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Evanesce por LaXy

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Notas del fanfic:

 

Holiis, (^^)9 

Yo volviendo con algo nuevo :D

 

Sensual imagen: http://data.whicdn.com/images/143228952/superthumb.jpg

Notas del capitulo:

 

Nuevo fic, espero le den amors ^^ 

 

 

— Vamos, Tae, si Baekhyun ve que llegamos tarde; nos mata a ambos.

Taehyung hizo un mohín y se encogió en la cama, apretando la sabana azul entre sus manos y hundiendo la cara en la almohada. Gruñó al sentir que su amigo tiraba de la sabana para removerla de su cuerpo. 

— ¡Vamos, Tae, el vuelo sale en una hora!

Aquellas palabras bastaron para activar el cuerpo de Taehyung en un dos por tres. Saltó y aventó la sábana que su amigo intentaba quitarle, se dio el parón y tropezó con la ropa que había dejado tirada la noche anterior. A lo lejos, en la esquina de su pieza, divisó su maleta lista y un abrigo largo sobre esta. Agradeció internamente a su madre por ayudarlo con su desorden.

Jungkook, su mejor amigo, lo miraba con los brazos en jarras y con el ceño fruncido. Vale, lo entendía muy bien. Meses y meses planeando con anticipación el viaje como para que los desvelos de Taehyung echaran a perder todo los planes a último momento. Por lo menos Jungkook no lo estaba golpeando.

— ¿Cómo pudiste olvidar poner la alarma? — Taehyung se encogió de hombros y le dio una sonrisa de disculpa a Jungkook.

— Si la puse, pero no la he escuchado. Me he dormido muy tarde a noche, sabes.

— Mmhh… deberías dejar los videojuegos.

— Juro que no estaba jugando — Jungkook enarcó una ceja y se cruzó de brazos, mirando a Taehyung con cierta incredulidad —. Vale lo juro por los aliens.

Su amigo pelinegro elevó ambas cejas, seguía sin creerle a Taehyung ninguna palabra que salía de sus labios.

— No importa ya — volvió a decir el menor —. Sólo apresúrate.

Dicho eso se aventuró a buscar unas prendas de ropa para su amigo que viajaba por la habitación con unos boxers puestos. Jungkook bufó y le aventó un pantalón negro y una camisa sencilla de color rojo oscuro, a lo cual le agradeció con una sonrisa abierta antes de comenzar a vestirse en segundos.

Taehyung no encontró más que unos viejos Converse, sus tenis de la suerte. Los que habían estado con él desde que estaba en el instituto superior con Jungkook. Pasó por muchas cosas con esos tenis y con Jungkook. Era mejor empezar su estadía en Seúl con la buena suerte, eso y porque su madre ya le había empacado los demás tenis, así que no tenía más que usar.

Una vez que metió los pies dentro de ambos zapatos, se levantó y salió corriendo por la puerta donde Jungkook había desaparecido segundos antes. No se molestó en atar los cordones de ambos tenis, por las prisas cada vez que intentaba correr casi se le salían los zapatos.

Tomó la maleta y se echó el suéter al hombro antes de salir de su habitación y cerrarla, no sin antes echarle un último vistazo al interior. Su madre estaba un poco triste y feliz por él a la misma vez. Taehyung sabía que no quería que se fuera, pero no se atrevía a detenerlo.

Su madre sabía que el sueño de su hijo era vivir en Seúl, y hacerse su propia vida trabajando como tutor de piano o canto, ambas cosas que a Taehyung se le habían dado muy bien desde el momento en que cumplió los cinco años, primero con el piano y luego el canto. Su madre estaba orgullosa, por eso no se atrevía a detenerlo. 

— Tae, cariño — Taehyung detuvo su carrera al ver a su madre, parada en la puerta de la cocina con una taza entre las manos que seguramente contenía té verde o café descafeinado.

— ¿Sí, mamá?

Ella lo miraba con tristeza y una sonrisa feliz, después de todo, no era sencillo ver partir a su único hijo y a su mejor amigo. Seúl era una ciudad grande con muchas oportunidades y muchos peligros andantes.

Tenía miedo de que a Taehyung pudiera sucederle algo en su estancia en Seúl. Taehyung era un chico muy listo, pero entre todo eso era alguien sumamente despistado. Como su madre tenía todo el derecho de asustarse por su hijo y su mejor amigo.

