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Il Fuoco è la Vita por SirPsychoSexy

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Notas del capitulo:

TADÁAAAAA~ 

Vine mucho más rápido de lo normal, tanto como unas disculpas por haber tardado tanto en actualizar estas semanas.... Y también porque me inspire mucho cuando comencé a escribir el capitulo.

Está RECIÉN SALIDO DEL HORNO.

Le eché una ojeada rápida y creo que, la redacción me quedó bien. *espera*

ESTOY MUY CONTENTO PORQUE MI HISTORIA YA SUPERÓ LAS MIL LECTURAS. ;___;

Aunque no tenga más de 100 rvws[?] Eso me pone feliz.

Gracias a todas las personas que se dan el tiempo de dejarme un review... Y pues... Ya. [?] Es todo. Lean tranquilos. [?]

La música sonaba dentro de aquel costoso vehículo, lo cual rompía levemente aquel tenso e incómodo silencio. Aunque a decir verdad, el demonio que yacía al volante con notoria diversión, no se sentía incómodo en aquel silencio.

Hace menos de cinco minutos que el rubio había accedido a subir a su lujoso Aston Martin Vantage de color negro. Al principio el menor se había sorprendido de aquel vehículo. Jamás creyó ver algo así además de las películas, pero realmente no quiso siquiera preguntar cómo es que el mayor había conseguido un auto como ese... Si en esos momentos era un doctor, realmente no le sorprendía que tuviese un vehículo como tal.

En la comodidad del interior del vehículo, y ante la insistencia de simplemente no dirigirle siquiera la mirada al mayor, y solo hablar para indicar el camino a su hogar, fue que el pelinegro decidió poner algo de música para aminorar la tensión del joven. El otro ni siquiera sabía cuál era su intención en ese momento.

JiYong apartó la mirada del camino para poder mirar de soslayo la figura del ser a su lado. No podía negar que ese demonio bordeaba estúpidamente la hermosura y la perfección. Su nariz recta, esa mandíbula duramente delineada que le daba un porte varonil, esos ojos grandes, de mirada profunda, adornados por enormes pestañas, que sabía podría poner nerviosa hasta a una mosca, mientras que el cabello que había peinado de tal manera que su flequillo cayera de esa forma levemente desordenada, le daba un aire más fresco, a pesar de vestir con un traje. El rubio no se percató de que había volteado para poder mirarle de mejor manera. Los rayos de luz que llegaban molestamente al rostro del mayor hacían que se viera, irónicamente, como un ángel.

Él era su ángel de la muerte.

¿Me darás alguna indicación o simplemente te quedarás mirándome? — La voz grave de SeungHyun sonó, sacando del leve trance al menor.

Éste volvió su mirada al camino, un poco incómodo mientras se trataba de orientar.

No... Debes seguir recto por esta la avenida... — Sonó la voz de JiYong en un susurro.

Y nuevamente se sumieron en aquel silencio, el cual solo era interrumpido por las suaves notas tocadas por un saxofón, acompañadas por un bajo y una batería.

No sabía que te gustara el jazz... — Murmuró JiYong, de repente. — Ni que manejaras...

No creo que sepas muchas cosas sobre mí, pequeño.

Sé que le gustas a mi hermana. — Soltó de pronto el menor, con fastidio.

Lo sabía. Lo había notado cuando estuvieron esa tarde con ella, dentro de su habitación. Conocía a su hermana y conocía ese tipo de nerviosismo en ella. Pero también sabía que su hermana no era tonta, no era una ilusa enamoradiza que siente atracción física y actúa de esa manera. Él debió haber hecho algo.

¿Le gusto a tu hermana, JiYong? ¿Cómo puedes decir eso? — La voz serena del demonio solo hizo rezongar al rubio, lo cual le hizo sonreír divertido. — ¿Estás celoso, Yongie?

No digas estupideces, SeungHyun. Y no me llames de esa manera... Simplemente estoy preocupado. No quiero que juegues con Dami... No con el peligro que tú representas. — El joven logró ver la mirada curiosa y divertida del mayor, que tenía una de sus cejas alzadas. Suspiró, llevándose una de sus manos hasta su frente para acariciar sus sienes. — Dami no es tonta... No... No quiero que la ilusiones. ¿Está bien?

No entiendo a qué te refieres con eso. Tan solo la trato como debo tratarla al ser mi paciente.

Solo no coquetees ni te hagas el lindo con ella.

