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Un frágil corazón ha sido lastimado por chibibeast

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Así como soy mala describiendo ropa, también soy mala describiendo objetos xc entenderán según vayan leyendo xD

No sé si lo han notado, este…eh… dos capítulos se desarrollan en el mismo día y finalizando el segundo ya han pasado meses para dar paso al tercer cap… manejo ésta historia de forma rara ggg xD

Los ***** indican un flashback narrado en pasado por el señor Amano.

¡Ya casi llegamos a las 3450 leídas! :D ¡Yo ni en cuenta! C:

Errores ortográficos... As always :v

En Eres como una tormenta contra mi ventana prometí doble actu esta semana, pero tuve unos problemas y no pude escribir el otro cap ;n; lo siento TcT

─Yo…─ lo miro sin saber qué decir, esto es inesperado. Es la primera vez que alguien que acabo de conocer me ofrece algo tan deliberadamente, estoy sorprendido y no sé por qué pero su propuesta me parece que es sincera y de buena voluntad─ ¿Por qué?─ siempre hay desconfianza, una persona no te ofrece eso así por así─ ¿Por qué me invita a vivir con usted si apenas sabe mi nombre?─

 

─ Ya te lo dije.─ suspira─ Sé que tu situación física como económica no están en bueno términos, un local que cumpla con lo que necesitas no lo encontrarás con precios accesibles y si en dado caso llegaras a encontrar uno el dinero no abastecerá por mucho tiempo.─ tiene razón en lo que dice, aun así no esto seguro de aceptar─ En cambio, viviendo en mi casa tendrás todo lo que necesites, el dinero no será problema porque no te pido nada a cambio y la comida estará siempre a tu disposición. Además hay otra razón por la cual te invito a mi casa, me recuerdas a alguien que fue muy especial para mí y pasó por una circunstancia como la tuya y no pudo sobrellevarlo, en ese entonces no pude hacer nada, por eso ahora que se me presenta la oportunidad de ayudar, lo haré.─ su determinación me ha convencido, no creo volver a tener una posibilidad como esta, sólo espero que sea para bien.

 

─ De acuerdo. Acepto ir con usted.─ estiro mi mano para tomar la suya, que en ningún momento apartó─ Le estamos agradecidos, por favor cuide de nosotros.─ realizo una corta reverencia y él sonríe.

 

─ No te arrepentirás, ya lo verás. Ahora, vamos, ya casi es mediodía y ustedes tres necesitan comer mucho para aumentar de peso.─ se acerca a mí y me abraza, no respondo al instante por la impresión, hace meses que no tenía este tipo de contacto con nadie ni siquiera con la señora Fumiko; sus brazos me rodean de manera delicada, el calor que su cuerpo emite es grato y consolador, me recuerda a los que padre solía darme cuando yo era un crío; correspondo el abrazo apretando un poco más que él, el llanto quiere volver pero me resisto, oculto mi cara en su cuello.

 

─ Gracias, en serio, muchas gracias.─ muerdo mi labio inferior para reprimir un sollozo.

 

El señor Amano vuelve el abrazo más estrecho y da caricias en mi cabello, hace tanto que deseaba  un toque así.

 

─ Tranquilo.─ deshace el abrazo y limpia con sus pulgares las traviesas lágrimas que lograron salir─ Ahora sí, emprendamos marcha.─ asiento sonriendo, la primer sonrisa verdadera que no es dedicada para mis bebés.

 

Agarra las maletas y empieza a caminar hacia la vereda, yo lo sigo posicionándome a su lado; él detiene un taxi y le da la dirección, acomoda el equipaje en el maletero del auto, me ayuda a subir al asiento trasero, después sube él.

