Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un frágil corazón ha sido lastimado por chibibeast

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

Disculpen el retraso, tuve muchas distracciones. No subí el cap el martes porque no lo había terminado, lo terminé hasta ayer miércoles xc Si siguen Eres como una tormenta, hoy jueves no actualizaré porque todavía no lo he escrito, me pondré las pilas para actualizar el viernes. ¡En serio!

Este fanfics también es publicado en Wattpad, entren y voten por la histotia, ¿sí? -UFCHSL-

¡Uruha! ¡Al fin recupera protagonismo! xD

Decidí que serán 4caps de Uruha y 3 de los demás Gazettos. Ya pasaron los 3 del Kairu, los próximos serán de Aoi.

Bueno, eso. Ya saben lo de la ortografía xv

¡A leer!

Me ha sonreído, es una sonrisa sincera, muy pocas veces me han sonreído de esa manera. Eso me hace sentir un poco mejor, mi llanto se detiene y seco mis lágrimas dejando a mi lado una de las maletas; trato de levantarme del piso por mí mismo pero un dolor agudo en la espalda me lo impide y hace que me queje.

 

─Oye, ¿estás bien?─ se escucha preocupado, se agacha a mi lado y posa una de sus manos sobre mi espalda ─ ¿Necesitas ayuda para ponerte de pie?─ asiento con la cabeza afirmando, él pasa su mano por mi cintura y mi brazo lo ubica sobre su hombro, toma impulso haciendo que nos levantemos lentamente.

 

Muerdo mi labio inferior, he sentido otra punzada, esta vez a un costado.

 

─ Gracias, de nuevo. ─ digo con dificultad porque mi voz tiembla.

 

─ No tienes que agradecer. Dime, ¿estás solo?─ ve alrededor por si alguien se acerca a nosotros.

 

─ Sí.─  susurro con la vista puesta en el piso.

 

─ ¿Qué? ¿Cómo es posible que tu esposo te deje andar solo en ese estado y cargando con un par de maletas entre la multitud?─frunce el ceño y cruza los brazos sobre su pecho ─ ¿Qué rayos piensa ese sujeto? ─

 

¿Mi esposo? Sonrío tristemente, no tengo a nadie a mi lado que pueda llamar de esa manera ni siquiera alguien a quien pueda llamar amigo. Otra vez el llanto quiere hacerse presente y un nudo se forma en mi garganta, aprieto los puños y sin levantar la mirada hablo.

 

─ Yo no tengo un esposo y no tengo otra opción más que cargar con estas maletas.─ tomo ambas maleta─ Muchas gracias por su ayuda y preocupación, ahora debo irme. Que tenga un buen día.─

 

Emprendo marcha hacia la nada, otra vez. No volteo hacia atrás, no vuelvo a ver al señor que amablemente prestó su ayuda y tendió su mano, no tengo una razón para hacerlo ni para no hacerlo; simplemente me concentraré en buscar un lugar donde pueda hospedarme durante un tiempo. Detengo mi andar debido a un mareo que me desequilibra y todo se vuelve negro por unos momentos, abro los ojos y me encuentro con el rostro preocupado del señor de cabello semi cano.

 

─ Llegué a tiempo.─ suspira con lo que me parece alivio─ Deberías tener más cuidado, unos segundos más y no hubiese alcanzado a atraparte. ─me acomoda entre sus brazos para dejarme medio sentado en el piso.

 

─ Yo…─otro mareo interrumpe lo que quiero decir y me dan nauseas, aprieto la camisa del señor y escondo mi cara en su pecho.

 

─ ¿Qué pasa?─ busca la manera de ver mi rostro─ Estás pálido.─ toca mi frente, mejilla y cuello─ Ah, esto no es bueno. Estás helado y sudando, ¿puedes respirar bien?─ niego con la cabeza, hay algo que me impide respirar con normalidad, no sé qué sea; mi cuerpo se estremece, no sé qué pasa, tengo miedo de lo que pueda ocurrir. De nuevo aquel líquido cristalino se desborda de mis orbes, trato de decir algo pero no puedo, escucho ruido; voces de personas diciendo cosas que no entiendo, pero la voz que logro escuchar me dice: No cierres los ojos, intenta relajarte. Suaves caricias son dadas en mi cabeza, junto con ligeras palmadas en uno de mis brazos. ¿¡Alguien podría dejar de comportarse como una mierda y hacer el favor de llamar a una ambulancia!?

