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Nevertheless. por IGOTEXO

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Notas del fanfic:

ADVERTENCIAS

 

-Violencia doméstica (psicológica, física)

-Violación

-Infidelidad.

-Baja autoestima(?)

 

Notas del capitulo:

Antes que nada, no pretendo ofender a nadie con esta pequeña historia.

Ahora sí, mi mejor amiga me pidio un YugBam así todo lindo y hermoso que vomitara arcoíris, pero saben que mi estilo es más gótico-rompecorazones-come bebés:v Así que decidí tratar el tema de la violencia en la pareja(?) -sí, estaba medio drogada con las amapolas de Chanyeol cuando lo escribí xD-

La cosa es que es un two-shot. Pensaba contar todo de una, pero no he medido el número de las palabras que decidí mejor partirlo a la mitad.

Sé que a muy, muuuuuy, muuuuuuuuuuuuuy pocas personas les gusta el YugBam, pero me encantaría que me apoyaran^^

Dedicada a todas mis criaturitas YugBam(?)

Uno.


 


 


No es la primera vez, es más, ya había perdido la cuenta de cuántas veces el puño de Jackson se había impactado contra su rostro. Pero ya no importa. Ya no duele.


 


Es su culpa, de nuevo. Siempre será su culpa. BamBam no hace más que recostarse bocarriba y entrelazar sus manos sobre su estómago, tratando de acallar los sollozos, alimentando su mente de sus fallos a lo largo de su relación.


 


Hace más de media hora que la puerta de entrada se ha cerrado con fuerza, dejando un eco sonoro por todo el departamento; siempre es lo mismo, si Jackson se enoja, BamBam termina llorando en la cama con un nuevo moretón en su rostro.


 


¿Qué he hecho?


 


Se cuestiona mentalmente. No quiere abrir la boca y emitir un sonido con ella, le duele en demasía. Sabe que si habla, las palabras se cortarán en media frase y volverá a llorar con más fuerza que antes. Entonces opta mejor por callar, como siempre.


 


Sin embargo, por más vueltas que le dé al asunto, jamás entenderá cuál es su error. Tal vez es mucho amor que por eso termina por aceptarlo en silencio, porque ama demasiado a Jackson, porque no le queda más por sentir por el chino.


 


Aunque entre la obscuridad siente un susurro de esperanza, que por la mañana cuando Jackson vuelva del bar, las cosas mejorarán y volverán a ser los mismos de siempre.


 


O al menos en lo que dure el encanto.


 


Una vez que deja de llorar, se limpia el rostro con ambas manos y se levanta de la cama para ir a la cocina y buscar un poco de agua y tratar de olvidar lo que ha sucedido momentos atrás. Sin darle vueltas al asunto, prefiere dejar de lado el tema a pesar de que en su cabeza se forma una batalla entre la razón y el corazón.


 


La noche pasa silenciosa para BamBam, no hay sonrisas pero, mucho mejor, no hay golpes; se acomoda mejor en el sillón y sin pensarlo, cierra los ojos quedándose dormido con la ropa del día sin importarle realmente si cogerá un resfriado o no.


 


Al abrir los ojos por la mañana se encuentra con la fotografía de él y Jackson cuando recién empezaron a salir, esa primavera fresca y tranquila. Pero, lo más importante es cómo es que ha llegado a su habitación.


 


Pronto siente unos brazos recorrerle por detrás y lo sabe entonces.


 


Es Jackson.


 


Sonríe apegándose más al cuerpo contrario, y el temor de la noche anterior se convierte en amor. Porque ese momento le recuerda cuando conoció al chino: atento y cariñoso; sonriente y alegre.


 


—Kun...


 


Él sólo calla unos minutos para estar seguro si su voz no se romperá en cuanto hable.


 


—Dime—los brazos de Jackson le aprietan más, con cariño y él se siente de nuevo en las nubes. Se siente querido, como si nada nunca hubiera pasado, olvidando su miedo.


 


—Sabes que te amo, ¿cierto?


 


No responde, escuchando por dentro a su corazón latiendo de manera rápida. Entonces se deja llevar, porque hace mucho que el chino no le dice aquello.


 


—Yo también te amo.


 


Pero porqué le duele decirlo. ¿Por qué su corazón ya no se agita como antes? ¿Por qué ya no sonríe al escucharlo del contrario? ¿Por qué ya no le cree?


 


—Discúlpame por lo de ayer—escucha atento y nota el pequeño sollozo de Jackson; se siente mal por eso.