¿Qué significa “Hacerse el lindo”, JiYong? ¿Decirle a tu hermana que se ve muy guapa cuando sonríe es hacerse el lindo o coquetear? Porque la verdad se lo digo mucho.

Las manos del menor se cerraron con fuerza, mientras fijaba su mirada al camino. Su mandíbula se había tensado un poco; las palabras de SeungHyun le molestaban.

Simplemente deja de hacerlo. Debes doblar a la derecha en la calle que viene, ya estamos cerca. — Indicó el rubio de manera evidentemente molesta.

El demonio al volante sonrió levemente satisfecho ante la reacción del joven. Redujo la velocidad del vehículo para poder ir con más tranquilidad, para no pasarse de casa y así mismo disfrutar un poco más la pequeña intimidad que tenía con el humano dentro de su auto, aunque la charla prácticamente se haya terminado.

No tardaron más que unos cuantos minutos en llegar a su destino, que era el hogar del rubio. El menor en su intento por liberarse del cinturón de seguridad, no se percató de la intensa mirada que el pelinegro le otorgaba, acercándosele lentamente, hasta que lograr tomar su mentón y hacer que lo mirara. El joven se quedó estático ante la acción repentina del mayor. Iba a replicar algo, pero simplemente se quedó callado cuando sintió el pulgar ajeno acariciar de manera suave su labio inferior.

La única razón por la que he dicho que tu hermana es guapa, es por el jodido parecido que ustedes tienen... — Dijo el pelinegro, sin dejar de ver la expresión del menor, el cual para él era un simple poema.

El humano solo sabía quedarse ahí, estático, sin siquiera poder replicar algo. No entendía por qué su cuerpo no reaccionaba mientras su cabeza era un lío, en donde su subconsciente le gritaba a viva voz que se alejara, que hiciera algo para simplemente romper aquel contacto. Sin embargo no lo hacía. Solo sabía quedarse ahí, perdido, casi hipnotizado ante la inexplicablemente intensa mirada de SeungHyun. Sintió sus mejillas arder sin entender por qué, cuando la otra mano del maligno fue hasta su mejilla, viajando en una caricia suave, la cual terminó detrás de su oreja al haber acomodado un poco su cabello.

El demonio se inclinó un poco más en el cuerpo del humano, alcanzando así la altura de su oído en donde se entretuvo oliendo parte de su cabello, para luego hablar en un susurro grave.

No te haces una idea de cuánto deseo que seas mío, Yongie...  — Y luego de decir aquello, su lengua recorrió el lóbulo del menor, haciendo que este se estremeciera ante su toque y por fin reaccionara, alejándose y pegándose a la ventana.

La sonrisa de medio lado del demonio lo desconcertó, no de enojo, ni mucho menos de terror. Le desconcertó darse cuenta que, en el fondo, verle sonreír le gustaba.

Sus manos volvieron, torpemente, a forcejear con el seguro del cinturón para poder liberarse y bajar del vehículo, a una velocidad tan rápida que ni siquiera se percataba de que estaba olvidando algo dentro del vehículo. Sin embargo, al ver que el mayor también bajaba, pero se volteaba a buscar algo, reaccionó.

Iba a decir algo, pero justo en ese momento su madre había abierto la puerta de entrada, con una sonrisa cordial, de oreja a oreja.

Oh, JiYong, doctor Choi, que bueno que ya hayan llegado... — La madre del rubio notó como el “doctor” cerraba la puerta mientras de su hombro colgaba la mugrienta y mal cuidada mochila de su hijo, lo cual le hizo fruncir la nariz, mirando a JiYong.

Por su parte, el rubio, tan solo sabía mantener su cabeza agachada ante la leve pena que sentía en ese momento. Sintió los pasos del demonio acercársele, lo cual le hizo alzar la mirada mientras recibía su mochila, bajo una atenta sonrisa del pelinegro.

Buenas tardes...

Buenas tardes. Pase por favor... Mi esposo llegará en una media hora así que por mientras esperémosle en la sala. — Dijo una animada señora Kwon, mientras se hacía a un lado para dejarles pasar, más que nada al invitado especial de esa cena.

En un disimulado susurro, la mujer ordenó a su hijo que fuese a cambiarse de ropa rápido para que volviera con ellos, en lo que el alto pelinegro observaba la figura de aquel humano perderse de su vista, antes de ser arrastrado por la animada mujer hacia la sala de la casa, la cual estaba perfectamente ordenada.

