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In your mirror por Aya Chwan

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Notas del capitulo:

Hola gente guapa c: gracias por los comentarios (ya estan respondidos n_n) se les agradece mucho. Aquí está el segundo capítulo y espero sea de vuestro agrado.

Quiero pedir disculpas a Kirinatha-san accidentalmente borre tu review D: me siento muy mal por eso. me hizo muy feliz tu comentario (soy una torpe :v)

Todos los personajes pertenecen a Oda. Yo solo los utilizo anonimamente c:

Disculpen errores y e incoherencias narrativas QwQ

“Porque creí estar perdido. No estaba perdido, solo ciego”

Dos semanas habían pasado desde el incidente con su nuevo vecino y compañero de casa. No se habían dirigido la palabra por dos razones sencillas: Sanji había estado observando el horario del “marimo” como mentalmente le llamaba ahora, para su mala suerte era casi como el suyo “maldito seas destino” pero aun así aprovechaba cualquier ocasión para escabullirse y no encontrárselo  y la otra y no menos importante era que el otro inquilino tampoco parecía tener mucho interés en querer arreglar las cosas.

Sanji había dejado las clases de natación. Se avergonzaba de sí mismo, de su cuerpo y de su manera de pensar. Huir no era la solución, pero mientras pudiera mantenerse corriendo lo haría. Cuando iba a las clases de karate, siempre esperaba que todos se fueran para ducharse o vestirse solo, aunque eso implicara estar más tiempo en la universidad, saltarse una hora de comida y quedarse para el turno nocturno.

Algunos de sus compañeros habían notado que el rubio actuaba y se comportaba diferente. Sus trajes pulcros y amoldados a su figura fueron sustituidos por poleras con al menos dos tallas de mas, sudaderas y camisas de manga larga. Sanji solía ser muy elegante, pero su manera de vestir había cambiado, hasta parecía que ya nisiquiera se miraba al espejo cuando salía de su casa.

Por supuesto, todos le juzgaban antes y todos le juzgaban ahora. Lo iban a juzgar por los siglos de los siglos. Siempre atento y amable con las mujeres e hiriente y cortante con los hombres. Sus profesores nunca le preguntaron nada, su actitud parecía la misma de siempre. No parecía tener problemas. Pero la fachada de Sanji solo funcionaba con el resto de personas. Incluso la utilizaba cuando hablaba por teléfono con sus amigos. Ya no visitaba a su querida Nami ¿Qué le diría si lo veía de esa forma? Se preocuparía, y preocuparía a los demás. No, no, su honor de caballero no le iba a permitir semejante cosa.

El disfraz de Sanji tomaba posesión de su persona. Se sentía atrapado en su propio cuerpo, en sus propios complejos. Necesitaba una luz, una esperanza. Necesitaba libertad ¿pero cómo sentirte libre si eres esclavo de tu miedo? Si eres esclavo de tu imagen. No se trataba de lo que los demás miraban, se trataba de lo que el miraba cada mañana, se trataba del reflejo que aparecía en la piscina cada vez que deseaba nadar.  Se trataba de él mismo.

“Soy yo o ¿estas más delgado Sanji-kun”? Claro, la chica bella y simpática, la que nunca le dirigía la palabra sino era porque él se le acercaba y le canturreaba toda clase de halagos y palabras hermosas. Esa chica popular que se encargaba de arruinar las reputaciones. Esa chica de pronto, de la nada, estaba interesada en saber cómo estaba.

“¿Pero que dice mi bella dama? Me halaga en exceso que una musa como usted tenga el encanto de preocuparse por mí. Pero estoy bien, mi bella flor, siempre lo he estado.” Esos ojos curiosos que le miraban desde el cabello hasta sus manos, las que escondió en la sudadera. Esos ojos decían a gritos lo mucho que querían perjudicarlo.

“¿No tendrás trastornos alimenticios o si Sanji-kun? Porque eso sería algo terrible” Ese tono con excesiva falsedad le estaba cansando. De nuevo esa sensación de encierro le ataco el pecho.

“Un caballero como yo, debe ser fuerte para proteger a las hermosas damiselas como usted. Si me disculpa mi excelso capullo, tengo que retirarme” Nunca podría contra sus votos de hombre leal y de palabra. Al menos le alegraba saber que no había perdido toda su fortaleza.

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Seis meses habían pasado ya. Ver el calendario en esa fecha le sorprendía ¿enserio había sobrevivido tanto tiempo? Literalmente se había quedado atrapado en la rutina: levantarse, esconderse en su ropa, fingir ser otra persona, regresar a casa, odiarse y volver a dormir.