 

Mi cabeza pareciera estallar en cualquier momento, me quejo de la horrible sensación y me remuevo, aprieto más fuerte su camisa y arrugo el entrecejo; sin poder evitarlo ni aguantar más, caigo inconsciente rodeado de un calor desconocido pero que me gustaría permaneciera por más tiempo.

 

  

 

**********

 

 

 

Oscuridad, es todo lo que me rodea, la más profunda y aterradora oscuridad. Es como si fuese en caída libre, sin paracaídas que reduzca el impacto; bajo mi cuerpo no veo más que la nada misma. Un viento frío choca contra mí, me estremezco y cubro mi rostro.

 

De repente, una ventisca tropical sopla, descubro mi rostro y observo a mi alrededor; estoy sentado bajo un árbol frondoso que me cubre de los rayos solares, el viento mece mis cabellos y el pasto verdoso. El árbol se encuentra en lo que parece una colina pequeña, otros árboles forman un círculo dejando a éste en el centro; como ya es costumbre, llevo mis manos a mi vientre, sorprendido y asustado veo hacia abajo, el bulto que se formaba en mi abdomen ya no está, las ropas que tengo puestas son totalmente diferentes a las que uso en mi embarazo.

 

Paralizado por el reciente develamiento y aún con las manos sobre mi plano vientre doy un saltito en mi lugar al sentir algo apegarse a mi espalda, con temor giro lentamente para saber qué es y con asombro veo a un par de niñas tomadas de la mano y que me saludan agitando su manito libre. No puedo ver sus rostros, ya que el sol les da por la espalda haciendo que una sombra quede en sus caritas, ambas llevan puestos unos vestidos muy lindos: uno rosa y otro lila, por su altura deduzco que tienen 3 o 4 años de edad; su cabello es negro, un poco largo y lacio, se acercan a abrazarme y yo les correspondo, ellas ríen alegremente y me dan un besito en cada mejilla.

 

─ Papi está rojito.─ la niña del vestido rosa ríe y aplaude tiernamente.

 

─ Papi se ve bonito así.─ la niña del vestido lila se abraza a mi cuello y deja su cabeza en mi hombro.

 

 ¿Qué esto? Debe ser un sueño, uno hermoso, en el que tengo a mis bebés entre mis brazos. Si esto en verdad es un sueño, quiero que se haga realidad, que el tiempo pase rápido para poder cumplirlo.

 

─ Niñas.─ una voz grave que no reconozco se escucha─ Kouyou.─ al pronunciar mi nombre un escalofrío agradable viaja desde mi espalda a mis extremidades; extiende una mano para ayudarme a levantar, mis niñas se separan un poco de mí permitiendo que tome la mano de ese hombre, en cuanto nuestras pieles entran en contacto mi corazón acelera sus palpitaciones y una emoción reconfortante me abarca. Cierro los párpados disfrutando de ese instante y al volverlos a abrir nada de lo anterior está.

 

 

 

**********

 

 

 

Me remuevo sobre algo un poco tieso e incómodo, algo no me deja mover con libertad uno de mis brazos, así que desisto de cualquier movimiento, me quedo quieto tratando de adivinar dónde estoy sin abrir los ojos, me guío por el olfato y me arrepiento de haber respirado hondo; un excesivo olor a limpio y medicamentos invade mis fosas nasales, muevo mi otra para tapar mi nariz y evitar seguir sintiendo ese asqueroso olor que ha hecho que me den ganas de vomitar.

