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Mi crimen fue quererte por kura

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Todos los personajes de One Piece  le pertenecen al mangaka Eichiro Oda.

Notas del capitulo:

Bueno me tenéis de vuelta con este Two-shot, y va dedicado a mi hermana, que se convirtió en mi Beta, aunque solo me dé su opinión respecto a la idea que le propongo, porque ella lee el proyecto cuando ya está publicado y no lo hace antes (llora en un rincón), por mi parte decidí que tengo que tomar varios retos para tener más experiencia en escribir.

Les agradezco de antemano por tomarse su tiempo de leer este fic.

Mensajes

 

 

 

 

«Mírame y  ve en mis ojos lo mucho que te necesito, ya que al parecer mi voz se niega en decírtelo»

 

 

 

 

 

 

 

 

~ 0 ~

 

 

 

 

 

  Varios tatuajes oscuros y singulares adornaban sus  grandes  manos morenas;    manos con las que recorría lentamente toda la extensión posible de piel blanquecina del  hombre que yacía recostado sobre una cómoda cama y debajo de su vigoroso cuerpo.

 

 

Conocía cada rincón de ese individuo de piel virginal y las múltiples reacciones que provocaban su tacto en ella. Una piel realmente sensible y muy adictiva,   nunca se cansaría de explorarla y re-explorarla, probarla y sentirla, aunque por el momento debía abstenerse de marcarla.

 

 

—Kuroashi-ya —susurro con un tono lascivo al oído del muchacho bajo su control, mientras que con ayuda de su mano movía a un lado esos cabellos amarillos que a pesar de la oscuridad de la noche, estos mostraban un leve pero notable  resplandor. Enterró ambas manos en esas hebras doradas e inclinándose hizo un recorrido de besos suaves sobre la frente, las mejillas, llegando a sus labios que parecían esperarlo al estar ligeramente abiertos. Profano con libertad y  de rincón a rincón aquella cavidad tibia, degustando su sabor e inevitablemente excitándose a cada lametón.

 

 

Kuroashi no Sanji, era un joven estudiante de gastronomía con una excelente habilidad culinaria, casi tan buena como su habilidad de enfrentarse cuerpo a cuerpo con cualquier persona que no le simpatice.  Sanji vivía junto con su amigo Trafalgar Law, un estudiante de medicina con el que compartía el departamento desde aproximadamente seis meses atrás.  Sanji vivía una despreocupada vida estudiantil, rodeado de amigos y con una vida social muy activa. Era alguien que   nunca dudaría ni se imaginaria que uno de sus amigos fuera  capaz de  inducirle el sueño con algún tipo de droga sedativa, mancillado su cuerpo una y otra vez solo por el placer.

 

Law era consciente de ello, y planifico todo  fría y calculadamente, Sanji era un gran chico, que abecés podía ser tan molesto como una patada en el culo. Law creyó que cuando lo tuviera bajo su merced, sentiría algún tipo de remordimiento o culpa, y se arrepentiría del acto que estaba cometiendo. No fue así.

 

El deseo se volvió insoportable y la necesidad de sentirlo se acrecentaba a cada día y noche 

 

¿Y,  por qué no?  Si los ojos no pueden ver, el corazón nunca podrá sentir y el cerebro no tendrá por qué  juzgar, un pensamiento muy conveniente cuando se está cometiendo un delito entre las sombras.

 

 Law esbozo una sonrisa de costado,  cuando  dejo que sus manos se deslizaron hasta la evillo del cinturón de Sanji; retirándole después  los pantalones y las prendas íntimas, dejándolo completamente desnudo e indefenso ante su perversidad. Se quedó observándolo por unos minutos.  Su cuerpo no poseía cicatrices ni marcas, era tan pulcra que parecía prohibida para un ser como él, y por lo tanto fue mayor la tentación  de poseerla a pesar de no tener ningún consentimiento previo.

 

  

 

Law se puso en acción, se tomó su tiempo para desvestirse e inmediatamente después se recostó sobre él,  extasiándose del calor corporal y  la suavidad carnal, mientras se jactaba de los  increíbles privilegios de los que goza una persona que tiene conocimientos acerca de los diferentes tipos de medicamentos, dosificación, vías y sobre todo, efectos que poseen ciertos fármacos.

 

Bendita sea la farmacología

 

Law había perdido la cuenta  de las veces  que había  hecho suyo al joven rubio. El compartir la misma vivienda y aprendiendo el uno del otro sus  “modus vivendi”, provoco que muy  dentro de Law, su corazón de piedra logre dar un palpitar de emoción.

