Pequeños (Grandes) Detalles
Unos suaves y delicados dígitos pasean sutilmente barriendo cada centímetro de piel, desde su pecho hinchado constantemente por las respiraciones incontrolables, hasta la delicada piel nacarada que cubría la estructura ósea de sus caderas.
Con las mejillas desbordando un color cereza casi puro a causa del calor que el constante choque entre sus cuerpo generaban, lo único que Kyungsoo puede visualizar con claridad es la bombilla apagada dependiente del cielo blanco que tenían como techo. Sus ojos ensombrecidos por el goce, desbordaban pequeños cúmulos de agua amenazando a escapar, confundiéndose con las pequeñas gotas cristalinas desbordándose desde la oscuridad de sus cabellos y bajando cautamente por su frente y sienes; esquivando consigo sus pobladas cejas y desapareciendo en la oscuridad de su cuello.
A pesar de ser el único sonido en la habitación, para Jongin y Kyungsoo, el sonido ensordecedoramente obsceno es casi igual o mejor a una pieza perfecta de música para sus oídos.
Jongin mantiene escondido su rostro en la pulcra conexión de la cabeza - cuello y hombro de su amado. Con la otra mano, mantiene recostado parte de su cuerpo y consigo brinda apoyo para no derrumbarse al brindar ostentosas estocadas contra las caderas de Kyungsoo; el sudor perlado también se hace presente en su frente y finas gotas también están siendo deslizadas cautelosamente desde sus cabellos y difuminándose cuando llegan a los alrededores de sus mejillas.
En medio de cada choque y caricia Kyungsoo piensa, que hay diminutas, pero significativas y constantes muestras de cariño mutuo y correspondido. Se siente amado, y consigo importante para alguien; se siente pertenecido y al mismo tiempo acompañado de la única persona capaz de corresponder de manera casi pura a sus sentimientos. Se siente completo.
Los detalles no pasan de largo, a pesar de que a simple vista el choque entre aquellos cuerpos contrastados se ve ligeramente brusco, para ambos, son las más placenteras caricias que se han podido brindar después de una semana sin más que efímeros saludos y noches en las que los trabajos no dejaban pasar más que unos cuantos besos y roces, todo lo anterior, hasta que uno se veía obligado -por fuerza mayor- a romper el contacto con un leve susurro de “Amor, tengo que continuar con los trabajos…”.
Kyungsoo puede reconocer rápidamente el cómo Jongin extrañaba aquellos espacios de contacto íntimo con él, lo percibe: La manera en que sus manos palpan de manera necesitada cada espacio puramente visible de la piel de Kyungsoo casi rogando como si sus manos fueran capaces de poseerlo de la misma manera en que lo puede hacer con sus ojos; las respiraciones desbocadas e indomables chocando contra el limitado espacio que queda entre su piel y la almohada en la que Jongin mantiene recargada su frente; los besos, las mordidas, y las pequeñas finas líneas rojas marcadas a lo largo de la piel de su espalda a causa de las uñas ajenas, no son más que pequeños detalles que le demuestran aún más que se corresponden de manera mutua.
Jongin siempre ha sido único, piensa Kyungsoo, cuando se trata de amor. Los más insignificantes detalles, que simple vista se ven tan mínimos; Jongin posee la capacidad de cambiarlos y volverlos únicos, grandes e inmejorables.
Detalles tan simples como brindarle una taza de café caliente (Justo como a Kyungsoo le gusta) en medio de las largas noches en las que tiene que dejar adelantados los planes de estudio de los programas en los que dicta, junto con un beso en el cuello y una suave caricia en la despeinada cabellera de Kyungsoo, éste se vuelve el hombre más feliz del mundo con tal “pequeño” detalle; dejando atrás cualquier indicio de estrés, permitiéndole olvidarse por apenas unos cuantos e insignificantes segundos, la existencia de todo aquello que les rodea en esos momentos: Es su momento, solamente el momento de ellos.
Detalles tan simples como un Jongin aniñado e inocente intentando hacer la cena por si solo cuando ve que su par se encuentra calificando trabajos para la mañana siguiente: Intentando hacer pasta o arroz, finalmente Kyungsoo sacara unos cuantos minutos para indicarle la cantidad correcta de aceite y sal que agregar respectivamente.
Detalles tan simples como dibujar pequeños círculos en la piel albina de Kyungsoo en las zonas rigurosamente exactas en las que sabe que le encanta que lo acaricien, para dejar consigo pequeños besos para terminar por dejarlo con la piel como la de una naranja: Completamente erizada, pero así mismo con aquel sentimiento de complacencia y unión.
Detalles tan simples, como cuando Jongin hace pequeños rostros con la comida o toma la iniciativa de decorar los platos de ambos, colocándoles ojos, nariz y boca, con la salsa o las verduras de lo recién cocinado.
Detalles tan simples como un pequeño abrazo, pero sin dejar de lado lo cálido, seguido de un beso entre sus cabellos y breve susurro de “Todo estará bien amor, tranquilo”. A pesar de que Kyungsoo muy, muy en el fondo sabe que algunas cosas quizás no tengan solución, las palabras de Jongin realmente lo tranquilizan.
Detalles: Muchos, Kyungsoo podría hacer una lista que no terminaría de leer ni en una semana, de los infinitos pequeños – grandes detalles que tiene Jongin para con él.
Por eso, piensa Kyungsoo, ya con un rastro más evidente de pequeñas perlas de sudor presente ya no solo en su rostro sino en su cuerpo, sintiendo como el cumulo de placer explota en una exquisita y teatral ola de éxtasis; que Jongin definitivamente es perfecto, y que aunque muchos reconocerán solo la torpedad y aparente simplicidad de sus actos, para Kyungsoo, son los detalles simples, los que más importan.