Los minutos pasaban mientras que la mujer le hablaba sin parar, preguntándole cosas como la salud de su hija, si su hijo menor se había portado bien al tratarle y al invitarle a casa, e incluso cómo había sido su jornada laboral; mientras que SeungHyun intentaba responder lo más educadamente a esa extenuante mujer que no paraba de hablarle.

Por otra parte, el rubio cuando estuvo en su habitación, dejó caer sin cuidado su mochila en su cama, para luego lanzarse él a esta. Se sentía demasiado incómodo con toda esa situación. Suspiró de manera pesada, pasándose ambas manos por su rostro para intentar darse ánimos a sí mismo... Algo que realmente no funcionaba.

Finalmente se levantó para poder ir hasta su cómoda y buscar qué ponerse. Su padre venía del trabajo, por lo que estaría vistiendo su camisa y su pantalón un poco formales. Su madre también estaba bien arreglada y SeungHyun... Bueno... Siempre le veía o con un traje estúpidamente perfecto y formal o con la bata banca del hospital. Debía buscar algo que no desentonara en la cena, o bien sabía que su madre podría golpearle después.

Claramente no iba a ponerse un traje completamente formal que tenía, sería ridículo. Solo era una tonta cena hecha por su madre. Por lo que buscó algo que si bien no llegaba a ser formal, si era para una ocasión especial.

Una vez listo, se miró al espejo para ver que estuviera todo bien acomodado. Aunque ¿Por qué le importaba verse bien? Suspiró pesado y simplemente se revolvió el cabello con fastidio y se lanzó a la cama una vez más. No quería bajar. No quería ver a ese demonio. No quería compartir una cena con ellos... No... Se sentía incómodo.

>> JiYong... Baja pronto, por favor...<<

Logró escuchar la voz del pelinegro en su cabeza, algo que lo aturdió de momento, haciéndole sentarse. ¿Era una broma? ¿Estaba delirando? O... ¿En verdad había oído su voz en su cabeza? Se quedó quieto, sin hacer nada, esperando que su voz volviera a sonar, esperando realmente que solo haya sido su imaginación, pero...

>> Ven, tu madre me está colapsando... <<

Ahí estaba de nuevo. El demonio se estaba comunicando con él. Aquello lo perturbó un poco... Sus ojos se mantenían abiertos como un plato, mientras una sonrisa incrédula se había formado en sus labios.

Esto debe ser una broma... — Se dijo a sí mismo, mientras se ponía de pie, para poder partir de su habitación hasta la sala principal de su casa.

Se apresuró en bajar, encontrándose con la escena. Su madre hablándole animosamente de su hija Dami a un SeungHyun que sonreía de manera levemente torcida. Estaba fastidiado.

M-Mamá... ¿No deberíamos servir? Papá debe estar por llegar... — Dijo el recién llegado, llamando la atención de los dos.

Su madre, que al ver la hora se impresionó, se puso de pie y caminó hasta su hijo.

Déjamelo a mí, Yongie. No dejes solo al doctor Choi. — Dijo, y luego de hacer una leve reverencia ante el invitado, se perdió para ir al comedor.

El menor suspiró, aunque no se percató de que el demonio le miraba ahora con una sonrisa lasciva.

Encontraba que el joven se veía tremendamente exquisito en aquellos ajustados pantalones que se amoldaban a la perfección a sus largas piernas, a la vez que el color negro de éstos, junto con el color rojo oscuro de su camisa abierta que dejaba a la vista una camiseta, contrastaban a la perfección con su blanca piel.

No sabía que podías comunicarte de esa manera... — Dijo de pronto el humano, apoyándose en el marco de la puerta, mientras trataba de mirarlo tranquilo.

Insisto en que no creo que sepas muchas cosas de mí, JiYong. — Respondió el demonio, en lo que se ponía de pie para acercarse a ver las fotos que descansaban en una repisa, cerca del televisor.

Tienes razón... ¿Yo puedo hacerlo? Digo...

Puedes. Tenemos un vínculo que nos une... Nuestro trato. — Respondió el pelinegro, mientras tomaba una de las fotos que había, en donde un infante sonriente se mostraba. Era el humano, lo cual le hizo sonreír. — Puedes hacerlo siempre que sea un mensaje netamente dirigido hacia mí, y mientras una distancia un tanto pequeña sea la que nos separe... Aunque todo depende de la fuerza... No es algo fácil que puedas dominar de un momento a otro. Eras realmente mono... ¿Qué edad tenías en esta foto, Yongie?