 

Law sentía que eran como un matrimonio joven, el hecho de que a Sanji le encantara la limpieza, el orden y la cocina, contrastaba a la perfección con su carácter serio y perfeccionista.  Para cualquier hombre, ese rubio seria la esposa perfecta, si no fuera por dos puntos importantes: uno; Sanji era un hombre y dos; ese hombre tenía el vocabulario de un bucanero alcoholizado. 

 

— ¡Ah! — Sanji gimió sublimemente a los oídos de Law,  cuando este había introducido su dedo medio en la entrada estrecha del rubio,  para  dilatarla un poco  antes de penetrarla.  Llevo esas piernas largas una sobre cada uno de sus hombros tatuados, recibiendo una vista muy erótica para su disfrute. Los cabellos de Law caían desordenados por su frente, los ojos le brillaban de excitación,   se relamió sus labios resecos y dejo que su modo animal se active sin reservas. 

 

Law había abandonado  su parte seria y controlada, para  dejarse poseer por una desesperación lujuriosa y posesiva —llegando incluso a un método criminal— por culpa d un  chico de cabello mutante, orientación nula y con una mirada de superioridad.  Roronoa Zoro era el nombre del maldito.

 

Law lo conocía porque era otro inquilino del edificio, de un departamento arriba del suyo; y que por coincidencia del maldito destino ese hombre asistía a la misma universidad a la que iba el rubio.   Por un momento él creyó que ese chico y Sanji se odiaban, ya que siempre discrepaban y competían en simpleces absurdas,  como  ver quién de ellos elevaba más la voz en una discusión.

 

Law simplemente no lo soportaba y no ocultaba su molestia cuando lo veía; pese a que Roronoa y Sanji eran muy diferentes, él sabía que los polos opuestos siempre se atraían, una teoría física que también podía aplicarse en las personas. Poco tiempo fue el que paso para que Sanji altere su modo de actuar, parecía estar más tiempo soñando despierto, del que se la pasaba durmiendo, un signo muy claro que solo se presentaba en las personas que habían caído en las temidas garras del amor,  Su vida armoniosa y pacífica cambio de un día a otro.

 

 

El teléfono del departamento no dejaba de sonar, de día ni  de noche; Law en varias ocasiones no se molestó en contestar —por no decir todas las veces— dejando que la grabadora del teléfono sea quien responda. Roronoa dejaba mensajes tales como: Cocinero, quiero verte; Cocinero, necesito que vengas a mi departamento; Cocinero, este semental necesite que lo monte su jinete rubio.

 

Law no podía estar más cansado, esas llamadas y esos mensajes en horarios donde era obvio que Sanji no debía encontrarse en el departamento debido a sus clases, eran  una provocación  abierta hacia él, posiblemente porque Roronoa estaba enterado o por lo menos percibía que a Law, le atraía el muchacho rubio.

 

Fue un mensaje en específico el  que logro paralizar al estudiante de medicina, estremeciendo todo su interior. 

 

Sentía el aroma volátil del café sobre su nariz poco antes de degustarlo a pequeñas probadas. Tenía un brazo echado hacia atrás del espaldar del sillón en donde reposaba. Las noticias en la televisión  no eran muy interesantes esa mañana.   Fue de repente  que el teléfono sonó incesantemente, y él como todos los días simplemente lo ignoro.  

 

Al activarse la grabadora se oyó un nuevo mensaje de voz, 

 

—Oi…  Trafalgar —era la voz de Roronoa Zoro— sé que estás ahí, solo quería sugerirte  una cosa… —a medida que giraba la cintilla del  “casete” de grabación, el mensaje del chico de cabello verde se exponía con un molesto tono arrogante—el día de hoy me apodere de él. Desde ahora Sanji me pertenece, así que vete preparando, por que muy pronto él ya no te necesitara. Yo me encargare de cuidar de él. 

 

Un pitido resonó en el instante que el mensaje culmino. Law sentía la tensión en todo su cuerpo, y la rabia se atoraba en su garganta. Antes de que la taza de café que traía en su mano se suelte de entre sus dedos, la dejo sobre la mesita central, llevando ambas manos a cubrir su rostro enrojecido por la furia.

 

 

—Mierda… ¡Mierda!

 

Cuando Sanji llego al departamento,  Law pudo ver en su largo cuello  las marcas de troglodita que Roronoa  dejo sobre su piel, confirmando el mensaje que se le fue dejado, Las esperanzas de  Law  de ser algo  más que un  amigo para Sanji, tenía el destino de desaparecer con el tiempo. Law lo quería para él, Sanji le pertenecía solo a él. Así debía de ser, ¡Así tenía que ser!