 

 Abro perezosamente los párpados y trato de acostumbrarme a la luz, ya con la vista clara advierto que estoy en la habitación de un hospital y lo que hay en mi brazo es la conexión de un suero; como un flash recuerdo lo que sucedió antes de desmayarme, alterado busco con ambas manos mi barriga y suspiro calmado de poder sentir y ver ese bulto que resguarda a mis angelitos. Acaricio por encima de la ropa, que me queda algo apretada debido a que no he comprado ropa de talla más grande, me he concentrado más en mis bebés y mi salud que en mi forma de vestir; sé que necesito usar prendas holgadas pero no tengo mucho dinero, a penas el justo para subsistir lo próximos meses hasta que nazcan mis hijas.

 

Me pregunto qué habrá pasado con el señor, lo percibí muy angustiado desde que me regresó la maleta, ¿Será que sucedió lo mismo que aquella vez en que fui a visitar a mis padres y un desconocido me ayudó sin dejar rastro? Seguro el señor también se apiadó de mí y al ver que estaría bien en este lugar se regresó a hacer lo que hacía antes de toparse conmigo.

 

Cierro los párpados unos segundos, no quiero llorar, ya debería estar acostumbrado a esto.

 

Escucho la puerta ser abierta, me acomodo en la camilla y pretendo tranquilizarme, una enfermera se adentra en la habitación, me ayuda a sentar en la camilla para realizar el chequeo físico rutinario y me hace unas preguntas.

 

─ ¿Tiene algún malestar?─ mientras arregla lo que ocupó.

 

─ Sólo estoy un poco mareado y siento extraño a este lado.─ digo apuntando mi costado derecho y hago una mueca.

 

─ No es nada de qué preocuparse, por el estrés los fetos se alteraron y ahora que usted está calmo, ellos se están reacomodando en una posición que les favorezca.─ ya ha terminado de guardar los utensilios─ Un doctor vendrá en aproximadamente 15 minutos a darle unas indicaciones y le responderá preguntas que tenga acerca de los fetos, ahora, me debo retirar. ─realiza una corta reverencia y comienza caminar a la salida.

 

─ Espere.─ pido, ella se detiene y voltea hacia mí─ Un hombre…─murmuro─ ¿Cuándo llegué aquí venía con un hombre?─ no sé qué mueca se habrá dibujado en mi cara, pero el ceño de la enfermera se frunció en, lo que me pareció, tristeza.

 

─ Un hombre mayor venía con usted en la ambulancia.─ asintió. Quiero preguntarle si todavía sigue en el hospital, pero mi voz no sale, sólo medio abro la boca y nada. ─ Él estuvo aquí todo el tiempo que se ocupó para estabilizarlo a usted, estaba muy angustiado y pidió verlo cuando despertará pero al no tener lazo sanguíneo o relación alguna no podemos permitirle entrar, a menos que usted lo desee.─ Él, se quedó aquí porque se preocupó por mí, está allí afuera esperando por verme, me sonrojo y tiemblo ligeramente; después de tantos meses sin que un hombre muestre interés por mí y ahora vengan a decirme que ese señor pide verme, me da una sensación que no sé cómo describir.

 

─ Sí, sí quiero verlo.─ digo rápidamente, la enfermera sonríe y asiente para luego salir de la habitación.

 

Estoy emocionado porque alguien quiere verme, antes me molestaba que un desconocido se me acercara, nunca me ha gustado tener contacto con personas a las que Akira o alguno de mis amigos no conociera previamente; soy desconfiado, pero desde que ya no cuento con su apoyo me he visto forzado a conocer más personas y entablar conversaciones, claro que no dejo avanzar más y quedan como simples conocidos. No soy muy sociable debido a malas experiencias durante mi época de estudiante, las chicas me declaraban su “amor” y algunas llegaban hasta el punto del acoso, había chicos valientes que también se me declaraban pero me intimidaban y no sabía cómo negarme, otros me querían con ellos a la fuerza y a esos Akira les propinaba una paliza bien merecida; él no me decía nada pero me daba cuenta por los moretones y rasguños con los que se aparecía unos días después.