 


—No, fue mi culpa—rápido contesta y aprieta la almohada con sus manos, porque es su culpa. Siempre lo es cuando Jackson pierde la razón y le golpea hasta que se cansa.


 


—Tienes razón, fue tu culpa.


 


Y le cree, cerrando los ojos fuertemente y mordiendo su labio inferior para acallar el grito de desesperación.


 


Desde ese día deja de salir a dar vueltas por el parque y menos si el chino no le acompaña.


 


Está bien en realidad, si a Jackson no le gusta, BamBam no tiene por qué hacerlo. Simplemente debe de ser de esa manera porque es su trabajo obedecer sin replicar, sólo que al levantar sus manos y llevarlas a su rostro, nota que algo no está bien.


 


Nunca va a estar bien.


 


Sin embargo, los días transcurren con normalidad, pero la normalidad para BamBam se ha convertido en pellizcos, bofetadas, insultos y, en el peor de los casos, patadas. Y está bien, para él siempre estará bien porque después Jackson llegará a casa disculpándose por ser así de bruto con él y lo harán hasta el amanecer, olvidando que se está rompiendo.


 


—¡Te dije que te quedaras en casa! —le grita Jackson desde la entrada, él sólo permanece en silencio sin decir una palabra. Nunca ha visto al chino tan enojado hasta ese día.


 


—Pero me aburría…—susurra bajito, sintiendo las manos temblarle, bajando la mirada y sus ojos cristalizándose poco a poco. Los pasos de Jackson recorren sus oídos como una sinfonía de miedo y con temor, retrocede hasta llegar a la pared detrás de él.


 


Otra vez chiquito, BamBam.


 


—¡¿Acaso te pregunté?! ¡Sabes que no puedes ir a ningún lado sin mi permiso! —una cachetada se estampa contra su mejilla y arde esa zona instantáneamente y sabe lo que viene después. —¡¿Eres tonto?!


 


—Jackson, lo siento, yo….—no le deja terminar cuando siente ahora un puñetazo en el estómago, sacándole el aire.


 


Cae al suelo tomando ese lugar, abriendo sus ojos exageradamente para buscar oxígeno, pero no llega con rapidez y a pesar de que quiere gritar por ayuda, el golpe le impide hacerlo por completo.


 


Nunca supo si Jackson sintió pena por él cuando le veía retorcerse en el suelo.


 


—No lo entiendes, BamBam—su voz cambia de repente, ya no es demandante, es dulce y tierna, cargada de arrepentimiento. Y de nuevo, su corazón comienza a latir con impaciencia, sin saber si por miedo o amor. —… Te amo tanto que no quiero perderte—Jackson se agacha a su lado y le ayuda a levantarse.


 


—Nunca lo harás, no me vas a perder—pero por fuera finge mientras cada pedazo de su alma cae a bruces, sintiéndose más pequeño. El abrazo de Jackson le reconforta, apretándolo suave a su cuerpo y él por costumbre hace lo mismo, dejándose de nuevo querer.


 


—No quiero que salgas de casa de nuevo—sonríe lastimero, derramando más lágrimas que el chino se atreve a limpiar en el silencio hecho por su comentario.


 


Lo dice porque me ama, ¿cierto?


 


Se trata de convencer de que es así.


 


—No lo haré.


 


Al abrir sus ojos por la mañana, el cuerpo contrario ya no está en la cama, no sabe si sentirse aliviado o angustiado. Levanta la mirada al techo y su corazón se comprime al recordar la noche anterior.


 


Mira sus brazos y se encuentra con unos cuantos moretones, algunos recién hechos, otros olvidados en un mal recuerdo; muerde su labio aterrado.


 


Sin embargo, lo deja pasar.


 


Levanta su camiseta descubriéndose el torso poco a poco, con miedo de saber si encontrará una nueva mancha morada. No quiere encontrarla, de verdad que no, pero ahí está, lo suficientemente grande para ser notada.


 


Algo se rompe dentro.


 


¿Cuándo es que había llegado a esto?


 


Sin embargo, lo sabe, sabe qué ha pasado durante esos días. Siente miedo, eso es lo que pasa.


 


—Pequeño Kunpimook, ¿te gustaría pasar toda una vida conmigo? rió con ganas al escuchar eso del chino, pensó que nunca se atrevería pedirle por una cita.


 


—¿No crees que estás exagerando? Sólo iremos a pasear por el parque o ir al cine, que es lo más normal—dijo en un susurro, sus mejillas explotando en un rojo llamativo.


