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Nevertheless. por IGOTEXO

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Notas del capitulo:

IGOTEXO hace su comeback después de tres semanas de ausencia(?) xD


Y lo siento horrorosamente!!! Me siento tan mal por dejar esta historia a medias cuando prometí actualizarla después de Kidnaped. Tienen derecho a sacrificarme en la hoguera;w;


No tengo excusa. Diría que es por la universidad, pero en realidad no es gran cosa lo que hacemos ahí, así que pueden culpar a mi flojera de agarrar la compu xD


En fin, lo que van a leer a continuación es la segunda parte de mi primer YugBam:3


Tengo que agradecer enormemente a todas las personas que comentaron y que me hicieron el día más feliz de mi vida;w;(?) xD


En fin, no entretengo más;3

Dos.


 


 


 


Aún sigue siendo difícil para Yugyeom, a pesar de que sólo han pasado dos horas desde que dejó que BamBam se fuera de su lado para ir a su departamento propio. No lo quería dejar ir, pero tiene que seguir respetando la relación que tienen el tailandés y el chino, tiene que respetar lo poco que puede.


 


Después de enterarse era demasiado obvio que se levantara de su asiento para abrazar al de cuerpo más pequeño.


 


Es BamBam, cómo no lo iba a hacer. El coraje y sobre todo el miedo se revolvieron dentro de sí, como en una lucha donde la razón y el control perdían fuerzas, pero no terminó por amenazar mentalmente o siquiera pensar lo peor para Jackson, y lo difícil es creer que no sabe porqué.


 


Abre el grifo del lavamanos y no duda dos veces en empapar su rostro por completo, se siente cansado y angustiado por cualquier cosa que pueda ocurrirle al mayor que no lo parece. Al verse al espejo, nota su sonrisa pequeña y tímida, tal vez sea por imaginar el rostro de BamBam.


 


Sin embargo, debe de importar menos eso ahora, porque ese rostro que tiene en mente es diferente al que se topó hoy en la tarde. Es casi irreal para él, es casi imposible que BamBam se ame tan poco como para permitir que Jackson le maltrate de esa manera.


 


Suspira pesado, sintiendo cada porción de su corazón tan pesado, pero aún así fuerte por si algún día el tailandés terminara por aceptar sus…


 


—Olvídalo—se dice a sí mismo, observando sus dos pupilas borrando la sonrisa poco a poco. Ahora no es momento de pensar en sus propios sentimientos, en lo que quiere o en lo que no quiere; es tiempo de pensar en BamBam y cómo convencerlo que lo único que conseguirá a lado de Jackson es algo mucho peor que la tortura misma.


 


La puerta suena un par de veces, sin embargo, no puede despegar su vista de su reflejo. Sabe que mantener un secreto es muy difícil para él, ya que en quién más confía es en Jinyoung, uno de sus amigos de mayor edad.


 


—¿Debería? —se pregunta de nuevo pero ahora alzando la voz entre el silencio que llega después del sonido que produjeron los golpes en la puerta. Niega con la cabeza para después cerrar la llave y, respirando profundamente y llenarse de calma de cierto modo, va y atiende.


 


No espera encontrarse con sus mayores esa tarde-noche, y ahí están ellos con sonrisas amigables que le hacen sentir sólo un poco mejor. Recuerda que la noche anterior ni siquiera se despidió de ellos porque las lágrimas sólo esperaban esos mismos gestos para salir desesperadas y anunciar el dolor de su corazón.


 


Pero eso no lo saben ni Jinyoung ni Mark que están ahora en el sofá más largo que los demás, ambos sentados como una pareja, esperando por cualquier mínima acción que les conduzca a una deducción de lo que está pasando.


 


Sólo que Yugyeom tiene un mal sabor de boca cuando escucha el nombre de su mejor amigo.


 


—Te fuiste muy temprano—reafirma Mark, pero no suena a un reclamo ni mucho menos; es información extra que sabe y de pronto entiende porqué lo mencionan. El saber el porqué de su ida tan repentina.


 


—…y sin despedirte—habla Jinyoung levantando el dedo índice y Yugyeom no hace más que reír leve cruzando sus piernas.


