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Breaking Up (SiHan/ Super Junior) por Karmilla46664

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Al final optó por seguir el plan original: improvisar. No forzaría nada, lo dejaría todo al destino. Siwon lo observaba en silencio mientras comía, quizás había sido demasiado tajante con él, por lo que decidió relajar la tensión.

-He visto que eres el esposo virtual de Liu Wen. Enhorabuena, es el sueño de cualquier hombre chino- trató de que sonara como una broma pero se sintió incómodo. ¿Hasta dónde habría avanzado con ella? ¿Serían más que una pareja ficticia? Bebió abundantemente de su copa, esperando que el vino ahogase esos pensamientos.

-Es muy agradable, me siento muy cómodo con ella. Incluso mi padre nos ha dado su bendición.

Ese fue el momento justo en el que Hangeng deseó que la tierra se abriera bajo sus pies y cayese en un agujero sin fondo.

-¿Estáis saliendo?- definitivamente era masoquista porque no le apetecía ahondar en el tema. Pero los formalismos le forzaban a seguir con esa conversación y Siwon parecía realmente relajado con el tema. Entonces, ¿por qué quería verle? ¿Por qué parecía tontear con él? Se pegó un guantazo mental por sacar ese tipo de conversaciones.

-Hankyung, ¿estás bien?-el chino miró al menor con el rostro lleno de confusión- No tienes por qué intentar ser amable conmigo, nos conocemos desde hace demasiado como para que finjas que te preocupa mi matrimonio virtual.

-¡Eh, dicho así parece como si estuviera celoso!

-Es que estás celoso.

-Más quisieras-parecía un crío enojado y, por la expresión risueña del coreano, se lo estaba pasando de lo lindo haciéndole rabiar.

-Pues yo si estoy celoso de tu compañera de Amazing Race- el menor se acomodó en su asiento mientras bebía del delicioso vino.

-No sé por qué deberías de estar celoso, Shǐ Yuán.

El aludido suspiró como si estuviera cansado de repetir aquello.

-Porque aún sigo enamorado de ti-lo dijo de una forma tan natural que sorprendió al mayor.

-¿Ahora es cuando digo que yo también sigo enamorado de ti?-maldijo al vino, y a su boca por ser más rápida que su cerebro.

-No estaría mal que lo admitieses…-Hangeng se odió a sí mismo, ¿tan evidente era? – Sé que te estás torturando para parecer frío pero no tienes por qué ocultarlo. Soy yo quien ha hecho todo lo posible por verte, el que ha viajado a Londres y mentido sólo para obtener un poco de tu atención. ¿En serio crees que vas a parecer más desesperado que yo?

Se rió de sí mismo y al chino le pareció encantador. Siwon no lucía como un acosador, más bien como un Adonis esculpido por ángeles.

-Está bien…no he podido olvidarte-dijo con la boca pequeña, temeroso de que al hacer público sus sentimientos se volvieran en su peor pesadilla.

-Entonces, si nos gustamos, ¿por qué no tener una noche de ensueño? Te lo haré de formas en las que nadie te lo ha hecho, y te susurraré cosas obscenas como a ti te gusta. Dios, Hangeng, no me pidas que vuelva a Corea sin haberte saboreado de nuevo, porque tengo esa espinita clavada desde hace años.

La mirada del chino se endureció.

-Parece que te esfuerzas mucho para llevarte a tus conquistas a la cama.

-Ambos sabemos que por menos te he tenido gimiendo bajo mía- susurró el coreano con la voz ronca.

-Los años me vuelven exigente.

-Eso dice tu orgullo pero tus pupilas dilatadas y tu respiración agitada gritan “fóllame, Siwon”.

-En serio, ¿te estás escuchando? Suenas como un ególatra- comentó escandalizado. Aunque, para que mentir, le ponía esa seguridad inquebrantable de su dongsaeng, le ponía duro hacerse de rogar.

-Tú eliges: podemos terminar la cena y salir del restaurante como dos hombres de negocios para luego reencontrarnos en tu habitación, o puedo empotrarte contra la pared más cercana y hacértelo a sabiendas de que nos pueden pillar.

