Pasaron dos semanas con gran lentitud, como si no quisiesen irse jamás o eso creía Kouyou, que las escenas del evento traumático que sufrió se le repetían en la cabeza una y otra y otra vez, sentía miedo al estar solo en la calle, creía que en cualquier momento se podía encontrar de nuevo con esos dos tipos y terminaran lo que empezaron. Prefería mantenerse escondido en casa, apartándose de todos, incluso de Akira.
-Shima…tenemos que ir al doctor – el castaño detuvo la actividad que ejercía y volteo a mirarle algo extrañado – Tienen que hacerte exámenes.
-Pero ¿Por qué?
-Tú sabes… te pudieron haber pegado algo esos imbéciles - intento ser lo más suave posible con sus palabras, sabía que el castaño era sensible y últimamente estaba siendo mucho más sensible de la cuenta.
No había pensado en eso, ese detalle tan significativo hacia demasiado la diferencia, no se imaginaba a su edad teniendo que combatir una enfermedad venérea, podía haber contraído cualquier enfermedad, le aterraba saber que era VIH positivo y que tenía que limitar su vida totalmente.
- No lo sé Akira, no me atrevo a hacerlo. – se encogió de hombros
- Yo lo hago por tu bien, si llegas a tener algo te pueden hacer el tratamiento a tiempo.
No sabía si reír o llorar, estaba bastante confundido con todo lo que estaba pasándole, un día estaba pensando en irse de la ciudad y olvidar todo de una buena vez y al otro estaba aferrado a Akira por tener miedo a unos violadores que quizás le habían infectado con algo.
El doctor les miro raro cuando les vio entrar a ambos, y su asombro aumento cuando le dijeron que el chico necesitaba hacerse varios exámenes, pero luego sintió compasión de él cuando supo porque se hacia esos exámenes.
- ¿No has notado nada extraño? ¿Ningún síntoma?
-Hasta ahora no.
-Tendré que examinarte entonces…
Para ninguno de los dos fue algo cómodo cuando el doctor le examinaba el cuerpo con total libertad, en especial sus zonas más íntimas, le tenía totalmente expuesto sobre la camilla.
-No veo nada alarmante… pero creo que es prudente que se haga todos los exámenes correspondientes. - A Kouyou no le gusto mucho esa frase, le tenía un poco de miedo a las agujas, había tenido ya demasiadas malas anécdotas con ellas, y después de que le extrajeran sangre se sentía mucho mas enfermo de lo que estaba acostumbrado a sentirse.
-Kou… Shima, Shima despierta – apenas pudo abrir los ojos y enfocarlos hacia Akira – tengo reunión esta noche ¿Vienes conmigo?
-¿Qué hora es? – a penas pudo decir
- Ni idea ¿Vas a ir o no?
- No creo… no me siento bien – se volteo para seguir durmiendo.
-Shima, no te pongas así… no fue para tanto, no es como para que te pongas como un imbécil traumado de por vida.
-¿Qué no me ponga así? ¿Acaso sabes que es lo que se siente tener miedo de que te vuelvan a violar en la calle? ¿Tú sabes lo es sentirse atemorizado por todo? No tienes ni idea de lo que es vivir así… - comenzaron a brotarle las lagrimas de los ojos – No tienes ni idea de lo que es ser infeliz… de llegar todos los días a tu casa con miedo de la única persona que está a tu lado… no tienes ni la menor idea…- se limpio las lagrimas con la manga de su sweater – lo único que quiero es poder vivir tranquilo y no puedo Akira, no puedo.
Se sentó en la orilla de la cama e intento acariciar la cabeza de Kouyou, pero este no se dejo tocar, quería que le dejara en paz de una vez por todas. Busco en su memoria algún recuerdo agradable mientras Akira se iba a su reunión, era la primera vez que iba sin Kouyou, y una de las pocas veces en que de verdad se sentía solo, la última vez que se sintió así fue cuando Natsuko lo abandonó.
Lo único bueno que había ocurrido hace un par de días era enterarse de los resultados de los exámenes que se había hecho, por suerte no tenía absolutamente nada, eso sí se llevo el regaño del doctor porque le hacía falta era tener una dieta mucho más saludable y comer más seguido, pero no quiso hacerle caso, no le importaba eso.