 


Sin embargo, no está prestando atención del todo y sabe que ese problema que tiene nombre y apellido le está carcomiendo la razón poco a poco y no por las razones correctas.


 


Se preocupa demasiado por BamBam que no podría sólo quedarse de brazos cruzados, porque él no cree en que el tiempo lo cura todo. Para Yugyeom, esa frase está fuera de lugar. Pero, ¿hablarlo con Jinyoung y Mark, sabiendo cómo son ellos dos respecto a los menores? Sería cavar la tumba de Jackson en todo caso.


 


Pero si no hago algo, sería la de BamBam la que estaríamos cavando.


 


Sigue ido en la mayor parte de la conversación, debatiéndose el si cumplir la promesa sobre mantenerse callado o no. Qué más da, al final elige por su propia cuenta. Ya han pasado demasiadas cosas por no abrir la boca, y esta vez será diferente obteniendo resultados que no sospecha.


 


—Yugyeom, ¿pasa algo?


 


Sí, sí pasa.


 


Se contesta mirando un punto fijo de la habitación; las manos de Jinyoung se pasean por su vista y recobra la consciencia para después suspirar tan pesado sintiendo todo el peso del mundo en sus hombros.


 


Pero sabe que aquello debe de suceder, porque su mundo es BamBam.


Las ojeras, los moretones, las marcas en sus muñecas, pero más que nada sus lágrimas fueron lo que hicieron que el corazón de Yugyeom se oprimiese de ver al más pequeño tan vulnerable y lastimado a la vez. Ver al rubio con la boca cerrada aguantando las ganas de llorar por tener miedo al qué dirá sobre él y su cuerpo temblando al recibir su abrazo fue más allá de lo que pensaba y, definitivamente, sabe que BamBam ya está cansado de ser la víctima.


 


Porque si no, ¿por qué le hablaría la mañana del mismo día pidiendo ayuda? Y, a pesar de las palabras crueles que estuvo obligado a escuchar mientras se desarrollaba la fiesta, él siempre estará ahí para el tailandés.


 


—Hoy salí con Bam—baja la mirada, y un nudo se va desarrollando en sus garganta obstruyendo casi el paso de la explicación completa, su corazón late en demasía dando así una sensación de sofoco casi permanente, mas la calma no pasa a segundo plano.


 


—¿En serio? —pregunta emocionado Jinyoung—¿Está bien…?


 


—No—se arma de valor para encarar a los otros dos, entrelazando ambas manos. Cada mancha morada en la piel de los brazos y cuello del pequeño le hacen morderse el labio para controlar el temblor en su mandíbula por las ganas de llorar. —Se ve mal…apagado… No se parece a BamBam—hace un esfuerzo excesivo a la hora de decirlo y sobretodo el tratar de mantener su voz clara y casi neutral.


 


—Vamos, Yugyeom, ¿qué clase de broma es esta? —sabe que el de ojos mayormente rasgados lo dice sólo para auto-convencerse de que lo dicho por él no es cierto; porque sabe cuánto Jinyoung aprecia a BamBam. Tal vez es por eso que no quiere mentirle a la cara.


 


Lo siento.


 


Aunque no sabe bien a quién dirige ese pensamiento.


 


—Jackson…—se sorprende al ver que Jinyoung se levanta del sillón realmente molesto y sigue la acción, y si presta más atención, podrá darse cuenta de las pequeñas damas cristalinas que se adueñan de los ojos del pelinegro.


 


—Lo sabía—el susurro no es muy alto, pero en una habitación en silencio es casi un grito de la realidad. —Ese maldito enfermo…


 


No sabe lo que sucede, no sabe si Jinyoung se da una idea. Quiere cuestionar, pero gracias al nudo en su garganta y al remordimiento haciendo acto de presencia, lo mejor que puede hacer es mandar una mirada interrogativa parecida a la de Mark.


 


—No lo entiendo…—por fin escucha de nuevo la voz del mayor de los tres.


 


Y yo mucho menos.


 


Y no espera que Jinyoung le explique con lujo de detalle, porque sabe que él es cerrado en cuanto a problemas personales. Pero es Yugyeom quien necesita una idea clara y basta que le haga entender cómo es que el pelinegro dice aquello de Jackson.


