Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un frágil corazón ha sido lastimado por chibibeast

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola~ Las saludo desde mi cama a las...2:10 am del Domingo 27/12 xD


Hay quienes me quieren matar por hacerle esto, pues al final del cap sus instintos asesinos las harán buscar la manera de llegar hasta mí ;~;


Dicen que de los errores se aprende... Pues, yo no he aprendido ni 'papa'(?) Sigo prometiendo actus en fechas que no cumplo u.u PERDONENME!!!!!


Pasando el drama porque para eso tienen el cap :v


Un par de chicas estuvieron insistiendo con ésta actu... Agradezcanles >:v 9, si no fuese por ellas quién sabe cuándo hubiese actualizado xD Bueno, las escenas que leerán a continuación van dedicadas a Marie Auditore (no comenta, igual es para ella :v) y Akira Suzuki ambas me acosan, digo, contactos de facebook :p :D


No las entretengo más... ¡A leer! -se va poner una armadura que ni el mismo Yoshiki puede destruir-


 

Los copos de nieve caen lenta y perezosamente, en el cielo grises nubarrones avisan que el sol no está próximo a salir. Los techos de las casas, jardines y calles están cubiertos de nieve. Algunas personas se refuardan en el calor de su hogar, otras salen a realizar algún quehacer.

En este momento, me encuentro viendo na danza protagonizada por esos minúsculos cristales a través del ventanal en la sala de estar; un puff color morado me sirve de asiento para tal espectáculo, es mullido y sumamente cómodo, la calefacción marca una temperatura intermedia por toda la casa e incluso el piso cuenta con temperatura regulada. Suelto un suspiro agradecido porque no hace tanto frío como en el exterior, aún así uso un suéter blanco, que me queda un poco ajustado, un pantalón negro y calcetines del mismo color; me he acostumbrado a no levar calzado dentro de casa.

Acaricio mi abultada barriga con una mano en la parte superior y con la otra adentro del suéter, puedo percibir los movimientos de mi par de traviesas que de vez en cuando se estiran mucho y sus manitos o piecitos se  marcan en mi piel, cada que los veo o los siento una ternura inmensa me invade y los toco hasta hasta que regresan a su posición normal.

Una encantadora e hipnótica melodía emitida por una guitasrra en manos de Shinji, me relaja y un ambiente ameno nos rodea, las notas producidas son un deleite para los oídos; esa guitarra acústica negra sobre el regazo de Shinji lo hace ver genial. Él, a diferencia de mí, tiene puesta una camiseta negra con letras en plateado que recitan la palabra 'DIAWOLF'*, el nombre de una de sus bandas japonesas favoritas; un pantalón corto gris que termina debajo de sus rodillas deja a la vista los tatuajes en sus pantorrillas, especialmente el de la derecha, mi favorito: las lineas del pelaje de un tigre. Posee muchos tatuajes, me gustaría saber  su significado. En cuatro dedos de la mano izquierda hay letras, si se leen juntas forman "TORA"... algo me dice que tiene cierto gusto por los gatos gigantes. Río bajito ante mi suposición tan obvia.

Ahora que lo noto, está vestido como si fuese verano, ni calcetines trae. Continuo "escaneándolo", sus dedos se mueven habilidosos a lo largo del mástil y presionan con precisión cada una de las cuerdas; elevo la vista a su rostro, su semblante pacificiohace que me hunda más en el puff, sus párpados cerrados indican cuánto disfruta producir tal hermosa melodía. Lentamente, un par de iris pardo son mostradas, el color de sus ojos es extraordinario y atrayente, no es un color natural de un japonés; sin embargo Shinji no lo es totalmente, su madre es extranjera, mientras que el señor Amano sí es nativo. Cuando nuestras miradas se conectan, es como si el tiempo-espacio se detuviera. Con un sostenido la acústica acaba, recuesta la guitarra en el piso, mientras mantiene la conexión.

Mueve su puff verde, antes diagonalmente alineado al mío, ahora ubicado a mi lado... muy juntos. Pasa su brazo  izquierdo alrededor de mis hombros, juntándonos más, y su mano derecha la posa sobre mi barriga casi rozando mi mano, nuestros rostros están muy cerca; puedo sentir su aliento rozar mis labios, escalofríos recorren mi columna,suspiro y entrecierro los párpados. Luego me renuevo apenas hasta reposar mi cabeza en su hombro, cortando así el contacto visual.

