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ESPANTAPÁJAROS (ONESHOT) por Megalomaniac

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Notas del fanfic:

Este fanfic va dedicado a una gran amiga de la que justo hoy hace un año que la conozco. 

Si estás leyendo esto ya sabes que era lo que tenía preparado. 

El yoonmin es una de sus OTPs favoritas y ya que ahora estoy metida en esto de los fanfics me pareció oportuno. 

Espero que disfrutes leyéndolo, creo que la personalidad de Yoongi se parece un poco a la mía y Jimin a la tuya(el lemon obviamente no omg JAJAJAJA), aunque todo está exagerado al máximo XD

Pero bueno, gracias por en este año haberte convertido en una persona tan importante en mi vida, ya sabes todo el futuro que nos espera juntas y que este año solo ha sido el principio de todo lo que nos queda por vivir. 

Que aunque no podamos estar juntas todos los días siempre estás cuando te necesito y esa es una de las cosas más importantes para mi.

SARANJÉ<33

Para el resto de personas que lean esto simplemente espero que os guste, pronto seguiré con el VHOPE pero esto era algo especial que tenía ganas de hacer. 

Notas del capitulo:

Disfrutad mucho de este fanfic.

Especialmente mi dongsaeng espero que te guste mucho ya que lo he hecho para ti *-*

A LEER!

Su nombre era Min Yoongi, aunque todos lo conocían como Suga. Actualmente vivía en Seúl donde trabajaba en una compañía llamada Big Hit. Su labor allí era la de productor y aquello era lo único que conseguía hacer a Suga feliz.

Su vida era igual todos los días. Se levantaba temprano, se vestía y aseaba, desayunaba y se iba a trabajar. En la compañía estaba hasta bien entrada la noche, a veces ni siquiera paraba para comer. Y no era porque sus jefes se lo exigieran si no porque él mismo lo quería así. Ya que realmente no tenía nada más que la música.

Yoongi era una persona antipática, poco habladora y antisocial. En el trabajo no tenía un amigo y tampoco lo tenía fuera. Por supuesto, tampoco tenía pareja ni si quiera un compañero de piso. La soledad siempre le acompañaba y no era algo que le molestara al muchacho de piel blanquecina, pues a sus veintiún años de edad ya había aprendido que así todo era más fácil.

Él no fue siempre así, en el pasado Yoongi disfrutaba de una vida feliz junto a su familia y sus amigos. Siempre estaba divirtiéndose con la gente, su sonrisa podía iluminar los días más oscuros y es que en aquellos días Yoongi no sabía todo lo que se le vendría encima.

Cuando alcanzó la madurez sabía perfectamente a lo que quería dedicar su vida, a hacer música. Nada más se le daba bien ni le hacía sentir tan realizado, por ello probaría suerte. Pero no todo era tan fácil, lo padres de Yoongi rechazaban esta idea solemnemente, si no hacía lo que ellos querían no le darían dinero para poder formarse musicalmente y tendría que buscarse la vida por su cuenta.

Esto no le detuvo de perseguir su sueño, se puso a trabajar en una cafetería del lugar mientras iba a la universidad. Se mudó con su mejor amigo, compartían un piso de alquiler bastante barato y con lo que ganaba podía vivir de forma digna.

Parecía que la vida de Yoongi volvía a la normalidad cuando pasó algo impredecible. Un día hablando sobre chicas con su mejor amigo Yoongi le confesó que era gay, siempre lo había sido y aunque no sentía nada por su mejor amigo, quería que lo supiera pues era algo que formaba parte de él y ya estaba cansado de guardar el secreto.

Su supuesto amigo lejos de entenderle y apoyarle le rechazó completamente, se negaba a seguir viviendo con él. Y no solo esto, puesto que Yoongi vivía por aquel entonces en un pueblo pequeño todo el mundo se enteró gracias al que antes decía ser su amigo.