 


Es nuestra primera cita, debo de hacerte pensar que soy la mejor opción que tienes.


 


Entonces demuéstramelo cuando salgamos esta tarde.


 


¿De qué sirve recordarlo ahora? Es cierto, Jackson siempre ha sido la mejor y única opción, porque lo amaba desde hacía mucho tiempo, que retarle fue una manera de hacer que la atracción se convirtiera en una relación.


 


Una relación donde hay mimos y caricias, con besos y abrazos, una en donde los dos se prometen amarse para siempre y en donde la única pelea que deberían de tener es sobre saber quién ama más a quien. Pero hace mucho eso se había ido al caño.


 


Ahora lo que tiene BamBam es una relación insana, sin saber que es así ahora. Por eso acepta la conducta de Jackson, porque lo ama mucho y es cierto cuando el mayor le dice que es su culpa recibir tantos golpes, porque BamBam cree no hacer nada bien y por eso se lo merece.


 


Antes de levantarse de la cama, recibe una llamada por parte de Jinyoung y no sabe si contestar, pero qué más da, no está Jackson en casa, ya después borrará el historial de llamadas.


 


—¡Jinyoung! —exclama feliz, con la voz fingida aunque aún así ronca por haber sollozado momentos atrás.


 


Bammie, hace mucho que no hablas conmigo—ríe por la voz tierna de su mayor, sonríe porque Jinyoung siempre sabe cómo animarlo sin saberlo.


 


—Lo siento, he estado ocupado en estos días—ocupado en curar heridas de su propio cuerpo, eso se le olvidó decir.


 


Bueno, no importa, esta noche es el cumpleaños de Mark y vamos a hacer una fiesta, dime que vienes—el tono de voz con la que lo dice Jinyoung le hace aceptar inmediatamente sin saber cómo es que hará con Jackson para convencerle.


 


Es claro que se le olvidan los moretones en su rostro y la pequeña herida que tiene el labio, que cuando cuelga eso es lo que hace un clic en su mente. Pero ya se lo ha prometido a Jinyoung; aunque eso lo de la fiesta sólo es un punto para ir a ver a Jinyoung y a Mark.


 


Y, aunque no lo acepte, también ansía mucho ver a Yugyeom, su mejor amigo.


 


Así que el día entero le sabe a hastío completo, porque se la pasa viendo la tele ya como mera costumbre en lo que espera que Jackson llegue del trabajo.


 


Recuerda entonces el día que BamBam consiguió un pequeño trabajo como limpiador en una cafetería. Sabía que no era mucho, pero tampoco dejaría que el chino pagara por todo mientras que ambos viven en el mismo departamento.


 


¿Tú, un trabajo? —se burló sutilmente, cambiando de canal sin prestarle demasiada atención a su novio. —No te ofendas, pero no pareces muy apto para un trabajo, BamBam. Eres pequeño y algo… inútil.


 


Sé que no es mucho, pero puedo intentarlo, Jack—dijo tranquilo, sin importarle las palabras anteriores, observando cómo Jackson se acomodaba mejor en el sillón.


 


No quiero que vayas. Fin de la conversación.


 


Sabía que su novio se estaba enojando, pero no entendía por qué. No le estaba pidiendo su permiso, le estaba contando su importante noticia que, al final de cuentas, fue lanzada al carajo. Se acercó lentamente a su lado, y silenciosamente se sentó a su lado poniendo un puchero, suplicando por que le apoyara.


 


Por favor, Jackson…—y su mejilla dolió en ese instante.


 


¡Dije que no, entiende, carajo!


 


Esa fue la primera vez que el mayor le golpeó.


 


Se contrae en el sillón sintiéndose incómodo por recordarlo, desde ese día se podría decir que ha vendido su alma al diablo.


 


Sin embargo, está bien. Los dos siguen juntos y se aman. BamBam lo entiende, así que no hay razón de ser de sus lágrimas en ese instante, no debe de importarle cada vez que Jackson le insulta o golpea, porque siempre va a ser su culpa.


 


Son las ocho de la noche y la puerta se abre dejando ver la figura del chino, BamBam se levanta acomodando su ropa y, colgándose del cuello de Jackson, deja un beso en sus labios, sintiendo maripositas recorrerle todo el estómago.


 


—¿Y eso? —le cuestiona el mayor, él sólo levanta los hombros en señal de no saberlo, pero es claro que sí cuando recuerda la fiesta que de seguro se está desarrollando ahora mismo.