Pero se limitó a sonreír, dejar su taza de café a un lado y abrazarlo con fuerza, sin para e intentar contener las lágrimas.

— Cuídate mucho, cariño.

— Claro que sí, mamá. Te amo.

Taehyung se alejó un paso y le sonrió a su madre. Ella comenzó a peinar los cabellos teñidos de naranja de su hijo, peinando la mata de cabello desordenada con cariño. Ambos escucharon el claxon de la camioneta y dieron un salto.  

El menor desvió su mirada al reloj de pared que estaba sobre la pared principal del salón y se fijó que faltaba media hora y todavía su primo tenía que conducir al aeropuerto. Se apresuró a volver a tomar su maleta y encaminarse a la puerta principal. Se detuvo unos segundos y se giró para ver a su madre parada a medio salón.

Le dio una mirada brillosa y una sonrisa temblorosa.

— Me voy. Prometo que Jungkook y yo vendremos en Halloween.

— Sólo cuídense mucho por haya — Taehyung asintió y su madre le sonrió con las lágrimas en sus ojos. Observó como el pelinaranja inspiraba aire y salía de la casa. Siguió mirando por la ventana como Baekhyun, su primo, parecía decirle algo en reproche a Taehyung.

Sonrió al ver a su hijo hacer un puchero y fruncir el ceño, respondió algo a Baekhyun a lo cual el pelinegro con ojos delineados resopló y arrancó la camioneta. Dejando sólo una ligara capa de polvo a su paso. Así, ella vio a su hijo irse de su lado.

 

 

— Bien, cuídate mucho, rata — Taehyung enarcó una ceja ante las palabras de Baekhyun. El menor de los tres soltó una risa antes de acercarse a la chica y enseñar el pasaporte y el boleto del avión.

Baekhyun suspiró y dejó caer los hombros, sonrió a Taehyung con cierta tristeza pintada en sus ojos. Taehyung soltó el aire y se apresuró a rodear a su primo con sus brazos. Sintió a Baekhyun apretarse con fuerza contra él.

Todo estaba siendo tan complicado. También era difícil para él dejar a su madre y a su primo en Busan, pero finalmente había encontrado algo en lo que era bueno y deseaba trabajar en ello.

— ¿Por qué todos escogieron hoy para regalarme esa mirada?

— No lo sé. Creo que se da la ocasión.

Taehyung rió por lo bajo y se separó de su primo. Se miraron por unos momentos hasta que anunciaron el vuelo a Seúl por última vez. Taehyung supo que era hora de dejar a Baekhyun y subir con Jungkook al avión.

— Por favor, Taehyung, nada de fiestas ni encuentros de una sola noche — Taehyung abrió los ojos y se sonrojó por el hecho de que Baekhyun lo estaba diciendo en voz alta. Las personas que pasaban a un lado de él lo miraban raro —. Dile eso a Jungkook también. Ya sabes a donde ir cuando ambos lleguen a Seúl, no salgas de noche.

— Claro, mamá.

Baekhyun sonrió por las palabras avergonzadas de Taehyung. Se quedó ahí, a medio lugar, observando como su primo pequeño entraba al pasillo para subir al avión. Sonrió con tristeza al verlo desaparecer.

Taehyung iba a Seúl para seguir un sueño que muchos considerarían algo tonto y sin sentido. Pero para Taehyung, enseñar música era algo mágico. Baekhyun sabía cuánto amaba su primo la música. Ya fuera por tocar el piano o cantando. Siempre había una sonrisa en los labios de Taehyung.

Era un chico dulce, amable, inocente, quizás demasiado, pero ese era el encanto de Taehyung. Al contrario de él, Jungkook era más extrovertido pero un poco más astuto y reservado, parecía más inocente que Taehyung pero en muchas cosas no lo era, es un chico dulce y amable, así como frío y vengativo.

Baekhyun creía que no había nadie mejor para cuidar a su primo que Jeon Jungkook.

 

 

Una vez que Taehyung y Jungkook habían llegado a Seúl, fue muy fácil encontrar la dirección que Baekhyun les había dado. Era un departamento de dos habitaciones, era espacioso y amueblado. Su primo les quitó de encima la necesidad de amueblar la casa.