No podía salir a la calle sin que le miraran con desprecio. Notaba como todo el mundo le juzgaba. Le llegaban cartas amenazantes a su casa diciéndole que un pueblo honrado como aquel no necesitaba maricas pervertidos como él.

Todo este acoso y su corazón roto hicieron que decidiera marcharse de allí por la vía rápida. Puso todas sus pertenencias en una maleta una noche y cogió un tren para Seúl. En el camino tuvo mucho tiempo para reflexionar. Se dijo a si mismo que no volvería a llorar por nadie, que no dejaría a nadie acercarse a él nunca más. A partir de ahora se dedicaría a la música y nada más que eso.

Durante cuatro años así fue, mantuvo la promesa que se hizo a sí mismo. Yoongi disfrutaba de las cosas más pequeñas de la vida, amaba el olor del café por las mañanas. Le gustaba andar por las calles atestadas de Seúl ya que siempre estaban iluminadas y podía perderse en ellas durante horas. En sus pocos días libres podía pasarse una eternidad tumbado en la cama sin hacer nada, sintiendo como las suaves sábanas acariciaban su cuerpo desnudo.

Sin embargo, aunque esos pequeños placeres podían satisfacer a Yoongi lo que más feliz le hacía con diferencia era acabar una canción. Cuando estaba horas días e incluso meses componiendo, produciendo, grabando. Todo aquel tedioso proceso finalizaba con el producto más preciado para el competente productor Suga. Aquel fragmento que duraba unos minutos con un trabajo extenuante detrás.

Nada le hacía sentir mejor que escuchar el resultado por primera vez. Suga ponía en marcha todos los altavoces del estudio, se sentaba en su silla en la que pasaba la mayor parte de su tiempo, cerraba los ojos y se dejaba llevar por los sonidos y melodías que él mismo había creado. Y es que nada podía ser más gratificante para él.

Era su momento sagrado, todos en la compañía sabían que si molestaban al rubio cuando se encontraba inmerso en su música no saldrían bien parados. Por eso siempre evitaban interrumpirle.

Nadie de Big Hit lo soportaba, si bien era verdad que era un genio con la música también lo era que no había nada de simpatía en su interior. Cuando llegaba nunca saludaba por las mañanas, trataba a los becarios como mobiliario y nadie parecía importarle absolutamente nada, de hecho, así era.

Una mañana de un día cualquiera en la vida del joven rubio se encontraba como siempre en el estudio trabajando en una canción nueva. En ese momento la puerta se abrió despertando la ira en  Yoongi.

-¿Y tú qué mierda quieres? ¿No ves que estoy ocupado? -  Dijo el productor mirando al joven becario que se asomaba en su puerta con temor en los ojos.

- Lo siento, me manda el jefe, quiere que te reúnas con él ahora mismo.- Dicho esto se marchó lo más rápido que pudo debido al miedo que le incidía Suga.

Si era el jefe el que le llamaba no se podía negar. Era una de las pocas personas que conseguían algo de su respeto ya que gracias a él se podía ganar la vida con lo que más le gustaba y le estaría siempre agradecido por ello.

Al llegar a su despacho se encontró a su jefe y a un muchacho bajito pero bastante musculado y pelirrojo sentado en una de las sillas frente a su escritorio. Se giró cuando entró por la puerta dedicándole una dulce sonrisa entrecerrando los ojos, la cual Yoongi ignoró por completo.

-Toma asiento Suga.- Dijo su jefe mientras señalaba la otra silla dispuesta al lado del joven pelirrojo.

 

Suga se sentó en aquella silla esperando a que su jefe empezara a hablar. -Este es Jimin, se acaba de unir a nosotros y empezará a trabajar aquí mañana, es un cantante experimentado. Sin embargo, en el campo de la composición y producción aún tiene mucho camino que recorrer, por eso quiero que tú le ayudes ya que eres uno de los mejores.-

-Ni hablar, ya sabes que yo trabajo solo.- Yoongi estaba molesto, se había acostumbrado a estar a solas en su estudio, cualquier mínima interrupción perturbaba su creatividad y por supuesto ese chico no iba a ser una excepción.