 


—Sólo quería—se anima mentalmente, sintiendo nervios, pero Jackson debería aceptar, de todos modos, Mark sigue siendo su mejor amigo, ¿no? —Oye, ¿no ha hablado Mark contigo? —juega con sus dedos recorriendo con la mirada a su pareja quien se sienta en el sillón más cercano, cansado.


 


—No, ¿por qué?


 


—Bueno, sabes, hoy es su cumpleaños y…


 


—Llega al punto, BamBam.


 


El tailandés acepta esa oferta sin importarle lo que vaya a suceder después.


 


—Jinyoung habló y dijo que le harían una fiesta a Mark. ¿Podemos ir? —observa cómo Jackson se pone de pie y camina hasta él.


 


—¿Hablaste con Jinyoung? —sabe que cuando el mayor le pregunta una cosa como esa y levanta una ceja al hacerlo, debe de arrepentirse; sin embargo, se pone firme pero con el corazón latiendo frenéticamente, y el temor de ser golpeado de nuevo se hace presente.


 


—No duramos más de cinco minutos al teléfono…


 


El puño de Jackson se levanta y por instinto tapa su rostro, sólo que no siente nada. Descubriéndose poco a poco, Jackson le abraza de pronto.


 


—¿Sabes? Hay que ir, pero a la minúscula tontería que hagas, nos vamos—sonríe entre sus brazos, apachurrándose más, porque hace tanto más tiempo que el mayor no le daba la razón.


 


Pero entonces también entiende algo, no hace falta explicarse porque a Jackson jamás le importará lo que tenga que decir.


 


Al llegar a la fiesta deja a Jackson inmediatamente al ver a Jinyoung a la distancia, platicando con la familia de su novio, pero al conectar miradas ambos se olvidan de lo que hay alrededor.


 


—Pensé que no vendrías—es normal que se lo diga, porque él tampoco pensaba que Jackson terminaría cediendo. —Te ves más lindo que antes—Jinyoung le aprieta las mejillas y él hace una mueca de dolor porque ahí es donde los moretones se esconden debajo de una gran capa de maquillaje.


 


—Sí… es bueno volver a sentir tus manos apretujando mi cara—dice con sarcasmo, tratando de disimular el dolor, y hace un buen trabajo en eso.


 


—Espera… ¿qué tienes aquí? —se pone nervioso en cuanto Jinyoung pronuncia aquello, aunque no sabe porqué si sólo ha apuntado a su labio que tiene una pequeña cortada echa por un cuchillo.


 


Al menos no ha notado mi ojo morado.


 


Explica tratando de sonar tranquilo, y mientras más mentiras salen de su boca, más se las cree. A pesar de que sabe quién le ha hecho la herida, con qué y por qué, él sigue mintiendo, porque eso nunca hubiera pasado si él jamás hubiera devuelto la llamada a Jinyoung días atrás.


 


Tal vez es por eso que se ha distanciado tanto, porque Jackson le dice que no debe de hablar con nadie más que no sea él, que porqué debería de buscar platicar con alguien más si Jackson le puede escuchar atento. Y BamBam sólo lo acepta, porque es cierto, Jackson siempre debe de ser su centro de atención, porque el chino le ama tanto que por eso le enseña cómo ser un buen novio, de esos que no hacen enojar a su pareja, ni replican, ni lloran, de esos que se sienten completos sólo de tener al amor de su vida a su lado.


 


Una vez que termina su explicación, Jinyoung le dice que algún día deberían de salir para ponerse al tanto, de todos modos, han pasado dos meses de que BamBam no sale del departamento para nada, sólo porque Jackson se lo pide.


 


Entonces sus ojos son tapados por unas manos y sabe a quién le pertenece ese juego infantil.


 


—¡Yugyeom! —grita contento al voltearse y encontrarse con ese gigante que siempre ha estado ahí para él, bueno, casi siempre. Pero ese es otro asunto.


 


Está bien, como siempre, todo está bien.


 


Se engaña mientras sonríe. Su abrazo es cálido y lleno de emociones, está de acuerdo de que puede pasar mucho tiempo sin ver a Jinyoung quien le ha apoyado desde que llegó a Corea, pero sin Yugyeom es casi imposible vivir.


 


Sin embargo, él aceptó esa vida, ese amor.


 


Le importa poco que Jackson le esté mirando desde la distancia, deseando la muerte del menor; es que se siente bien, mejor si está con Yugyeom, entre risas contándole sobre lo que ha sido de él después de acabar la universidad.


