Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un frágil corazón ha sido lastimado por chibibeast

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

[Editado]

¡Holis!

Aquí el nuevo capítulo.

No saben cuánto le agradezco a esas personitas que se toman un poco de tiempo en dejar rw, me animan bastante... a las "lectoras fantasma" también les agradezco, gracias por sus leídas.

Algunas me odian y también a Reita xD

Disculpen algún ortográfico o alguna incoherencia.

¡A leer! 

─ Hola, madre. ─

 

─ Kouyou… ─ la sorpresa impregnada en su voz y rostro ─ ¿Qué haces aquí? ─

 

─ Yo…─ estoy nervioso, de la última vez que la vi han pasado dos años ─ ¿Podemos hablar adentro? ─

 

La veo dudar cuando baja su vista y ve mis maletas, pero al final asiente haciéndose a un lado y dejándome ingresar a la casa.

 

Nos dirigimos hacia la sala de estar, al llegar dejo mis maletas a un lado del sofá de tres plazas donde me siento y ella toma asiento en el sofá de dos plazas frente a mí; mi vista está centrada en mis manos posadas sobre mis muslos, tiemblan imperceptiblemente, su vista está centrada en mí, el silencio que se ha formado es muy incómodo, no sé cómo empezar.

 

─ ¿Y bien? ¿A qué se debe tu inesperada visita? ─ le faltó decir “indeseada”, pero supongo que se está conteniendo para no echarme.

 

─ Verás, madre. Hace un par de semanas me hicieron unos exámenes médicos… ─ me interrumpe.

 

─ ¿Y eso qué? ¿Qué tiene qué ver eso conmigo? ─ tan hostil y a la defensiva como siempre, no espero nada de ella más que sus respuestas.

 

─ Tiene mucho que ver contigo, madre. ─ digo entre dientes, a pesar de todo no quiero faltarle el respeto, me dio una buena vida… en lo que cabe.

 

 ─ ¿Ah sí? Pues ve al punto y que sea rápido, tu padre llegará pronto y no creo que sea de su agrado encontrarte en nuestra casa. ─ tan cortante…

 

─ Lo sé, madre. ─ levanto la cabeza, tengo que enfrentar esto y salir de aquí ─ Los exámenes arrojaron resultados que ha pocos hombres han dado. ─ hago una pausa corta y la veo directo a los ojos ─ Estoy embarazado, madre. ─

 

─ ¿¡Qué!? ─ se levanta alterada de su asiento, sus ojos están bastante abiertos, su tez se ha puesto más pálida de lo normal y su labio inferior tiembla ─ ¿C-Cómo…? No… ─ niega con su cabeza.

 

─ Sí, madre. Dentro de unos meses serás abuela. ─ lo digo de la manera más seria posible, mi tono de voz demuestra que estoy decidido a dar a luz a este bebé que se forma en mi interior.

 

─ No lo será si esa cosa no nace. ─ dice una voz algo grave y gastada por la edad, volteamos rápidamente hacia el pasillo que conecta la sala con la puerta principal, ahí se encuentra mi padre, el hombre que en mi niñez y adolescencia me insultaba y agredía por mi comportamiento tímido, por “ser poco varonil” según él y estar siempre escondido detrás de Akira cada que algo me asustaba.

 

Se acerca donde mi madre está aún de pie y más pálida si es posible, su mirada amenazante y oscura puesta en mí es como si me atravesara con miles de agujas el cuerpo.

 

─ Nacerá. ─ mi voz es segura, no le temo a ese hombre, ya no soy un niño asustadizo ─ No he venido a pedir su opinión ni a ponerlos al tanto de mi vida, tampoco he venido a saber de las suyas. He venido a que respondan mis preguntas. ─

 

Padre se planta a unos pasos cerca de mí, está molesto.

 

─ ¿Quién te crees que eres para venir a mi casa y hablar de manera tan osada? Se nota que vivir con ese vago de Suzuki te ha influenciado demasiado, convivir con ese grupo de raritos de los que te volviste amigo te ha vuelto aun peor. ─ es demasiado despectivo, m hiere y molesta por igual.