Percibo suaves tirones en mi cabello, Shjinji enreda sus dedos en unos mechones para después soltasrlos y repetir; da un beso en mi frente, similar a los que da su padre, pero que genera en mí un sentir distinto. Mis latidos son apresurados, no sé la razón; sin embargo, me gusta... estar así, siendo abrazado, me transmite protección, cariño, aprecio y algo más que aún no descifro.

Sin cruzar palabras, disfrutamos en silencio ver la nieve caer, la grácil danza que ejecuta; no pienso en nada concreto, simplemente dejo mi mente divagar y me apego más a Shinji.

 

** 

 

Es media tarde, el señor Amano... digo, Omi todavía no regresa de atenderr unos asuntos referentes a su negocio. 'Omi' así fue como el señor Amano me pidió que lo llamara ^Porque ya hay la suficiente confianza^, tal vez, pero aún no me acostumbro. Le gusta abreviar su nombre 'Tadaomi' a sólo las últimas tres letras.

Lo anterior mencionado da a entender que... Shinji y yo estamos solos en la casa. En mi habitación, estoy recostado contra el respaldar de la cama con la cabeza echada hacia atrás y removiéndome un poco debido a tan delectable sensación, un gemido en tono bajo se escapa de mi boca, la presión en cierto punto me hace vibrar; esos dedos que masajean cuanto recorren hacen que mis músculos se destensen, se siente demasiado bien. Pareciera que las manos de Shinji son mágicas, cada toque me estremece y hace que entrecierre los párpados, es cono si estuviese flotando; eleva una de mis piernas para tener mayor acceso y comodidad.

– Shin...– suspiro antes de terminar de pronunciar su nombre– Vuelve a hacer eso, por favor. – pido, llevo una mano a mi frente para apartar los mechones de cabello que tapan mi visión. Shinji ríe bajito y vuelve a colocar sus falanges de misma manera entes hecha, siseo complacido.

– ¿Así está bien?– asiento– ¿Qué tal con un poco más de fuerza?– siseo nuevamente, pero ésta vez mis piernas se flexionan, él impide que se alejen.– ¿Dolió?

– No, de hecho sentí un cosquilleo raro.

– Entonces, lo hice bien. Ya casi acabo.– acomoda mi pantorrilla izquierda entre sus manos, desde la rodilla desciende hasta los dedos del pie, los cuales hace tronar– Listo.– junta mis dos piernas encima del colchón de la cama, da un par de palmaditas antes de levantarse.

– Eso ha sido maravilloso.– suspiro gustoso– Es el mejor masaje que me han dado en los pies. Gracias.– sonrío.

– De nada. Algo tenía que hacer, te quejas cuando los pies se te inflaman. Sólo quise ayudarte aunque sea con eso, ya que no puedo cargar a las niñas por ti.

– Oh, quisiera que se pudiese. Los dolores de espalda no son precisamente un premio.– Sobo mi espalda baja confirmando mis palabras.

– Iré a lavarme las manos, el aceite que utilicé deja una sensación extraña. Cuando vuelva, te daré un masaje en la espalda, ¿de acuerdo?

– No es necesario.– me apena que me atienda, no es su obligación y tampoco quiero aprovecharme, suficiente con que ellos me permitan vivir bajo su mismo techo.

– Lo haré. Espera unos minutos.– sale de la habitación antes de siquiera abrir la boca para negar.

El señor Amano... ¡Joder!... Omi, sí así... Omi describió a la perfección a Shinji la primera vez que me habló de él. Es bastante servicial, amable, sincero, gracioso y entretenido, habla acerca de lo que sea; cuando estoy con él olvido todo, a veces es tan tierno que me dan ganas de apachurrarlo, dice cosas que me hacen sonrojar o ponen nervioso, sus discusiones con Omi son lo más hilarante que he presenciado. Ama tocar la guitarra, es algo que tenemos en común, de vez en cuando realiza 'conciertos privados' para las niñas y yo, ese momento es en el que más se mueven o quedan quietas, dependiendo del ritmo que toque.

