Otra mañana fresca, otro gran dia para Julián, era una linda mañana y se había levantado de muy buen humor, asi que se dió un baño rapido y se vistió, un pantalón café, saco azul y camisa blanca, quería arreglarse ese dia, se peinó y se observó en el espejo, era curioso como todas las personas podían ser tan distintas, recordó a Ulises, era muy delgado y palido, no como él que era mas ancho y un poco moreno, con el cabello negro siempre muy bien peinado para atrás.
Después de reflexionar un poco más, salió de casa camino a la pastelería, de seguro en la oficina todos le agradecerían un gesto amable.
En el trabajo no eran muchos, era un lugar pequeño, solo eran seis trabajadores eso lo hacía muy agradable y todos se llevaban muy bien, claro, a veces había conflictos pero era lo normal en cualquier trabajo, al final del dia todos dejaban el trabajo en la oficina y a veces disfrutaban su compañia durante la cena o en algún bar.
Llegó a la pastelería y para su sorpresa vio a Ulises sentado en una mesa disfrutando un café, se veía muy tranquilo a diferencia del dia anterior, fue extraño porque su encuentro fue muy dinamico y ahora estaba sentado placidamente.
Entro al lugar y Ulises volteó a verlo, tambien se sorprendió un poco al ver a Julián tan temprano en ese lugar, pero sonrió cuando este lo saludó a la distancia y se acercó a el dejando sus cosas en la mesa.
-Buenos días Julián- dijo sonriente el pelirrojo
-Buenos días- al ver más de cerca a Ulises notó que unas leves ojeras estaban bajo sus ojos, de seguro se habia desvelado.
-Que curioso, no pensé que nuestro proximo encuentro sería ran pronto- Ulises estaba sonriente y a pesar del cansancio estaba de buen humor y muy relajado
-Si, es curioso- Sonrió Julián - En realidad encargué un pastel para llevarlo a mi oficina, algo dulce nos viene bien de vez en cuando- se acercó a la caja, no estaba la misma chica de ayer, así que explicó su pedido, le dio un ticket y el encargado de ese turno fue a buscar el pedido.
-Eso es cierto, entonces ¿Trabajas por aqui?- Ulises se sentía curioso y le preguntó abriendo los ojos bastante, era bastante expresivo.
-Más o menos, mi oficina está a unas 7 cuadras, no es tanto- rió un poco por la expresión del chico y en ese momento llegó el encargado con su orden en una caja.
-¿gusta que le de una bolsa?- preguntó tranquilamente
-Sí, por favor- asintió Julián sonriente
-Muy bien- guardó el pastel en la bolsa -Gacias por comprar con nosotros, disfrute su pastel- dijo el encargado tranquilo y alegre y Julián devolvió la vista a su repentino acompañante que observaba atento
-Bueno, debo irme, que si no llegaré tarde a trabajar- comentó calmadamente
-Ah espera- respondió Ulises mientras iba por sus cosas, iba menos cargado que el otro dia, solo llevaba un bolso grande, reglas y un bolso mas pequeño, metió sus reglas en el bolso grande y tomó el café y la pieza de pan que estaba comiendo y se dirigió a Julián -Voy contigo, asi al menos caminaré en compañía- dijo con una gran sonrisa.
-Esta bien- acepto Julián, un poco de compañía no le vendría mal -Vamos- y así salieron juntos de la pastelería.
Durante el camino conversaron tranquilamente sobre temas muy casuales, y sobre la carrera de Ulises, al parecer le gustaba mucho aunque fuera una carrera muy cansada y demandante, fueron momentos muy agradables para iniciar el dia, y fue bueno relajarse antes de llegar a la oficina, sería un poco cansado, le esperaban don grandes libros llenos de numeros que debían ser ordenados.
Despues de un rato caminando llegaron al despacho donde trabajaba Julián.
-Bien, yo trabajo aquí, asi que me despido por ahora, creo que deberías irte también si no quieres llegar tarde a clase- comentó tranquilamente
-No te preocupes, entro a las diez, pero fue agradable, charlar un rato, nos vemos luego, yo voy hacia el tren- comentó alegre Ulises y se fue despidiendose a lo lejos, era un chico extraño, pero muy alegre y simpatico, además de social, sería interesante conocer gente nueva.