 


No pasa mucho en realidad. Jinyoung se sienta y apoyando su cabeza en ambas manos, hace de la explicación algo sencillo; y con tan pocas palabras, a Yugyeom le parece que cada pieza ahora encaja en su lugar.


 


Kunpimook o BamBam es perfecto ante sus ojos, con esa sonrisa perfecta y actitud tierna. Es lindo tan sólo pensar en él, y aunque Yugyeom es menor, su sentido de protección se desarrolló con el tiempo: cuando aún era sencillo para ambos.


 


Pero ahora, no necesita cuestionarse si esos sentimientos florecen de nuevo o no, él prometió en silencio y para sí mismo ser el apoyo del rubio para cuando fuese que lo necesitara.


 


—Tenemos que ir por él—los tres se levantan del asiento después de las palabras inmediatas de Mark, que no sabía que lo diría y agradece a la acción con un leve asentimiento.


 


El trayecto es largo y tedioso, su paciencia disminuye con cada minuto que pasa como si el tiempo estuviera ahora en su contra, como si no le importara que necesita sacar a BamBam pero, sobretodo, salvarlo.


 


Y lo sigue viendo perfecto, a pesar de las heridas, para Yugyeom siempre será ese ser angelical con rostro fino. Con su actitud dispuesta y autosuficiente, BamBam había enamorado a un gigante, cohibido con los demás, no salía a relucir su forma de ser verdadera. Porque Yugyeom actuaba bien, hasta que comprendió que al tailandés no puede mentirle.


 


Las cosas fueron avanzando poco a poco, y supo que alguien como BamBam jamás se fijaría en él, porque Yugyeom sabía de sobra que su mejor amigo cayó ante los encantos del chino extranjero. Y así, como se había resignado en dejar ir a Jinyoung cuando empezó a salir con Mark, hizo lo mismo con BamBam importándole poco cerrarse en sí mismo.


 


Porque a él siempre le importaría más la felicidad del mayor.


 


Y entre el camino, hace una visita al pasado donde sólo encuentra sonrisas y buenos tratos entre ambos, la amistad era la única limitante en ese momento y por un instante se olvida del presente acechando, se olvida de todo sólo para poder encontrar de nuevo esa paz y traerla consigo cuando BamBam esté en sus brazos.


 


Mark no maneja al límite, y eso hace que Yugyeom pierda la paciencia en un punto del trayecto. Para el menor de los tres, los minutos deberían de retroceder hasta llegar en donde todo aquello empezó, a pesar de que no sepa con tal exactitud el tiempo en el que BamBam dejó de amarse a sí mismo.


 


No pudo creerle al tailandés cuando dijo que amaba Jackson, aún después de lo que sufría gracias a él. Él no podría creer tal farsa, porque sabe que para amar a alguien, uno se debe de amar completamente.


 


Pero BamBam no lo hace.


 


Al llegar, no quiere bajar del carro, tal vez sea porque no podría manejar tal situación de cierta magnitud elevada. Sin embargo, Jinyoung abre la puerta trasera y con una sola sonrisa es suficiente para él el ir junto con ellos.


 


Su mano tiembla al levantarla y no llega a tocar la puerta lo suficientemente alto. Sólo que un grito, no cualquiera, el grito de BamBam le hace reaccionar y sin pedir permiso, se ve acompañado por Mark llenando de golpes el lugar.


 


Al final logra entrar al darse cuenta que la puerta no ha sido cerrada con llave; con los latidos en la garganta ahogándolo sólo ve el rostro del tailandés en su mente dejando que el encontrarlo sea su único objetivo.


 


No es perfecto, ni en un momento y mucho menos en otro, porque encuentra tendido el cuerpo de BamBam en el suelo, cubriendo su rostro y recibiendo patadas por todo su cuerpo.


 


Sin embargo, no reacciona.


 


Se queda tendido en el momento, observando la película de terror sin ninguna emoción, dejando que el tiempo pase lento. Observa a Mark forcejear con Jackson y a Jinyoung levantando a BamBam, a su pequeño perfecto, pero desde ese instante sabe que no puede protegerlo.


