Después de hacer el amor por primera vez con Joshua la relación prosiguió tranquila, como algo inocente, dado que no solo era una relación homosexual, sino incestuosa… ¡y encima de todo “twincestosa”! era difícil pasear como las parejas normales, pero hasta entonces me había bastado su simple compañía.
Sabía que no sería fácil, nada fácil siendo sinceros, los problemas abundaban por donde se mirase, tantas cosas que eran mal vistas por la sociedad, tantas cosas que las mentes pequeñas no podrían entender, y más importante que la sociedad estaba mi familia, no por mí, sino por Joshua, deseaba protegerlo de todo, pero por ahora no tenía idea de cómo.
Y justo ahora que deseábamos seguir la relación- aun si era sin que nadie lo supiera- éramos interrumpidos de una horrible forma. Mi madre al otro lado de la puerta insistía con entrar en un mal momento.
-Ennis, sé que estás despierto, voy a pasar.
Hice una seña a Josh para que guardara silencio, le escondí entre las cobijas y accedí a que mi madre dijera lo que tenía.
-Adelante
Entró y encendió la luz, mirando como apartaba la vista por lo deslumbrante que era. Se acercó y se sentó en un lado de la cama casi pisando a mi hermano, pero por suerte la posición le dejo de manera que solo pudiese verme a mí.
-¿Qué haces despierto tan noche?
-Pues estaba a punto de dormir –exclamé indicando el hecho de que ya me hallaba acostado y dentro de las sábanas. Moviéndolas un poco para darle más espacio a Josh.
-¿Por eso es que haces tanto ruido?
-Oh no, lamento haberte despertado, es solo que el gato entró a mi habitación.
Mi madre buscó con la vista al felino quien cómplicemente salió de abajo la cama y se restregó contra sus piernas provocándole cosquillas, ella rio y lo cargó entre sus brazos comenzando a acariciarlo y aparentemente cambiando su mal humor.
-Cloud, pequeño travieso, no deberías entrar aquí, sabes que Ennis no te quiere.
-Lo quiero, solo que me molesta que suba a la cama –me excusé nuevamente.
-De acuerdo me lo llevaré, ahora duerme
-Buenas noches
-Ah y Ennis –exclamó nuevamente antes de salir, llamando mi atención por el tono tan serio que utilizó.
-si
Pareció dudar un momento intentando formar palabras, pero tras un suspiro finalmente lo soltó.
-Lamento ser tan dura a veces, en verdad me preocupas hijo, sabes que los amo a ti y a Joshua, eres un jovencito muy inteligente pero la inteligencia no lo es todo.
-Gracias mamá, lamento hacer que te preocupes.
Salió apagando las luces y Joshua salió de abajo las cobijas con una enorme sonrisa.
-¿Qué?- pregunté divertido al mirarle tan feliz
-Deberías también ser un poco más honesto con ella de vez en cuando.
-Claro- reí- lo tendré en cuenta. Anda durmamos.
Sonriendo asintió, como si no importara que nos hubiesen interrumpido, parecía que a él tampoco le molestaba, como si solo bastara tenernos el uno al otro, y, aunque no hicimos nada más esa noche, dormir abrazados fue suficiente.
Eran días tranquilos, días en los que tal vez la relación no
avanzaría, pero su sola presencia bastaba para soportar la espera. Confiaba en que algún día las cosas mejoraran.
Abrí los ojos al notar que el sol ya estaba demasiado alto, miré en mi reloj y confirmé que ya eran casi las 8:00 am, intentando ser gentil moví a mi hermano para que despertará también pero solamente se envolvió con las cobijas musitando un casi inentendible “5 minutos más”.
-Josh, tienes que despertar, es tarde.
-Aún tengo sueño
-Dormirás después, anda levántate
-Solo un poco…
-Josh si mamá te busca en tu habitación notará que no estás.
Y como si mis palabras le invocasen ella llegó asustada tocando la puerta de nuevo y gritando desesperadamente.
-Ennis, tu hermano no está
-Está aquí, no hay de qué preocuparse- pensé rápidamente para dar una excusa creíble.
-Josh ¿estás dentro?
Al parecer saber que mamá lo buscaba con tal desesperación le había hecho despertar completamente pues saltó de la cama y tras acomodar sus ropas sujetó su cabello que lucía mucho más largo que antes con una liga.
-Claro, mamá.
-Hijo no deberías preocuparme así, voy a pasar.
Abrió la puerta examinando todo. Me miró a un lado de la cama y a Joshua en el otro y su mirada se volvió reprendedora.
-Ennis veo que recién te has levantado, deberías ser un poco más como Joshua su cuarto ya está perfectamente ordenado.
Su comentario no me sorprendió, aun después de su confesión de anoche sabía que las cosas no iban a cambiar tan fácil, era obvio que mi madre nos amaba, pero simplemente esa era su forma de ser. Necesitaba alguien a quien reprender todo el tiempo y ese era yo. A Josh jamás le tocaría, pero por mí no había problema.
Encogí mis hombros mostrando indiferencia.
-Enseguida lo haré.
-Bajen a desayunar pronto, hay una agradable sorpresa para ti Joshua.
Mi hermano la miró confundido peor ella solamente sonrió y salió de la habitación, después me miró como si yo supiera algo pero solo negué con la cabeza.
-Lamento que siga siendo tan dura contigo.
-No tienes por qué disculparte por algo como eso.
-Pero cree las cosas mal, es mi culpa que tú…
-Nada es tu culpa –interrumpí- ¿entiendes? No importa lo que diga.
-Si lo es… lo siento.
Bufé intentando ponerme en su lugar, claro que era por él que mi madre tuvo una excusa para reprenderme, el punto era que eso no me importaba. Tal y como me ordenó acomodé la habitación, con ayuda de Josh quien al parecer sentía culpa porque mi madre me hubiese reprendido, enternecido al ver su rostro de culpabilidad deposité un rápido beso en sus labios.
-Todo está bien, ya estoy acostumbrado a que mamá desquite su enojo conmigo
-No deberías acostumbrarte… y ella no debería seguir siendo tan estricta contigo… pero parece que solo puede ser sincera en ocasiones.
-Amo a mamá, pero no me afecta lo que pueda decirme… solo me importas tú –expresé mientras acariciaba su cálida mejilla.
Tras mi frase un sonrojo se apoderó de su rostro, agachó la mirada y tras unos minutos de silencio finalmente hablé de nuevo recordando lo que dijo nuestra madre.
-anda, bajemos a desayunar o la veremos peor
-Por supuesto… y también me importas Ennis, por eso no quiero que tengas que sufrir por mi culpa.
Sonreí en complicidad, éramos gemelos y obviamente nos entendíamos perfectamente el uno al otro, sentía lo que a él le preocupaba y sabía que era igual con él, aunque en ocasiones me alegraba, también me dolía tener que darle tantas preocupaciones.
Quise pensar que lo que fuera la sorpresa de mi madre haría que el ambiente triste que se había colado entre nosotros se dispersara, cuál fue mi error al llegar al piso de abajo para notar la larga cabellera pelirroja que dándonos la espalda conversaba alegremente con nuestros padres, quienes encantados le sonreían sin parar.
-Drew –exclamó mi gemelo sin salir de su asombro.
La chica enseguida volteó, mostrándonos su enorme sonrisa de un brillante rojo.
-Josh que alegría volver a verte.
Y al parecer un problema más se sumaba a la lista…