D-Deja de mirar esas fotos... — Replicó el humano, acercándosele para poder quitarle la fotografía, aunque su movimiento se vio interrumpido, pues SeungHyun alcanzó a alzar su mano, dejándola fuera de su alcance, mientras que con su brazo libre capturaba la cintura del menor. — ¿Q-Qué haces?... Suéltame... Y deja la foto... — Alcanzó a decir, antes de sentirse levemente intimidado por la mirada que el pelinegro le dirigía.

Sus ojos estaban negros, pero tenían un extraño brillo en ellos, mientras que le miraba levemente serio.

Quiero que sonrías así... — Dijo de pronto el pelinegro, mientras el agarre que mantenía en la cintura del humano se hacía más fuerte, atrayéndolo más a su cuerpo. — Quiero verte sonreír así, como en esta foto, JiYong... Como sonríe tu hermana... Debes de verte precioso...

El humano se sintió nervioso. Sus mejillas ardieron sin su consentimiento, en lo que sus manos iban hasta el pecho del mayor, buscando separarse de él lo antes posible, mientras que SeungHyun simplemente no se lo permitía.

¿D-De qué rayos hablas?... Su-Suéltame, SeungHyun... — Siseó el menor en un susurro, pero al ver que el demonio simplemente no se movía, éste se rindió, bajando su mirada, apenado. — Por favor...

Si tan solo supieras todo lo que representas, Yongie... — Murmuró de manera grave, mientras su pulgar acariciaba suavemente la zona de su cintura.

Sus palabras le desconcertaron un poco. ¿Lo que representaba? ¿A qué se refería con eso? Volvió a mirarle, notoriamente dudoso, iba a decir algo, pero simplemente se calló al ver la extraña expresión del demonio. Este, por otro lado, se acercó a su cuello, encorvándose un poco para alcanzarlo, en donde inspiró profundamente el embriagador aroma del humano... Ese aroma que le fascinaba y que podía reconocer en cualquier lado. Esa esencia a JiYong a la cual se estaba volviendo adicto.
 
El maligno depositó un suave beso en su cuello, lo cual hizo temblar al humano, pero que también le hizo reaccionar. Algo estaba mal. No podía simplemente quedarse ahí, debían separarse.

SeungHyun... Suéltame... Por favor, puede llegar mamá y...

No quiero... — Dijo tajante, en lo que otro beso era depositado en la nívea piel del humano. — Hueles maravilloso... Tan dulce...

Es-Estás extraño Seung... ¿Qué te pasa? Suéltame, es una orden... — Dijo el menor, aunque ante los besos que recibía cada vez más cerca de su oído, lo tenían con la voz temblorosa, lo cual no lo hacía verse ni un poco demandante como quería.

De pronto un sonido en la puerta lo alertó, su padre estaba entrando, por lo que en un rápido movimiento logró separar al demonio, el cual había dejado de ejercer la fuerza en su agarre. En menos de dos segundos, JiYong se había alejado más de metro y medio del demonio, quien solo supo mirarle de la misma manera intensa, antes de esbozar una sonrisa ladina.

Su padre entró a la casa, para ser recibido por un alegre JiYong, y detrás de este, su madre que salía del comedor.

¡YoungHwan! ¡Tengo la mesa casi lista, por favor ve a la sala a conocer al Dr. Choi! — Dijo la mujer, mientras tomaba el maletín de su marido para ir a colgarlo donde siempre, en lo que su esposo asentía y caminaba hacia la sala.

JiYong por su parte suspiró un poco relajado. Se había librado a tiempo del demonio. Ahora con la presencia de su padre en la sala no se iba a sentir en peligro de ser devorado por aquel ser, que había dejado la fotografía en su lugar para saludar de manera cordial y educada a su padre, con un apretón de manos, antes de sentarse en los sillones alrededor de la mesa de centro.

Unos cuantos minutos más bastaron para oír la voz de la mujer desde el comedor, por lo que todos en la sala se pusieron de pie para ir hasta la mesa que estaba repleta de comida.

El rubio no pudo evitar mirar la expresión en el rostro de SeungHyun. Era casi como la de un niño en una juguetería para las compras navideñas... O quizás peor. Aquello le dio cierta gracia.