Al entrar cada quien a una habitación, se votaron en la cama, agotados como para cenar siquiera. Jungkook se quedó despierto hasta pasadas las doce, mientras que Taehyung había caído como presa del sueño al instante en que su cabeza tocó la almohada. Taehyung tenía un nivel muy alto de adaptación.

Su amigo tenía que presentarse como un nuevo tutor a la mañana siguiente, así que era mejor dejarlo dormir. Jungkook por otro lado, tenía que buscar un trabajo para no estar de holgazán todos los días en el departamento. Ya encontraría algo por ahí.

 

La mañana siguiente cuando Taehyung despertó, se apresuró a tomar un baño y alistarse para su primer día como tutor. Antes de salir del departamento, se aseguró de dejar una nota pegada en la puerta del refrigerador para su amigo, diciendo que llegaría después de las tres de la tarde para almorzar con él.

Cuando llegó a la escuela de música, estaba más que perdido al entrar en la cuarta puerta equivocada. No tenía ni idea de cuál era la sala de música que le habían dicho. Hasta ahora, sólo había encontrado salas de baile y una de grabación. Estaba a punto de rendirse una vez que abrió otra puerta.

Otra sala de baile, pero este era diferente. Escuchó música provenir del interior. Cuando sus ojos observaron el interior, dieron con la figura de un chico de cabello castaño, alto y delgado, el cual bailaba una balada tranquila con los ojos cerrados. Sin darse cuenta de que Taehyung lo observaba.

Perdido y anonado, Taehyung observaba al chico con los ojos bien abiertos. Su madre le había planteado la idea de aprender baile, pero él había declinado la idea por falta de interés. Pero ahora, mirando al chico, supo que era una maravilla y que a Jungkook le encantaría estar aquí, su mejor amigo era un gran bailarín.

Taehyung no sabía cómo podía moverse tan acompasado a la música de forma lenta y tranquila. El castaño se movía fluidamente mientras Halo de Starset resonaba por toda la sala de baile, captando toda la atención de Taehyung. Sin dejar de observar cada paso del chico, no se dio cuenta cuando la canción terminó y el castaño dio media vuelta, encontrándolo mirando y parado a la mitad de la puerta.

El chico frunció el ceño y esbozó una sonrisa confundida. Detuvo la siguiente pista y se volvió para mirar de frente a Taehyung.

— No eres Jimin — fue lo único que atinó a decir el castaño, sacando a Taehyung de su trance. Las mejillas del menor se pintaron de rojo al verse siendo atrapado por el chico.

Taehyung  pudo observar mejor el cabello del chico una vez que éste se quitó la gorra negra que traía puesta. El cabello calló por su frente, cubriéndola y llegando cerca de sus ojos, movió su cabeza a un lado para quitar los flequillos que le obstaculizaban la vista y siguió mirando al chico parado en la puerta.

— ¿Eres estudiante aquí? — Taehyung parpadeó y lo miró confuso — ¿Estas aprendiendo danza?

Taehyung dio un paso atrás y negó con la cabeza. Una sonrisa se deslizó por sus labios al recordar que tenía que presentarse con un chico ese día.

— Soy un tutor de canto.

Para su sorpresa, el castaño abrió sus ojos con sorpresa y le dedicó una sonrisa abierta. Avanzó un paso al mismo tiempo que Taehyung retrocedía uno.

— ¿Eres Kim Taehyung?

Taehyung lo miró fijamente.

— ¿Quién eres tú? — el castaño revoleó los ojos con un gesto divertido

— Me llamo Hoseok, pero muchos me conocen aquí como J-hope.

— ¿Cómo sabes mi nombre?

— Yo soy maestro de baile, aquí. Sabíamos que llegaría un nuevo maestro nuevo, pero no pensé que fueras tan joven — Hoseok lo observó con los ojos entrecerrados —, y muy lindo, también.

Las mejillas de Taehyung volvieron a pintarse de color rojo al escuchar las palabras de Hoseok, el maestro de baile. El castaño. El chico que había encontrado en la sala.

Una curiosidad brotó del pecho de Taehyung, tal como la curiosidad de un niño de seis años cuando encuentra algo nuevo, siendo que su mente le decía que no y en su interior brillaba una luz roja con el letrero de “peligro”, su subconsciente le advertía que Hoseok era peligroso para él.