 

─ No hables mal de ellos, no los conoces para juzgarlos y referirte de esa manera a ellos. ─ ¿Por qué los defiendo después de lo que me hicieron? Fácil, soy de corazón suave. No puedo guardarle rencor a alguien menos odiarlo, por cualquier mal que me hayan hecho no puedo, incluso a estas dos personas frente a mí no puedo odiarlas.

 

─ Suficiente. ─ bufa ─ Habla. ¿Quieres respuestas? Pregunta, mientras más rápido, mejor. ─ se sienta en el sofá a un lado de mamá y ella también se sienta, puedo notar su nerviosismo.

 

─ ¿Por qué puedo concebir? ─

 

─ Si no sabes tú menos nosotros. ─ bufa y cruza sus brazos sobre su pecho ─ Tú eres el fenómeno aquí. ─

 

“Fenómeno” al parecer esa palabra será pan de cada día, no ha habido día en que no la escuche aunque no sea dirigida a mí, me recuerda la cruel discusión con Akira y me duele, no sólo en el corazón. Trago saliva.

 

─ Tú no lo sabes, pero madre sí, ¿no es así? ─ la veo con ojos acusadores, entrecerrados.

 

─ ¿Qué va a saber esta mujer si ni criarte bien pudo? Si hubiese hecho bien en criarte no fueras un mari…─

 

─ ¡Basta! ─ por más confuso que suene, ese grito no fue mío, ese grito salió de boca de mi madre; los dos hombres que estamos en la sala volteamos a verla asombrados, madre nunca le ha levantado a la voz o interrumpido a padre ─ ¿Qué vas a saber tú de cómo crié a Kouyou si nunca estuviste presente, si no participaste en su crianza, si no estuviste para ninguno de los dos? ─ mira furiosa a padre, pero sus nervios y temblor denotan miedo.

 

─ ¡Mujer! ¿Cómo te atreves…? ─ levanta su mano para golpearla, no lo permitiré, aunque nunca me haya tratado bien ella fue quien estuvo presente en toda mi vida bajo este techo y ese hombre no le pondrá una mano encima estando enfrente mío; no puedo tener una confrontación física en mi estado, así que opto por distraerlo lanzándole lo que tengo a mano, un cojín que da en su cara.

 

─ No te atrevas a ponerle un dedo encima. ─ me mira rojo de la ira por tal osadía de mi parte, mi madre toma la mano de ese hombre para tratar de tranquilizarlo.

 

─ Sólo déjame contestar sus preguntas, tú lo has dicho: mientras más rápido, mejor. ─ le habla con voz suave para que no siga alterándose y mi padre cede.

 

─ Sólo responde y me iré. ─ no quiero seguir aquí, mi vientre duele y me siento un poco mareado.

 

─ No sé exactamente la razón de… tu capacidad de engendrar, pero es posible que se deba a que cuando estaba embarazada de ti fui objeto de prueba de algunos “medicamentos”. ─ hace las señas de comillas con los dedos. Padre la ve sorprendido pero no le interrumpe. ─ Fue antes de decirle a tu padre acerca de tu existencia, ni siquiera estaba segura de que nuestra relación fuera lo suficientemente estable como para criar un hijo, mi estado era avanzado pero aun así no dije nada. ─ toma el borde de su falda entre sus dedos y la presiona tratando de apaciguar sus nervios.

 

─ ¿Por qué lo hiciste? ─ no me siento bien.

 

 ─ Nuestra economía no era buena y en ese momento necesitábamos dinero, dinero que ninguna de nuestras familias tenía; escuché por las calles que un grupo de doctores estaba dando dinero si dejaban experimentar en uno “nuevos medicamentos”.─

 

─ Recuerdo haber escuchado sobre eso. ─ madre lo ve molesta por haberla interrumpido ─ Continua. ─

 