-¿Por qué no vino tu hijo? – Ishihara estaba interesado en saber si algo le había ocurrido a Kouyou - ¿está enfermo o por fin asumiste que el ya es lo suficientemente mayor como para cuidarse solo? – comenzó a reírse con sarcasmo.
Odiaba al creído de Ishihara, de presencia ya era desagradable, se sentía superior a todos (y lo era) porque había escalado a un puesto bastante alto dentro de la organización en un par de años, solo por el mérito de encargarse de los trabajos más sucios y a veces los más peligrosos.
Akira se sentía bien en su posición como distribuidor, no le sobraba el dinero, tampoco le faltaba, no le consumía mucho tiempo su trabajo y le daba suficiente espacio como para ir al gimnasio y tirarse a quien quisiese. No tenía la necesidad de escalar y hacerse responsable de demasiadas cosas que de verdad no le interesaban, pagaban demasiado bien, pero no era un trabajo que iba a disfrutar como el que tenía en ese instante, pero si quisiese podía llegar mucho más alto que ese engreído de Ishihara en la mitad del el tiempo que demoro ese imbécil en llegar ahí.
- Esta con estrés post traumático… no sale mucho a la calle y ahora le da miedo todo.
- Y ¿Por qué? - estaba algo extrañado con lo que le dijo Akira.
- No fue para tanto su reacción… lo que paso fue que hace como un mes más o menos unos tipos le abordaron en la calle de noche y le robaron todo, uno de ellos lo violó pero no alcanzo a acabar.
-¿Y lo dices con esa calma? Que padre más amoroso y preocupado
- En realidad Shima ha pasado por cosas peores que eso, puede superarlo.
-Qué horror, cada vez hay más depravados sueltos por ahí que lo único que buscan es causarle dolor a la gente.
- Querian dinero y se le presento la oportunidad de hacer algo horrible, es todo.
- ¿Y para qué crees que querian ese dinero? ¿Para alimentar a sus hijos? Era para seguir drogándose, para seguir con su adicción, en cualquier momento van a aparecer esos dos golpeando tu puerta con el dinero de Kouyou en sus manos buscando cocaína… nosotros los vendedores hemos provocado un gran problema para la sociedad, nos llenamos los bolsillos de dinero de gente que vive atemorizada y violentada… ¿y sabes cuál es la peor parte? … no sentimos remordimiento de nada.
No quería levantarse, pero había alguien estaba tocando en la puerta incesantemente, era como la tercera vez que se ponía a golpear la puerta y cada vez lo hacía con más fuerza. Esperó un poco para que se cansara de estar ahí afuera el desconocido, pero eso no paso, por fin se decidió a ir a ver quién era. Cuando abrió la puerta, no podía creer a quien tenía en frente.
-¿Shima? ¿Eres tú? - estaba a punto de llorar.
-¿Mamá? – se quedó totalmente estático. Natsuko lo quiso abrazar, no lo hacía hace tantos años, pero su hijo la aparto casi de inmediato - ¿Qué haces aquí? – no tenia como explicarse esa situación, no era algo que esperaba todos los días.
-Has crecido tanto Shima, como te extrañe todo este tiempo.- intento acariciarle el rostro, pero solo se alejo de ella.
-¿Qué es lo que quieres?
-Llevarte conmigo por supuesto.
-¿Qué?
-Kou, me casé con un hombre maravilloso, tenemos una linda casa, tienes dos hermanos y uno en camino – no había notado el abultado vientre de ella – el único que falta en todo esto eres tú, Youta te va querer como si fueras su hijo. – Estaba impresionado, no tenía ni idea que decir en ese momento - … arregla tus cosas y larguémonos de aquí ¿sí?
- … Esta bien.
No se demoraron mucho en guardar lo que le quedaba de ropa al menor, al parecer había llegado eso que tanto había ansiado: una vida tranquila y feliz. Pero algo en su interior le había detenido de pronto, y se pregunto a sí mismo ¿era sensato irse así como así? Había odiado tanto a su madre por abandonarle y ahora el estaba haciendo lo mismo. La historia se volvía a repetir, y ahora que estaba en la posición del que escapaba comprendía mejor la situación, lo único que buscaba era tener una mejor vida y sin darse cuenta podía hacerles daño a otros. Aun así no se detuvo, tenía que salir de ahí sea como sea.