-¿No existe la opción despedirnos amistosamente?

-Por supuesto, si así es como tú te despides de tus amigos- se miraron retadoramente. Les gustaba jugar con la paciencia del otro, aunque ellos no es que tuviesen mucha contención.

-No vamos a hacerlo-se terminó de un solo trago lo que quedaba de vino.

-Apuesto lo que quieras a que en menos de media hora estarás gimiendo mi nombre de forma desesperada.

-No me gusta que des las cosas por hecho, Shǐ Yuán, no soy tan fácil.-lo decía de forma provocativa, retándole a llevarle a su límite.

-Pensé que estabas deseando de probar mi postre especial-lo dijo acompañado de un sugerente movimiento de cejas, que hizo reír sarcásticamente a Hangeng.

-Creo que he comido bastante esta noche. Ha sido un placer volver a verte, Siwon, pero mañana tengo que madrugar.-se levantó y le tendió la mano educadamente. El coreano lo observó molesto, ¿realmente iba a irse así? Nadie podía resistirse a Choi Siwon.

-Al menos déjame acompañarte a tu habitación.

-Creo que sabré llegar sólo, gracias.

-Por cierto, lo de que tienes que madrugar es una escusa muy pobre, ¿no crees?- Hangeng lo miró ofendido- Ah, ¿Qué no te ha informado tu mánager? Tu agenda ha sufrido cambios de última hora y estarás desde por la mañana hasta después del almuerzo conmigo.

-¡No me jodas!

-Los peces gordos somos muy insistentes, por eso concerté con tu mánager una cita para mañana. Una cena no es suficiente.

-Pareces un manipulador.

-Puede que lo sea…Entonces, ¿qué me dices? ¿Puedes quedarte un rato más?-Siwon lo observaba sereno, con la mano derecha sujetando su copa y la izquierda en el bolsillo del pantalón.

¿Cuánto más podría tensar la cuerda antes de ceder a los deseos del coreano? Sonrió cautivadoramente y atrapó entre sus manos la copa del menor, bebiendo con descaro bajo la atenta mirada del otro.

-Gracias por la cena y por el exquisito vino, pero me temo que mañana tengo que quedar con un pez gordo bastante obstinado. No me gustaría llegar tarde a la cita, daría muy mala imagen.

Siwon se acercó con pasos lentos pero seguros, aún con una mano en su pantalón y una sonrisa provocativa adornando sus finos labios. Hangeng no se movió ni un milímetro, poniendo a prueba al menor, que lo acorraló contra la puerta.

-No llegarás tarde si duermes con él.

Se miraban los labios deseosos de devorarlos, ambos demasiado orgullosos para dar su brazo a torcer. El chino posó sus manos en los fuertes pectorales del otro, empujándole suavemente.

-Entonces prefiero llegar tarde-le susurró con la voz ronca, estaba excitado aunque no quisiera reconocerlo.

Siwon acunó entre sus manos las del chino y, con un rudo movimiento, las aprisionó por encima de la cabeza de Hangeng.

-Sé que estás deseando como yo-esto lo acompañó con un movimiento de cadera que hizo que sus erecciones friccionaran. El chino trataba de deshacerse del agarre del menor, consiguiendo que éste apretase más. Pegó su cuerpo contra la puerta, tratando de rehuir del contacto ajeno, pero pronto su cuerpo se reencontró con el de Siwon. -¿Ves como eres travieso? ¿Por qué tratas de huir de mí sí me deseas?

Sus alientos chocaban y sus bocas de buscaban, hasta que la distancia se deshizo, besándose al fin con deseo. Una de las manos del más fuerte resbaló por el costado de Hangeng hasta acabar posada en la estrecha cintura de éste: con la otra mano seguía manteniendo el agarre de las extremidades del chino.

-Me duele los hombros de estar en esta postura-susurró Hangeng, no por temor a que alguien los escuchara sino porque se había creado un espacio íntimo entre ellos.