Se adentró a la oficina y dejó el pastel en una mesa que había en la cocineta, luego escuchó el ruido de unos tacones acercarse, volteó y vio a su compañera Norma, una mujer muy guapa de unos 30 años, delgada, morena y siempre perfectamente bien arreglada, con el cabello hasta los hombros aunque rara vez podían ver su cabello natural, ya que siempre se empeñaba en peinarse muy bien y de maneras muy diversas.
-Buenos días Julián- dijo sonriente al ver a su compañero -¿que traes ahi?- señaló el paquete
-Buenos días Norma, es un pastel, para todos, ayer pasé a una pastelería que queda relativamente cerca de mi casa y decidí encargarlo para tener algo dulce en la oficina- dijo alegre mientras ponía a funcionar la cafetera.
-¡oh, genial! Todos estaran muy felices por eso- dijo ella mientras se acercaba a la caja para poder observar el pastel -Se ve muy bien, muchas gracias Julián, esperemos a que lleguen todos para comer un poco antes de comenzar el trabajo, aun es temprano- en efecto, eran las 8:20 am y en realidad abrían el lugar a las 9:00 solo que a él le gustaba llegar temprano y poner en orden algunas cosas antes de comenzar la jornada, por eso es que su jefe lo apreciaba tanto, era un trabajador muy dedicado y atento.
Pasaron los minutos y fueron llegando todos sus compañeros, Ernesto, Gabriel, Andrés, y su jefe Oscar, todos estaban muy agradecidos con el gesto de Julián así que decidieron sentarse y desayunar juntos mientras charlaban un rato, Julián aprovechó para contarles su extraña anécdota del dia anterior, después, cada quién partió a su lugar para comenzar un día más de trabajo.
-Oye Julián, necesito que me pases los reportes de cobro del señor Roberto González, el de la empresa constructora- comentó su compañero Gabriel, un hombre bastante alto, rubio y de ojos verdes, a veces era un poco pesado cuando estaba de mal humor, pero era buena persona y muy responsable, vivía solo con su novia de casi 15 años, era un poco más grande que Julián.
-Claro, ¿cuales necesitas?- preguntó mientras se ponía a buscar en sus expedientes.
-Los de este año por favor, me llamó para consultar unas cosas- dijo en el marco de la puerta mientras respondía un correo con su celular
-Toma, estos son todos, si necesitas algo más avisame- Julián le pasó la carpeta, Gabriel lo miró rápido y sonrió.
-Claro, muchas gracias- y se fue a su escritorio a seguir trabajando.
Durante las horas siguientes Julián estuvo muy ocupado, más que de costumbre, ya se encontraba a finales de mes y sus clientes los traerían vueltos locos, pero por fin, dieron las seis de la tarde y el pudo ordenar sus cosas e irse a casa, también ayudó un poco a limpiar la cocina y antes de salir Norma se acercó a él.
-Oye Julián, hay un chico bajando las escaleras, y se parece a la descripción del que te abordó ayer, ve a ver si es él- comentó mientras ella terminaba de organizar las cosas de la cocina.
-Esta bién, gracias Norma, nos vemos mañana- comentó sonriente, fue a recoger sus cosas del escritorio y salió del luagr encontrandose con la delgada silueta de Ulises.
-¿Ulises?- dijo un poco extrañado, el chico estaba recargado en la pared con sus bolsos en el suelo, volteó al ver a Julián y sonrió
-Hola Julian- dijo alegre y tomó sus cosas para acercarse a él.
-¿Que haces por aqui? Pensé que tendrías un dia ocupado, te veías algo cansado en la mañana- preguntó acercandose al joven
-Si, estoy un poco ocupado pero no tanto como otros dias, vine porque no te había pedido tu número de celular y sería buena idea tenerlo, asi podríamos salir juntos a algún lugar- Ulises siempre se veía sonriente al parecer, la peticion extrañó unpoco a Julián pero no le vio problema, asi que accedio y le dio su número
-Solo procura no buscarme muy tarde, no soy una criatura nocturna- comentó alegre Julián
-Yo tampoco, pero las circunstancias me obligan- bromeó un poco Ulises y se despidió -Muchas gracias Julián, estamos en contacto- y asi sin más se fue caminando hacia el tren.