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Royal Revenge por katzel

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Notas del fanfic:

Write, write, wriiiite!

El barco había partido bajo un cielo preñado de tormentas. En la proa del navío dos jóvenes conversaban intentando mantenerse firmes a pesar del incensante balanceo. Sus siluetas recortadas en las sombras podrían haber servido de inspiración a un cuadro surreal. El primero sujetaba el borde de la baranda mientras el segundo, con el rostro hacia arriba parecía escudriñar en la violencia que pronto se reflejaría en las nubes. Uno sólo sabía mirar hacia adelante como si pudiese aminorar la distancia con sólo pensarlo. El otro parecía más realista, dispuesto a analizar los fenómenos que le rodeaban.


El más joven - quien devoraba las millas marítimas en su ansiedad por llegar - era George Fitzroy, hijo de una familia peligrosa en extremo para la corona. Su padre era Enrique Fitzroy, hijo bastardo del viejo rey (Enrique Tudor) refugiado hasta entonces en Francia. Vigilado y venido a menos había terminado por casarse con la hija de su protector, Mary Howard y concebido dos hijos en el exilio. La actual reina Isabel Tudor(su medio hermana) lo odiaba como a nadie en el mundo. Se parecía demasiado al rey muerto y el pueblo aún suspiraba por coronarlo. Si se atrevía a cruzar el mar bajo amenaza de muerte era por lo apremiante de la situación. Emily, la hija mayor había sido arrancada de su hogar hacía casi medio año y obligada a servir como dama de honor de la reina. Ese secuestro velado que la retenía contra su voluntad en la corte era la forma de chantajear a la familia para tenerla sujeta a la voluntad de Isabel.


George ignoraba muchas cosas acerca de este hecho y según su perspectiva la reina había sido muy amable al enviar mensajeros para escoltar a Emily seis meses atrás. Tampoco conocía la verdadera filiación de su padre y a sus dieciocho años se había mantenido al margen de los partidos, las guerras y las intrigas cuyas fuerzas ya lo arrastraban a las costas de Inglaterra.


El otro varón de fisonomía fría y analítica era Bernhard Rosencrantz, su instructor. Atractivo descendiente de gélidos austríacos, emanaba un aura de calma y paz. Bajo qué condiciones había conocido al padre de George era un misterio, sólo se sabía que había llegado a ser tutor cinco años atrás y muy pronto se había ganado su total confianza. Discípulo y alumno mantenían una viva amistad compartiendo limpiamente sus pensamientos, sensaciones y actos. George admiraba el talento artístico y científico de Bernhard intentando perfeccionarse en cualquier materia que se le enseñase. A simple vista cualquiera hubiera creído que ambos tenían la misma edad, la diferencia tampoco era excesiva, sin embargo la actitud del tutor imponía una leve muralla de respeto, difícil de quebrantar.


-- Lord Fitzroy desea hablar con usted - dijo el tutor alzando la voz pues la marea era atronadora.


George asintió sosteniendo la gorra de paño sobre la cabeza y deslizándose sin mucha soltura hacia a la cámara del capitán, a cuya mesa estaba ya su padre, preocupado y completamente ensimismado, ocultaba una carta entre las manos y parecía haberla hecho añicos hundiendo las uñas en el papel desgarrado. Apenas vio a George le ofreció la mirada desvalida de sus ojos rojos por el llanto.


-- Siéntate, hijo y te suplico paciencia pues quedan pocas horas para llegar a nuestro destino. Las vidas de tus seres más queridos quedarán en tus manos, al igual que un camino que no has pedido, pero que yo me atrevo a depositar sobre tus hombros con todas nuestras desgracias. Este brazo - resopló acercándose y apretando fuertemente su extremidad derecha con los dedos tensos -... este joven y fuerte brazo cortará de raíz la maldad de la dinastía Tudor y creará un mundo mucho más justo.


George retrocedió azorado. Ya había notado el ánimo de su progenitor desde el inicio del viaje, sin embargo lo atribuía a ciertos negocios familiares. Sólo que esta vez los ojos claros no le mentían: estaba atormentado por un secreto que al ser dicho destruiría la barrera perfecta de su inocencia y tranquilidad.


-- Rosencrantz, trae el retrato...


Frente al joven fue develado un hermoso lienzo del pintor Holbein.


-- Padre... no sabía que Holbein te había pintado... es tan...


-- No soy yo, George.


-- ¿No?


-- Es un cuadro del rey de Inglaterra, Enrique VIII, de la casa Tudor.


-- Pero tú eres... es imposible... sois exactamente iguales.


-- Soy su hijo, George. Soy el hijo de su amante, Elizabeth Blount, "la indecente Bessie" como fue llamada en voz baja. Somos duques de Richmond y ahora la amenaza más grande que existe contra su majestad, Isabel I. El rey ha muerto sin descendencia masculina. Su hijo legítimo, Eduardo, ha fallecido. Sus enemigos han sido destruidos. ¿Sabes lo que eso significa?


--... que somos la única competencia que tiene por el poder...


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