-Aguanta un poco más-le contestó Siwon de la misma forma, colando la mano bajo los bóxers del chino que tenía en su cadera. Un leve gemido escapó de sus labios, siendo callado con un beso del menor. Ambos estaban un poco incómodos en esa posición pero les excitaba la idea de que en cualquier momento podría entrar algún camarero. El chino disfrutaba con los ojos cerrados, dejándose arrastrar por la morbosidad y el placer. Finalmente había caído, y es que le resultaba imposible decirle que no a Siwon. Sentía las fuertes manos del menor rodeando su erección mientras lo besaba con parsimonia, como si quisiera conservar ese momento.

-Vámonos a mi habitación- susurró quedamente el mayor. Sintió cómo el agarre desaparecía y su miembro se quedaba sin ser acariciado. El coreano le dio la vuelta, poniéndole contra la puerta, comenzando a besar su nuca y a acariciar su trasero por encima de los pantalones.

-¿No quieres llevarlo más al límite?-le arrulló sin dejar de darle placer.

-Si vamos a hacerlo al menos que sea en un sitio cómodo-se quejó el mayor, dándose la vuelta.-Esa es mi última oferta, o la tomas o la dejas.

El coreano no tardó el pensárselo, no quería tentar a la suerte y que el chino lo dejara con una erección enorme. Salieron del apartado, tratando de disimular, y tomaron el ascensor. Una pareja de ancianos conversaban en inglés mientras el elevador ascendía lentamente. Hangeng casi se desmaya del susto al sentir una mano posarse en sus nalgas, aunque no tardó en adivinar de quién se trataba. ¿En serio estaba tocándole delante de un par de abuelos? Definitivamente acababan de cruzar la línea de lo impropio. ¿Y si el elevador tenía cámaras? Por suerte las puertas se abrieron, saliendo de aquel cubículo como si le persiguieran.

-¿Tantas ganas tienes de llegar a la habitación?-bromeó el menor, pegándose contra la espalda del chino.

-Nos pueden ver.

-¿Y eso te pone?-aquella pregunta emitida en un tono tan sugerente hizo que su miembro se hinchase.

Entró a la habitación y sin esperar a que el otro cerrara la puerta, comenzó a desanudarse la corbata. Las chaquetas caían y los zapatos volaban hacia cualquier lugar. Quería tener cuidado con el traje ya que era prestado por la marca Dunhill pero la necesidad de sentirse desnudo era mayor, por lo que el inmaculado traje blanco cayó arrugado al suelo. Ambos estaban desnudos y ansiosos, aunque algo tímidos debido al tiempo que llevaban sin acostarse. Pero el mayor susurró aquello que prendería la mecha:

-Shǐ Yuán, házmelo mientras me susurras cosas guarras.

Tiempo le faltó para ser empujado contra el colchón. Siwon se subió encima de él y simuló unas embestidas, provocando que sus miembros estuvieran en un delicioso contacto.

-Esto es lo que llevas buscando toda la noche, ¿ah? Eres una puta, Hangeng, te morías porque te follase encima de la mesa- reptó sobre el cuerpo del mayor hasta dejar su erección frente a la cara del chino, que lo miraba con lujuria- Mámamela, quiero que tu boca devore mi polla.

Hangeng estaba hirviendo, aquellas palabras y la rudeza con las que el menor lo decía le ponían ardiendo. Abrió su boca, que pronto fue ocupada por el grueso trozo de carne.

-Hmmm- trataba de tragársela entera, relajando la garganta que emitía jadeos, haciendo que Siwon sintiera en su miembro dicha vibración. Le dolían la comisura de sus labios debido a la fuerza con la que el menor embestía su boca.