- Suga, yo te di una oportunidad cuando nadie daba nada por ti, por favor, necesito que te encargues de este chico. Tú acabas de empezar un nuevo proyecto y es perfecto para Jimin porque así podrá observar todo el proceso de cerca y aprender todo paso a paso desde el principio. El resto de compañeros llevan cosas a medias y además tú eres el único que nunca ha hecho de mentor de nadie, es hora de que ayudes a tus futuros compañeros.-

Durante todo el discurso del jefe Jimin miraba suplicante a Yoongi, de verdad quería aprender todo, aunque solo se quería ganar la vida con su voz poder contribuir en el proceso de producción era algo que ahorraría mucho tiempo y dinero a él y a la compañía. Había oído a hablar de Suga y sabía que era bueno, haría lo que sea para que le enseñara.

-Está bien, me ocuparé del mocoso, pero ¿Qué gano yo con todo esto?- Expuso el más blanco  que no estaba del todo convencido con todo lo que su jefe le decía.

- ¿Te acuerdas esa mesa de sonido nueva que querías? Si haces bien tu trabajo con Jimin cambiaremos la que tienes por esa.-

Los ojos de Yoongi brillaron por unos instantes, aquella mesa nueva le proporcionaría unos sonidos indescriptibles para sus posteriores creaciones. Aguantar a ese chiquillo merecería la pena.

-Acepto, pero si Jimin interrumpe mi trabajo o me causa algún tipo de molestia se termina el trato. ¿Comprendes pequeño?- Dijo Suga observando a Jimin que permanecía quieto en su silla sin decir ni una palabra en toda aquella discusión.

- ¡Gracias Hyung!- Jimin saltó de la silla y abrazó con fuerza a Yoongi.

- Suéltame si no quieres morir.- Dijo el rubio separándose del más joven con toda la fuerza que disponía.

El pelirrojo lo siguió hasta su estudio, allí se sentó en una silla con ruedas que Yoongi le había obligado a traer de una habitación donde guardaban el material que no se utilizaba en la empresa.

-Me llamo Jimin como ya sabes, tengo diecinueve años y vengo de Busan, mi sueño siempre fue ser cantante y…- Pero no pudo acabar la frase, pues un frustrado Yoongi le interrumpió

- No me interesa, no vamos a ser amigos, solos eres una molestia a la que tengo que ayudar por unos meses para que me den mi mesa de sonido. Escucha atentamente las lecciones que te doy y aprende rápido, eso es lo único que necesito de ti.- Dijo el rubio de forma solemne.

Jimin era un joven inocente, todo lo que había conocido en su vida era felicidad. Tenía unos padres que le adoraban, un hermano que cuidaba de él y le ayudaba en todo lo que podía. Además de unos amigos maravillosos.

Al igual que Yoongi, Jimin también era homosexual, pero cuando este lo confesó a sus familiares y conocidos a diferencia del mismo no había recibido otra cosa que aceptación.

La vida que había llevado Jimin había sido fácil en ese aspecto, por eso este tenía un carácter dulce y amigable con todo el mundo. Para el pelirrojo todas las personas eran buenas hasta que se demostrara lo contrario. Y aun siendo malas este siempre pensaba que podían cambiar.

Por todas esas experiencias Jimin no podía entender a un chico tan frío y arisco como Suga, todos los compañeros de Big Hit le avisaron cuando puso un pie en la compañía. No debía acercarse a él.

El joven pensó que todos exageraban, siempre hay gente más gruñona pero todo el mundo tiene buen corazón en el fondo, por eso intentaría encontrar el de Suga y ser al menos buenos compañeros de trabajo. Aunque todo se complicó cuando intentó entablar una conversación con él. Pues el chico no tenía ningún reparo en ser cortante a rabiar.