 


BamBam siente su muñeca ser acorralada por una mano, y sabe a quién le pertenece. Pidiendo disculpas a Yugyeom, camina siendo empujado por el mayor hasta una zona de la casa alejada de los demás.


 


—¿Se puede saber qué hacías? —el chino suelta claramente con un tono molesto y duro.


 


—Hablaba con Yugyeom, hace mucho que no lo veía y…—aunque no sabe porqué se está explicando, Jackson debería de comprenderlo, ¿no?


 


—Claro, siempre aprovechando la oportunidad, Kunpimook. Si no llego yo, quién sabe qué otra cosa estarían haciendo.


 


—Jackson, sabes que eso no es…—se gana una nueva bofetada, pero eso no duele más que insinuara que Yugyeom y él son algo más.


 


—Entonces demuéstralo, dile a esa cosa gigante que no quieres volverle a hablar—sus ojos amenazadores le recorren como un escáner, pero lo que le duele aún más que la mejilla, es aquel reto que le fuerza su novio a hacer.


 


—Jackson, no puedo… él es mi—ni siquiera le dejan terminar cuando el cuello de su camisa se arruga debajo del puño del chino.


 


Es tan distinto ahora, eso que le pide Jackson es imposible para él. No puede llegar con Yugyeom y decirle algo que es una vil mentira, porque a pesar de que se miente a él mismo todos los días frente al espejo, está bien el hacerlo; pero si Yugyeom es ese espejo al que tendrá que enfrentar cara a cara, es preferible callar.


 


—Me amas, BamBam—escucha claramente, sin observar atento a los ojos de Jackson, sino viendo detrás de él la sonrisa que tiene Yugyeom, distraído como siempre—… Y lo vas a hacer.


 


Camina maquinalmente, con la boca entreabierta y el cuerpo de su novio detrás; con el corazón desbocado y las manos temblando; con todo él temblando. Y sin duda, más lágrimas caerán esa noche; no sólo las que está a punto de derramar cuando encare al menor, sino las que la conciencia se tratará de hacerle derramar cuando por la noche recuerdo el suceso en cámara lenta, o, si es posible, en todas las cámaras posibles, sólo para torturarse un poco más.


 


Como si no bastaran los golpes de Jackson.


 


Piensa a medida que avanza entre la gente, pensando en si correr es la solución. Ya se había distanciado de sus amigos lo suficiente, ¿qué eso no le basta a Jackson? No les habla, contesta el mínimo de llamadas, no queda con ellos para salir cualquier día, ¿qué jodidos más espera Jackson?


 


—Yugyeom, ¿p-podemos hablar? —no sabe el porqué de su tartamudeo, es posible que sea por el nerviosismo o la presión que el chino le transmite al posar sus manos en sus hombros y apretar un poco esa zona.


 


¿Cómo debería empezar? No puede simplemente dejarlo ir como si nada, porque en primera no siente la necesidad de dejar de hablar con Yugyeom, su mejor amigo. Es más, no quiere hacerlo. Tan simple y sencillo como eso.


 


Pero la presión en sus hombros es más que físico, es poner empeño en algo que es tan difícil de realizar, pero el no hacerlo podría ser peor para él. Cierra los ojos y aspira un poco de aire para después dejarlo ir lentamente.


 


—Dime—no quiere ver su sonrisa, sin embargo, al levantar la vista es con lo único que se topa. Eso es suficiente para romper su corazón un poco más.


 


—Vamos, BamBam, dile—las palabras de Jackson saben a miseria y salen forzadas, lo sabe, lo siente, lo escucha detrás de él.


 


—Yugyeom, yo…—sólo quiere tenderse a llorar por alguna esquina, pero sabe que los otros ven el temblor de su cuerpo mientras fija su mirada en el suelo de nuevo y es capaz de pronunciar: —no quiero volver a verte, o hablarte—sus palabras quedan flotando en el tiempo, y de manera extraña, todo le parece malditamente lento.


 


Lo odia, odia ese sentimiento de impotencia, de no poder hacer lo que quiere; odia sentirse pequeño y más si la mirada de los otros están puestas en él: una sin poder creer las palabras, y otra satisfecha de aquello dicho.


 


—Estás bromeando, ¿verdad? —esa risa sin humor junto con las manos que le sacuden un poco por los brazos le hacen levantar la mirada. Mala idea.


 


—Vamos, Yugyeom, es cierto. Lo acabas de escuchar de BamBam—Jackson habla ahora, pero no es para ayudar; en realidad, siente en su estómago un revoltijo exagerado.


 


—¿BamBam?