-Usa los dientes…-bufó quedamente. Sí, se le había olvidado que al coreano le enloquecía el tacto de sus dientes arañando su extensión mientras su lengua acariciaba en contraste. Abrió los ojos, encontrándose con la oscura mirada de Siwon. Quería tocarse pero prefirió llevar sus manos al trasero del menor, empujando lar duras nalgas contra su boca. Hacía años que no chupaba una polla y le estaba poniendo más que cualquier experiencia hetero.- Trágatelo todo, no quiero que derrames ni una gota de semen, ¿me has oído, puta?- tiró del cabello oscuro del mayor, siguiendo con las impertinentes embestidas. Las manos de Hangeng resbalaron hasta acabar acariciando los testículos del menor, apretándolos y arañándolos: al coreano le gustaba el sexo duro. Mientras más placer le regalaba, con más violencia profanaba su boca. El orgasmo de Siwon fue anunciado por un rugido de placer que resonó en toda la habitación. El chino trataba de tragarse todo el semen pero se ahogaba, por lo que sus ojos se enrojecieron y de sus comisuras resbalaba viscoso líquido. Aquel grueso miembro salió de su boca, provocando que tosiera por el esfuerzo realizado- Muy bien, zorra, veo que sigues recordando cómo chupar un buen falo… ¿Quieres tu recompensa?

-Sssiiii…- respondió atropelladamente mientras se limpiaba el semen que no había podido tragar.

-Pídemelo.

-Tócame, Shǐ Yuán.

-Quiero que me ruegues que te toque.

El chino se incorporó, quedando de rodillas sobre el colchón, y miró sumisamente al menor.

-Por favor, tócame.-su propia mano descendió por su estómago, pero fue apartada antes de llegar a su miembro.

-Sólo puedo tocarte yo, ¿entendido?

El mayor asintió desesperado, le dolía la erección demasiado como para negarse. Las fuertes manos de Siwon acariciaron sus pezones; bajaron por los costados del chino, cuya respiración se aceleraba gracias a las caricias. Palpó el hueso de la cadera del mayor y enredó sus dedos en el vello púbico de éste, tirando ligeramente. Ahora era turno de su boca: lamió la manzana de Adán y descendió hasta los enrojecidos pezones, mordisqueándolos, intercalando con suaves lamidas. Sus dedos seguían acariciando la zona del interior de los muslos, mientras su boca se divertía con los rosados botones. Sus falanges acariciaron superficialmente la erección del mayor.

-Aaaaah-fue un gemido intenso y desesperado.

-Shhh, no te impacientes-los dedos no tardaron en abandonar la palpitante verga, dirigiéndose a la sonrosada y estrecha entrada, a la vez que su boca bajaba, para acabar chupándole la punta al ansioso chino.

-Hmm, por favor, Shǐ Yuán.

No quiso torturarlo más, por lo que abrazó con sus labios el hinchado pene del mayor a la vez que ingresaba en su interior dos dedos. Hangeng no pareció molesto por aquella intromisión, le gustaba sentir la aspereza de aquellas extremidades empalándolo. La hábil lengua del coreano jugaba con su extensión, sacándole gritos de puro placer. Siwon se apartó, mirando la desesperación en los ojos del mayor. Sacó sus dedos de la entrada del chino y los puso delante de su boca.

-Lámelos. -Hangeng pareció dudar, pero la calentura era mayor por lo que lamió aquellos dedos que habían estado penetrando su interior. Siwon lo observaba con vicio, le encantaba cumplir sus más oscuros fetiches con el mayor.- Date la vuelta.

El chino se quedó a cuatro patas, recibiendo unos cuantos azotes en sus pálidas nalgas. Sintió cómo el menor manoseaba su trasero, abriéndolo y golpeándolo, hasta que una golosa lengua se coló en su entrada.

-Aaah, Siwon, hmmm- su pene iba a estallar al sentir aquella lengua besándole su interior, lamiendo con gula tratando de ensancharle. No podía evitar mover las caderas buscando mayor contacto, aquella era de las mejores sensaciones que había experimentado en su vida. Cuando las mano de Siwon acariciaron sus testículos, sus piernas le fallaron debido al inmenso placer, quedando boca abajo en el colchón, con el coreano hurgando sin pudor su entrada. El brazo derecho del menor le rodeó la cintura, haciendo que su trasero quedase más expuesto. Sintió el falo del coreano tanteando su trasero hasta que, de una estocada certera, se enterró en su interior, haciendo gruñir al activo. Comenzó con un vaivén lento, disfrutando de cómo el pequeño trasero del chino engullía su miembro: poco a poco fue aumentando la velocidad, intercalándolo con leves cachetadas que hacían gemir a Hangeng, quién movía sus caderas tratando de auto penetrarse más hondo. Siwon marcaba el ritmo sujetando al mayor por la cintura. Sus cuerpos sudados, los roncos gemidos, el sonido de los testículos del coreano golpeando con fuerza el trasero del mayor… Aquella perfecta coreografía que llevaban años sin practicar pero que era imposible de olvidar, los estaba haciendo enloquecer. Hangeng no podía contener sus escandalosos jadeos, importándole realmente poco si su mánager que dormía en la habitación contigua lo estaría escuchando: ya le daría alguna escusa. Siwon se salió de su interior y se sentó en la cama, esperando que el chino hiciese lo mismo sobre él.

