¡CLINT! ¡CLINT!
Lo llamaba su padre.
¡CLINT BARTON VEN AQUÍ EN ESTE INSTANTE!
Siempre le gritaba.
-¿Qué pasa?- Pregunto el chico rubio, con unas terribles y notorias ojeras.
-¿Qué diablos hacías arriba? ¿Porque no bajaste en cuanto te llame?
Siempre le reclamaba.
-Estaba haciendo mi tarea, en unos días tengo examen y…
Siempre le golpeaba.
-¡Haciendo tu tarea! ¿¡Eso te sirve de algo?! – Le gritaba indignado su padre mientras lo miraba incorporarse lenta y dificultosamente del suelo – Ni si quiera te puedes levantar del suelo tu solo, como un hombre, no te esfuerces en tratar de resolver esas estupideces – Le tomo del pelo y se acercó a centímetros de su cara – Tu sabes muy bien que es una perdida de tiempo, jamás lograras algo, no serviste ni si quiera para mantener con vida a tu madre.
El maltrato ya era cotidiano en su vida, a sus cortos 16 años Clint Barton era golpeado e insultado por su padre, siempre le culpaba de todo ¡hasta de la muerte de su madre! ¡DE SU PROPIA MADRE! Obviamente Clint no era el culpable de aquello, su madre había muerto en el parto, entonces su padre callo en la depresión, alcohol y las drogas, cuando Clint era un recién nacido su padre lo dio en adopción y a los 12 años de edad fue a buscarlo nuevamente y desde entonces lo maltrata, física, verbal y psicológicamente, sin mencionar su situación social que también se había ido desbaratando, en la escuela siempre fue antisocial, no hablaba ni se juntaba con nadie, era molestado siempre por el mismo compañero de clases, su nombre era Wade Wilson y era un dos años mayor que Clint, tenía bajas notas y muchas veces llamaban a su padre por arranques repentinos que sufría, claro que la escuela no estaba enterada de los conflictos que pasaba el muchacho, y luego de eso era golpeado otra vez. Él no podía soportar eso, no quería seguir sintiéndolo, varias veces pensó en quitarse la vida, pero no era capaz de atentar contra la propia aunque lamentablemente no encontraba otra solución, no sabía que más hacer o como enfrentarlo resignándose a aceptar el abuso que le brindaba el hombre todos los días.
-Sal de mi vista, haz algo bueno por primera vez y vete a la tienda, necesito más cigarros.
Clint solo se limitó a obedecerlo, se limpió con la manga un poco de sangre que escurría de su nariz y salio a comprar lo que le ordenaron.
Al salir de su casa pudo divisar a un hombre parado en la vereda de enfrente, lo miro extrañado pero no le dio mayor importancia y continuó su camino a la tienda.
Pidió una cajetilla de Lucky Strike de 10 cigarrillos, pago y decidió irse rápido pero al voltear volvió a ver al hombre que minutos antes estaba parado frente a su casa así que se fue por otro camino, más largo y solo. Caminó un trayecto más cuando se sintió observado, volteo disimuladamente y hay estaba el hombre, apoyado en una pared notablemente mirándolo a él, por los nervios y desconfianza se puso a correr, llego a su casa, dejo la cajetilla en la mesa ya que su padre estaba dormido frente al televisor, subió nuevamente a su habitación y se dedicó a terminar su tarea.
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Al otro día Clint se levantó, se bañó, arreglo y salió camino a la escuela, nuevamente estaba ese hombre observando su casa, caminó rápido sin voltear esta vez y llego sin problema a la escuela, fue a su salón y se sentó en su lugar a esperar el toque del timbre, se puso los audífonos y se sumergió en la música, perdiéndose en su mundo.
Al abrir los ojos después de un rato, tenía a su profesora ante el con varias miradas sobre el siendo la mayoría de burla, se quitó los audífonos, entrego la tarea y puso toda su atención en la clase.
Al finalizar la hora salió camino a su casillero, guardo sus cosas y saco algunos libros que tenía, la mayoría eran fantásticos y románticos, un mundo solo de imaginación.
-¿Por qué diablos lees esas cosas? Son para mujeres Barton- Ese era Wade.
-¿Qué te importa?
-Uy, qué malo eres, solo quiero saber… si acaso eres maricon, ¿eh?
-¿Disculpa?
-¿De qué otra forma leerías eso?
-No te incumbe
-Nooooo, ¿acerté? Siempre lo supe, ¿¡Ya escucharon todos?! ¡A Barton le gusta que le den…!
-¿Qué diablos estas diciendo? Cállate.
- Pero si solo estoy diciendo la verdad.
-Ya basta.
-¿O qué? ¿Qué harás? Sabes, sería un buen martirio que, me leyeras un poco de esas pendejadas que tienes hay.
-Ya cállate.- Le dijo dándole un empujón.