Las semanas pasaron y Jimin era un buen alumno, aprendió a estar callado cerca de su hyung y avanzaba a pasos gigantes, aquel chico rubio de verdad era todo un genio en cuanto a música. No entendía como de una persona tan fría podían salir unas letras tan profundas y unas melodías que te derretían el corazón con solo escucharlas.

El más joven a pesar de haberse rendido en el tema de hablar con su hyung no lo hizo en cuanto a llevarse bien con él. Todos los días intentaba tener pequeños detalles con él. Le llevaba algún dulce para desayunar. Recogía sus papeles que arrugaba y tiraba cuando estaba frustrado. Limpiaba el estudio y lo ordenaba para que fuera un lugar más cómodo. Le ponía una manta por encima cuando se quedaba dormido por exceso de trabajo…

Para Suga, una persona que solo podía disfrutar de los pequeños placeres de la vida ya que era de los únicos de los que disponía, aquello no pasó desapercibido. Sabía bien que su dongsaeng se estaba esforzando por caerle bien.

Las sonrisas de Jimin estaban dejando de molestarle a Yoongi, su mal humor de cada mañana era más tenue gracias a los detalles diarios del pequeño y aquello le daba miedo, mucho miedo.

Si bien Yoongi se empezaba a aterrorizar por todo lo que sentía Jimin era todo lo contrario. De verdad admiraba a su hyung, a pesar de su humor de perros. El día que acabaron su primera canción juntos y Yoongi la puso en los altavoces Jimin pudo observar como el rubio sonreía plácidamente mientras escuchaba la canción. Se veía tan diferente de su actitud normal, aquello cautivó totalmente a Jimin, se veía hermoso, quería tenerle así siempre.

-Bien hecho Jimin, te felicito por tu trabajo pequeño.- Suga en esos momentos sonreía y despeinaba al menor con suavidad mientras le miraba a los ojos.

El corazón de Jimin no podía soportar todo aquello, sus mejillas se sonrojaron y su pulso se aceleró. No podía creer que aquel hyung gruñón que tan mal le había tratado en ciertas ocasiones le estuviera regalando tan bella sonrisa solo para él.

-Gr-gracias..hyung- susurró Jimin.

Yoongi se sentó en su silla y quedó frente a Jimin, ambos estaban cara a cara y el mayor seguía acariciando la cabeza del menor sonriente. Finalmente este no pudo resistirse y se inclinó sobre el mayor propinándole un beso.

Aquel beso fue casto, lleno de amor por parte del menor, correspondido por parte del mayor sorprendentemente. Estuvieron así unos segundos hasta que Suga se dio cuenta de lo que había hecho.

Después de años sin recibir ni dar nada de afecto había tenido ese beso con aquel muchacho pelirrojo, no podía caer en ese juego, no quería volver a sentir dolor. No podía permitirlo. Salió corriendo del estudio dejando a un Jimin confuso y con mariposas revoloteando en su estómago.

-Mira Jimin hagamos como que esto nunca ha pasado, fue todo un error y nunca se volverá a repetir.- Dijo el mayor al día siguiente cuando se encontró con Jimin en el estudio.

Había estado reflexionando durante toda la noche lo que el pelirrojo había hecho y había llegado a la conclusión de que lo mejor sería olvidarlo todo. Le daba miedo volver a sufrir, no quería sentir dolor, lo mejor sería seguir como había estado esos años atrás. En su zona de confort, detrás de los muros que había construido.

El corazón de Jimin dolió cuando escuchó las palabras que su hyung le dedicaba. Pensaba que de verdad había conseguido encontrar amor en él. Que el cariño y aprecio que se tenían era mutuo y que había logrado hacerle sonreír. Pero no fue así, aun con ese dolor aceptó la propuesta del rubio ya que no quería crear problemas en un puesto de trabajo del que era novato.