-Quiero que te empales, quiero que lleves tú el ritmo que más cachondo te ponga- le susurró cuando Hangeng se sentó sobre su miembro, comenzando un suave “sube-baja”, hasta que le pilló la velocidad adecuada- Me encanta ver tu cara desencajada por el placer mientras te ensartas- peinó los sudados mechones que caían sobre la frente del mayor, que entrecerraba los ojos mientras gemía con voz ronca. Sus manos acariciaban el pecho de su dongsaeng, mientras éste le ayudaba a mantener el ritmo de las embestidas. Se sentía algo cansado, las piernas le dolían al estar en esa postura, pero quería correrse viendo la cara de Siwon. El coreano observaba cada gesto de placer emitido por el mayor: los suspiros escapando de su boca entreabierta, las cejas enarcadas y los ojos entornados, las perladas gotas de sudor enmarcando su rostro hasta acabar en su cuello, el oscuro cabello empapado cayendo sobre su frente… No pudo resistirlo más y lo besó, pero no en un beso demandante sino en uno sincero cargado de amor. El chino seguía con su cansado sube y baja, ensartándose el grueso miembro mientras besaba a su dongsaeng. Siwon le lamió la barbilla y besó su perlado cuello, apresando con sus dientes la fina piel del mayor, que gemía entrecortadamente, avecinando un fuerte orgasmo. Hangeng arañó la espalda del musculoso coreano, profiriendo un desesperado gemido de placer, acabando entre ambos cuerpos. Dejó caer su cabeza entre el hueco del cuello de Siwon, que siguió embistiendo la palpitante entrada del chino, que punzaba debido al intenso orgasmo. No tardó en bañar el interior de su hyung, corriéndose mientras expiraba un jadeo en el oído del mayor. Se dejó caer lentamente hacia atrás, quedando recostado en el colchón y con Hangeng tumbado sobre él. El chino lucía agotado, aunque con una imborrable sonrisa post coito. Salió del interior del mayor y dejó que se acostase sobre su pecho, besándole la cabeza en un gesto protector- Al final veo que has cedido.

-Cállate, idiota- susurró el hyungº, besando la clavícula del otro.

-Me alegro de que haya pasado, me siento realmente relajado teniéndote así, entre mis brazos.

-Ahora era cuando nos poníamos en plan cursi y nos decíamos que jamás nada nos separaría- recordó con tristeza el chino.

-Y ya ves que la distancia no ha impedido que acabemos juntos de nuevo. Nuestros cuerpos se atraen como polos opuestos, tenemos un magnetismo inigualable y eso no hay distancia que lo estropee.

-Pasado mañana, cuando despierte no estarás aquí, y volverán las noches en vela y los llantos nocturnos.

-Hankyung, no pienses en eso ahora- acarició el rostro del chino, tratando de que sus yemas recordasen cada rasgo del mayor.

 -Me alegro de que cogieras ese avión y te presentases sin avisar- admitió, cerrando los ojos, dejándose vencer por el sueño.

-Recuerda que mañana tienes una reunión importante- bromeó el coreano.

-¿Será la segunda ronda?- preguntó con picardía el chino.

-Tú prepara la vaselina porque la reunión va a ir para largo…

 

Se dieron un último beso antes de caer rendidos. Su día había sido agotador para ambos, y qué mejor que descansar en los brazos de la persona que amas.


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