 

Akira. ¿Qué estará haciendo? ¿Estará comiendo bien? Supongo que no, detesta los vegetales, sin embargo tiene a Yutaka para que lo obligue, espero lo esté haciendo. ¿Habrá tenido algún accidente? Akira es muy torpe y a veces pareciera un imán para los problemas, tropieza con sus propios pies o por andar distraído choca con lo que  haya frente a él. ¿Me extrañará? Esa es la pregunta más importante y la que tiene la respuesta más obvia: No, no me extraña; si me extrañara haría hasta lo imposible por encontrarme.

 

¿A dónde fue se fue el amor, por el cual decías dar hasta tu vida por mí, Akira?

 

Uno leves golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos, aparto la vista de la ventana, que no sé en qué momento me centré en el celeste del cielo, acaricio mi barriga, que tampoco sé cuando empecé a hacerlo pero eso me relaja. Uno cuantos golpes más se vuelven a escuchar y doy el pase.

 

─ Hola.─ el señor de cabello semi cano se adentra a la habitación y cierra la puerta tras él, sonríe.

 

─ Hola.─ saludo tímidamente, sin apartar mis manos del vientre.

 

─ ¿Te sientes mejor?─ se acerca a sentarse en una silla dispuesta al lateral de la camilla.

 

─ Sí, muchas gracias por ayudarme.─ inclino la cabeza, simulando una reverencia.

 

─ Te dije que no tienes que agradecer tanto.─ sonríe mientras agita una mano en negación.

 

Luego de eso, el silencio se hace presente, no es desagradable pero me gustaría que hablara más; su voz es grave y rasposa, sus ojos pardos me ven fijamente poniéndome nervioso, por su estatura podría decir que es unos centímetros más alto que yo, se ve bastante mayor en edad.

 

─ Amano Tadaomi.─ por centrarme en analizarlo no escucho lo que dice.

 

─ ¿Qué?─

 

─ Mi nombre es Amano Tadaomi.─ sonríe mucho para estar con un desconocido, estira una mano.

 

─ Ah, Takashima Kouyou.─ me presento y acepto su saludo de manos.

 

─ ¿Qué edad tienes, Kouyou?─ es muy informal, otra persona me hubiese llamado por mi apellido pero no tengo problema que me llame por mi nombre.

 

─ Tengo 21 años, señor Amano.─ digo más relajado que antes, de igual manera ubico el brazo izquierdo en la parte inferior de mi barriga y la derecha la poso en la parte superior dando mimos.

 

─ Eres un jovencito, tu edad es cercana a la de mi hijo. ¡Vaya, con los chicos de ahora!─ suelta una risita.

 

─ No sé qué decirle respecto a eso. ─

 

─ No es necesario. Me gustaría hacerte unas preguntas, Kouyou.─ su semblante serio me pone nervioso, afirmo con la cabeza. Tal vez quiera preguntar por mi familia o por el otro padre de mis angelitos.─ ¿Te gusta el pan de melón?─

 

─ ¿Eh?─  parpadeo repetidas veces desconcertado por su repentina pregunta.

 

─ ¿Si te gusta el pan de melón? Pensé que, tal vez, tendrías hambre luego de haber dormido 4 horas.─ saca dicho alimento del bolso que lleva consigo y me lo ofrece, lo acepto aún descolocado.

 

Desenvuelvo el pan, doy un pequeño mordisco bajo su atenta mirada, está delicioso; por causa de la compra de ropa para mis hijas, los gastos de alquiler y gastos de alimentos adecuados, no  había podido darme un gusto de este tipo, a pesar de que su precio es bajo debo priorizar entre alimentos saludables o antojos que pudieran no hacerme bien, además de que lo que se antoja no es nada barato. Termino el pan en menos de 3 minutos, dando un suspiro de satisfacción.

 

─ Vaya, que parece que no has comido en semanas.─ ríe por mi actitud hambrienta. ─ Toma.─ ahora me da un jugo de cajita, sabor uva.