Pasaron dos meses desde aquello y la actitud de Yoongi volvió a ser la de antes de que llegara Jimin. Se había vuelto a cerrar en su caparazón, solo pensaba en el trabajo, rechazaba todos y cada uno de los detalles que el pelirrojo quería tener con él, pues solo quería mantenerlo lejos.

Al fin terminaron el primer cd de Jimin, el pequeño había aprendido mucho y ese era el fruto de todo su trabajo aquellos largos meses. Fueron a enseñárselo al jefe y quedó muy contento con el resultado.

-Vaya Suga resulta que vas a ser buen profesor y todo- Dijo el jefe contento mientras escuchaba el contenido del cd.

-El trabajo ha sido de Jimin, felicítelo a él, ha aprendido más rápido de lo que pensaba- Contestó el rubio de forma seria.

-Bueno en ese caso felicidades Jimin, vas a ser un gran artista bajo nuestro sello y tendrás la oportunidad de trabajar con los productores que quieras o si quieres quedarte con Yoongi.-

-Muchas gracias jefe, lo pensaré y te daré una respuesta pronto.- Dijo Jimin muy contento por el reconocimiento obtenido.

-Oh, antes de que os vayáis, sabéis que es tradición en la empresa celebrar con alcohol cada cd nuevo así que id y disfrutad de las bebidas, os hará bien después de tanto trabajo, tomad este dinero, os dará para un par de rondas a mi cuenta.- Dijo el jefe muy animado mirándolos a ambos.

- Gracias pero no creo que sea buena idea.- Lo que menos le apetecía era pasar tiempo con aquel pelirrojo y menos en un sitio ruidoso lleno de gente.

-Suga si quieres la mesa ya sabes lo que hay.- Volvía a recurrir a la amenaza.

- Vale, está bien…- Al final se rindió.

Acabaron en un local ambos bebiendo en silencio, el ambiente no podía ser más incómodo. Tras unas horas así Yoongi se levantó para marcharse.

-Suga deja que te lleve a tu casa, estás un poco borracho para ir andando tu solo.- Dijo el pelirrojo acercándose a su mayor.

- Como quieras mocoso, pero venga que quiero llegar pronto.- En realidad el rubio no estaba tan borracho, pero se dejó hacer ya que no le apetecía discutir con el más joven.

Los dos fueron al coche de Jimin, y  gracias a las indicaciones del mayor llegaron a su casa. Subió para acompañarlo. Cuando entró en su casa se dio cuenta de que este vivía solo, en un piso pequeño, simple, con poca decoración, era frío, como la persona que lo habitaba.

-Suga, antes de irme quiero darte esta carta, léela por favor. Es lo último que te pido, ya no te molestaré más.- Jimin salió del piso y se quedó en el pasillo, las lágrimas inundaban sus ojos. A pesar de aquellos meses horribles seguía sintiendo algo por el mayor. Pero sabía que nunca sería correspondido y aquello le dolía demasiado.

El rubio estaba confuso con aquel trozo de papel en la mano, la abrió a toda prisa para leer el contenido.

Querido Suga:

Si estás leyendo esta carta significa que ya me estoy yendo. Sin embargo, antes de desaparecer totalmente de tu vida me gustaría decirte algo que llevo mucho tiempo queriendo que sepas. Aunque primero quiero empezar con una pequeña historia que mi madre solía contarme.

<<Había una vez un hombre que vivía en una casa solitaria en medio del campo, aquel hombre vivía tranquilo y feliz, solo cuidaba de sus cosechas y disfrutaba de la naturaleza. Sin embargo un día los animales del bosque empezaron a comerse sus cosechas y destruir sus pastos.

Aquello que tanto trabajo le había costado era destruido. El hombre intentaba librarse de ellos por él mismo pero no podía con todos. Por eso, decidió poner un gran muro alrededor de su casa y un espantapájaros enorme.

Toda su casa así volvió a estar en paz, el hombre había recuperado su estado actual, ya no tenía que preocuparse por la destrucción de sus cosechas.

