Abría y cerraba los ojos en pequeños intervalos de tiempo observando a su profesor y su fallido intento de captar la atención de los alumnos, pues mientras este explicaba detalladamente la historia referente al Imperio de YoSeon los alumnos estaban más interesados en sostener charlas susurradas, pasarse papelitos arrugados donde seguramente contaban algún chiste infantil para amenizar el tedioso ambiente, la mayoría de alumnos estaban concentrados en sus teléfonos celulares jugando o revisando noticias sobre sus grupos favoritos, o visitando algún blog referente a los más populares de la institución, bostezó cansinamente. Los días en el instituto eran mortalmente aburridos, la rutina diaria de llegar, conversar un poco con los amigos,ir a clases, tratar de no quedarse dormido y algunos días perderse con alguien en algún rincón del colegio. Aburrido. Tedioso. Necesitaba acción algo nuevo que le diera una pequeña motivación en su día a día.
Giró levemente el rostro para no ser regañado por su maestro y observó el patio de deporte donde los alumnos de la clase de último año hacían ejercicio, allí entre todos ellos observó un cuerpo pequeño, menudo y ligeramente delgado, llevaba el usual uniforme de educación física, trotaba alrededor del patio, solo, al final de todos sin nadie a su lado. Sonrió ante su visión por aquel muchacho de rostro pequeño y facciones delicadas, no en vano él había traído un poco de diversión a su monótona vida hacía tres meses, cuando sin miedo y estúpidamente había aceptado ante todo el colegio ser homosexual, ganándose cuchicheos y molestia en la mayoría de estudiantes. Ganando su atención, teniendo el honor de ser objeto de burla y bullying por parte de él. Era considerablemente entretenido meterse con él pues el muchacho aquel nunca le hacía frente y siempre aceptaba sus insultos y leves golpes sin rechistar, con la cabeza baja y las mejillas sonrojadas, sus amigos juraban que el mayor disfrutaba de la atención que este le entregaba, aunque sonara absurdo realmente no le sorprendería después de todo muchos alumnos buscaban ser reconocidos por él.
Al observar la última vuelta dada por los mayores, otro cuerpo más pequeño se interpuso ante su visión del otro, arrugó el entrecejo al reconocer aquel molesto rostro, ese menudo y casi pigmeo muchacho era la continua causa de su dolor de cabeza; pues este había interferido en su usual practica de bullying hacia el otro estudiante, ganándose inmediatamente su molestia. Rápida e involuntariamente recorrió el delgado y menudo cuerpo del presidente estudiantil, quedando gratamente sorprendido al notar las sutiles curvas que se adivinaban debajo de la ropa deportiva que portaba y sonrió lascivamente, trazó sutilmente con su mirada cada espacio de piel descubierta, las mejillas sonrojadas por el desgaste físico, se quedó observando con mayor detenimiento el rostro del estudiante y notó sus facciones delicadas, suaves y bastante atrayentes, después de todo aquel odioso muchacho tenía una bonita figura y una cara que cualquier chica podría envidiar. Quizá podría divertirse también con él, después de todo fue este quien buscó su atención.
Giró el rostro hacia su profesor con la sonrisa socarrona tatuada en su rostro.