 


—Lo siento, pero—detiene sus palabras, agarrando aire al borde del asfixio—… nunca me has caído bien.


 


Su mirada está perdida en el camino, observando todo y a la vez nada, dejándose llevar por sus pensamientos. No le gusta, no le gusta nada de esa manera y mordiendo su labio inferior, empieza a llorar; se abraza mientras Jackson conduce de regreso al departamento.


 


BamBam tiene miedo… de nuevo.


 


—¡Hice lo que me pediste! —los gritos se hacen presentes por veinteava vez en la semana; está harto de siempre hacer lo que le piden.


 


De lo que le pide Jackson.


 


—¡No es suficiente, BamBam! ¡Ese tipo sólo quiere…!


 


—¡Ese tipo es Yugyeom, y es mi mejor amigo! —ya no es una bofetada, ahora es un golpe en su mejilla. Sin embargo, eso no duele más que el haberle dicho cosas que no quería a su menor.


 


—Estoy malditamente harto de que siempre quieras hacerte la víctima—Jackson levanta su mano hasta llevarla al cuello del menor, apretándolo con todas sus ganas, dejando que el coraje le recorra todo el cuerpo; y es por eso que no tienen efecto las lágrimas de BamBam en él.


 


Su cuerpo es aventado al suelo sin la menor sutileza posible. No quiere levantar la mirada y encontrarse con los ojos negros de su novio. No, esa cosa jamás sería su novio. Y al tratar de conseguir aire de nuevo, tomando su ropa como si ésta le asfixiase de sobremanera, le duele mucho, demasiado que no hace más que repetirse que se lo merece, sólo por costumbre.


 


No sabe cómo es que ha llegado al cuarto, todo obscuro por la noche. Mira sus manos, temblando como todo su cuerpo, tiene tanto miedo de Jackson y lo que le pueda hacer.


 


Estiran su cabello haciendo que su cabeza vaya hacia atrás y Jackson le besa de manera furiosa, impaciente, con deseo cargado. Sin embargo, no puede seguir el ritmo, porque no quiere hacerlo esa noche, ya no quiere hacerlo nunca con él.


 


Sabe que el chino es persistente, y mientras grita por toda la habitación que se detenga, que duele, que esa no es la manera, Jackson continúa penetrándolo con rudeza y sus gritos se pierden, al igual que su voz… al igual que él mismo.


 


Pero lo que más duele es que mientras le hace daño, Jackson sigue sonriendo y repitiendo ‘te amo’ hasta hartarse.


 


¿En qué me convertí?


 


—Te amo—le repite una vez que se deja caer a su lado. BamBam simplemente se hace ovillo en la cama y siente las manos de Jackson pasearse por su espalda, trazando líneas imaginarias, como si nada pasara.


 


—Te amo—su labio inferior tiembla, pero su voz no se quiebra. Su vista se pierde en la obscuridad y ya no siente nada, no cree que pueda sentir algo de nuevo.


 


Se tensa cuando el chino se apega más a su cuerpo y pasa un brazo por su cintura. Y antes de irse se pregunta mil veces porqué no puede odiarlo, porqué se aferra a su corazón, porqué tenerlo a su lado ya no es más un sueño.


 


Se cierra en su propio mundo a la mañana siguiente, sabe que Jackson no está ahí, pero ¿qué más da? Trata de levantarse, pero le duele la cadera y algo más. Y, cuando lo logra, va al baño a limpiarse de lo que sea que esté sucio.


 


Esa es sólo una excusa para verse al espejo. Sabe que no quiere hacerlo, pero es necesario.


 


A pesar de que está acostumbrado, las lágrimas siguen ahí, haciendo una fina danza al bajar por sus mejillas rosas.


 


Sin embargo, se lo merece.


 


Sin embargo, es su culpa.


 


Sin embargo, lo ama.


 


Los golpes, las marcas rosas o moradas, los cortes; se horroriza. Ese que está viendo en el espejo no puede ser él.


 


Y cae al suelo de golpe, dejando por primera vez salir todo su dolor, no importa si su garganta duele por los sollozos, no importa que alguien le escuche. Patalea, golpea todo a su alrededor y se lamenta por ser así de débil, por amar así de tanto.


 


Su corazón late en demasía cuando marca el número de Yugyeom, muerde su labio tratando de no llorar más, pero es imposible cuando la voz de Yugyeom suena del otro lado de la línea. Eso sólo sirve de tortura.


 


¿BamBam?


 


¿Porqué su voz sigue sonando tan suave?