-Ah, con que te pusiste rudo ¿no?, veamos qué tan bueno eres peleando- Dijo golpeándole la cara con el puño, a lo que Clint choco con el casillero a su espalda y luego le devolvió el puñetazo, comenzando así una pelea en donde ambos se golpeaban y sangraban, y los que estaban a su alrededor solo animaban a mas, Clint derribo a Wilson y se posicionó arriba de él, entonces el otro chico saco una navaja de su bolsillo pero Clint uso sus reflejos y rápidamente la esquivo, la agarro de su mano y se la enterró en el hombro izquierdo justo cuando el director llego a la escena, dejándolos a todos espantados y horrorizados.
En la dirección Clint estaba con su padre que hablaba con el director de lo ocurrido anteriormente, el señor Barton solo asentia a lo que el director decía y le respondia cosas como “yo tratare de ayudarlo, no se preocupe” o “no se volverá a repetir, no se por que lo hizo”, o pero claro que él lo sabía.
De vuelta en la casa Clint iba directo a las escaleras pero algo lo detuvo.
-¿Qué mierda fue lo que escuche?
-Es exactamente eso, estuve en una pelea y…
-A la mierda la pelea, ¿Qué tenías en tu casillero?
“Que mierda…” pensó.
-Tenía libros, no es malo.
-¿Qué clase de libros? ¿Son los que dijo el director?
-Sí, ¿por?
- Esos son libros de chicas Clint, ¿Qué mierda pasa contigo? Aunque claro, siempre supe que había algo malo en ti…
-¿¡EN MI?! ¿Hablas enserio? ¡Si tú eres el que se la pasa alcoholizado y fumando todo el día, al menos yo trato de hacer algo con el intento de vida que me has dado!
-¡NO ME LEVANTES LA VOZ, NO TIENES EL DERECHO…
-¡NI TU LO TIENES!
-Entonces así vamos a jugar ¿eh?, te gustan mucho esas cosas de mujeres, bien, eso haremos.
El hombre se acercó a un cajón y de el saco una cinta adhesiva, jalo a Clint empujándolo contra la pared y hato sus manos con la cinta, corto otro pedazo y se lo puso en la boca, lo puso de cara contra la pared, se bajó los pantalones y se los bajo a su hijo junto con sus boxers, el hombre estaba notablemente drogado, dirigió su miembro a la entrada del menor y lo penetro en un movimiento fuerte y repentino, haciendo que de su entrada brotara sangre y de sus ojos lágrimas, sin poder gritar del dolor por una cinta que obstaculizaba su boca. El mayor no tenía piedad y más parecía gustarle, pero para el rubio era insoportable, peor que cualquier dolor causado por insultos o golpes antes recibidos. Se sentía morir, se sentía de la peor manera posible, ya no quería, ya no podía, dejo de luchar pues sabía que no se detendría, después de un rato el hombre se alejó de él, dejándolo como estaba, adolorido, humillado, amarrado, con lágrimas y los ojos enrojecidos de llorar y de sus piernas escurriendo liquido rojo y blanco.
“Pobre muchacho” pensó el hombre que miraba todo desde enfrente de la casa.
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Al día siguiente no fue a la escuela, se fue a un parque lejos de su casa y de la escuela, para que no pudieran verlo.
Nuevamente estaba sentado escuchando música, cuan do sintió una presencia cerca de él, volteo y era ese hombre con el que se había encontrado las anteriores veces.
-Hola muchacho- le saludo. El hombre era alto, delgado, de pálida piel, ojos pequeños, cabello blanco, él era ya de edad y de aspecto serio y misterioso, de alguna manera sombrío.
-¿Puedo sentarme?- Clint solo asintió –Sabes, te he visto muchas veces.
-Sí, yo a usted también.
-Vaya, eso es bueno, al menos sé que si sabes quién soy.
-Si… lo reconocí.
-Además de verte mucho a ti, también he visto a tu padre y las cosas que hace.
A Clint lo invadió un miedo de los mil infiernos, no sabía qué hacer ni lo que sabía aquel tipo, pero aun así pregunto:
-¿A si? Y… ¿Qué… que hace?- dijo con la voz entrecortada.
-Además de alcoholizarse y golpearte, vi lo de ayer también.
-¿Por qué me vigila? ¿Por qué a mí?- le pregunto con os ojos cristalizados.
-No es a ti, es a tu padre, me gustaría tratar un asunto con él, pero primero, ¿estás dispuesto a hacer un trato conmigo?
-¿Y que querría yo de usted si quiere tratar con mi padre?
-Créeme muchacho, que esto será bueno para ti- le extendió la mano- ¿Aceptas?
Clint lo medito unos segundos pero al fin y al cabo estrecho la mano del hombre.
-Perfecto.
-¿Y qué hará? ¿De qué se trata?
-No preguntes muchacho, será una sorpresa, yo te avisare cuando todo este listo, necesito las cosas y esto llevara tiempo, solo se paciente, todo a su tiempo...