Tomaron asiento en la mesa. El matrimonio se sentó uno al lado del otro, como siempre solían hacerlo, mientras que JiYong y SeungHyun se sentaron frente a estos, para poder entablar una conversación un poco más amena y cercana.

Mientras ambos hombres hablaban, JiYong ayudó a su madre a poner cantidades generosas de comida en los platos y servirlos cada uno, dejando en claro que si querían más, podían simplemente pedirlo, ya que el pelinegro realmente miraba la comida casi con el mismo deseo con el que miraba a JiYong.

El rubio se rió un poco por esto mientras guardaba silencio en la conversación.

Realmente eres joven... ¿Es cierto que has venido desde muy lejos a curar a nuestra hija? — Dijo el hombre, antes de llevarse un bocado de comida a la boca.

Es cierto... Estudié en américa y bueno... Me enteré de que en el hospital se hallaba la señorita Dami. Allá la medicina es un poco más avanzada que acá, por lo que vine a intentar hacer algo. — Dijo un calmado SeungHyun, como si realmente supiera y fuese algún médico, lo que sorprendió a todos, sobre todo al rubio. — Me alegra mucho ver los avances de ella... Espero que pronto se pueda curar.

Nosotros estamos muy agradecidos por el interés que ha presentado en nuestra hija... — Dijo la mujer con una sonrisa sincera. — Quizá cuando ella salga del hospital, podrían tener algunas citas... Porque usted es soltero ¿Verdad?

¡Mamá! ¿De qué estás hablando? — Se apresuró en decir el menor, algo molesto, bajo una mirada sorprendida de sus padres.

Antes de que alguien dijera algo, fue SeungHyun quien tomó la palabra.

No podría hacer eso. Aunque nuestra relación de paciente y doctor terminara al momento de que ella se sane, no es éticamente correcto... Además, solo vine a por Dami. Luego de que ella se sane, deberé irme. — Dijo, sonriéndoles levemente, como si estuviese apenado. — Lo siento por no poder consentirles en eso.

>> ...Sin comentar que tengo interés en su hijo menor, el cual se ve ridículamente sexy en esos pantalones ajustados que me están pidiendo a gritos ser rasgados de una buena vez. <<

JiYong oyó en su cabeza, lo cual le hizo atragantarse con la comida que tenía en la boca en ese momento, llamando la atención de todos los presentes, que le miraban con cierto horror.

Dios, JiYong, te he dicho que comas más lento ¡Levanta las manos! — Exclamaba su madre, mientras se levantaba para acudir a su rescate.

Sintió las palmadas en su espalda del demonio a su lado, mientras su madre le extendía un vaso con agua.

Se sintió avergonzado al extremo en que su sonrojo llegaba hasta su coronilla. ¿No podría ser peor? Recibió el vaso y tomó un poco, logrando que su pequeño ataque lograra calmarse, mientras que la mano de SeungHyun se quedó un poco más en su espalda, acariciándola de un lado a otro.

Le dedicó una mirada asesina al pelinegro, y este solo le sonrió, para luego alejar su extremidad y volver a ponerla sobre la mesa y poder seguir comiendo.

Luego de ese percance, el transcurso de la cena se podría decir que fue normal. SeungHyun se abstuvo a volver dar un comentario como ese al menor, mientras que el otro había dejado de oír la conversación de su padre y el pelinegro. Ya se habían ido al tema de la política, en donde el demonio realmente se lució ante sus amplios conocimientos, lo cual logró sorprender también al rubio, que escuchaba solo de vez en cuando.

Cuando la cena terminó, JiYong ayudó a su madre a llevar los trastos sucios a la cocina, en lo que los otros dos continuaban con su plática. Al parecer a su padre, SeungHyun le parecía una persona interesante. ¿Cómo no? Quizás cuántos años tenía ese demonio, y su sabiduría debería ser más amplia que la misma Wikipedia. El rubio se rió de sí mismo ante esa analogía.

Caída la noche, el pelinegro se comenzó a despedir. No quería incomodar más, o al menos era lo que decía. En sus adentros, JiYong creía que estaba harto de las conversaciones “serias” con su padre, y las insistencias de su madre por hacer que meditara el quedarse en corea y así lograr que su hermana y él salieran juntos, una vez ella se recuperara.

Lo único que le hacía sonreír a JiYong, era que al menos sabían todos que ella se curaría. Aquellas esperanzas muertas habían revivido, irónicamente para él, que significaba el perder su alma.

