Una estruendosa explosión resonó a los cuatro vientos cubriendo todo panorama con una densa niebla obscura.
-A..Akhit-o-llamó Misaki con preocupación, siendo oprimido por éste quien había interferido con el ataque usando su cuerpo como escudo.
- vaya, parece que Takahashi no era el único con tendencias suicidas- -vociferó Onodera al percibir la acción de Akihito.
-dijiste que el problema era yo, así que deja en paz a Misaki-discutió Takaba con dificultad mientras sus partículas comenzaban a descomponerse a causa del mecanismo de defensa brindado por el cielo, que en ese momento se había vuelto su una estrategia de escape y tomando la mano de Misaki se preparó para huir.
Pero antes de poder desvanecerse Onodera chasqueó sus dedos y terminó con las esperanzas de evasión que habían pretendido.
-tan pronto se van, ¿Creí que nos estábamos divirtiendo?-sonrió amablemente para después reaparecer su látigo que al momento se vio envuelto por llamas negras -muy bien Takano-kun en vista de que ya aceptaste ser un problemas te matare a ti primero –echándose andar en dirección a los ángeles.
-…Misaki, es mejor que te vayas, tienes suficiente energía para regresar al cielo ¿No es cierto?-pidió a su compañero ya que era consciente de su discapacidad, además de que él era la última alma que deseaba afectar.
-no voy a dejarte Akihito-respondió aferrándose a las prendas calcinadas del castaño, decidido a permanecer junto a él.
-no sabía que eran pareja, por lo menos podrán morir juntos…- ambos ángeles cruzaron miradas y rieron.
-me da gusto que estén de buenas, eso es admirable, no por mí, pero para alguien lo es.
-¿Por qué haces esto?-preguntó Misaki intentando entablar dialogo, Onodera solamente sonrió y dejó caer un latigazo en su contra sin causarle daño.
-a él lo odio y a ti…-recordó las tantas narraciones de Haitani. Si no hubiera sido por ese mocoso, si no hubieran intervenido esos arcángeles, con todas sus hazañas Misaki le recordaba su anterior personalidad y con ello su inmenso amor por Takano, lo que le molestaba.
-él no tiene motivos Misaki, no te esfuerces-dijo Akihito a su amigo mientras ideaba un plan de escape.
-tú no sabes nada de mí, no eres más que un ángel débil y novato incapaz de dar una ayuda decente, mírate- lo señaló-das lastima…ambos me recuerdan porqué deje el ministerio.
-¿A quién tratas de engañar? Tus alas son negras, eres un caído, expulsado del paraíso-indicó Akihito.
- ¿Y eso qué?... los ángeles pueden perder la gracia de Dios en cualquier momento, “el cielo”-dijo con resentimiento-no es más que un falso y triste espacio, he escuchado a millones de humanos desear con desesperación un acceso allí, ilusos no son más que eso.
-¿Si tú eras un ángel como fue qué? –preguntó el inseguro ojiesmeralda, intuía una inmensa carga de conciencia en el agresor que de alguna forma le lastimaba.
-¿No se lo imaginan?, vamos, son ángeles deberían saber el reglamento a cumplir ¿O no?-esbozando una enorme sonrisa. De inmediato Akihito y Misaki comprendieron, Onodera le había quitado la vida a un humano…ese era el único motivo que teñía de negro las alas de un ángel, sin derecho a juicio- no me miren así, el tipo se lo merecía, además los humanos son criaturas tan efímeras, por cualquier causa se extinguen, y mírenme, degradado a un caído, sin lugar que habitar, exiliado de las alturas y aunque lo duden rechazado por el infierno.
Akihito y Misaki no encontraban palabras a expresar, al menos el ojiceleste jamás había sabido de un ángel asesino.
-bueno, bueno ya basta de tonterías, tu-nuevamente señaló a Takaba-vendrás conmigo vivo o muerto-Akihito se dio cuenta que al parecer y aún con todas sus acciones el “ángel” negro no era malo, ya que de serlo anteriormente hubiera lastimado a Misaki con el látigo mas no lo hizo.
-de acuerdo…-dijo Akihito apartando al ojiesmeralda.
-no lo hagas Aki-susurró Misaki sosteniéndolo del brazo.
-como siempre Onodera, aparentas ser un tigre pero no pasas de minino dócil, tierno e inservible-acusó otro ángel de las tinieblas que lucía un bello lunar debajo de su labio.
-…Shuu-se trataba de Sudou quien no planeaba dejar que Ritsu retrasara los planes- no sé a qué viniste, porque estoy a punto de llevarlo con Haitani.
-¿llevarlo?-cuestionó con sorpresa- querrás decir “llevarlos”- Onodera bajó el rostro y Akihito se puso en guardia, el acuerdo que ellos habían establecido aunque no se había dicho, era que dejarían de lado a Misaki, pero Shuu no pensaba igual-¿Es mi imaginación o cada que hablas de tu maldito pasado te vuelves débil?- agregó Sudou molesto de no ver entrar en conflicto a Onodera-…Ritsu, recuerda que tienes frente a ti al hijo de Takano Masamune, quien te encomendó a esa inmunda infante, es tu momento de consumar la venganza que tanto anhelabas, es más …-reflexionó el rubio-si lo matas yo no se lo diré a Haitani, así que adelante, hazlo-invitando a Onodera a concluir con la existencia de Takano Takaba Akihito allí mismo.
………………………………
Ministerio de Ángeles.
-¿Cómo vas con la investigación, Masamune?-comentó el recién llegado Yokozawa.