 

Un sonrojo tiñe mis pómulos, después mi semblante se torna sombrío al recordar que he llevado una alimentación balanceada y he consumido vitaminas pero no las suficientes para un embarazo doble; mi barriga es grande, más que nada, por mis niñas y el líquido amniótico ni siquiera alcanzo al peso promedio en este tipo de embarazo, sin embargo la salud de los tres está bien.

 

El señor Amano detiene su risa al notar mi semblante y ver que presiono con mis manos el borde de la sábana que cubre mis piernas.

 

─ Oye, ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¿Fue por el pan de melón? Maldición, no debí dártelo sin saber si te haría daño.─ dice con voz y movimientos inquietos.

 

─ No, no es por eso.─ mi voz sale rota─ Yo… estaba muy rico, se lo agradezco mucho.─ trato de sonreír y lo que sale es un gesto raro.

 

─ No lo hagas.─

 

─ ¿A qué se refiere?─ sin levantar la vista ni soltar la sábana.

 

─ No pienses en cosas negativas que puedan dañarte emocionalmente, tu bebé siente lo mismo que tú, tus emociones le afectan a él o ella también.─ veo como una mano se posa delicadamente sobre una de las mías y hace que disminuya la presión en la sábana, la toma y la coloca entre sus manos para darle caricias suaves, lo que provoca que se acumulen lágrimas en mis ojos pero que no dejo descender─ Eres un joven que pasa por una situación precaria, lo sé porque hay muchos como tú que todavía no son aceptados en la sociedad y se ven obligados a desalojar su hogar por la incomprensión de la familia o el abandono del otro responsable de la vida que ayudó a concebir. Sé lo que estás pensando, ¿Qué voy a saber yo, un viejo que no conoces, acerca de todo lo que tuviste que pasar? ¿Qué voy a saber de lo que sufriste sin tener a nadie a tu lado? La verdad, es que no sé nada. No lo sé, pero estoy dispuesto a…─ es interrumpido por el sonido de la puerta al abrirse.

 

El mismo doctor que me ha atendido desde que llegué a mi ciudad natal, se adentra a la habitación, saluda en general e inicia una ronda de preguntas, la misma que me hacía en cada consulta; lo que dura el “interrogatorio”, el señor Amano no suelta mi mano ni siquiera cuando el doctor me pide levantar para hace el conteo de mi peso, todo el tiempo se encuentra a mi lado… es muy reconfortante.

 

Como supuse, mi peso no aumentó casi nada desde la última vez que me pesaron; el doctor me da un leve sermón preciso del descuido que presento, algunas indicaciones para que aumentara de peso, más vitaminas, más de algunas otras cosas que no comprendo y que hace el favor de anotarlo.

 

Al finalizar con todo eso, le pide al señor Amano hablar con él en privado, hasta ese momento aparta nuestras manos. Espero su retorno por alrededor de 10 minutos, minutos que paso viendo hacia la ventana, pesando en todo y en nada; abrazando mi abdomen.

 

─ Bueno, Takashima no es necesario que permanezcas más aquí. Ya sabes qué hacer, no te sobre esfuerces y reposa, reposa todo el tiempo posible hasta el alumbramiento. Ahora, me retiro, que tengan buen día.─ da una mirada disimulada al otro señor y se pierde tras la puerta.

 

Mi cuerpo se tensa instantáneamente, tenía la esperanza de que dijera que pasaría la noche en observación como las otras veces, al parecer hoy no es mi día de suerte… ningún día ha sido así. Las ganas de llorar me abordan, no tengo a dónde ir, no tengo a quién acudir, no…

 

─ Así que ¿gemelas, eh?─

 

─ Sí.─ ejecuto el amago de levantarme pero se me dificulta.

 

─ ¿Necesitas ayuda?─ se aproxima a la camilla y me dedica una sutil gesto.

 

Asiento con la cabeza, apoyándome en él logro ponerme de pie, me asiste a recoger mis pertenencias y nos dirigimos a la salida del hospital. Freno mis pasos después de atravesar la salida, el señor Amano va delante de mí arrastrando mis maletas, él también frena al percibir que no camino a su lado.