Pero él como buen chico obediente, lo ignoró. 

— Pues, ese soy yo, entonces — respondió de forma sencilla, aparentando estar de lo más normal frente al bailarín. Hoseok dejó salir una risa divertida al tiempo que metía una mano en una de las bolsas delanteras de su pantalón de deporte y sacaba su teléfono celular.

Taehyung se quedó en silencio, alcanzando a ver una imagen de dos personas, seguramente Hoseok acompañado de lo que parecía ser un chico más bajito que él. Taehyung se quejó por no usar los lentes esa mañana. Sus inseparables lentes, los cuales estaban olvidados en la mochila de Jungkook.

— ¿No deberías estar en clases?

— Sí, sobres eso… — Taehyung rascó su nuca con pena y nerviosismo —. Me perdí — soltó. Hoseok dejó salir otra risa y Taehyung se sonrojó de nueva cuenta.

— Los salones de música están del otro lado del edificio — Hoseok rascó su ceja con el dedo pulgar, intentando contener la risa.

Taehyung se mordió el labio inferior. Sentía su cara arder con vergüenza, así que bajó la mirada haciendo que una cortina de cabello naranja cubriera su cara de la mirada de Hoseok. Siguió mordiendo su labio y con la mirada baja hasta que sintió a alguien picar su hombro.

Levantó la mirada y se encontró frente a frente con otro chico más bajito que él y de cabellos negro azabache, sus ojos estaban delineados por un negro ligero que resaltaba su mirada fija en él. Se miraron unos segundos hasta que él de cabellos negros le sonrió con amabilidad.

— Eres Kim Taehyung, ¿verdad?

Otro chico lindo que sabía su nombre. Taehyung estaba más que perdido en su primer día como maestro de música, con un bailarín atractivo que tenía sonrisa brillante y otro chico de cabello negro que era más bajo y con complejos de una pequeña diva. Nuevamente atinó a sólo asentir con la mirada confusa y perdida.

Como deseó que Jungkook estuviera ahí para ayudarlo y a no estar tan perdido.

— Woow, eres un chico muy lindo — el pelinegro se acercó, quedando a centímetros de su rostro y mirándolo fijamente —. Soy Jimin, por cierto…

Hoseok se acercó hasta Jimin y lo jaló por la camisa holgada que llevaba el menor ese día. Rodó los ojos al tiempo que lo alejaba de un sonrojado Taehyung y rodeaba su cintura en un agarre delicado pero firme a la misma vez.

Taehyung observó como Jimin parecía pegarse más al costado del bailarín mientras respondía al contacto rodeando la cintura del castaño. Hoseok miró a Jimin y pareció olvidarse de la presencia de Taehyung mientras comenzaba a peinar el flequillo negro de Jimin y a pasar sus dedos por las mejillas del chico.

Jimin apretó su mano, arrugando la camisa negra de Hoseok, sonreía igual a como lo hacía Jungkook cuando Taehyung peinaba su cabello y el menor recargaba su cabeza en las piernas de Taehyung. Siempre que Jungkook hacia eso, solían platicar por horas y horas, hasta entrada la media noche.

En esos momentos Taehyung se dio cuenta de cuánto extrañaba a su mejor amigo, el dulce chico de cabello rojo oscuro que a veces hacia que su corazón saltara de alegría.

El pelinaranja se vio obligado a desviar la mirada de aquella escena tan íntima de la cual parecía estar siendo excluido. Se sintió tan incómodo que sólo movió su pie para patear una piedra imaginaria en el piso liso y limpio.

— ¡Oye tú!

Hoseok frunció el ceño y dejó de acariciar el flequillo de Jimin y lo soltó, se encaminó a la puerta, apenas llegó cuando vio a Taehyung abrir la boca con sorpresa y salir corriendo hacia el chico que estaba a medio pasillo. Hoseok casi podía jurar que vio como los ojos de Taehyung brillaban como dos esferas de luz.

Jimin apareció segundos más tarde, detrás de Hoseok. Ambos miraron con los ojos bien abiertos, como Taehyung, el maestro de música, corría y se aventaba a los brazos de un chico de cabello negro. Más alto incluso que Hoseok, por unos centímetros, y más alto que Taehyung. El chico recibió a Taehyung y dio una vuelta con él.