 

Durante el viaje voy observando las calles, las personas y demás autos que transitan, al señor Amano parece no incomodarle mi silencio. Después de, aproximadamente, 20 minutos arribamos a la casa, igual que al principio el hombre de cabello semi cano me asiste para salir del taxi. Es grande, la vivienda es grande, cuenta con: dos pisos, jardín delantero amplio, porche, la pintura es de un color parecido al crema. Es muy bonita por fuera, normalmente en Kanagawa las viviendas suelen ser pequeñas, a menos que poseas una cantidad considerable de capital.

 

Tan absorto estoy delineando cada detalle exterior que no noto cuando el dueño de tan hermosa vivienda coloca una mano sobre mi hombro, doy un brinquito, él ríe bajito y sin decir nada me alienta a avanzar para ingresar al lugar.

 

Ya estando dentro, observo los adornos, muebles y electrodomésticos ubicados en la sala de estar, el interior del lugar es bastante espacioso y moderno; las cosas combinan con una armonía encantadora.

 

─ Iré a dejar las maletas a la habitación que ocuparás, primero almorzaremos, seguidamente te mostraré donde dormirás.─ se pierde en un pasillo del primer piso, atravesando la sala.

 

Yo me quedo en la sala de estar, recorro admirando los objetos sin tocarlos, es totalmente diferente al lugar en el que crecí; aquí se percibe un ambiente ameno, apacible y… hogareño. Me aproximo a un mueble en que descansan varias fotografías enmarcadas, en la mayoría hay dos niños, un castaño y un pelinegro, sonriendo tomados de la mano o jugando entre ellos, en otras está el señor Amano con la que, creo, es su esposa y los dos niños; en otras tres fotografías hay un hombre con aspecto similar al de la señora y… está embarazado, lo deduzco por su abdomen medio abultado y la forma en que sus manos se ubican en su vientre, sus ojos brillan y tiene una gran sonrisa. En otra de las tres fotos del gestante sale al lado de un chico similar al señor Amano, ambos se abrazan y acarician el vientre; creo haber visto a ese chico antes, pero a mi memoria no llega algún recuerdo suyo, tal vez sólo son ideas mías.

 

Me alejo de los retratos, guío mis pasos al ventanal a un costado de la sala, a través se puede ver una parte del jardín trasero; un arbusto en especial llama mi atención: Crisantemos, son flores muy bellas. 

─ Kouyou.─ volteo al escuchar mi nombre─ Ven, la comida ya está lista.─ hace una seña para que vaya hacia él.

 

¿Cuánto tiempo estuve perdido analizando con detalle el recinto? El tiempo suficiente como para que cocinara o, tal vez, más.

 

Llego al, que identifico como, comedor. Me siento en una silla al lado del señor, agradecemos por los alimentos y me sirve una porción. Mi mirada se ilumina al tener tal delicia en un plato, siento mi saliva producirse en cantidades, no es que sea un banquete o algo así, es un platillo sencillo pero que hace mucho no había podido obtener.

 

─ No sólo lo veas, come… atácalo como si fuera tu peor enemigo.─ río ante su ocurrencia, le hago caso y empiezo a degustar la ración, al terminar el primer bocado suelto un suspiro junto a un ruidito que da entender cuánto me ha gustado lo que he probado.

 

No soy muy habilidoso en cuanto a cocinar se refiere, aprendí una que otra receta gracias a Yutaka pero no mejoré mucho que digamos; Akira es peor que yo en la cocina, al menos yo preparo platillos decentes. Durante estos meses por la falta de dinero y la escases de mis habilidades no había podido alimentarme correctamente.

 

─ Está delicioso, cocina excelente señor Amano.─ doy otro bocado, me estremezco por tan rico sabor.

 

─ No es para tanto. Si quieres más sólo pídelo, ¿ok?─ hace un gesto, mientras pone su mano en mi cabeza revolviendo mis cabellos, un calorcito se siente en mis pómulos.

 

Continuamos almorzando, conversamos de temas triviales, no pregunta nada relacionado a mi estado, sospecho que se contiene para no hacerme incomodar; tenemos pocas horas de conocernos, sin embargo es como si lo conociera de años porque me transmite cierta confianza que hace que mi timidez desaparezca para dar rienda suelta a mi parte comunicativa.