 

─ Sabes, te iba a ofrecer algo antes de que el doctor entrara a la habitación.─ voltea, me ve directo a los ojos─ Sé que no tienes un lugar dónde hospedarte, conozco uno muy bueno que posee: un cuarto amplio con baño privado, un excelente servicio de comida y cuenta con lo necesario para que ti y tus pequeñuelas.─

 

─ Yo carezco del dinero suficiente para asentarme en un sitio así.─ digo agachando la cabeza, es mi realidad, no puedo conseguir un sitio demasiado caro como el que él me describe.

 

─ No tendrás que pagar nada porque yo no te cobraré.─ elevo la cabeza sin creerle, con asombro observo el brillo decidido en sus orbes.

 

─ ¿Usted es dueño de una posada?─ sigo sin creer en lo que dice.

 

─ No te estoy proponiendo que vayas a una posada, te estoy brindando la oportunidad de vivir en una casa, que tanto tú como tus hijas puedan llamar hogar.─ extiende una mano en señal de que si la tomo acepto su invitación.

 

─ Yo…─

 

 

 

Vida, ya no juegues más conmigo. Destino, ¿es esto lo que me tenías preparado?

 

Vida, no te burles de mi agonía. Destino, si me conduces a esta dirección… no te arrepientas y vires en sentido contrario.


 

Notas finales:

No crean que el señor Amano es un viejo rabo verde e.e ¡No! Él es un pan UuU pero no de melón :v Él es sólo el “transporte” de Uruha para atravesar el camino pedregoso por el cual el destino lo conduce. (Espero entiendan mi metáfora (?))


La semana pasada dieron los resultados del Desafío y tal como pensé, no gané xD Pásense a leer el fic ganador: Suspiros llenos de recuerdos, es un Aoita *-*


Aoi: Ya basta de publicidad gratis, por lo menos cobra ò-ó


Isa: No es la primera vez que hago esto, déjame en paz, Negro U¬¬


Aoi: Negro sólo mi cabello -lo revuelve de manera que le hace ver femenino- Mejor me voy, nunca sigue mis consejos dados de buena voluntad. -se va indignado-


Kai: ¿Alguien tiene hambre? Traje pan con mayonesa :D -carga con una bandeja-


Isa: ¡Yo quiero! –se lanza sobre Kai para quitarle la bandeja y empezar a comer como animal-


Kai: -aleja asustado- Casi me muerde la mano y se traga mis dedos -lloriquea-


Isa: asdfgasdfgasdfgasdfg -con la boca llena- (traducción: Así sabría más delicioso)


Ruki: No hables con la boca llena de comida, cerda –mueca de asco-


Isa: -traga- Tú hablas con la boca llena de otra cosa y yo no te digo nada, marrano ¬¬


Ruki: o///o eh… yo… yo no… hago eso…


Kai: -imaginándose quién sabe qué cochinadas con Ruki- *ii* *Q*


Isa: Claro que sí. Te he visto con “la cosa” de Kai en la boca y hablando >:D


Ruki: ¿¡Qué!? ¡Nos espías degenerada!


Isa: ¿Espiar? O.o Pero si lo hacen en los “camerinos” a la hora del almuerzo, de hecho todos te han visto :3


Ruki: ¿¡T-Todos? OcO


Isa: Sip, Deberías dejar de comer tantas tostadas francesas y postres que cocina Kai, estás pachoncito y la ropa no te va a quedar. Deja de hablar con la boca llena que le puedes escupir en la cara a cualquiera jejeje -se va feliz de la vida comiendo pan con mayonesa- 


Ruki: … -shock-


Kai: -se aproxima a Ruki y lo carga como saco de papas llevándoselo al camerino-


Censura-chan: ¿Y ustedes qué? ¡Denles privacidad a los depravados! (?)


Aoi: -regresa- ¡Dejen reviews comentando lo hermoso, sexy y sabroso que soy! ¡Digan que soy el hombre más macho y hetero que han conocido en su vida! eue (?) Dime lindura *3* -con voz de Trixie-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).