Me he encariñado de él, a pesar de que apenas lo conozco hace dos meses; es fácil encariñarse del padre y del hijo, se parecen mucho. Hemos salido juntos y, como siempre no faltan miradas indiscretas, me ha defendido en varias ocasiones. Cuando le conté sobre mí y la razón de permanecer aquí, lo que hizo fue verme a los ojos diciéndome que hice lo correcto, que no merecí el trato que Akira dio, lo maldijo pero lo detuve, no quise que despotricara contra el hombre que amo ni aquellos que fueron mis amigos; lloré, a como se me hizo costumbre, costumbre que él y su padre se han encagado de eliminar, me apretó entre sus brazos, susurró a mi oído frases de ánimo y me prometió que la próxima vez mis lágrimas surgieran serían de felicidad –Un trenue rosa pintura mis pómulos al recordar lo que sucedió luego.– Él besó mi mejilla, después se arrodilló frente a mí, acarició mi vientre bajo la camisa y empezó a hablarle a mis bebés, quienes daban suaves pataditas; fue una escena muy linda.

Desde esa vez no había pensado en Akira... hasta hoy. Ahora son otras personas las que abarcan mis pensamientos, me hubiese gustado conocerlos en otras condiciones, pero el destino obra de maneras inesperadas. No puedo ni quiero diluir mi pasado, simplemente me limitaré a vivir el presente y el futuro al lado de estas dos personas que nos dan cabida en sus vidas, sin un lazo sanguíneo que nos ate, sin segundas intenciones... A que nos aceptan por voluntad y otro tipo de lazo que nos ata.

Shinji ha tardado mucho en regresar, tengo hambre... se me antojan unos hilos de plátano con miel, se me hace agua la boca de sólo imaginarlos.

Salgo de la habitación, por suerte queda en el primer piso y no tengo que descender gradas, siempre han sido mis enemigas porque es muy cansado subir o bajar. Atravieso el pasillo que lleva a na sala de estar, acomodo las mangas del jean flojo que traigo puesto mientras camino, agito un pie y luego el otro, ya que agachándome las manos ni a las rodillas me llegan.  Cruzo el umbral de división y lo que encuentro no lo esperaba, para nada.

Un chico pelirrojo de estatura promedio, tal vez de 1.75, grita irritado frases que no logro comprender, ya que no sé quién es ni que relación tenga con Shinji, no alcanzo a ver su cara sólo su espalda. Notoriamente está furico, se acerca demasiado a Shinji, le apunta al pecho con el dedo índice casi enterrándolo, patalea de manera infantil cuando el más alto de los dos le contesta; al parecer no es la respuesta que esperaba.La expresión facial del pelinegro es impasible, casi como si su rostro fuese de piedra, no se mueve del lugar, sólo contesta a lo que el otro pregunta o a algún reclamo.

El pelirrojo trata de avanzar a las gradas hacia el segundo piso, ha dicho que seguramente debe estar escondiendo a alguien. No hay nadie arriba, en la casa sólo estamos el pelinegro y yo. Shinji lo detiene antes poner un pie en la primer grada; la escalera se ubica a unos 4 metros de donde estoy, al ser jalado el cuerpo del más bajo gira bruscamente y su mirada queda en mi dirección. Sus párpados se abren al máximo por la sorpresa, supongo, ha quedado estático y con la boca abierta; sus iris son de un hermoso gris artificial.

Tengo un mal presentimiento, una molestia se acentúa en mi ombligo, es como una línea que desciende hacia el final de mi vientre; qué sensación tan incomoda, va en aumentado.

– ¡¿Por eso?!– el grito de la voz semi grave de aquel pelirrojo me distrae de la incomodidad.– ¡¿Por eso me cambiaste?! ¿Por esa bola me cambiaste?– apunta hacia mí, mientras sigue gritando colérico.

¿Bola? ¿Se refiere a mí?... ¡Se refiere a mí!

– ¡No estoy gordo! ¡Estoy embarazado, que es diferente!– le respondo de igual manera. Es la primera vez que me llaman así, es obvbio que halla perdido la línea de cintura y mis caderas sean más anchas, mis bebés necesitan espacio; no tiene por qué ser tan cruel. En vez de deprimirme como normalmente haría, me enojo, ahjpra estoy casi igual de alterado que él.– Y a todo esto, ¿Quién eres? ¿Siempre entras de improsulto a casas ajenas?

– ¿Que quién soy?– bufa virando los ojos– Soy el novio de Tora.– posa con prepotencia– Y tú debes ser su amante, el desgraciado por el que me dejó.– dice apretando los dientes.