Pero pasó algo con este hombre, se sentía tremendamente solo. Echaba de menos la compañía que estos animales le daban, aunque también podían causarle daño comiéndose sus pastos echaba mucho más a faltar el sonido de los pájaros y esas pequeñas ardillas que correteaban a su alrededor.

Así que decidió quitar los muros de la casa y aquel espantapájaros. El hombre esperó durante horas pero no vino nadie, ni un simple pájaro. Aquello le ocurrió porque los animales tenían tanto miedo del espantapájaros que no querían ya ni acercarse a donde él se encontraba, por eso aquel hombre condenado se quedó solo durante toda su vida.>>

Te preguntarás por qué te cuento esto, bueno Yoongi, temo en que tú te conviertas en ese hombre. Sé que en el fondo tienes buen corazón pero lo haces muy difícil para todos los que estamos a tu alrededor.

Ya sabía que cuando terminara el cd el jefe me dejaría optar por otros productores, me habría gustado seguir contigo pues además de ser un buen profesor, a estas alturas ya deberías saberlo, me gustas, me gustas mucho Suga, todo empezó como mera admiración hacia ti pero no he podido evitar enamorarme.

Me duele que me trates con esa frialdad y a pesar de quererte incondicionalmente no creo que pueda soportar un día a día así, mañana voy a decirle al jefe que me ponga con otros productores.

Solo espero que seas muy feliz y que derrumbes tus muros con la persona indicada antes de que sea demasiado tarde.

Jimin.

Al terminar de leer esa carta Yoongi echó a correr esperando que Jimin aún siguiera allí y así fue. Lo encontró bajando del ascensor gracias a que había atajado bajando corriendo por las escaleras.

-¡Jimin por favor espera!- Suga cogió a Jimin de la muñeca y lo empujó al ascensor. Marcó el número de su piso y volvieron a subir.

Mientras subían Suga posó sus labios en los del más joven, esta vez con desesperación, quería demostrarle al pequeño lo mucho que le correspondía, lo tonto que había sido al tratarlo así y que no lo dejaría marchar.

Las lágrimas caían por los ojos de Suga mientras besaba al pequeño, este lo notó y se separó inmediatamente de él preguntándole que le pasaba. Pero el rubio no decía ni una sola palabra.

Llegaron al piso de Suga, ambos entraron y cuando el mayor se hubo calmado un poco le explicó por qué se comportaba así, como había sido su vida y de la manera en la que le habían marcado sus experiencias a la hora de actuar con la gente. Le pidió perdón mil veces por ser un cobarde, le dijo que lo amaba y Jimin sabía que decía la verdad.

 

El pelirrojo se abalanzó sobre los brazos del mayor, acurrucándose en su pecho, sintiendo el corazón acelerado del mayor y como sus manos lo apretaban con fuerza contra él. Era la primera vez en mucho tiempo que veía al rubio sentir algo hacia él que no fuera ira o desprecio, y que todo esto fuera provocado por él le parecía un sueño.

Suga puso sus manos alrededor del rostro de Jimin para alzarlo y poder mirarle a la cara. –Te quiero Jimin- y dicho esto volvió a posar sus labios en los del más bajo. Ambos conectaron perfectamente, sus labios encajaban y se movían con sincronización.

El amor y cariño que transmitía Yoongi fue transformándose en pasión y necesidad, mordió el labio de Jimin para poder introducir su lengua en la boca del otro. Haciendo que este gimiera por el placer que le estaban dando todas aquellas atenciones por parte del mayor.

El pelirrojo también podía notar como el ambiente se iba caldeando, dio un salto y enrolló sus piernas alrededor de la cintura del más alto. Este aprovechó la ocasión para poner sus manos en las perfectas nalgas de Jimin y apretó haciendo que el pequeño brincara un poco en sus brazos por la sorpresa que le había provocado esta acción.

Jimin decidió tomar un poco más la iniciativa atacando el cuello del mayor, lamía y mordía aquella superficie notando como algo en la entrepierna del mayor se empezaba a endurecer.