Jimin los miró con curiosidad. No conocía para nada al de cabello negro, pero se veía de la misma edad que Taehyung, o tal vez incluso más pequeño.

— Jungkook, te extrañé mucho — lloriqueó Taehyung, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del menor. Jungkook sonrió y dejó al mayor sobre el suelo —, ¿pero qué haces aquí?

— Te has dejado tus lentes en mi mochila, tonto.

— ¡Hey! — Taehyung los tomó y fingió indignación —. Soy dos años mayor que tú, así que me debes respeto.

— Y tú me debes un par de chocolates — Jungkook observó a los dos chicos que estaban parados en la puerta, no se paró a mostrar una sonrisa, sólo los ignoró por completo, fijando su mirada en Taehyung —. Si no estás dando clases, ¿podemos ir a desayunar?

— Sí, sobre eso… — Taehyung se alejó un paso de Jungkook y se sonrojó nuevamente —. Se supone que debería estar dando clases ahora, pero nunca encontré el salón y no pude llegar…

— Un momento — la voz de Jimin distrajo a Taehyung. Jungkook le dio una mirada irritada y un ceño fruncido. Hoseok lo imitó y salió de la sala y pasar su brazo por los hombros de Jimin — ¿Tú eres el mi maestro que no llegó a mi clase de canto?

— Sí… eso creo…

Hoseok saltó de la impresión y Jungkook rodó los ojos. No le agradaba muy bien el castaño, así que no se detuvo a fingir una cara amable cuando andaba en un día muy contradictorio.  Jaló a Taehyung para alejarlo de los otros dos.

— Tae, si no tienes más clases, vamos a desayunar algo.

— ¿No has comido nada? — Jungkook negó — ¿Ni un poco de leche? — Taehyung vio a Jungkook volver a negar con la cabeza. Taehyung suspiró y dejó que Jungkook pasara un brazo por sus hombros, igual a como Hoseok abrazaba a Jimin.

— Comamos algo, hyung.

Hoseok entrecerró sus ojos, ¿era sólo él o parecía como si el pelinegro quisiera alejar a Taehyung de ellos? Escuchó que Taehyung suspiró y se giró para mirar de frente a Jimin. Esbozando una sonrisa de disculpa, se encogió ligeramente de hombros y rodeó la cintura de Jungkook.

— ¿Ustedes están saliendo?

La pregunta indiscreta de Jimin hizo reír a Taehyung y a sonrojarse, Hoseok negó con la cabeza mientras le decía algo al oído de Jimin y éste se encogía de hombros de forma casual. Jungkook por otro lado, él frunció el ceño y apretó más a Taehyung.

— ¿Tiene algo de malo? — Jimin fijó su atención en él menor y tardo unos segundos en responder con una negación, moviendo su cabeza de lado a lado. Era sólo él, o parecía que el pelinegro los miraba con cierta hostilidad.

— No. No tiene nada de malo.

Taehyung sonrió, sin saber que decir en verdad. Todas las personas que conocían, pensaban que ellos eran más que amigos, tal vez y daban ese sentimiento; pero lo cierto es que Taehyung ya no se molestaba en decir lo contrario. Jungkook nunca tomaba provecho de eso, su amigo siempre se mantenía como siempre.

Actuando genial y molestándolo.

Taehyung y él solían ser muy unidos desde que eran pequeños, prácticamente habían estado juntos desde que andaban en pañales, y no tenía planes de que eso cambiara. No hasta que Jungkook decidiera alejarlo de él. Taehyung siempre iba a estar con él. En las buenas y en las malas. Como amigo o quizá algo más que eso.

Cuando Taehyung tenía diez años y Jungkook apenas raspaba los nueve, tomaron sus manos y decididos a dar su primer beso, juntaron sus labios en un beso inocente e infantil. Luego se separaron y limpiaron sus labios, jurando no volver a hacerlo. Pero al cabo de un par de años, cerca de los quince, Jungkook terminó besando a Taehyung nuevamente al salir de la escuela media superior.

Podría decirse que esos besos con su amigo seguían ocurriendo, no siempre, pero un par de veces con frecuencia. Para Taehyung, era una forma de contentar a Jungkook cuando estaba molesto, y para Jungkook era una forma efectiva de convencer a Taehyung. Así eran ellos, y no tenían planes de cambiar.

