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In your mirror por Aya Chwan

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Notas del fanfic:

TITULO:

In your mirror

RESUMEN:

AU. Yo veía un cadáver en el espejo pero él no veía nada.

N° DE CAPÍTULOS:

3

AUTOR:

Aya~Chwan

NOTAS DEL FANFIC

-Universo Alterno.

-Los personajes pertenecen en su totalidad a Eiichiro Oda. Yo solo los utilizo anónimamente.

-Posible Ooc 

Notas del capitulo:

¡Hola! Soy Aya~Chwan y ya muchos me conocerán porque he andado de anónima comentando sus grandiosos e inspiradores fanfics *w*

Agradecimientos especiales a Nekosawa (? Gracias por ayudarme con el título, el resumen y por apoyarme en mis decisiones. Sabe que la quiero mucho ^w^

Aquí está mi proyecto. Espero no hayan confusiones y les guste C: 

Su vida había tomado un giro drástico en menos de un año. Habían muerto dos personas demasiados importantes. Lo peor, era que sentía toda la culpa y la ira posible ¿Cómo podían cambiar así las cosas? Un día tenerlo todo y al siguiente no tener nada.

Después de pensar en cómo reordenar su vida. La admisión a la universidad a la que había aplicado, había sido la salida que estaba esperando. Sus amigos sufrían, y el quizás igual o peor que ellos. No era de los que permitía que sus emociones intervinieran en su amistad por lo que mudarse lejos de su hogar, y de todo lo que conocía era la solución más viable según él.

Vivía en un complejo de apartamentos, o más bien en un cuarto de los apartamentos, la otra habitación junto a la suya estaba siendo rentada, tarde o temprano tendría que compartir la cocina, la sala, el comedor y el baño con alguien más.

 ~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

Pasaba ocupado o trataba de estarlo, sino, esa constante opresión de silencio y motonia lo estrujaba. Lejos de sus amigos, del restaurante ahora ya cerrado. Los fines de semana no le parecían suficientes y por si fuera poco odiaba a los de su facultad. Poco a poco, la soledad tomaba posesión de él y se convertía en una oprimente depresión sin que se diese cuenta, sin que lo pensara siquiera. Ni las esporádicas visitas a casa de Nami o los  llamados una vez por semana de sus amigos lo sacaban de ese trance en el que vivía. Se estaba consumiendo en sus propios pensamientos.

Un día al regresar de sus clases, lo vio, estaba parado junto a la dueña del apartamento que rentaba. Al parecer la otra habitación iba a ser ocupada

-Sanji-kun que bueno que te veo ¿podrías explicarle todas la reglas al nuevo inquilino?- Se miraron, el azul de sus ojos choco con aquel negro intenso de los del recién llegado. No era lo que le hubiera gustado, ahora más que nunca quería estar solo, su vida estaba hecha un caos y que hubiera alguien más presenciando el espiral descendente en que se había convertido solo lo volvía mas ofusco y pesado.

-Claro. Lo hare- hizo una leve reverencia con la cabeza y se fue a su habitación. Tan pronto cerró la puerta arrojo sus cosas al suelo, abrió la pequeña ventana que daba a la calle y prendió un cigarro. Espero a escuchar el automóvil de la mujer arrancar y se dejó caer sobre la cama, lanzo la nicotina y cayó al borde de la cama, aun sin apagar ¿importaba acaso si todo se prendía en llamas? Su vida, sus cosas, todos empezaba a importarle poco o nada.

Escucho unos golpeteos a la puerta de su habitación. No quería ver a ese tipo, no ahora que al ver el pequeño destello entre rojizo y anaranjado quemando la sabana dejándole una mancha negra le recordaba mucho a él. Como una chispa había invadido su vida hasta convertirse en una opulenta llamarada para al final, irse y dejar todo destruido, hecho pedazos. Su corazón ahora no era más que una mancha negra.

Los golpeteos se repitieron y con fastidio se levantó. Abrió la puerta de su habitación y ese hombre lo miraba atentamente con un único ojo visible ¿Qué le habría pasado al otro? Quien sabe, no era su asunto

-Ven, te explicare como funciona todo aquí- camino en dirección a la cocina y el otro chico le siguió sin decir nada- Esta es la cocina, tienes que dejar impecable cada vez que la utilices. El refrigerador podemos dividirlo en dos partes- no estaba de humor para responder preguntar así que continuo con el baño –De este lado están mis cosas, puedes dejar las tuyas por acá y  por nada del mundo toques mi shampoo ni mi jabón- finalmente llegaron a la que iba a ser la habitación del recién llegado

-Esta es tu habitación. Lo único que tienes que hacer es recordar sacar la basura y tu ropa sucia por que la empleada viene una vez por semana y la lleva a la lavandería los martes- abrió la puerta y regreso en dirección a su cuarto.