 


—Yugyeom—se quiebra, y sabe que eso sólo aumenta la ansiedad de su amigo—… Yugyeom, ayúdame—suelta un sollozo que es inmediatamente cortado por su mano en su boca.


 


¿BamBam, qué pasó, estás bien…?


 


No puede más. Cuelga.


 


Antes de salir de casa, sabe que Yugyeom ya está donde se citaron, en el primer café en el que se acercaron hasta ser los mejores amigos. Eso le trae recuerdos, bueno y malos. Todo parecía tan sencillo en universidad, y así era, porque Jinyoung y Yugyeom estuvieron ahí para ayudarle con su mal coreano.


 


Cierra la puerta con seguro, por fin se alegra de que Jackson le tenga confianza al dejarle la llave de la casa porque sabe que no estaría dispuesto a desobedecerle, excepto ahora…


 


Visualiza al menor en la mesa más apartada del local, y agradece internamente a todo lo que conoce, que no es mucho, y sonríe aún sintiéndose pequeño. Ese día piensa decírselo a Yugyeom, aunque no sabe cómo empezar.


 


—Lo siento—las disculpas siempre a veces con la mejor forma.


 


—Sabes que no tienes que hacerlo—y por primera vez lo nota, nota la bonita sonrisa que lleva consigo Yugyeom siempre. —Pero, no lo entiendo, ¿porqué…?


 


—Yugyeom, yo…—otra vez el revoltijo y el mareo que le hace ver todo fuera de lugar—quiero que me prometas que no se lo vas a decir a nadie—siente las manos cálidas del más alto sobre las suyas y sonríe bajando la mirada.


 


—Me estás asustando.


 


Y el asunto sí es para asustarse.


 


Levanta poco a poco la manga de su suéter delgado, está haciendo un poco de frío lo cual eso le hace también agradecer. Cierra los ojos bajando la mirada cuando el primer moretón es mostrado, aunque su muñeca se ve peor gracias a la fuerza de Jackson.


 


—Dios mío—sólo escucha, pero tan pronto como se da cuenta, Yugyeom ya lo tiene entre sus brazos. Es difícil no corresponder cuando lo único que han hecho con él en el último año ha sido tratarlo como un muñeco de trapo.


 


No reconoce esa sensación en el pecho, tal vez porque se siente demasiado bien que no quiere saber qué es. Encuentra un refugio entre los brazos del contrario soltándose a llorar sin importarle que hay más clientes en la cafetería, no quiere que le importe nada más.


 


—¿Q-Qué pasó?


 


No quiere contestar a la pregunta, pero es necesario.


 


—Fue…—se apretuja mas al cuerpo contrario y cierra los ojos con fuerza antes de dejar salir ese nombre que le quema la garganta. —Jackson—susurra pequeño.


 


—Dios, lo siento tanto, BamBam—sabe que sus lágrimas están mojando de más la camisa de Yugyeom, así que se separa y limpia las lágrimas de inmediato para verle y no saber qué decir.


 


—Está bien, en realidad yo me lo merecía.


 


—No, no es cierto. Se lo tenemos que decir a Jinyoung, él siempre sabe qué…


 


—No, por favor. No es necesario, estoy bien


 


¿Pero porqué duele decirlo? Es porque no lo creo…


 


—No lo estás, BamBam—Yugyeom le toma de la mano, mirándolo fijamente y con su rostro serio. Tiene miedo de nuevo, pero no es de su amigo, sino de que Jackson se entere que ha salido del departamento. —¿Cuándo empezó esto?


 


Se muerde el labio inferior. Lo peor es que lo recuerda perfectamente.


 


—Apenas nos habíamos mudado juntos, me prohibió trabajar, me dijo que mi lugar era siempre estar en el departamento. Mi trabajo es sentirme una basura a su lado—lo último lo susurra, pero Yugyeom termina por escucharlo y eso hace que golpee la mesa asustándolo.


 


—¿Porqué nunca me lo dijiste?


 


—No podía—las lágrimas escosen en sus ojos, no quiere volverse a romper. —Yo sé que lo hace porque me ama…


 


—¡Al carajo con eso! Si te amara, no te trataría como si no importases—baja la mirada, al igual que sus lágrimas bajan poco a poco, con su mano siendo aprisionada por otra. Lo peor es darse cuenta de que Yugyeom tiene razón. —Si de verdad te amara, él es quien debería de estar limpiando tus lágrimas, BamBam…


 


—Yugyeom… por favor no se lo digas a Jinyoung—baja la manga de su suéter e intenta modular su voz para que no se rompa. —Si se entera, lo más seguro es que él termine en la cárcel por homicidio—bromea tratando de aligerar el ambiente y lo logra consiguiendo pequeñas risas.