 

Recuerdos de mi niñez acuden a mi mente, de cuando padre se sentaba conmigo a contarme historias fantasiosas de guerreros que luchaban con gran valentía y de damiselas en apuros que a falta de un protector se defendían ellas mismas, cuentos infantiles y leyendas antiguas de Japón; en mi adolescencia fue cuando se distanció, es la fecha y no sé el por qué, comenzó a tratarme fríamente y fue peor cuando se enteró de mi relación con Akira.

 

Akira. “¡Maldición! No puedo dejar de rememorar los años que compartimos, las muestras de afecto, las palabras dulces, los besos apasionados… las veces que hicimos el amor.” No puedo olvidar, por más que quiera evitar pensar en él, no puedo, todo me recuerda a él; su imagen se dibuja tan clara y nítida como si lo tuviese delante, mi mente y mi corazón se empeñan en no borrar su existencia, en no eliminar se esencia porque… todavía lo amo con todo mi ser. Lo amo, si bien su desprecio me causa depresión y me hiere, lo sigo amando; creo, incluso que al pasar de los años mi amor por él no se desvanecerá tan fácilmente.

 

 Un suave apretón en mi hombro derecho me saca de esos tristes pensamientos, ni siquiera me di cuenta de en qué momento fue que me abstraje en ellos ni que finas gotitas se acumulan en mis orbes. Volteo la cabeza hacia el señor Amano, su expresión se torna aflictiva al instante en que una gotita baja despacio hasta morir en el cuello de la camisa que uso. De nuevo esa sensación cálida, que percibí esta mañana antes de desmayarme, me envuelve, es tan acogedora que automáticamente mis brazos buscan cómo evitar que desaparezca correspondiendo a ella; esas extremidades que emiten tal calor, afable y protector pertenecen al señor Amano, ese hombre que me invitó a su morada sin conocer nada de mí, sin importarle compartir su espacio con un completo extraño, me auxilia sin esperar un intercambio.

 

Lloro con mi cara apoyada en su hombro, no pregunta, no habla, sólo da caricias entre mis cabellos y espalda con el propósito de consolarme; una de sus manos se posa en mi abultado abdomen y al segundo un par de pataditas junto a un cosquilleo se distinguen, yo toco allí y mi llanto mengua.

 

─ Ellas no quieren que te angusties, recuerda que sienten lo mismo que tú.─ murmura lo suficientemente alto para sólo los dos escuchemos.─ Si necesitas desahogarte no dudes en hacerlo, escucharé lo que tengas que decir, te aconsejaré y animaré en lo que sea. Habrá memorias que te atormenten o te hagan sentir nostalgia; será arduo superar los sucesos de estos recientes meses, pero hazlo por tus hijas. Cuando las cargues por primera vez lo que pasó quedará atrás, pensarás que pudo haber sido diferente pero te darás cuenta que por ellas todo lo vale y por estas criaturas seguirás luchando por un futuro para los tres, por su felicidad.─ presiona sus labios en mi frente, regalándome ese tacto como un padre que apacigua los miedos de su hijo.

 

Nuevos sollozos se asoman por mi garganta, nuevas gotas fluyen y varios sentimientos se entremezclan en mi pecho.

 

─ Yo…─ inhalo hondo─ Estoy muy agradecido con usted, por no discriminarme por mi estado, por permitirme vivir aquí, por alentarme aunque usted no sepa ni una pizca de mí… Gracias, gracias…─ repito una y otra vez mientras me aferro a él, tanto física como emocionalmente.

 

─ Ya, serénate.─ seca mi rostro con las mangas de su camisa─ ¿Quieres más comida? Te haría bien comer un poco más.─ niego suavemente, todavía con mi cara entre sus manos─ Al menos bebe un vaso de agua.─ se levanta a llenar un vaso con dicho líquido, regresa y lo coloca en mis manos.