-Dios..Jimin..hmm..- El mayor disfrutaba de todo aquello y apretaba más hacia él, al pelirrojo que tenía en sus brazos, intentando crear fricción. Después de tanto tiempo sin hacer algo así con alguien, pensaba que sus pantalones estallarían, su autocontrol se había ido por completo.

- Oye Yoongi, no es que no me guste estar en esta posición contigo, pero ¿Qué te parece si vamos a la cama?- Dijo Jimin mirando a Yoongi a los ojos con lujuria mientras metía la mano por dentro de su camiseta y acariciaba el estómago del mayor haciendo que un escalofrío bajara por toda la columna del mismo.

El rubio no se lo pensó dos veces y llevó a Jimin al dormitorio, allí puso lo puso sobre su cama y se colocó encima de él, esta vez él tomaría el mando.

Le quitó rápidamente la camiseta a Jimin y bajó sus pantalones junto con su ropa interior. Lo tenía totalmente desnudo frente a él, aquello le excitaba demasiado, quería acariciar todo su cuerpo y ver la cara de Jimin descompuesta por el placer. Quería escucharlo gritar su nombre.

Una vez Yoongi también se hubo quitado toda su ropa empezó a besar todo su cuerpo, empezando por el cuello deteniéndose en los pezones, jugaba con ellos con su lengua.

-Ngg..Su-suga...ahh…- El pequeño intentaba controlar su s gemidos mordiendo sus labios sin éxito.

El mayor siguió bajando hasta llegar a su miembro, allí le dio suaves lamidas sobre la punta haciendo que Jimin se retorciera debajo de él. –N-no hagas eso yo…joder Yoongi…uff…-

 

 

El mayor dejó de provocar a Jimin e introdujo todo su miembro en su boca. Bombeando su cabeza hacia delante y atrás, provocando múltiples sensaciones en el pelirrojo. – P-para ya.. no..no puedo más ahhh… ¡¡Yoongi!!-

El mayor retiró la boca del menor haciendo que este soltara quejidos por la pérdida del placer que estaba recibiendo, estaba frustrado sexualmente y necesitaba acabar, quería a Yoongi dentro de él.

Como si el rubio le leyera la mente puso tres dedos en la boca del menor sin dar ningún tipo de explicación. Pues no hacía falta.

Mientras el menor lamía esos dedos con lujuria dejándolos todos llenos de saliva, con sus manos libres empezó a masturbar a Suga. El mayor se estaba consumiendo, tener aquella visión de Jimin lamiendo sus dedos, notando su lengua recorrerlos de un lado a otro, penetrándolo con la mirada mientras lo tocaba, todo aquello era demasiada estimulación para él.

Sacó los dedos de la boca del pelirrojo bruscamente para empezar a introducirlos en su entrada. El pequeño emitía pequeños quejidos de dolor que fueron remplazados por gemidos de placer. Yoongi quería morir, sentía unas ganas horribles de meterse dentro de él y penetrarle sin parar, pero por el bien del otro tenía que controlarse.

-M-métemela ya…dios..nng…- Jimin estaba todo sonrojado, era un mar de espasmos y gemidos. Su piel estaba empapada en sudor y solo quería que el mayor se uniera a todo aquello que él estaba sintiendo.

Se incorporó un poco y cogió el miembro totalmente erecto de Yoongi dirigiéndolo a su propia entrada. – Venga Yoongi, si no lo haces tú lo voy a hacer yo- Dijo dedicándole una mirada seductora al rubio.

Aquello fue todo lo que Yoongi necesitó para saber que podía continuar. Con toda la fuerza de voluntad que pudo encontrar se fue introduciendo poco a poco en el menor, el rubio notaba como la estrechez de Jimin se iba abriendo a su paso, el pelirrojo estaba tenso por la molestia e intentaba relajarse todo lo posible.