Cuando el vehículo del demonio por fin había desaparecido al doblar por la calle, su madre se dignó a entrar a la casa. Se fue a sentar cerca de su marido que se había dado el lujo de encender uno de sus preciados habanos, que solo de vez en cuando fumaba... Solo cuando celebraba, cuando se sentía tranquilo y feliz.

JiYong se excusó de tener sueño al ser un día ajetreado, y aunque fuese sábado el siguiente día, decidió irse a su cuarto. Se despidió de sus progenitores, para luego simplemente subir por las escaleras y encerrarse en su cuarto. El rubio se dejó caer de manera cansada a la cama. Realmente no mentía cuando dijo que había sido un día extenuante para él... Muchas emociones en menos de 24 horas para un ser normal, común y corriente como él.

Sus ojos se cerraron un momento, disfrutando de la calidez de su cama. Sin embargo no podría disfrutarla hasta quitarse la ropa y meterse dentro, por lo que, luego de unos minutos volvió a incorporarse para comenzar a desvestirse.

Tan solo logró quitarse la camisa, quedando en aquella camiseta ceñida a su cuerpo, cuando un sonido en la ventana le hizo llamar su atención.

Cuando volteó a ver, lo reconoció de inmediato. Pero esta vez era distinto. Esta vez no sintió ese miedo que siempre le daba. Se sintió tranquilo, al ver aquel cuervo fuera de su ventana.

Se acercó al cristal sin temor alguno, mientras veía como el ave simplemente lo miraba, sin dar indicio alguno de salir volando ante la cercanía del humano. Éste, por su parte, se dedicó a abrir su ventana, para poder apreciar más de cerca, incluso deseando tocar las plumas del ave que brillaban levemente ante la luz de los focos de la calle. Y JiYong por fin lo reconoció.

Sus ojos eran iguales... tenían aquel mismo color.

T-Tú... — Se atrevió finalmente a hablar, cerca del ave, mientras esta ladeaba levemente su cabeza, como si le prestara atención. — Eres tú... ¿Verdad?... SeungHyun...

Y cuando el humano se atrevía a acercar su mano al ave para poder tocarla, ésta lanzó un graznido fuerte que hizo retroceder al joven, un poco aturdido por el repentino sonido. Sus ojos se habían cerrado, a la vez que sus manos, por inercia, fueron a parar a la altura de sus oídos, los cuales zumbaban levemente. Segundos pasaron, hasta que JiYong abrió lentamente sus ojos, esperando ver su ventana vacía, que el ave no estuviese más ahí, pero para su sorpresa, vacía no estaba.

Estaba ahí, en el borde de la ventana, sentado. Sus alas relucían detrás de su espalda, mientras que una sonrisa ancha se dibujaba en sus labios, marcándosele un par de hoyuelos que le hacían ver ridículamente hermoso.

Hasta que por fin pudiste reconocerme, JiYong...

Notas finales:

DEJENME COMENTARIOS PAR FAVAAAARRRSSSS.... Si me dejan al menos 10, me animo a escribirles de nuevo así de rápido. [?]

*Sir Intentando Negociar[?]*

Bueno... Realmente espero que les haya gustado. :'D Le puse mucha interacción en la otepé, tal vez no tan intensa como esperaban, pero la hay. ¬u¬

Se ve que JiYong ya está cediendo ante los... emh... ¿Encantos?, sí, digamos que encantos de SeungHyun... Claro... Ajá... Bueno, la cosa es que ya está cediendo. [?]

¡REVELÉ LA IDENTIDAD EL CUERVO! ¿Se lo esperaban? ¿A que si? Pos que era muy obvio. e_e 

Bueno, ya no tengo nada más que decirles. En serio, déjenme comentarios porque me ponen bien feliz y me animan muchísimo. :'(

Por cierto, quiero dejarle un mensajito de amor a mi bebé, que aunque no haya dejado comentario, sé que lo leerá tarde o temprano... lakjsd

<< ¡TE AMO THOMAS! ME TIENES BIEN TONTAMENTE FELIZ, PERO ASÍ, MUCHO... ;u; GRACIAS POR TODO, AMOR, Y AUNQUE ANDES OCUPADITO, QUIERO QUE SEPAS QUE TE ADORO MUCHO. TE EXTRAÑO UN BUEN, PERO, BUENO, YO TE EXTRAÑO A LOS MINUTOS CUANDO TE VAS A DORMIR. [?] lkasjdlkja Ocsya. :c Te amo mi Honey. 💜💜💜 >>


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