 

Doy tragos cortos, él fija su mirada en mí lo que tardo en vaciar el vaso.

 

─ ¿Mejor?─

 

─ Sí.─

 

El hombre de cabello semi cano recoge los platos que utilizamos y los deja en el lavaplatos, camina al marco de la puerta que divide la cocina de la sala de estar, efectúa un ademán para que lo siga.

 

Me guía a la sala, él ya se encuentra sentado en un sofá de tres plazas, con otro ademán me indica sentar a su lado y eso hago. Ambos callados, yo vuelvo a pasear la vista por los objetos dispersos en los estantes; me centro en los retratos y por curiosidad formulo la pregunta que he querido saber desde que vi esa foto.

 

─ Señor Amano.─ lo llamo mirando todavía el repisa con las fotografías.

 

─ ¿Sí?─ se acomoda en el sofá de modo que queda sentado viendo hacia mí.

 

─ Esa persona, la de la fotografía de allá.─ apunto con el índice la repisa, él busca la dirección─ ¿Es cómo yo, cierto?─

 

─ Ciertamente.─ responde, su temple pacífico muda a sombrío─ Era un joven poseedor de la capacidad de gestación, en su vientre albergó el latir de un varoncito.─ sonríe, pero no como las anteriores que me ha dedicado─ La mujer y los dos muchachos que ves eran mi familia.─

 

─ ¿Eran? ¿Qué les pasó?─ qué imprudente, no debí preguntar. Seguro no le gusta recordar eso y yo vengo a curiosear, no le he contado nada de mí y por eso creerá que soy un entrometido─ Eh, yo… yo no…─

 

─ No hay problema, puedes preguntar lo que sea. No me parece mala idea contarte mi historia.─ palmea ligeramente una de mis piernas─ El muchacho más joven es mi hijo, nacido de mi primer matrimonio, me divorcié de su madre por motivos irreconciliables y gané la custodia de “mi gatito”, así le digo aunque a él no le guste.─ ríe─ Tiene 25 años, por ahora no se encuentra en Japón. La mujer fue mi segunda esposa, la conocí tres años después del divorcio.─

 

*****

 

Un día llevé a mi gatito al parque del centro, sólo cinco segundos despegué la vigilancia de él y cuando volteé por su carita bajaban lágrimas, me preocupé ya que él no solía llorar así por así. Cuando llegué a dónde él estaba advertí la presencia de otro niño que miraba a mi hijo amurrado, habían peleado por un juguete, mi gatito no acostumbraba a compartir con otros niños debido a que era mi único hijo; me agaché a su altura, entre hipidos y balbuceos me dijo que el otro niño quiso robarle su juguete, el castañito negaba alegando que sólo lo pidió prestado y que era ‘un bebé llorón’, como lo llamó en ese momento.

 

No sabía qué hacer porque nunca lo había cuidado yo solo. Tenía a mi hijo de 5 años berreando y otro niño 7 años (aproximadamente) que no paraba de hacerle muecas que lo asustaban, ¿reír o llorar? No me decidía por cuál. Una mujer castaña se acercó y regañó al castañito burlón, cargué a Gatito tratando de hacer que dejara de llorar pero era misión imposible; la mujer se compadeció, extendió sus brazos pidiendo a Gatito, se lo di. Al principio él se quejaba pero luego de un minuto se calmó, ella lo mecía y le tarareaba al oído hasta yo me calmé con eso; me regresó a mi adormilado gatito que se frotaba un ojito haciéndolo ver tan tierno, hizo que el castañito se disculpara y después se retiraron.