─ Buscaban niños varones y mujeres embarazadas de varones, en ese tiempo tenía cinco meses, ya sabía que eras un varón. Fui como voluntaria, explicaron que se trataba de “medicinas” que impedían el avance o neutralizaban alguna enfermedad, no hablaron de nada en específico, sólo de que podría haber efectos secundarios; nadie prestó atención, sólo queríamos el dinero, nada más. ─ muerde su labio inferior ─ Conseguí el dinero, luego mentí sobre la forma en que lo conseguí y fue que le dije a tu padre y nuestras familias sobre ti. No sentí ningún efecto secundario que la “medicina” causaba, pensé que era una porquería, pero cuando empezaron a haber extrañas mutaciones y muertes en las personas expuestas a esas cosas me dio mucho miedo; creí que algo horrible me pasaría, pero no fue así. Naciste como cualquier otro bebé, sano y con mucha energía; años después fue que supe la realidad detrás de ese experimento y te lleve a revisar, agradecí que en ti no surgiera efecto, en ese momento tu cuerpo era normal, así que traté de olvidar todo lo ocurrido y hacer como si nada hubiera pasado.─

 

No sé si reír o llorar luego de haber escuchado tal relato. Personas ingenuas y con necesidad pusieron su vida en riesgo al aceptar lo que unos desconocidos les decían. Personas con poca o nula capacidad para percibir el peligro al que se exponían. Personas y más personas que perdieron la vida por culpa de cuatro sujetos que querían tener lo que una pareja “normal” posee y que la naturaleza de sus cuerpos le impedía. Años después otras personas que logran perfeccionar lo que sus predecesores no pudieron, sin arrebatar vidas, dando paso a lo que llaman “milagro” o en la mayoría de los casos “aberración de la naturaleza”.

 

─ Entonces, es tu culpa. ─ digo con la cabeza baja y apretando mi pantalón entre mis puños blanquecinos ─ ¡Es tu culpa que yo me encuentre así! ¡Es tu culpa que Akira me rechace! ¡Es tu culpa que mi vida se derrumbe! ¡Todo lo malo que me pasa siempre es culpa de uno de ustedes dos! ─ grito, una parte de lo que he estado pensando y sintiendo sale, mis lágrimas bajan raudas por mis mejillas, mi voz suena estrangulada ─ ¿¡Por qué me tiene que pasar esto a mí!? ¿Tan poco te importó lo que pudiera pasar con ambos? ¿Realmente piensas que voy a creer que  estabas aliviada de que yo no tenía nada “raro”? ¡Estabas aliviada porque no serías la burla del lugar por tener fenómeno como hijo! ¡Pues, ahora todos sabrán que sí soy un fenómeno! ─ mis gritos son altos pero de a poco bajan el volumen hasta ser poco más que un susurro ─ Ahora que sé todo estoy más que seguro de la decisión que tomé, mi hijo nacerá, no importa qué. ─ trato de secar mi rostro empapado por las lágrimas, pero es inútil cada vez emergen más.

 

Tomo mis maletas y camino hacia la salida, paso a un lado de mis atónitos padres, no los volteo a ver. Estando cerca del pasillo que conecta con la salida, siento una mano tomar fuertemente mi brazo derecho y jalar hasta hacerme caer al piso tirando mis maletas a medio pasillo, mi cabeza golpea contra el piso revotando y aturdiéndome en un segundo.

 

─ Te dije que esa “cosa” no nacerá. ─ escucho decir a mi padre, su voz la escucho lejana y su imagen se ve turbia, pero aun así respondo.

 

─ No eres quién para decidir sobre mi cuerpo ni sobre la vida que engendra. ─  con dificultad logro articular, trato de enfocar mi vista y levantarme pero una patada en mi espalda me lo impide, grito, un dolor punzante recorre mi espina dorsal. Un puñetazo en mi quijada me aturde más, me cuesta respirar, me encojo en mí mismo protegiendo mi vientre con mis brazos y piernas; estoy hecho un ovillo tirado en el piso pero eso no le impide a mi padre gritarme groserías, dedicarme frases despectivas, decir crueldades en contra de mi hijo.

 

Mi madre no hace nada, simplemente es una espectadora que cubre su boca para acallar cualquier sonido y voltea la vista para no ver cómo su esposo maltrata a su único hijo, hijo que sin importar qué la defendía de ese hombre.