¡Por tiene escrito 'Tora' en los dedos! Es su ápodo, tiene sentido; creo que debí preguntarle en cuanto me surgió la duda.

– Primero dijiste que 'es tu novio' y ahora dices que te dejó, es uno o lo otro.– mis tripas truenan– Shinji, ¿adónde guardaste la miel?– siento que estoy pasando por alto algo. Volteo hacia el que parece ser el punto de discordia, quien nos mirra estupefacto.– Shin...– el pelirrojo me interrumpe

. – Espera... ¡Estás embarazado!

– Eh, ¿sí?– ya le había dicho, no entiendo porqué luce afectado... A menos que esté en contra de la gestación masculina, mi postura se torna rígida al igual que la de Shinji.

– ¡Tora! Dijiste que no querías tener hijos, pero bien que fuiste a preñar a otro que es similar al pavo relleno que comí en Navidad.

– ¡Oye!– malditoo, yo también puedo insultarlo.

– Basta.– Shinji se interpone en medio de aquel chico y yo– Kou, la miel se encuentra en la repisa al lado del refrigerador.– apenas menciona 'miel' no tardo en caminar rápido hacia mi objetivo: la cocina, dejando a Shin y al tipo aquel solos, nuevamente.

Shin, se escucha genial, Tora también; pero pienso que abreviar su nombre podría volvernos más cercanos, además él me llamó 'Kou'. Ellos me decían así, mejor dejo eso a un lado y me concentro en el antojo que mis bebés tienen... Vaya excusa para ingerir alimentos raros.

Desde la cocina puedo oír lo que los otros dos discuten, no distingo tono en la voz de Shin y el chico no para de alegrar en tono desesperado.

– Dijiste que no querías hijos, lo acepté, pero buscaste a otro y lo dejaste preñado y lo cuidas.

– Nunca dije que no quiero tener hijos, dije que no quiero tener hijos contigo. Silencio.

– Eres un...

– No vuelvas a levantarme la mano.

¿Intentó golpear a Shin? Eso no va por buen camino.

– ¿Por qué? Un año y medio juntos, Tora. ¿Por qué ahora...?

– Fueron sólo once meses, terminé el noviazgo en Junio, recuerdalo. No digas que eres mi novio cuando no es así, ya no hay relación alguna entre nosotros; no sé cómo diste con mi hogar si jamás te traje, no me interesa, vete y no regreses ni insultes a Kou. No es mi amante, no te engañé, no obtendrás explicación de nada porque no es de tu incumbencia lo que yo haga con mi vida.

  – ¡Me dejaste por él! Con los meses que han pasado está lo suficientemente hinchado como para estallar en cualquier instrante, seguro te metiste con él cuando me mentiste que no ibas a regresar a Japón, que te quedarías en América manejando el negocio de tu padre.

– Y así era hasta que papá me llamó pidiendo regresara, te dije que no tenemos esa relación. Saga, ya no hay caso en continuar hablando, lo que alguna vez tuvimos ya no existe.

– Pero yo te...

– Pero yo no.

]

Qué abrupto. Ninguno debe estar cómodo en este momento, el rechazo de Shin es rotundo; espero que Saga, a como escuche se llama, sepa aceptar que no tiene oportunidad. Es cruel, no podría hacer nada si Shin no lo quiere.

Trago el último trozo del plátano con miel, que estuve comiendo mientras los escuchaba, guardo lo que utilicé; de repente la figura del chico pelirrojo aparece por el umbral de la puerta de la cocina con cara desfigurada por la furia. Qué susto.

– ¡Es tu culpa!– lo veo confundido y con miedo, se acerca a mí– Ese bebé tendría que estar en mi vientre, no en el tuyo. Si yo no puedo tener un hijo de Tora, entonces tú tampoco.

– ¿Qué?– su expresión da miedo, mas no entiendo a lo que se refiere; es la segunda vez que desaciertan acerca del padre de mis hijas.

Entiendo que esté furioso con Shin, pero yo no tengo vela en este entierro*. Empiezo temer lo que sucederá cuando lo observo agarrar un rodillo, su rostro maniático causa terror y los golpes a la puerta de la cocina aunda a los gritos de Shinji no me ayudan a pensar con claridad cómo librarme del ataque ataque que planea. Esperen, ¿cuándo...?