 


—Sabes que esto no se quedará así, ¿verdad?


 


—Por favor, Yugyeom, no lo intentes.


 


—Me pediste ayuda…


 


—Lo amo—suelta de repente.


 


—¿Demasiado como para dejar que te haga sentir como escoria?


 


Ambos se despiden mientras el sol se esconde por el horizonte. Yugyeom no quiere dejar ir a su amigo, y tampoco BamBam quiere llegar al departamento, pero tiene que hacerlo para hacer que Jackson no se enoje y le estampe contra la pared como ayer.


 


Todo está obscuro cuando entra por la puerta, suspira quitándose los zapatos y colgando su suéter.


 


—¿Dónde estabas? —levanta la mirada asustado por esa voz demandante.


 


—¿Q-Qué haces tan temprano en casa?


 


—Te estabas revolcando con cualquiera, ¿verdad? —Jackson llega frente a él y le jala el cabello acercando su rostro en demasía. Es una transformación a la que BamBam ya está acostumbrado, pero presiente que esta vez será diferente, aunque ya los golpes van incluidos en el castigo.


 


—Jackson, por favor, yo…—susurra con miedo, las palabras están desordenadas en su mente, cierra los ojos fuertemente cuando el chino le jalonea con más fuerza.


 


—Vengo a casa para compartir más tiempo con mi novio, y lo peor es que no estabas aquí, Kunpimook—son ese tipo de comentarios los que le hacen sentirse culpable y no es distinto ahora, porque sabe que se lo merece por no haber estado ahí cuando Jackson llegó más temprano.


 


Sabe lo difícil que es para su novio pedir permiso para salir antes de la hora…


 


—Pero no me lo merezco—susurra para sí mismo.


 


—Oh, ¿en serio? ¿Sabes qué es lo que veo? A alguien a quien no le importan mis sentimientos. A veces me arrepiento de ser yo quien esté a lado de una mierda como tú—una punzada en su pecho recorre con lentitud, así que probaría con aquello que le dijo Yugyeom esa tarde.


 


—¡Entonces déjame irme! —a pesar de sus lágrimas que le nublan la vista, logra empujar un poco a Jackson. —¡Ya no quiero vivir así! ¡Me iré así tú puedes cogerte a todos los de la oficina! —el impacto de la mano es más fuerte que de costumbre, lleva su mano a la zona golpeada y siente ahogarse por los latidos de su corazón en su garganta.


 


—¡No me hables de esa manera!


 


—Es que ya estoy harto, Jackson…—susurra sin levantar la vista, dejando que su flequillo cubra su mirada quebrada y su rostro mojado. —Déjame ir, por favor—pero esa muralla de seguridad se rompe en cuanto el mayor le toma de los brazos estampándolo una y otra vez contra la pared.


 


—No podría dejarte ir, BamBam—nota el cambio de voz, dulce e inocente, sólo que esta vez no tendría éxito en controlar su mente. —Te amo tanto, que me sería imposible vivir sin ti.


 


Sólo me está manipulando.


 


Porque BamBam sabe que escuchar esas palabras son suficientes para su corazón. Sólo que aceptarlo con los brazos abiertos ya no es parte de su plan.


 


Jackson nunca va a cambiar.


 


—Lo siento, pero no puedo… Jack—le mira fijamente y se percata de las lágrimas contrarias.


 


—Sé que te he tratado mal últimamente, pero por favor… no digas que me quieres dejar. Puedo cambiar, lo juro.


 


Siempre dice lo mismo.


 


—Lo peor es que nunca lo cumples.


 


Se aleja caminando directo a su cuarto dispuesto a empacar sus cosas, no quiere voltear en el trayecto y encontrarse con los ojos contrarios, porque podría desistir como siempre lo hace.


 


—Te amo, Kunpimook.


 


—Yo… no sé si lo sigo haciendo.


 


 

Notas finales:

Lo sé, el título es un asco, pero en mi defensa, me esforcé demasiado en pensarlo y eso fue lo mejor que surgió xD

Cualquier comentario es bienvenido, ya sea crítica o cualquier otra cosa que se le parezca^^ -Sí, no tengo futuro con el YugBam u.u-

Al menos, dejadme publicar la segunda parte(?)

Faltas de ortografía y/o cosas sin sentido, van por mi cuenta^^

Bonita madrugada acá en mi país^^


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