Yoongi se quedó quieto un rato en esa posición hasta que  vio que el menor iniciaba un vaivén con sus caderas. –Me encantas Jimin…estás tan caliente…ahh..hmm…- Gemía el rubio extasiado por la presión y el calor que notaba alrededor de su erección.

-¡Más…Yongi…más…f-fuerte!- El pelirrojo había enloquecido por el placer que estaba sintiendo, las envestidas del mayor le daban justo en aquel punto que le hacía morir de placer. Además este se encontraba clavando sus dientes en la clavícula del pequeño para acallar los gritos que querían escapar de la boca de Suga.

Jimin acercó más al mayor contra él, clavaba sus uñas en la espalda blanca y delicada de Yoongi, aquello le dejaría marca pero al mayor parecía no importarle. También sentía como al estar más cerca de él el abdomen del rubio creaba fricción con su miembro aumentando la estimulación y el placer.

Yoongi aumentó la velocidad todo lo que pudo, se estaba cansando pero notaba también que no le faltaba mucho para terminar, quería quedarse así para siempre disfrutando de aquellas sensaciones indescriptibles pero todo lo bueno tiene que llegar a su fin.

-N-no puedo Suga me voy a…me voy ah...¡¡Dios dios Yoongi así… mmfffh!!- Jimin se vino entre gritos acercándose más hacia el mayor si era posible.

 Los espasmos provocados en el interior de Jimin hicieron que Yoongi por fin terminara dentro de él. – Jimin… estás apretando tan fuerte que no voy a aguantar mas ¡¡Ahh …ahhh!!-  Cayó sin fuerzas encima del pelirrojo y fue saliendo poco a poco de su interior.

Ambos se abrazaron cansados, el mayor sonreía como nunca lo había hecho. El miedo había desaparecido y se había sustituido por amor y cariño hacia Jimin, la única persona que se había atrevido a intentar romper los muros del mayor, que aunque estuvo a punto de rendirse con él le ayudó a darse cuenta de lo equivocado que había estado todo ese tiempo.

-Nunca me abandones Jimin- Dijo el mayor en un susurro

- No lo haré si tú no quieres Yoongi, me quedaré contigo también en el trabajo y seguiré molestándote,  sabes que te quiero, si no lo hiciera ya te habría abandonado antes con ese carácter que tienes- Dedicó una sonrisa burlona al mayor.

- Ves, ya has arruinado el momento romántico que estábamos teniendo, pero aun así te quiero enano- Acariciaba el pelo del menor mientras este se quejaba por el insulto propinado por el rubio.

El mayor se reía suavemente y aquellos sonidos tan agradables para los oídos de Jimin lo mecieron haciendo que se quedara dormido con la cabeza apoyada en el torso de Yoongi.

Este último por el contrario pensaba en todos los cambios que habían sucedido en él. Ahora tenía a alguien a quien cuidar y dar cariño. Aquello era recíproco, pues el también recibiría amor por parte de alguien después de todos aquellos años completamente solo.

El miedo con Jimin había desaparecido, y aún tenía un largo camino que recorrer para dejar acercarse a otra gente, pero sabía que con la ayuda del menor sería capaz de todo.

Aquel chico tenía razón, lo único que tenía que hacer era quitar esos muros para que la gente se acercara a él. Quemar ese espantapájaros horrible que había creado y arriesgarse. Pues si bien no todo siempre iba a salirle bien en la vida, si simplemente se quedaba apartado de todo se consumiría.

Con aquellas reflexiones en la cabeza y una sonrisa en la cara Yoongi se quedó dormido sabiendo que los días que le esperarían después de aquel no serían más fáciles, pero sí más felices.

Notas finales:

En la historia me he inspirado en una película que se llama The Doctor, donde relatan algo parecido y que me llegó bastante al kokoro. 

Si os gusta esto haré más oneshot y como he dicho antes pronto volveré con el vhope

DONGSAENG ESPERO QUE TE HAYA GUSTADO AUNQUE SEA UN POQUITO D:

byebye~


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