– Eres muy despistado ni notas cuando estás en peligro. No entiendo qué vio Tora en ti, siquiera te asimilas a un hombre, si no fuese por tu voz hubiese creído que eres una mujer.

– No es mi culpa lucir de ésta manera, mis fracciones se afeminaron por las hormonas.

– No me interesa. Como sea, dile adiós...– él eleva la mano empuñando el rodillo, si trato de quitárselo podría ser peor; retrocedo, mientras con mis brazos intento proteger a mis tesoros. Busco veloz con la mirada algo útil para defenderme, pero no hay nada, la encimera no cuenta con ningún objeto. Pienso arriegasme a lo que sea, detengo la amenaza antes de que me golpee, forcejeamos un poco hasta que Shinji lograr abrir la puerta; eso me distrae y Saga aprovecha para darme un empujón haciéndome caer de costado en el piso, posiblemente, hubiese caído boca abajo si no fuese porque entrometí las manos cambiando la posición.

Demonios. ¿Por qué se empeñan en hacerme daño ahora que estoy embarazado?

Exclamo varias groserías debido al incesante dolor en mi torso y espalda, intermitentes punzadas se acentúan en un lugar que no identifico; sin embargo, con la respiración cortada y las manos adormecidas por el impacto, hago el intento de levantarme del piso. Dos inconvenientes hacen acto de aparición: mareo y visión nublada, al fallar me recuesto contra la base de la encimera. Escucho el azote de una puerta, pasos acelerados acercarse; mis oídos zumban y lo borroso pasa a negro.    

Eco. El eco de una voz llega a mis oídos, la reconozco, es la voz de Shin... ¿y Omi? Sí, ambos están al alcance de mi campo de visión.

– Estás consciente.– Omi sus pira aliviado y Shinji me atrae hacia su pecho, escondiendo mi cara ahí.

– ¿Te encuentras bien? ¿Te duele alguna parte? Hay que ir al hospital, el golpe podría causarte problemas.

– Repira, espera que le pase el aturdimiento.

Hago un recuento de lo sucedido, mi cerebro ya no está tan mareado.

– ¿Podrían levantarme?– les pido, realmente no es buen lugar. Los dos me auxilian, pero tropiezo y por descuido casi hago que caigan conmigo.

– Vamos a la habitación.– Shin obedece a su padre sin rechitar, contadas veces lo he visto hacerlo, eso quiere decir que realmente le preocupa mi estado. Acostado en mi cama, mi cabeza agradece tener suavidad en la cual reposar, cierro los párpados.

– No cierres los ojos.– siento que me mueven un hombro.

Quejas en emitidas por ruidios salen de mi boca, hago caso.

– Te golpeaste la cabeza, no duermas, es mala idea.

Yo no recuerdo haber percibido el choque de mi cabeza contra el piso, que extraño, aunque explica las náuseas y que todo dé vueltas. Shinji y Omi se quedan haciéndome plática.

– ¿Qué pasó con Saga?– fruncen el ceño.

– No volverá a aparecerse por aquí ni lo verás.– contesta Omi.– Lo encontré afuera aporreando la puerta, quiso ingresar pero no lo permití, si estaba allí era porque Él –apunta así hijo– no lo quería ver. Comenzó a decir que yo debía estar feliz por mis futuros nietos y que había encubierto la infidelidad del desgraciado de mi hijo, entonces le respondí que desgraciado sí, bastante, pero infiel nunca.– asiente satisfecho, como si acabara de alabar grandemente a su primogénito.

– Hey, te pasaste, viejo.

– Le pusiste los cuernos. Yo que te crié con valores, siempre destrozas mis esfuerzos.– limpia una lágrima imaginaria.

– Deja afirmar lo inexistente. Tú eres quien destroza mis esfuerzo por demostrar que de verdad te esforzarse por criarmey no que llorabas cual niño cuando no tenías idea de qué hacer.

– ¿Qué?– alarga la 'e'– Tú, gato lengua larga...

Aquí vamos, las 'peleas' siempre se basan en tonterías, normalmente parten desde la infancia de Shin, pasando por la adolescencia al lado de Riku o acaban con alguna torpreza cometida la semana pasada.

Río sin llamarles la atención, mas los movimientos inquietos de mis traviesas hacen que tosa debido a querer resistir los quejidos por las fuerte patadas que propinan. Encojo las piernas e intento sentarme, ellos se dan cuenta de lo que pasa, me ayudan sentar. Inhaló hondo y exahalo despacio, extraño, las otras veces que ha pasado esto se calman casi de inmediato; mas esta vez la inquietud es mayor. 