 

En las próximas veces que visitamos el parque los encontrábamos, mi Gatito aceptaba compartir y muy alegres jugaban. Yo me quedaba con la mamá del castaño, Shirotani Riko era su nombre, cabello castaño largo a la cintura con flequillo peinado hacia la derecha, piel blanca y tersa, éramos de la misma edad, 30 años, soltera; Shirotani Riku, el nombre de su hijo. Iniciamos a frecuentarnos sin los niños, nos enamoramos y nos casamos; mi Gatito y mi Colibrí, a Riku le encantaba ese ave, se hicieron muy buenos amigos, con el paso del tiempo se quisieron como hermanos de sangre.

 

10 años después una enfermedad atacó a Riko, los médicos no pudieron salvarla, la enfermedad avanzó muy rápido; se despidió de nosotros con una gran sonrisa y un agradecimiento por haberla amado.

 

Con 17 años Riku ya había experimentado el placer sexual, dos meses después del fallecimiento de su madre nos enteramos de la notica que nos cambió la vida a los tres… mi Colibrí se enamoró de otro hombre, Gatito y yo no tuvimos problema con eso, era su hermano y mi hijo, que estuviera con un hombre no haría que dejáramos de amarlo; el inconveniente vino cinco semanas después… mi castañito, mi Colibrí estaba embarazado. Primero fue un shock, en la clínica nos contaron sobre los científicos que usaron a mujeres gestantes y niños como conejillos de indias, no podíamos creer que Riko se sometió a ese experimento; Riku se alteró, lloraba y pataleaba, maldecía a todos. Logramos tranquilizarlo convenciéndolo de que no importaba, que igual lo amábamos y cuidaríamos de él y su bebé.

 

El caos se desató cuando le confesó al otro responsable de su estado, por suerte Gatito y yo nos encontrábamos presente porque de no ser así, ese imbécil hubiese destrozado a mi Colibrí físicamente; luego de ese día no volvimos a saber de ese mal nacido. La foto en la que sale Riku con su pancita de 6 meses fue la última vez que pudimos capturar su imagen.

 

Sus emociones eran inestables, un día andaba contento y al siguiente desanimado, su salud decayó bastante, por lo tanto permanecía las 24 horas en una clínica privada bajo el cuidado de los profesionales. Vivíamos en constante temor de perderlos, tanto a Riku como a mi nieto; lo que temíamos sucedió… mi nieto pereció en el vientre de Riku ni siquiera se eligió su nombre ni su corazoncito seguía latiendo. Colibrí no tuvo las fuerzas para superar la pérdida de lo que tanto anheló, los días pasaron y su luz se apagó, sus alas cesaron de agitarse con gracia, su cuerpo cayó inerte en el frío suelo; el cielo reflejó el sentir de dos corazones que padecieron en tan corto tiempo la despedida de tres seres excepcionales.

 

******    

 

Termina de narrar, su mirada luce tan perdida y sin brillo, no me gusta; prefiero que ría, que hable de temas interesantes y entretenidos, que sonría por un buen recuerdo. Me arrepiento de haber preguntado, yo no quería provocarle ningún mal, no quiero verlo de esta manera.

 

 ─ Esa es mi historia y la razón por la cual te insistí en acceder a mi propuesta. Tú traes a mi mente la imagen de mi colibrí que ya no vuela en la tierra sino el cielo muy lejos de aquí.─ una mueca amarga se asoma en expresión─ La impotencia y el remordimiento no se han desvanecido, ellos fueron una gran pérdida. Ese día prometí que si yo conociera a alguien con la misma capacidad y las circunstancias no le favorecieran, lo ayudaría en la medida de lo posible; se lo prometí a mi Colibrí y lo cumpliré.─ la determinación asentada en sus orbes.

 

─ Yo no creí que fuese una historia tan triste, lamento que haya ocurrido tal dolencia.─ aunque no fui yo el que pasó por eso, siento empatía.

 

─ Ya no duele tanto como antes, han transcurrido 10 años a partir de aquella fecha.─ acuna mi rostro en sus manos─ Ya sabes de mí, no te fuerces a exponer ese episodio de tu vida. Libera cualquier aflicción que tengas cuando te sientas listo, yo estaré aquí para atenderte.─ un pequeño gesto y acaricia mis pómulos con sus pulgares.