 


Un último vistazo antes de parpadear lento y el tailandés ya no está tirado en el suelo, voltea lento y mira cómo apenas y logra sostenerse de Jinyoung manteniendo una mano en sus costillas. Parpadea lento, sin buscar un anticipo, y al abrir los ojos de nuevo, Mark está con la sangre brotando de su labio, aún así llamándole, casi a gritos, que deben irse.


 


Siente náuseas de todo, dejando caer su cabeza en el asiento de atrás del carro, cerrando sus ojos, sin saber que el pequeño cuerpo de BamBam pide a gritos uno de sus abrazos.


 


Parece que la presión es menor, encontrando en sus sueños su pequeño rostro, desbordando sonrisas, el cielo pintado de azul y el sol tan brillante como la misma vida. Toma la mano de BamBam en sus sueños sin saber que lo son, pero tan pronto lo hace, ésta se desvanece como polvo, desapareciendo con el aire, y el lugar en el que estaba se vuelve negro, tan solitario.


 


Entonces ahora siente presión en su pecho, y cree caerse del asiento del auto, pero en realidad es Mark quien le llama miles de veces para que despierte y avisarle que llegaron a su departamento. Abre los ojos entonces casi al borde de la preocupación, porque esa pesadilla no se le acerca a la realidad misma.


 


—¿Y BamBam? —pero sólo pregunta para saber si no lo ha soñado aquello también.


 


—Está en tu cuarto junto con Jinyoung—Mark le comenta dejándose caer en el sillón más cercano, y a pesar de que quiere imitarlo, la ansiedad de verle no lo deja calmarse y hacer como si nada sucediese.


 


Apenas y puede controlar la calma y la furia de ver al rubio en el suelo, siendo molido a patadas, sus gritos de desesperación pidiendo ayuda y el llanto…el llanto es el que hace que su corazón se oprima dentro de su pecho y la sensación de falta de aire se deposita en su sistema.


 


—Te quedaste…congelado—le recuerdan, levanta la mirada al mayor sorprendido, y lo siente de nuevo, esas ganas de vomitar. Porque es eso lo que le hace sentirse una miseria, no haber ayudado al rubio a pesar de ser el primero en prometer no dejarlo caer.


 


—Yo… no sé qué pasó…


 


—Sé que es difícil, pero no dejes que el miedo te domine—no entiende lo que le dice Mark, sólo que agrega: —, lo más importante ahora es BamBam. Y todos sabemos que te necesita tanto como tú a él.


 


—Yugyeom—la voz suave de Jinyoung le hace despegar la vista del suelo. La realidad que hay en las palabras de Mark le dan un fuerte golpe y cree saber qué es lo que tiene que hacer. —, BamBam quiere verte.


 


Y se ve a sí mismo caminando por el pasillo que conduce a su habitación, donde esconde sus sentimientos por el rubio que suena muy ilógica la situación, tal vez porque ahí están en un rincón la tristeza de no tenerlo, la alegría de verlo sonreír, su miedo de perderlo, y todo my bien escondido para que nadie se diese cuenta, no obstante, BamBam está en su cuarto compenetrándose con todo aquello.


 


El paso es lento, casi sin querer llegar, porque sus ojos no quieren derramar lágrimas cuando vea el verdadero estado de su pequeño, ese que le roba el aliento con una sola mirada; pero que, ahora, le roba la alegría para sustituirla con preocupaciones.


 


El cuarto obscuro, uno, dos, tres, cuatro pasos, llega a su lado llorando, y no sabe porqué. La razón le pide a gritos que regrese a la sala, sin embargo, el corazón domina diciendo que BamBam lo necesita ahora más que a nada.


 


Igual que yo a él.


 


Sus ojos pequeños cerrados por el sueño, tejiendo miles de dudas en Yugyeom sobre qué estará soñando; no hay rastro de sangre por ninguna parte de su rostro, y a pesar de los moretones, BamBam sigue siendo tan hermoso.


 


Yugyeom sabe que el pequeño ángel duerme y nadie debe de despertarlo, porque hacerlo le haría sentir un horrible dolor en el pecho. Por eso se sienta en el suelo, tomando su mano por debajo de la sábana, sintiendo el anillo de pareja; quiere ser egoísta y retirar esa muestra de amor que algún día hubo entre la pareja, pero sabe que es muy pronto.


