En dónde estuviste toda la tarde?
-Fui a la casa de Yuuki... Estuvimos trabajando en una tarea para el instituto.
Akira le lanzó una mirada que mostraba su duda ante la respuesta de Kouyou.
-Como digas.
Akira estaba sentado en el comedor mientras sacaba algunas cuentas de su prospero negocio, estaba totalmente concentrado cuando sintió los brazos del menor sobre sus hombros, y su aliento cerca de su oído.
-¿estás enojado?
- ¿Por qué lo dices? - ni si quiera le miró para responder.
- Ni si quiera me miras cuando te hablo.
- Estoy ocupado ahora.
- Qué lástima, yo quería hacer otras cosas contigo.
Akira entendió de inmediato a lo que se refería, y le pareció curioso, pero a la vez extraño, no se le ofrecía así como así por cualquier motivo, quería algo a cambio.
- ¿Cual es el truco? - Kouyou se alejó y se puso totalmente erguido mientras esperaba que el mayor volteara hacia él.
- No hay ningún truco.
- ¿Entonces qué quieres?
- La verdad es que quiero ir a ver a la abuela...
-¿Quieres ir a Nagoya? ¿Te vas a quedar todo el fin de semana?
-No voy a ver a tu madre Akira...
Levantó la ceja con sorpresa, no creía que Kouyou quisiera volver a esa vieja desgraciada que le golpeaba cuando le "cuidaba" cuando era solo un crío de año y medio.
-¿Recuerdas todas esas veces que te golpeó? Todas esas veces que trató peor que a un animal, dejándote en claro que jamás te quiso y que fuiste un error en la vida de tu madre ¿estás seguro que quieres ver nuevamente a esa desgraciada?
-Claro que sí, es como si me preguntaras su quiero volver a ver a mamá... Tengo tantas preguntas que hacerle.
-Está bien, pero espero que me llames cuando llegues... - Kouyou le sonrió un poco. - y prométeme que si te llega a hacer algo esa vieja, tú me vas a decir para ir matarla yo mismo con mis propias manos ¿entendiste?
El menor solo asintió y se alejo un poco de Akira, esperando que se le lanzara a comerle casi literalmente.
- Ahh, m-más despacio - Kouyou miró hacia abajo y notó que aún no tenía ni la mitad del miembro de Akira dentro suyo. Apenas le había preparado y entró con ímpetu cuando menos se lo esperaba.
- Relájate Kou, si no te va a doler más. - se sonrojó más si es que se podía en aquella situación, y volvió a notar el empuje de las caderas del mayor contra su trasero, intentó mitigar el dolor apretando con fuerza las sábanas y arqueando la espalda, acompañado además de un quejido de dolor bastante lastimero. Lo habían hecho tantas veces y aun así le dolía a horrores como si fuera la primera vez.
Akira le acarició el rostro cuando había terminado de entrar y esperaba a que se acostumbrara de a poco, luego apoyó un brazo en el colchón y con el otro tomó la pierna del menor y la puso contra su pecho para tener mayor accesibilidad a su entrada. Comenzó con un lento vaivén de caderas que con cada estocada tomaba mayor fuerza y rapidez, era una de las pocas ocasiones en las que de verdad disfrutaba todo aquello, disfrutaba más que nada que él era el único que podía follarle cuando se le daba la gana.
Exploró su interior buscando el punto erógeno que tenía escondido en sus esfínteres, logrando que se retorciera un poco más el menor, el dolor se había reducido hacía ya varios minutos, dando paso a un extraño y tímido placer que le estaba recorriendo poco a poco el cuerpo, Akira tenía razón, debía relajarse para que no le doliese.
Sentía tanto placer esparciéndose por su entrepierna y su vientre, el interior de Kouyou le abrigaba con fuerza y le hacía sentir que en cualquier momento se iba a acercar su clímax de forma prematura. Puso la pierna del menor sobre su hombro y ganó aun más fuerza sus embestidas, Kouyou respondió a eso solo mordiéndose el dorso de la mano para ahogar sus gemidos, no recordaba que aquello se podía sentir tan bien, y aún más cuando rozó su próstata con el glande del mayor, no pudo aguantar sus ganas de gemir y solo lo soltó de manera espontánea.
Solo bastaron unas cuantas estocadas dirigidas a su punto erógeno para llegar a culminar en un delicioso orgasmo que le dejó satisfecho y cansado. Lo había sentido tan fuerte que hasta sus pies se arquearon para acompañar su orgasmo. Era la quinta vez que sentía algo como eso. Akira aún no había llegado a tan ansiado orgasmo, sin embargo, poco le faltaba para alcanzarlo, aprovechó que el menor cayó en un estado de relajación que lo dejó casi dormido después de un orgasmo y ancló sus manos a su cintura y comenzó a penetrarle con mucha más fuerza que lo había hecho en un principio, Kouyou se quejó al sentir el impetuoso empuje, esta vez dolía mucho más. Estaba concentrado en sentirse bien él y nadie más, estaba tan cerca hasta que sintió ese característico cosquilleo en su entrepierna y como comenzaba a invadir su vientre también, le tiró el cabello al menor para mitigar tanto placer que le recorría el cuerpo.
No fue para nada suave cuando se retiro del interior de Kouyou, provocando que su semen empezara a escurrir de entre sus glúteos. No le dijo nada, solo se acostó a su lado y se dispuso a dormir dándole la espalda. Tampoco esperaba que le dijera algo.