– Creo que una me pateó el hígado.– digo en voz alta, Shin reprime la risa.

– ¿Viste eso?– Omi señala a un lado izquierdo de mi ombligo– un piecito sobresalió del suéter.

– A éste lado vi una mano.– a la derecha.

Claro, ellos maravillados observando los bultitos y yo soportando patadas a mis órganos. 

Oh no. Repito en mi mente, aún es muy pronto; acaban de cumplirse los 8 meses. Estrujo las sábanas, por inercia mis piernas se unen, como si pudiesen evitar la salida. Tremendas ganas de pujar se presentan, no quiero hacerlo, el único canal que podrían utilizar para salir no posee la función de 'ensanchamiento extremo'.

– Kou, ¿qué pasa?– cuestiona Omi preocupado.

– Creo que quieren partirme la barriga por la mitad... o por el estilo.–mi voz se escucha afligida, sudo frío y mi cuerpo se sacude por espasmos.

Embarazo primerizo, aundo doble carga, más nervios sensibles y, completando la sumatoria, dos hombres vueltos locos; uno por encender el auto, el otro por traer el bolso de las niñas y buscar la manera de transportarme al auto sin estamparnos ni romper objetos por el camino.    

 

 

*****  

 

 

 

Los pitidos de la máquina que marca el ritmo de mis latidos me distraen, mientras la espera me abruma.

Una pequeña tela azul tapa a mi vista lo que los cirujanos realizan, la anestesia impide que sienta el bisturí cortando la piel, las manos de un médico ingresar en la abertura buscando sacar a aquellas criaturitas que alegraran mi día a día con su sola presencia.

Imagino cómo serán sus caritas, lo he hecho miles de veces, una vez previo a su nacimiento hace que me impaciente. Miro fijamente la tela azul, quisiera mi mirada pudiese atravesarla.

Un agudo y chillón llanto hace que quiera arrancar la maldita tela con mayor ahínco.

Asombrado, observo un cuerpecito lleno de los fluidos en los cuales estaba resguardado, tiene las manitos hechas puños, los piecitos encojidos y aprieta los ojitos fuertemente debido a los sollozos.

– Eres preciosa.– logro decirle segundos antes de que la retiren y procedan a limpiarla. El médico concentra de vuelta en la abertura.

Una chica que observa a mi lado usando el traje de quirófano, forma en su rostro una mueca y empalidece.

¿Qué pasa? ¿Le pasa algo malo a mi hija? ¿Por qué nadie habla? ¡¿Qué le sucede a mi pequeña?!  Lágrimas resbalan por mis sienes, la angustia anegada en mi pecho, un nudo obstruye mi garganta. No, no, no me hagas esto, cariño.

 

 

Notas finales:

-con armadura puesta, es custodiada por un perro gigante de tres cabezas llamado Cerberus, un dragón de cinco cabezas y Vicent Valentine liberando a Caos-


Please, don't kill me TcT  Necesita a alguien que hiciera el papel histérico, mi otp de A9 es ToraxSaga. En la historia original (he cambiado muchas escenas y diálogos) era una mujer, pero en el yaoi siempre queda malparada y no quiero contribuir a eso ._. Además suficiente con Naomi


. Aclaraciones:


*Puff: El puf es un asiento compuesto de un relleno de material blando cubierto por una tela rígida que puede ser de diferentes materiales: cuero, tela, plástico, etc. El interior está relleno de trozos de poliestireno lo que lo hace adaptable a diferentes espacios y usos. Por su estructura parece un gran almohadón ya que carece de patas, reposando toda su base sobre el suelo.


*DIAWOLF:es una extensión de A9 sin ser A9 (?) conformada únicamente por dos integrantes: Tora y Shou/Show, ocupando sus mismas posiciones como guitarra y vocal, respectivamente. Instrumentos restantes, no conozco sus nombres y creo son miembros de apoyo. 1/07/15 sacxaron su primer mini-álbum.


*Yo no tengo vela en este entierro= no es su problema, ni debería interceder o estasr en medio.


Tan sólo uno más *-*


¿Merezco review, aunque sea amenaza de muerte? Recuerden que las amo con todo mi corazoncito ghei uwu  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).