 

Ese maldito de Roronoa, no se quedara con él.

 

— ¡Ah!

 

Gimió con fuerza dando la última estocada, desbordando todo su   amor en el interior de la persona que amaba.  Su cuerpo se contraía hasta  disolverse en  una explosión de éxtasis estremecedora.  La sensación que le producía el rubio estando inconsciente era  maravillosa; Law no podía evitar  fantasear e imaginar  cómo sería poseer a un rubio en estado consiente, que le susurre al oído cosas obscenas, que lo acaricie con las misma intensidad con la que él  lo hacía, y   que el rubio también experimente la misma sensación que lo llenaba a él cuando lo poseía. Estar con Sanji, sujetarlo de la mano y que le sonriera, besarlo y sentir su lengua danzar con la suya, marcarlo y que el mundo sepa que ese rubio tenía a alguien que lo defienda —aunque no lo necesitara—, de seguro sería una experiencia única, experiencia de la cual el chico de cabellos verdes había sido privilegiado al ser el elegido por el rubio, mientras que él termino siendo ignorado.

 

Maldito Roronoa, si tan solo no te hubieras cruzado en mi camino, Sanji y yo de seguro seriamos… 

 

Pero de nada le servía a Law arrepentirse a esas alturas; por  culpa de su actitud fría y cerrada,  siempre le fue imposible ser  atento y amable con alguien,  aunque ese “alguien” fuera su querido y deseado Sanji,  gracias  a eso  él paso de ser un jugador  a ser un simple observador.

 

Las sabanas habían sido cambiadas, y Sanji  continuaba durmiendo,  aunque ahora  traía las ropas puestas, ignorante de  haber sido violado una vez más. Law estaba sentado al borde de la cama sujetando en su mano su celular. Revisaba  en los contactos presionando un botón por ahí y otro botón por allá, encontrando un nombre muy particular, el mismo se reflejaba en sus ojos plateados, que  en letras mayúsculas ponía  “PERRA”. Presiono la tecla de llamar y luego llevo el celular cerca de su oído.

 

—Hola — no tardó mucho en escucharse del otro lado de la línea a una voz serena de mujer.

 

 

—Necesito que me hagas un favor,  Nico-ya —dijo Law con voz cortante,  mientras que llevaba  su mano libre al  rostro de su chico durmiente donde lo acaricio con suavidad. 

 

 

—Ni un saludo, Torao-san —contesto la mujer— bueno tú siempre fuiste así, no debería sorprenderme.  Y bien,  dime de qué trata el  favor que solicitas, aunque debo recordarte que mi ayuda no es gratuita.

 

 

—Tranquila, sabes bien que  el dinero no será un problema, además el  favor que te pediré  creo que te beneficiara también —dijo Law sonriendo de una manera extraña y macabra, al encontrar una manera de que Sanji se quede con él, olvidando  definitivamente al maldito neandertal de Zoro,  claro que nadie nunca vería aquella sonrisa demencial, que ni siquiera el mismo Law sabía que podía esbozar.

 

 

Ya al día siguiente, durante el desayuno,  Sanji no se quejó  de ningún tipo de dolor, tal vez porque no los tenía o posiblemente  porque estaba seguro que era producto de las sesiones de  sexo candente que le ofrecía Zoro al encontrarse con él, y obviamente un dolor tan vergonzoso, no lo comentaría con nadie —incluyendo al mismo Zoro— simplemente era cuestión de orgullo, pero gracias a ese tipo de pensamientos, el joven estudiante de medicina no era descubierto en su mal accionar, hasta el momento. 

 

—Oye Law —Sanji decidió comenzar una conversación para disipar algo ese ambiente pesado, que no sabía en qué momento se había instalado entre ellos dos— Mañana… —dijo suspirando y cerrando con lentitud los ojos, mientras con su mano izquierda sujetaba una taza de café—mañana  saldré  todo el día con Zoro y posiblemente no regresare toda la noche.

 

 

El cuerpo de  Law  se tensó innotablemente, pero como si no le importara esa noticia,  su vista no se desvió del periódico que traía entre las manos.

 

 

—Oh, ya veo —respondió apáticamente.

 

 

Sanji frunció la frente de pura  irritación. Dejo su taza ya vacía a un extremo de la pequeña mesa,  se puso de pie para sujetar el periódico de la parte superior arrebatándolo de las manaos de Law y  arrojándolo a un extremo de él, llegando a colisionar en el suelo con suavidad.