Pero todos los humanos tenemos un límite. Y Sanji, era tan humano como cualquiera. Esa mañana había regresado más temprano de lo normal. Hacía calor y de verdad necesitaba una ducha. El marimo no iba a regresar hasta dentro de dos horas, así que tenía todo el apartamento para él, a excepción de la habitación del otro por supuesto,

Detalles pequeños. Acciones insignificantes ¿Cómo? No sabía. Después de ducharse con muchas burbujas, corretear por toda la casa con solo una pequeña toalla cubriéndoles las partes íntimas y cocinar un gran banquete como no lo hacía hace mucho vistiendo solamente unos bóxer a cuadritos; le había devuelto una parte de esa alegría perdida. Eran solo él y su maltrecho cuerpo. Sin nadie que le mirase más que él. Enfrentándose a sí mismo. Sin prendas abrigadas o largas que le causaban una abominable calor la mayoría del tiempo.

La brisa que entraba por la ventana de la sala y el espaldar de la silla de madera del comedor en su piel ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Por qué ahora era tan convaleciente por elección? Con todos los espejos de la casa volteados y con el sonido de la radio pudo encontrar un escape después de tantos días de desesperación.

El tiempo voló y él nisiquiera lo noto. Después de cocinar y acabárselo todo corrió al sofá y se tendió para ver televisión. Lo mullido del sofá le daba una sensación de calidez; y después de tanta emoción quedo profundamente dormido. Sin pesos que cargar, sin remordimientos.

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Abrió los ojos con pesadez. Aun escuchaba el sonido de la televisión pero no quería levantarse, estaba exageradamente cómodo y algo tibio le cubría su cuerpo… ¿¡Desnudo!? Lo había olvidado, había olvidado que solo estaba en bóxer en una casa donde, en cualquier momento llegaría su vecino. Se levantó pero al hacerlo en el proceso su cabeza choco con algo y dos trozos de emparedado salieron volando.

-¿Qué demonios te pasa cejillas?- volteo con brusquedad y los colores de su cara se perdieron por un momento dejándolo pálido como fantasma. El marimo no solo estaba ahí, sino que le había tirado con la cabeza, la charola que contenía lo que aparentemente era su cena, y además ¿lo habría visto sin ropa? Halo la manta-trapo o lo que sea que lo cubría pero ¿de dónde demonios había salido eso? ¿Qué caraja estaba pasando?

-¿Que-¡A qué horas llegaste!? ¿¡Me viste desnudo maldito brócoli!?- joder, esto no podía estarle pasando a él. No ahora, no con esa alga con patas.

-¿Quieres calmarte? Primero que nada vine a la hora de siempre, pero estabas dormido y como no traías nada más que unos bóxer te traje una sábana para que no te resfriaras. Segundo, yo tengo nombre ¿sabes? Zoro Roronoa- el peliverde empezó a recoger los pedazos de lo que antes habían sido dos emparedados. Sanji lo miro con atención ¿Por qué había hecho eso por él? Nisiquiera se hablaban, no desde la última vez.

-Gracias supongo- no sabía que más decir ¿presentarse? Na, después de como lo había tratado no creía que Zoro quisiera saber más sobre él.- ¿Qué vas a hacer con esa comida? ¿Piensas botarla?-le dijo.

-Por supuesto que no. Tengo hambre y esto es lo único que tengo para comer además, traía algo para cuando despertaras pero no sé si te guste un emparedado de jamón con sabor a alfombra- Sanji sonrió y tomo el trozo de emparedado que le estaba tendiendo el peliverde.

Después de eso, el marimo puso una película de terror  y comieron tranquilamente; Sanji incluso olvido que estaba semidesnudo; recogió sus piernas y Zoro se sentó a un extremo del sofá. En general Zoro era bastante callado y parecía concentrarse en lo que hacía: ósea, comer el emparedado.

-No deberías andar desnudo por ahí. Creo que esas tus cejas de espiral le afectan a tu cerebro-Le dijo al rubio sin despegar los ojos de la pantalla.

-Esta es mi casa y puedo hacer lo que se me antoje. Tu solo metete en tus asuntos marimo-No quería ser grosero, pero enserio ese tipo lo sacaba de sus cabales ¿Quién se creía para decirle que hacer o que dejar de hacer?

-Entonces, ya que tú puedes hacer eso- el peliverde se levantó del sofá y se puso frente a la pantalla

-¿Qué mierda estás haciendo?- Sanji lo miro con dudas para luego ver con horror como el otro se desnudaba hasta quedar en la misma condición que él- ¡No puedes desnudarte en medio de la sala, estúpido!-

-Yo tengo tanto derecho sobre esta casa como lo tienes tú. Así que no me recrimines, cejas afeminadas- Zoro regreso a su puesto bajo la mirada iracunda de Sanji ¡Ese idiota iba a pagar caro!

Sin darse cuenta, sin esperarlo. Sanji había olvidado su complejo; como si nunca le hubiera afectado su apariencia. Aquel hombre, cuya sinceridad era una espada de doble filo, era capaz de hacerle olvidar y sentir algo más que su constante opresión auto infringida. 

Notas finales:

Gracias por leer n.n/ No escribo mucho lemon, mis historias casi siempre carecen de él xD pero tratare de hacer mi mejor esfuerzo para el tercer capi :B

Dudas o comentarios estoy para servirles :D

Ayaka*.*)/


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