-oh, pero si eres tú…en realidad no he avanzado nada, todo es demasiado confuso, las antiguas escrituras hablan de pureza absoluta…
Una pureza que emerja del sacrificio y se mantenga avivada por amor, amor a la vida, amor a la amistad, amor al amor. Cuya sangre destruirá las murallas del “mundo”.
-…no entiendo-acotó Yokozawa con un mohín de duda y desentendimiento. Eso sonaba apocalíptico, pero de algún modo también afable.
-no lo sé, pero aquí se encuentran más que palabras- expresó Takano ya que las escrituras habían sido obtenidas en manos de un caído, ese papiro contenía el pan de los ángeles obscuros.
-ok, primero hay que tomar en cuenta sus intenciones. Penetrar el cielo-respondió mientras Yokozawa tomaba asiento en el sofá de la oficina-derrotar a los ángeles-prosiguió argumentando el azabache.
-¿Cómo?-cuestionó su compañero.
-usando todas la armas posibles-reflexionó-con ayuda de demonios, y… ¿Almas corrompidas? –mencionó en voz baja.
-¡¡¡El purgatorio¡¡¡-gritaron a una voz, ambos pensaban lo mismo.
-por supuesto, tal vez todo esto del problema con los caídos no sea más que una maldita pantalla de los demonios.
-están intentando ocultar el verdadero motivo que mueve sus pútridos corazones, ellos desean abrir el purgatorio otra vez.
- …Una pureza… Cuya sangre destruirá las murallas del mundo…-repitió Masamune. De pronto sus manos que sostenían los mencionados documentos los dejaron caer…
-están cazando ángeles, esa es la pureza de la que habla la escritura, y las murallas pueden ser cualquier frontera, no necesariamente humanas-reflexionó sobre su primera hipótesis-cuando encuentren a “es ángel de corazón puro”, ellos, ellos usaran su sangre o lo que sea que requieran de él o ella para abrir el purgatorio- ilustró con temor el Azabache, tomando en cuenta que su hijo estaba en la tierra-Akihito…
-Tranquilo Takano, Takaba estará bien, él es un ángel bastante escurridizo, se las arreglará solo- su amigo le sonrió intentando darle ánimos.
-debemos informar al concejo, vámonos-ambos se pusieron de pie y salieron de allí en busaca de sus superiores para dar parte el reciente descubrimiento.
…………………………………………………………..
-entiendo, como ya cruzaste palabra con esta gallina te da lástima quebrar su cuello, en ese caso yo te ayudare- expresó Sudou haciendo ver una espada de hoja calcinada y empuñadura purpura.
-Misaki, esto ya no se trata de si eres mi amigo o no, tienes que irte-dijo a su compañero sin voltearle a ver-¡Ya!-el ojiesmeralda apretujó sus ojos y orbitó lejos de allí.
-demonios Onodera ¿Qué no piensas hacer nada? - escupió con coraje el rubio.
-si ya estás aquí ¿Por qué no te encargas tú mismo?-y era verdad, Ritsu se había molestado de descubrir que Haitani no le tenía confianza.
-¿Por qué será?, ¿No lo sé?, déjame pensarlo-simulaba reflexión mientras Akihito pensaba como hacerle frente a ambos ángeles -será porque tú eras el que quería matarlo-gritó enfurecido.
Akihito comprendió que tenía que actuar primero, no podía arriesgarse a que Misaki volviera y resultara lastimado, levantó el vuelo y utilizó toda su reserva de energía en una segadora circunferencia naciente de su palma derecha que disparó en contra del distraído rubio. Pero para su infortunio Sudou sólo había aparentado descuido y fácilmente lo esquivo al mismo tiempo que Ritsu se movía a su costado y haciendo uso de su látigo lo ató de pies a cabeza en un pestañar haciéndolo perder el equilibrio para después caer al piso.
-tiene un buen espíritu, con suerte y sea él el ángel que buscamos-aportó jubiloso shuu, cuando…-oh mierda, Onodera apártate-gritó él mismo, pero lo que aconteció se dio en apenas un fragmento de segundo, un rayo carmesí atapó con su luz la silueta de Akihito y Ritsu.
Entre la segadora luz que le envolvía, Takaba alcanzó a distinguir el rostro de su amante junto a Misaki y lo que parecía un antiguo demonio, con armadura negra y casco de guerra. Después de eso ambos ángeles desaparecieron del contexto.
……………….
-¡¡¡ Maldita sea, maldición, maldición!!!-refunfuñaba Onodera dentro de una obscura y desierta dimensión.
-¿En dónde estamos?- de la nada se dejó escuchar el timbre de Akihito asustando a Ritsu ya que por un segundo él había creído estar solo.
-Takano-kun, ¿Qué carajo estás haciendo tu aquí adentro?- preguntó el castaño desconcertado de su presencia.
Akihito simplemente no encontró respuesta, no sabía ni siquiera donde estaba, ¿Cómo sabría el motivo?
-esa luz, ¿Estamos muertos?-interrogó el ojiceleste sobre la destellante luz roja que les había bañado.
-algo así- respondió el castaño sin muchas ganas- nadie nunca ha salido de este lugar, esto es como una prisión, una prisión de odio.
Tal como se había expresado Onodera ese sitio era una cárcel cuya estancia se debía a todo el resentimiento que como criaturas mantenían en sus corazones.
-… Pero yo…-sin querer cuestionó Akihito causando una sonrisa en los labios de su ahora compañero.
-parece que para ser un ángel guardián también guardas odio en tu corazón, ¿No es cierto Takano-kun?...
Continuará