 

Suspiro, en mi mente hay un torbellino. Ese afecto que el señor Amano me transmite no encuentro manera de describirlo, origina en mí un cúmulo de emociones entusiasmo; me confunde porque ahora que me comunicó su pasado y la razón por la que me ayuda, tengo la duda de sí lo hace por voluntad propia o si es meramente por obligación.

 

Agacho la cabeza ante esa última especulación, no quiero permanecer en un sitio donde me traten bien y al dar la espalda se muestre el desagrado. Resolveré esa duda cuanto antes para no serle un estorbo.

 

─ Señor Amano, ¿usted me trajo acá por voluntad propia o por la obligación de cumplir una promesa?─ estrujo el borde mi camisa esperando su respuesta.

 

─ Siendo sincero, es una combinación de ambas. Deseo efectuar el compromiso que me auto-impuse, a la vez que la voluntad por auxiliarte crece más. En estas horas de corta convivencia, he llegado a la conclusión de que si Riku estuviese presente y yo te hubiese conocido en la misma condición, nada cambiaría, estaríamos en el mismo plano; te hubiese ofrecido un hogar, mi intensión no sería otra. Estoy seguro que Riku y tú congeniarían de maravilla, mi gatito se pondría celoso.─ ríe al imaginar tal escena.

 

─ Le creo y confío en su palabra.─ sonrío con confianza─ Referente a su otro hijo mencionó que no se encuentra en el país, eso no es de mi incumbencia, sólo me gustaría saber su nombre.─ mi curiosidad regresa, es que enserio me parece haber visto a ese chico antes.     

 

─ Oh, disculpa por no pronunciar el nombre de mi hijo, me acostumbré a llamarlo “Gatito”─ ríe tontamente─ Su nombre es Shinji, Shinji Amano; mi mayor orgullo…─ infla el pecho─ y mi fuente de diversión personal.─ murmura casi inaudiblemente.

 

Shinji Amano… no, no suena. Confundí al chico con otra persona, puede ser.

 

Un escalofrío viaja de mi columna a mis extremidades, seguidamente bostezo y froto mis párpados con el dorso de las manos.

 

─ ¿Cansado?─ se levanta del sofá─ Ve a tu habitación, mucha plática por hoy. Descansa, te llamaré a la hora de la cena.─ me apoyo en el reposabrazos y él agarra mi antebrazo para elevarme.

 

Me conduce a, la que a partir de hoy es, mi habitación; es espaciosa, analizo cada rincón. El piso es alfombrado de color beige, las paredes son de color celeste pálido, en la pared delante de la puerta hay un ventanal con cortinas blancas, tiene un guarda ropa de puertas corredizas, en una de las paredes hay otra puerta blanca que supongo es el baño, un par de buros a cada costado de la cama con lámparas encima y la cama.

 

Un espejo de cuerpo completo muestra una visión espantosa para mí: mi cabello ya no reluce como antes, la tintura es cara y no lo he tinturado, el color chocolate va de la mitad y las raíces advierten al que las vea que su color natural es negro; una mueca de horror se plasma en mi rostro, debo arreglar ese desastre que es de imperiosa urgencia, el largo roza unos centímetros más debajo de mis hombros, lo agrego a la lista mental de ‘Cosas por hacer’. He descuidado mucho mi aspecto por priorizar mi salud, eso cambiará, si no luzco bien no creo estar haciendo un buen trabajo con los cuidados. 

 

La cama es enorme, el colchón se nota grueso, las sábanas son marcadas por tres colores que lucen bien juntos: celeste, café y verde; hay dos almohadones envueltos en fundas del mismo color que las sábanas.

 

─ Precioso.─ digo bajito, me siento en la cama comprobando que es tan blanda como se ve.