-Oí- le escucho decir. Tenía un tono de voz algo grave, pero le hacía justicia a sus facciones rudas.

-¿Qué quieres cabeza de alga?- joder, su mala costumbre de insultar ahí estaba de nuevo. No podían culparlo, el tipo tenía una extraña coloración verde en su cabello era imposible no utilizar eso para insultarlo

-¿¡A quien te crees que le llamas así!? Solo iba a decirte gracias maldito cejas de sushi- al parecer su nuevo “amigo a la fuerza porque vivimos en la misma puta casa” también tenía una lengua muy mordaz

-¡A ti por supuesto! No veo a otro árbol parlante por ningún lado- camino de regreso hasta quedar frente a él- Y no necesito tus agradecimientos. Solo no toques mis cosas o tendrás serios problemas maldito bastardo. El tipo del cabello verde se llevó la mano hasta la cintura ¿Qué buscaba?  Se miró con frustración al ver que no llevaba nada.

-De haber sabido que un idiota cabeza de pollo vivía aquí nunca me hubiera mudado y tienes suerte que mis katanas estén en la maleta sino, te haría picadillo por hablarme así- “así que es una espadachín” pensó Sanji

-Cuando quieras. A diferencia de ti, solo necesito mi fuerza física y mi astucia-

-¿Fuerza física y astucia? Pfff eres un espagueti delgaducho- se burló con sorna- Con esas tus huesudas manos no lograrías derribar ni aun niño- el peliverde se cruzó de brazos. Estaba seguro que había vencido a ese enano rubio. Sanji por su lado estaba hecho una furia, iba a matarlo, si eso haría pero el sonido de su celular lo hizo dejar sus pensamientos de lado

-esto no se ha terminado imbécil- y se dirigió con rapidez a su habitación cerrando de un portazo y quedándose con lo último dicho por el otro “estaré aquí toda la semana cabeza de pato”. Contesto el celular y una voz muy conocida y estrepitosa lo hizo alejar el auricular de su oído

-Hola Luffy- mientras Luffy decía no seque cosas sobre piratas Sanji camino en dirección a su escritorio, pero no pudo evitar detenerse frente al espejo de cuerpo completo que había en su armario “eres un espagueti delgaducho” “tus huesudas manos…” ¿Por qué esas palabras le habían afectado tanto? las lágrimas rodaron por su cara. Odiaba lo que veía en el espejo ¿Cómo había permitido que las cosas se le salieran tanto de control? ¡Ese no era el Sanji del que se había enamorado su Ace! Su rostro pálido y arenoso, sus pómulos saltados, su cabello enredado y sin brillo ¿Qué había pasado con su cara? ¿Cómo y cuándo había sucedido esto? Todos los días se miraba al espejo…o eso creía hacer ¿Por qué ahora se miraba tan diferente a como se recordaba?

Tan lamentable. Su camisa se veía más grande de lo normal, al quitársela vio con horror lo que estaba ignorando todo este tiempo, los husos de su clavícula sobresaltaban como dos garfios, sobresalían de su cuello y su piel se veía hundida, las costillas…eran perfectamente contables y estaba seguro que sus vertebras también. Los huesos de su cadera eran notorios y sus muñecas; estaban extremadamente delgadas y no se diga sus manos, las uniones de sus falanges parecían perillas y las venas estaban al mismo nivel que los huesecillos de sus dedos. Deplorable.

“Sanji ¿Sanji? ¿Sanji estas bien?” Luffy aun seguía al teléfono sin  imaginar que Sanji estaba presenciando su propia autodestrucción. Una asfixiante desesperación se había apoderado del rubio.

-Estoy bien Luffy. Solo estoy exhausto ¿puedo llamarte después?- y su voz volvía a ser la misma, apacible y tranquila. Escondiendo la verdad, la horrible verdad.

“Claro. Sabes que te queremos y esperare tu llamado” Luffy presintió que algo no estaba bien “Todos te queremos mucho Sanji” repitió esperando una respuesta, pero solo el tono de colgado llego. Sanji moría de la manera más lenta y dolorosa. Sin querer, había elegido suicidarse de una de las maneras más largas y tortuosas. Sanji estaba muriendo de hambre y ni siquiera estaba consciente de ello.

Notas finales:

Me imagino tendrán dudas con respecto a Sanji, la historia avanza rápido por que no quiero alargarme demasiado. Y solo aclararles que no tiene anorexia o bulimia, que son enfermedades muy serias y no son, bajo ninguna circunstancia, motivo de discriminación ni de burla. La misma tristeza (la cual será explicada más adelante, aunque imagino ya tienen una idea) es la que lo ha hecho descuidarse y no se dio cuenta hasta que su nuevo compañero lo llamo “flacucho” lo crean o no, es algo que puede pasar.

Dudas o comentarios, estoy para servirles m(_ _)m

Gracias por leer QwQ nos vemos hasta la próxima :D

Ayaka*.*)/


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