-¿Por qué ahora? ¿Por qué no fue antes? – preguntó confundido
-Shima, cuando me fui no te podía llevar conmigo, no tenía dinero suficiente como para mantenernos a ambos… - intento esquivar la mirada de su hijo observando el piso – pero ahora es distinto… ahora podemos ser una familia de verdad… - acerco su mano y le acaricio la mejilla, pero no reacciono - Vámonos Kou, es hora de dejar todo esto atrás.
Tenía que decirle adiós a la que había sido su casa por tantos años, había tantos recuerdos acumulados ahí, aunque los malos eran los predominantes, aun así sentía que una parte de su vida se quedaba ahí e iba a morir, esa parte era un lugar en donde se alojaba todo su dolor.
Para la sorpresa de ambos, la puerta se abrió, Akira había vuelto demasiado temprano de su reunión, y no estaba solo. Enarcó una ceja extrañado por la peculiar visita, aun no notaba la maleta que tenía en sus manos.
- ¿Qué haces tú aquí? – no dudo en preguntarle a Natsuko, no tenía un buen presentimiento teniendo la presencia de ella ahí.
- Me llevo a mi hijo ¿o crees que vengo a verte a ti? – Akira acababa de darse cuenta que Shima tenía en sus manos su maleta.
- ¿Tu hijo? No puedes decir que es tu hijo después de que lo abandonaste, no puedes llamarte madre después de eso, tú no te vas a llevar a Kouyou.
-¿Y dejarlo aquí a que siga pasándolo mal contigo?
-Por lo menos yo no lo abandoné ¡maldita cerda egoísta!
-¿Te digo algo Akira? Kouyou no es tu hijo… mientras tu creías que estaba enamorada de ti me acosté con otros… - ante la declaración, todos quedaron en shock en la habitación, para Shima su “padre” acababa de morir. – ahora si me permites me voy a llevar a mi hijo.
Natsuko aprovecho la situación y jaló a Kouyou para llevárselo definitivamente de ahí, quería acabar lo más pronto posible con todo ello que parecía ser demasiado engorroso, no le hubiera gustado revelarle ese secreto de esa forma a Kouyou, pero tenía que hacerlo, de todos modos en algún momento tenía que enterarse de la verdad.
La puerta se cerró dando un golpe seco que sello la ida de Kouyou, y Akira aun no lo podía creer… ahora entendía por qué cada vez que miraba a los ojos a Shima parecía ser un extraño, no tenía nada que le hacía reconocerlo como su hijo. Se sentó en la silla más cercana que encontró intentando organizar las ideas que revoloteaban en su cabeza.
-Reita ¿estás bien? - Ruki acompaño a sus palabras con una pequeña caricia en el cabello.
- ¿Tú qué crees? ¿Piensas que estoy bien?
- Sabes de sobra a lo que me refiero… en momentos así no sé qué decir, soy pésimo para consolar y todo eso.
-Acabo de perder a una de las personas que más quiero…
Arranco el auto y abandono el lugar otra vez, ambos en total silencio, Kouyou no sabía que decir en ese momento, tampoco sabía por qué tenía ganas de llorar, al parecer se le había hecho costumbre llorar por todo.
-¿Quién es mi padre? – las palabras se deslizaron por sus labios de forma tímida, Natsuko no quiso responder, solo encendió la radio del auto para evadir la pregunta. - ¿o no quieres responderme?
-No vale la pena hablar de eso ahora Kou, ya no tiene importancia
-¿Qué no vale la pena? ¿Qué no tiene importancia? Nos mentiste a todos durante tanto tiempo y para ti no tiene importancia.
-Mira, al principio creí que Akira si era tu padre, pero después me di cuenta que no era así… no se lo dije a nadie porque creí que Akira sería un buen padre para ti… pero me equivoqué.
-Eso no responde a mi pregunta.
-No creo que sea prudente decirte algo así ahora.
Se quedó en silencio, no quería seguir discutiendo, estaba cansado de todo, solo quería volver a quedarse dormido y no saber de nada ni nadie. Cerró los ojos y pensó que pronto iba a estar en su nuevo hogar, pronto podía comenzar todo de nuevo, tenía una nueva oportunidad para ser feliz…