 

─ Es tuya, antes del alumbramiento acondicionaremos otra de las habitaciones para ellas.─

 

─ ¿Una habitación para ellas?─ cuestiono con asombro, creí que sólo estaría aquí lo que resta de desarrollo.

 

─ ¡Por supuesto! Bueno, si todavía quieres continuar bajo este techo. Eres bienvenido a permanecer cuanto desees.─

 

─ No quiero aprovecharme de su amabilidad y hospitalidad.─ digo inseguro, una idea acude─ Usted dijo que no me preocupara por el dinero, entonces, colaboraré con los quehaceres. Limpiaré, lavaré, etc.─

 

─ No es…─ lo interrumpo.

 

─ Por favor, quiero ser de utilidad, si permanezco sin mover un dedo me sentiré un inútil y aprovechador.─

 

─ De acuerdo.─ lanza un suspiro derrotado y yo sonrío graciosamente─ Concretaremos eso mañana, ahora duerme y vendré a despertarte a la hora de la cena.─ sale de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

 

Es extraño, no imaginé que esto podría suceder. Estuve 5 meses viviendo por mi cuenta, gastando mi propio dinero, esforzándome por salir adelante, tomando precauciones con cada cosa y lamentándome a cada segundo por mala situación; ahora me encuentro en una casa, bajo el mismo techo del hombre que extendió su mano cuando caía en un abismo profundo del que pensé no tendría retorno, ese hombre con una linterna alumbra el sendero por cual debo marchar para escapar de la oscuridad en la que me encuentro sumido. Si esto es obra del destino ¿qué más tiene preparado?

 

Acostado en la cama genero un recuento de lo acontecido. Me enteré de mi estado cinco días después de mi cumpleaños, el amor de mi vida y mis hermanos me expulsaron de sus vidas, viajé a Kanagawa para descubrir que mis padres son peores de lo que pensé, casi  pierdo a mis angelitos tres veces, sólo me tenía a mí mismo… hasta hoy.

 

Procuro dormir en una posición cómoda en la que no aplaste mi abdomen o me duela la espalda, ésta cama es tan blanda y mullida, parecida en la que dormía abrazado a Akira. Entierro mi cara en la almohada en un intento por evitar que las lágrimas surjan, pero no funcionar, mojan mis mejillas y la funda; los sollozos no los reprimo, salen a bajo volumen para ir subiendo, mi cuerpo se sacude debido a los espasmos.

 

Entre el llanto, hipidos, migraña, estremecimientos y unas pataditas en mi vientre, caigo dormido. Duermo como en los anteriores meses no hice, inconscientemente estrecho una de las almohadas que no ocupo, la aprieto como si fuese otro cuerpo… como si fuese el cuerpo de Akira, me aferro al que en mis sueños musita frases dulces en mi oído, besa mis labios con delicadeza y pasión, reparte mimos en partes ocultas, une nuestras esencias con desenfreno.

 

“Te amo, Kou.”

 

─ Te amo, Aki.─

 

 

 

*#*#*#*#*#*#*

 

 

 

6 meses de embarazo…

 

 

 

Es una encantadora mañana de Noviembre, las aves trinan cerca del ventanal de mi habitación y los rayos solares atraviesan el mismo.

 

El espejo devuelve la figura de un Kouyou completamente distinto, decidí conservar las hebras negras y recortar el largo hasta el lóbulo con dos mechones a los costados de mi rostro, he aumentado considerablemente de peso en este mes, las náuseas han desaparecido y un apetito voraz se ha hecho de su puesto; mi cara  se ve redondita con los cachetes rellenitos, mis orbes resplandecen y el abultamiento de mi abdomen es mucho mayor.

