No sabe cómo empezó. O tal vez si pero se niega a admitirlo. Él recuerda a Luhan muy feliz a su lado, solían ir a tomar café juntos, o simplemente a caminar. Se tomaban de las manos importándoles muy poco las malas miradas. Recuerda que celar a su novio era lo más divertido de su relación, junto a interminables bromas del uno para/con el otro. Recuerda las molestas-pero bonitas- caricias que le regalaba Luhan en sus mejillas. Haciendo un pequeño viaje en el tiempo puede visualizarse a él mismo, con mejillas sumamente rojas iguales o peor que las de Luhan, la confesión de ambos. Oh, ese día sin duda es indispensable porque ahí fue cuando todo comenzó o tal vez mucho antes.
Sin embargo se niega a recordar cuando frente a sus ojos su relación se desmoronaba. Y es injusto dice él. Él entregó todo lo que pudo dar al amar, maldita sea incluso perdió su virginidad, y no de la forma en que los hombres lo hacen, inclusive rompió su infantil promesa de que su primera vez sería con un prostituto y que gemiría como puta. Aunque ahora que lo considera, Luhan puede ser un prostituto, puede ser un hijo de perra, puede ser un lame bolas. En estos momentos él es todos los insultos posibles que se le ocurran al mayor.
Luhan ha sido su primera pareja, por ello Minseok no tiene la mínima idea de cómo afrontar una ruptura. Debió ser prevenido y no amar tanto. Pero lo hecho, hecho esta. No hay ninguna estúpida máquina que lo ayude a retroceder antes de que su relación caiga en picada. Pero demonios es frustrante, él incluso preparo este pequeño picnic creyendo ingenuamente que así sólo tal vez su relación resurgiría desde las rocas entrando triunfalmente. Incluso Luhan trajo el vino favorito de ambos.
Luhan eres una perra. Sus pensamientos están llenos de recuerdos acompañados de insultos.
Su, al parecer ahora, ex-novio seguía mirándolo expectante por algún otro tipo de reacción aparte de la mirada incrédula que no abandonaba el rostro del mayor. La inconsciente guerra de miradas termino al ser interrumpido por el sonido del celular del rubio. Minseok puede escuchar claramente la voz de una persona reclamando algo del otro lado de la línea, los susurros de su exnovio pidiéndole que se calme no hace más que enfurecerlo.
Tiene su copa de vino en mano y la idea tentadora de lanzárselo al lindo –pero en estos momentos despreciable- rostro de niña del menor.
Entonces su memoria se refresca, el idiota frente a él llegó un día con el perfume de otra persona, algo cliché en una infidelidad. Minseok ignoró esto a pesar de querer reclamárselo al menor. Pero su relación pendía de una cuerda. Minseok no quería soltar dicha cuerda que los unía, no, aun no. Cada vez las llamadas entre ambos eran menos. Sin embargo Luhan tenía la vista pegada a su teléfono y el sonido de mensajes nuevos le causaba estrés al mayor. Esa vez sí preguntó, la sonrisa de su ahora exnovio se esfumó reemplazando con él explicaciones de estar hablando con sus amigos. Si claro “amigos”. Por favor, Minseok no es idiota y conocía esa sonrisa boba del menor.
Mensajes cortos, y “Te amo” por compromiso. Besos efímeros, caricias escazas. Y para ponerle cereza a la torta, la cancelación de su cita en un restaurant muy lujoso por su aniversario.
Días de mierda.
Oh Luhan, Minseok contenía las ganas de regalarle al menor una buena cachetada de ida y regreso con ambas manos.
Minseok soltó la cuerda, que ahora es tan delgada y no podía unirlos
El odio se apoderó del pelinegro y antes que el menor pueda reaccionar o si quiera colgar la llamada, el vino lo mojó ensuciando su blanca camisa, cortesía del mayor. La pequeña patada al cesto de picnic fue innecesaria, pero era eso o una patada al no tan pobre chico.
Odiaba a Luhan en estos momentos, ese chico no podía ser más que un grano en el trasero que Minseok estaba gustoso de reventar. Asqueroso.
Renegando sobre su fallida relación de cinco putos años, su vista divisó a un joven trabajando en su moto. Recuerda haberlo visto en una de las tantas fiestas que realiza su familia. El chico le sonríe, Minseok puede apreciar su bonita sonrisa dándole la sensación de un gatito. No hubo palabra alguna, solo una invitación muda de parte del joven castaño para pasear en su moto, un paseo que Minseok agradece.
El chico al que ahora abraza por la cintura es mucho más delgado que Luhan, no parece chica, y luce más varonil. Su fragancia es otra cosa de las que Minseok puede percatarse y sentirse en total libertad de oler y guardarla para recordar. El paisaje complementando todo, campos verdes repletos de flores y a los alrededores altos árboles.
Luhan se puede ir a la mierda. Él ahora está disfrutando de lo que podría ser el mejor momento de su vida.
Es en una curva que el muchacho le pregunta como lo está pasando. Minseok responde con un corto “agradable”. El pelinegro de verdad quiere saber el nombre de lo que él ha titulado “su salvador”. No pierde el tiempo.
Jongdae… se siente raro al pronunciarlo. Se siente más raro cuando el castaño lo llama por su nombre.
Cuando están cerca de su hogar, Minseok se negaba a entrar. Tenía la suerte de compartir morada con Luhan. Mierda, lo último que quiere es ver su rostro.
De una manera un poco –muy- sugerente invita a Jongdae a su hogar. El castaño acepta con una gran sonrisa. Pasa toda la tarde feliz junto a la compañía de su nuevo amigo, y espera que puedan convertirse en algo más en un futuro. Hay muchos pensamientos contradictorios en su cabeza y se niega a creer que está usando a Jongdae para olvidar a Luhan. Sabe que su relación término hace unas horas y es poco prudente intentar algo más ahora mismo. Pero todo pensamiento de culpa es rechazado al recordar que el rubio inició una relación cuando seguían siendo pareja.
Así que todo sentimiento de culpa o arrepentimiento por querer darse una oportunidad ahora mismo, se puede ir a la mierda. Jongdae lo ha hecho sonreír con tanta facilidad como no lo había hecho en tanto tiempo, y comparten tantas cosas en común, que puede atreverse a agradecer a Luhan por terminar con él ese mismo día.
Es feliz porque sabe que él no fue infiel.
Es feliz porque sabe que se puede dar otra oportunidad y tal vez él asumió que su relación no daba para nada hace un mes.
Es feliz porque aprendió a convivir con Luhan sin querer golpearlo.
Es feliz porque ya pasaron dos meses de su ruptura.
Es feliz porque hay un baile y quiere que Jongdae sea su pareja
Es tristeza porque amablemente el castaño rechazó su invitación, aclarando que tiene otro compromiso
Es tristeza porque a la fiesta están invitados Luhan, por supuesto, y la nueva pareja de este, Sehun.
Sehun…en sus labios suena agridulce, puede verlo desde la ventana de su aposento. Es guapo, piensa que la elección de su exnovio es muy buena. Es alto, siempre supo que Luhan prefería ser pasiva aunque gritara a los cuatro vientos ser muy masculino. Es rubio y no se merece la ira de Minseok, tal vez establecer amistad con él sea ventajoso.