 

Padre logra girar mi cuerpo boca arriba haciendo difícil que pueda cubrir mi torso de sus ataques, es entonces cuando siento que deja caer su pie sobre mi vientre causándome el peor y más horrible dolor que he sentido en toda mi vida; mi voz no sale de mi garganta, mis gritos quedan presos en ella, lo único que logra salir de mis ojos son gruesas y amargas lágrimas que se desbordan a mis sienes, mi respiración se detiene por un momento y vuelve cuando siento que soy arrastrado por el piso hacia la salida de la casa.

 

Padre lanza mi cuerpo fuera de la casa como si se tratase de un objeto obsoleto que ya nunca más le será utilidad, como un trapo sucio que le da asco tocar, mis maletas caen a un lado de mi maltrecho cuerpo; ese hombre que levantó más que su mano en contra mía dice palabras que son inentendibles en este momento para mí, escucho la puerta ser cerrada de un aventón.

 

Busco la forma de levantarme apoyándome en una de mis maletas, pero un constante y agudo dolor me lo impide, quedo recostado boca abajo sobre la maleta tratando de regular mi agitada respiración y esperando a que esa sensación espantosa en mi vientre desaparezca, una vez un poco tranquilo siento un líquido cálido salir de entre mis piernas; el miedo se apodera de mí, “No, no por favor”, es lo último que cruza por mi mente antes de caer inconsciente.

 

 

 

 

 

*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*/*

 

 

 

 

 

REITA’S POV

 

Ha pasado una semana desde que Kouyou se fue del apartamento, desde ese día todo es tan tranquilo y aburrido, tanto silencio me incomoda y me hace sentir mal.

 

En verdad, amo a Kouyou y después de esto me será muy difícil olvidarlo, no podré olvidar los buenos y malos momentos que pasé con él, mi cerebro comienza a rememorar tantos sucesos.

 

Buenos momentos:

 

- El día en que nos conocimos. Sólo éramos un par de mocosos de 14 años, Kouyou era un niño muy lindo casi con la apariencia de una niña con labios peculiares, era muy tímido, pero con grandes habilidades para el fútbol; gracias a que estuvimos el mismo equipo nos hicimos amigos.

 

 - El día que le confesé mis sentimientos por él. A pesar de que mi confesión fue torpe y nuestra primera cita un asco por tantas cosas malas que me pasaron, nuestro primer beso fue maravilloso; las citas que siguieron a esa fueron mejores y los besos aún más maravillosos de lo que una vez fueron.

 

- Nuestra primera vez. Ninguno tenía experiencia en esa “materia”, a pesar de mi aspecto rudo no soy el típico mujeriego, así que al principio fue igual de mal que nuestra primera cita; ambos estábamos nerviosos, conocíamos la teoría mas no así la práctica. Empezamos con besos lentos, caricias suaves, lo preparé como creía era debido y cuando ingresé Kouyou lloró, me hizo sentir mal ver una mueca de dolor en su hermoso rostro, iba a retirarme de su interior pero él me lo impidió, esperé a que se acostumbrara y después de eso todo fue sensacional; esa noche marqué a Kouyou como mío al igual que las noches que le siguieron a esa.

 

- Nuestro compromiso. Ya con cuatro años de relación acuestas pensé que ya era tiempo de dar el siguiente paso, los chicos me ayudaron con las preparaciones y esa noche le propuse a Kouyou unir nuestras vidas con un lazo más fuerte del que ya nos unía, él aceptó y lloró con una sonrisa de lo amplia y llena de felicidad.

 

Malos momentos:

 

- El día en que le dijimos a nuestros padres acerca de nuestra relación amorosa. Se molestaron tanto que los insultos iban y venían, Kouyou lloraba escondido tras mi espalda, yo enfrentaba a nuestros padres, intentaron separarnos; Kou gritaba mi nombre y yo el suyo, a él lo encerraron en su habitación, a mí me dieron la paliza más grande de mi vida, pero no impidió que tomara mis maletas y fuera a escondidas donde Kou a convencerlo de largarnos de ese lugar e irnos a Tokio, por suerte ya éramos mayores de edad.

