Nos soltamos la mano mirándonos con frialdad, lástima que la enfermera volvió a interrumpirnos, porque le iba a decir unas cuantas cositas más a ese engreído de Eduard.
- Bueno chicos, este campeón se porto muy bien, esperen unos minutos más para informar al médico y ya se pueden retirar– me fije en la mirada de Alex, era como si la fuera a comerla con patatas.
La señorita salió de la habitación, muy extravagante dejándonos de nuevo a los tres solos.
- ¿Qué te hicieron? – se acercó Edu a mi hermano, sentándose en su camilla.
- Pues… (señalando su brazo) me pincho, oye Chris vámonos…- fue interrumpido por una musiquilla que provenía del pantalón del Pelinegro de Edu.
Fue caminado a paso ligero, levantándose de la camilla y acercándose lentamente a la minúscula ventana de este cuarto.
- Si, ¡AHHH! Se me olvido, claro, ¡siii! – dijo elevando el tono.
Mientras tanto mire de reojo a mi hermano, tenía la mirada perdida en el suelo.
- Lo siento, chicos me deben perdonar pero es urgente – Edu salió corriendo de la sala, pero antes de cerrar la puerta – ¡Oye Chris no te olvides de la apuesta! – y con esa última frase salió a toda mecha.
- Chis… ¿y eso de una apuesta? – dijo peluchito poniéndose de pie en frente mía.
- ¿EHH? Ahhh… nada tonterías nuestras ¿seguimos aquí? ¿o qué? – me puse de pie sacando las llaves del coche.
Volvimos a “nuestra casa” no hablamos nada en todo el camino, solo se oía de fondo una banda musical, estilo metal.
- Ahhh…!ESTOY TAN CANSADO¡ - el pelirrojo se tiro literalmente sobre el sofá – Chris ¿serias buena persona y me coges un helado de la nevera? – oí todo lo que dijo, pero no le hice ni caso, deje las llaves en un cuenco que estaba al lado de la puerta, cerrándola y de repente siento algo que me dio un ligero golpe en la nuca.
Miro hacia atrás, veo un cojín caído en el suelo - ¡VENGA YA ALEX! – no estaba para tonterías de críos, al menos hoy no, con este calor.
- ¡QUIERO UN HELADO! – lanzo de nuevo otro cojín, del cual atrape ágilmente.
- ¡si quieres, un helado! ¡BUSCALO TÚ! – y lo devolví con un poco de brutalidad las dos almohadas del suelo.
- ¡NO! – dijo esquivando los dos a taques que lance.
- ¿Qué dijiste? – fui acercándome lentamente.
- ¿Acaso estas sordo viejo? ¿DIJE QUE NO? – vi su pequeña sonrisa, de la cual intentaba aparentar furioso.
Me deje llevar, fruncí mi ceño y avance hasta llegar a él, empezó a tirarme todas las almohadas que tenía a su alcance, algunas las esquivaba y otras simplemente recibía, oía su risa acompañada de la mía. Una vez que se quedó si “fusiles” me acerque a él y como era de esperar me paro con sus manos de las cuales yo cogí e hicimos un duelo de fuerza.
Lo que sucedió ahora ni siquiera lo tenía pensado de que pudiera ocurrir, no sé cómo acabe encima de Alex, aun haciendo fuerza con las manos uno contra el otro.
Veía perfectamente su cara de frustración, me fije bien… y si a la hora de decir la verdad, esta pose no está nada mal.
Sin previo aviso, me deje llevar por mis pensamientos y fue cuando mi hermano me empujo haciéndome caer al suelo, y lo malo es que él también cayo con migo del sofá.
Nos golpeamos la frente uno con el otro – Auch..- se quejó él – nenaza, yo debería de quejarme, no tú, además fue tu culpa – dije molesto.
- ¿perdona? ¿mi culpa? – el filo de su nariz con el mío se podían tocar perfectamente.
Esta posición me ponía los pelos de punta, sentía su aliento cada vez que soltaba una palabra y lo que me daba mil vueltas a mi cabeza era …si no se quita rápidamente….
- Alex… ¿te puedes quitar? – dije embozando una sonrisa falsa.
- EHH?...ahh ¡NO! Hasta que no te disculpes – me quede perplejo
- ¿yo? Acaso te diste fuerte y esa última neurona se te…- me interrumpió
- Chris…- se recostó encima mía, ¡mierda! – Sara…
- ¿Qué pasa con Sara? – aunque me háblese de esa malcriada, oz jugo que en esta pose no me puedo ni enfadarme, ni siquiera puedo respirar adecuadamente. Bueno también es porque me esta presionado los pulmones déjemelos en fifty-fifty.
- Ella… está embarazada – me susurro al oído.