Siempre que Taehyung estaba triste por algo, Jungkook era el que estaba a su lado, ya fuera por cualquier cosa que picara a Taehyung, el pelinegro sin falta estaba con él. Taehyung siempre estaba con Jungkook, desde el momento en que decidió esperar un año para entrar juntos al instituto medio superior. Desde entonces habían sido inseparables.

Pero ahora, por alguna extraña razón, Jungkook se sentía inquieto con respecto a su amigo. Se sentía inquieto, ansioso, irritado, se sentía tan… celoso y amenazado. Y lo peor del caso, era que no sabía exactamente por qué.

— Lo siento, me llevaré a mi chico para comer algo — declaró Jungkook con voz seria. Recibió como respuesta una sonrisa de parte de Jimin y una mirada impasible de parte del castaño.

El pelinegro llegaba a caerle un poco bien, se notaba que era alegre y de aquellas personas sumamente expresivas y sensibles. Por otro lado, el castaño, era algo completamente diferente. No llegaba a caerle bien ni para regalarle una mirada con fingido agrado.

No lo quería cerca de Taehyung, eso era más que un hecho.

Se llevó a Taehyung en el mismo camino por donde había llegado, dejando a los otros dos atrás. Taehyung caminaba al mismo paso que el menor, con su brazo por encima de los hombros del mayor, el cual no parecía quejarse por el gesto.

— Enseñan baile aquí, Kook — la voz de Taehyung le hizo verlo por un momento. Su amigo había dicho la palabra mágica.

— ¿Baile? — Taehyung asintió — ¿No estás de broma?

— Que no, niño, es en serio.

Jungkook sonrió abiertamente. Aquellas sonrisas que sólo Taehyung las podía ver. El pelinegro era muy selectivo con sus amistades, por eso nada más tenía a Taehyung como su amigo más cercano. No había nadie más.

— Puedo arreglarlo todo para que entres como estudiante. Con tu experiencia en el baile podrías llegar a ser maestro en poco tiempo.

Jungkook se separó de Taehyung y se quedó parado en su sitio. Analizando las palabras de su amigo mayor. En verdad era un gran regalo que el mayor lo metiera en clases de baile, hacía años que no movía en cuerpo y extrañaba hacerlo.

Comido por la emoción, asintió con efusividad y alegría. La sonrisa que yacía plasmada en su rostro contagió a Taehyung haciéndolo reír también. El pelinegro se acercó y cortó toda distancia, abrazando a Taehyung por la cintura y dio una vuelta completa con el chico entre sus brazos.

Para que Taehyung fuera mayor y Jungkook un chico un año menor que él, poseía más fuerza de la que Taehyung se atreviera a presumir. Podía cargarlo como si nada sucediera, aun cuando se llevaba todo de Taehyung cargar a Jungkook en brazos por más de un par de segundos.

— Te adoro, TaeTae…

Aquello fue lo último que dijo el menor antes de bajarlo y tomar sus mejillas para apretar sus labios con los del mayor en un beso casto. Taehyung sonrió y dejó a Jungkook besarlo. Cerró sus ojos y puso sus manos en la cintura del pelinegro.

Sin darse cuenta de que Hoseok y Jimin los miraban con los ojos bien abiertos. Ambos chicos con los dedos de sus manos entrelazados. Se miraron, Hoseok negó y Jimin asintió con una sonrisa.

— Hey, tortolos, Hobi y yo invitamos la comida hoy.

Jungkook se separó de Taehyung al escuchar la palabra comida saliendo de los labios del pelinegro. Aquello bastó para caerle bien, pero dio una mirada llena de desdén al castaño a su lado.

— ¿Por qué?

— Por tu primer día como maestro — respondió  Hoseok a la pregunta del pelinaranja —. Bienvenido a Seúl, Kim Taehyung — sonrió y Taehyung se sonrojó. Aquel gesto no pasó desapercibido por Jungkook. 

Notas finales:

 

Les gusto? Que les parecio? 

Les gusta el Vkook y el HopeMin? Aun no decido las parejas asi que me gustaria saber que couple es gustaria más ;) a si que dejen comentarios 


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