 

El señor Amano consiguió ropas holgadas, en realidad fuimos a comprarlas juntos. Las personas nos veían sin disimulo, cuchicheaban haciéndome sentir como un espécimen detrás de un vidrio puesto para su exhibición; en ocasiones me escondía en la espalda del señor Amano, eso era cuando ya no soportaba tantas miradas. Él aproximaba su cuerpo al mío demostrando que no le importaba lo que pensaran o tomaba mi mano llevándome de tienda en tienda, ahí otro problema, las vendedoras tampoco disimulaban, por suerte una muchacha gentil nos atendió; compramos cierta cantidad de prendas y luego fuimos a otro local para satisfacer uno de mis tantos antojos.

 

Río recapitulando lo que hicimos, las bromas y las pláticas con o sin sentido. La relación con el señor Amano es más que la de un casero con el chico al que le da refugio, para mí él se asemeja a un padre, uno bueno y genial; su hijo debe amarlo con todo y sus locuras, espero que mi presencia no signifique un inconveniente o piense que me aprovecho y soy una sobrecargar para su padre.

 

Prosigo con el escrutamiento de la ropa: la camisa gris es extensa llegando a cubrir a la mitad mis muslos, el pantalón es negro y tiene un adjuntado una tela especial para que presione mi barriga, uso calcetines de diseño en varios colores como el arcoíris.

 

Salgo de la habitación, yendo por el pasillo escucho voces discutiendo y riendo, parece que ya arribó el tal “Gatito”; nervioso por conocerlo atravieso la división del pasillo y la sala de estar. Sentados en el sofá más grande los dos pelinegros conversan, me ubico a la izquierda del chico y hago notar mi presencia.

 

─ Buenos días.─ inclino levemente la cabeza, al elevarla no impido lanzar un grito sobresaltado─ ¡Tú!─

 

─ ¡Tú!─ grita de igual modo al percatarse de aparición─ ¿Qué haces aquí?─

 

─ ¿Tú eres el famoso “Gatito”?─ cuestionamos al unísono.   

Notas finales:

Qué raro, es la segunda vez que escribo hetero aquí O.o


Reita preñó a Uruha en Mayo, por lo tanto la línea actual del fic es Noviembre.


¡Gatito! -con voz de Bu (Monsters.inc)-


Riko / Riku… porque originalidad primero :v


No creo que haya alguien aquí que no conozca a Alice nine (A9), quise dejar el nombre para el final porque según yo no lo iban a descubrir tan rápido, pero me equivoqué ;A; ¡Tora/Shinji Amano hizo acto de presencia! ¡Tora te amo! *Q* <3


Kai: Dijiste que me amabas solamente a mí QnQ


Isa: Sí te amo, también a Tora, también a… este… yo… ¡Wah mucha presión! -se va corriendo-


Kai: QcQ me ama, no me ama, me ama –quitándole los pétalos a una flor, sentado en el suelo hecho bolita- no me ama…


Aoi: Mi oportunidad para robar el back jojojo >:D   Bueno, queridos lectores, ese fue el capítulo de hoy. Ya sabemos las razones de Amano y su historia, Uruha todavía no olvida a Reita y descuidó su aspecto, un nuevo personaje aparece y ya todos sabemos quién es así que no hace falta que lo mencione ¬¬ ¡Lo que sea! No omitan de sus cerebros a este sensual, sexy, sabroso y macho pecho lampiño semental -guiña un ojo-


Ruki: ¿Qué mierda con esos adjetivos, Aoi? No eres ni mínimo de macho ù-ú


Aoi: Cruel D’: -deprimido en una esquina arrancando hongos de la pared-


Ruki: U¬¬ -mira a los pelinegros tirados en el suelo- Son unas niñitas lloronas ¿Así se hacen llamar “hombres”? ¡No jodan! òcó ¡Dejen de lloriquear! Si los lectores dejan review, ¿se calman?


Kai/Aoi: Sí TAT


Ruki: Ya leyeron. ¿Nos escriben un rw bonis bonis para que este par detenga sus mocos, se limpien la cara todo mojada y sucia? Se ven horribles… iiiiuuuuugh 


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