 

- Nuestros celos. Desde que arribamos a Tokio teníamos constantes discusiones por culpa de nuestros celos, si no era yo, era él; la apariencia un tanto femenina de Kou llama demasiado la atención y su actitud tímida a veces tiende a darle señales equivocadas a la gente, muchas y muchos se acercaban a él y eso me molestaba como no tienen idea; mi apariencia es contraria a la de él, mi aspecto es rudo y algo descuidado, pero también llama la atención, yo también soy tímido en ocasiones pero sé ocultarlo, normalmente mi actitud es despreocupada (excepto con Kou), muchas y unos cuantos se me acercaban, y Kou no decía nada, sólo ponía una carita triste que yo me encargaba de pintarle una sonrisa.

 

- La vez que tuvimos un accidente y casi lo pierdo. Un idiota se pasó la luz roja del semáforo por el culo justo cuando yo iba cruzando en luz verde mi auto con Kou a mi lado contando a un mal chiste pero que a él le parecía gracioso, el auto del idiota golpeó la parte trasera del lado donde iba Kou, ninguno lo vio venir y no pude hacer nada por esquivarlo, el impacto fue tan fuerte que mi auto se volcó, desorientado pude ver a Kou sangrando e inconsciente; varias personas no ayudaron a salir, llamaron a una ambulancia y al llegar al hospital tuvieron que llevarlo a quirófano ya que un vidrio yacía enterrado cerca de una vena importante, no había reparado en mi estado hasta que una enfermera lo advirtió y me desvanecí, desperté al lado de mi castaño.

 

 - El termino de nuestra relación. Jamás pensé en terminar mi relación con ese castaño tímido y amoroso de esa forma tan dura, pero la sorpresa combinada con pánico y miedo me abarcó por completo, lo único que llenaba mi mente eran pensamientos negativos; un hombre embarazado, aunque es un poco más común verlos que antes no es muy aceptado, además un bebé no es algo que yo haya deseado tener, si quisiera tener un infante babeando y destruyendo mis pertenencias a diestra y siniestra entonces me hubiera casado con una mujer, pero como no me gustan las mujeres menos los niños, decidí atar mi vida a la de un hombre. ¿Tan difícil es de entender?      

 

Corto el hilo de mis pensamientos antes de empezar a maldecir todo a mi alrededor por no tener a mi castaño conmigo y porque este se fue por no haber aceptado a esa cosa que lleva dentro.

 

Dejo mi mente en blanco por unos minutos, de la nada pienso en Takanori.

 

Takanori ha estado actuando extraño desde ese día, está distante, a veces parece que se pierde en la nada, las bromas o insultos de Yuu ya no las responde como antes, sólo le dice una cuantas frases tontas en respuesta y luego se disculpa con una mueca que intenta ser sonrisa para irse a un lugar desconocido que ninguno de los tres restantes sabemos; antes era muy unido a Yutaka por eso Yuu lo molestaba, ahora casi no se acerca al de bonita sonrisa y hasta llega a parecer que lo evita, de hecho parece como si nos evitara a los tres. Esto no me está gustando, ¿Qué demonios le pasa? Él también repudió a Kouyou, los cuatro negamos la realidad; tal vez su comportamiento se deba a que aún no se acostumbra a no tenerlo a su lado, a no escuchar sus chistes malos pero que nos hacían sonreír porque él reía, no se acostumbra a tener que ir solo a hacer compras porque Kouyou era su compañero a la hora de derrochar dinero.

 

Ninguno de los cuatro se acostumbra a no tenerlo revoloteando de aquí para allá, a veces serio, a veces metido en su mundo que no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, a verlo realizando todo a su ritmo.

 

Lo extraño, extraño todo de él, lo quiero sólo a él sin ese estorbo que irrumpa en nuestras vidas, sin eso que pronto sería una carga, sin esa… “¡No es una cosa, es un bebé!”… ese recuerdo… “¡Es nuestro hijo!”… no…todo lo que le pase de ahora en adelante se lo merece por no hacer lo que le dije, ese niño sólo desgracias le traerá, no vivirá tranquilo.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Qué tan mal creen que está Reita en su razón?


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).