 

 

— ¿Cuál es tu problema ahora? —comento Law resoplando después,  y cruzando sus brazos sobre su pecho, se quedó observando a Sanji  sin mucho entusiasmo

 

 

—Idiota, podrías intentar prestarme un poco más  de atención cuando hablo, aunque sea solo  esta vez —dijo Sanji retomando su asiento.

 

 

Law  enarco una ceja algo confundido por el tono y las palabras del rubio.

 

 

— ¿Qué quieres decir? —pregunto sin mostrar la intriga esperada por parte del rubio, provocando que en la frente de Sanji  resalte una vena latente que hacia  buen juego con su ceja en espiral.

 

 

—Para empezar,  quiero que sepas que  el marimo y yo… mejor dicho Zoro y yo, estamos saliendo ya algún tiempo, Zoro es idiota, pero he llegado a comprenderlo y a quererlo. Sé que él también siente lo mismo  por mí, y  pues…— Sanji comentaba algo avergonzado su situación, en cambio Law como si fuera estatua tallada en piedra no se movió ni un centímetro, aunque  si hablo.

 

 

—No esperaras a que te felicite por haber salido del closet ¿verdad?—espeto de inmediato.

 

 

Sanji se encolerizo sintiendo que Law se mofaba de lo que le hablaba. Se puso de pie con brusquedad sin importarle que su asiento cayera al suelo produciendo un sonido hueco en la habitación, y muy molesto, se dispuso a retirarse.

 

 

— ¡Me voy! ¡Es imposible hablar con un bastardo retrasado como tú! — Bramo el rubio.  Camino con las manos en los bolsillos directo hacia la puerta, refunfuñando entre dientes una palabra coherente entre diez groserías mal geniudas. Cuando sujeto la perilla,  decidió  detenerse. Dio la vuelta para ver de nuevo a su compañero de departamento, e intentar hacer conocer su comunicado una vez mas.

 

 

 

 

—Tal vez no te interese ni una mierda lo que me pase, pero esto que te diré, también te afectara de una u otra manera, así que escúchame,  El marimo últimamente está insistiendo mucho para que me mude con él, y  yo…decidí aceptar su petición.

 

 

Por un instante todo quedo sumido en el silencio más absoluto, más sin embargo Law escucho como su corazón de piedra se fue quebrando con dolor, confirmando algo que en el fondo siempre lo sabía.

 

 

En definitiva, él estaba enamorado. Enamorado de Sanji.

 

 

 —Así que no esperes más el desayuno o algún tipo de comida,  porque  desde mañana ya no las preparare, y también tendrás que limpiar todo de vez en cuando o hasta que consigas a alguien que te ayude en esto.

 

 

El estudiante de medicina se puso de pie y camino con lentitud hasta donde quedo tirado su periódico, lo recogió del suelo y regreso a su asiento donde se acomodó, reabriendo el diario para continuar su lectura

 

 

—Gracias por el aviso, durante la tarde procurare buscar una empleada

 

 

La súper habilidad de Law era el de herir a todo individuo solo pronunciando unas cuantas  palabras. Un don que muchos desearían tener.

 

 

Sanji apretó tanto los dientes como los puños y salió de la cocina retumbando la habitación a cada pisotón que dio en su retirada, azotando la puerta al punto de quebrarla.

 

 

Tras la salida del rubio,  Law doblo su diario y lo dejo sobre la mesa. Llevo ambas manos hacia sus cabellos donde las sujeto con violencia.  Estaba abatido al igual que frustrado, deslizo su mano izquierda para cubrir sus ojos de la resplandeciente luz que ingresaba por la ventana y chocaba con su rostro,  luego con su mano derecha busque su celular en el bolsillo de su pantalón, y cuando lo encontró inmediatamente realizo una nueva llamada.

 

 

Espero unos cuantos minutos antes de comenzar a hablar.

 

 

—Hola, Torao-san…

 

 

 

—Nico-ya —interrumpió Law con una voz que contenía ansiedad—Necesito que realicemos  lo planeado esta misma noche, tiene que ser esta misma noche, otro día será inútil, Has todo lo necesario para lograrlo, porque si no… yo…

 

 

Terminare por convertirme en todo un criminal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

Notas finales:

En el proximo cap, veremos la aparicion de Kid en el fic y su rol en la historia, y pues como siempre digo:

 

 

 

Si tiene alguna duda o sugerencia, estare mas que feliz de leerla, nos vemos la proxima XD


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