 


Mejor recuesta su cabeza en la orilla de la cama, y así, con los ojos abiertos, vela el sueño de ese pequeño ser perfecto; entonces sonríe aunque la situación no lo amerite, porque al fin su mano se encuentra con la suave contraria. Cuántas veces no soñó con eso.


 


La luz del sol traspasando la ventana como mera dueña le hace abrir los ojos lentamente y perezoso, pero al tratar de separar su mano de la cálida, ésta le aprieta para que no se separen ambas. Entonces levanta la mirada y se encuentra con la de BamBam quien le sonríe pequeño y avergonzado, y corresponde porque ese ha sido el mejor despertar de su vida.


 


—Yu…—la voz rasposa le hace borrar el gesto amable a pesar de que BamBam le sigue sonriendo con sus manos entrelazadas bajo la sábana.


 


Aún con los moretones en su rostro y cuerpo.


 


—No te fuerces… Te traeré agua—sin embargo, al tratar de levantarse y correr hacia la cocina, el rubio aprieta con las pocas fuerzas que posee y le pide con la mirada que no se vaya, y tan pronto se encuentran de nuevo con los sentimientos a flor de piel, ya no es la sonrisa de BamBam la que le recibe, son esas finas lágrimas que hacen el recorrido más doloroso que ha presenciado.


 


Lo ama tanto que no puede permitir eso, no después que el orgullo le golpea por recordar lo de anoche, así que promete una vez más que las lágrimas no se adueñarán de esos hermosos ojos. Y para cumplirlo, se levanta del sueño y se acuesta a un lado de esa pequeña luz que ahora está apagada; lo envuelve entre sus brazos dejando que suelte sollozos, todo ese dolor reprimido, que deje salir el dolor de ser la víctima.


 


Aún en los años más lindos, Yugyeom siempre se sintió alguien que no debía de ser amado. Sus padres siempre le recordaban lo buen hijo que es, pero una parte de él le mandaba a hacer las cosas por agradar que por gusto. Era por eso que siempre logró lo que sus padres querían y se sentía bien con eso, pero había un hueco en su corazón que no se podía llenar con diplomas, reconocimientos, felicitaciones o cualquier otra cosa que normalmente funcionaba como un anestésico para ese dolor por dentro.


 


Sin embargo, cuando entró a la universidad Jinyoung, su primer amor y amigo, fue llenando de poco en poco ese pequeño espacio perdido dentro de él. Sin saberlo, se enamoró del pelinegro serio pero a la vez alegre; pero eso cambió cuando un día su única vitamina dentro de todo ese instituto le informó que ahora salía con Mark, el chico extranjero del quinto semestre.


 


Aún así, con el dolor impregnado en su corazón, lo aceptó, como se acepta que otoño acabó para darle paso al invierno. Ese pequeño castillo no se derrumbó del todo, porque ese mismo mes llegó el tailandés para ayudarle a levantar algo que creía estaba en plena demolición.


 


Acaricia la espalda de BamBam, ayudándole a calmarse y transmitirle que lo siente por no estar todo ese tiempo con él, sabe que el remordimiento no se irá de la noche a la mañana, pero si esas mañanas y esas noches están llenas de la presencia del pequeño ángel, para Yugyeom está bien sufrir un poco más sólo por él.


 


—Jackson va a volver y…—entre todas las frases al azar que logra decir BamBam, esa es la que le llama más la atención.


 


—No va a volver…—lo esconde más en su pecho, como si ese secreto perfecto se le fuese a ir de un momento a otro, no puede detener los latidos frenéticos, pero tampoco quiere tranquilizarlos.


 


Que sepa BamBam que Yugyeom le ama.


 


—Va a venir a buscarme—el aire se le escapa y Yugyeom lo atrapa sólo para guardarlo dentro de su conciencia.


 


—Nadie va a venir a buscar a nadie. Bam, créeme cuando te digo que aquí estás bien—y habla en doble sentido, porque sabe que en donde están es mejor que aquella casa llena de tormentos, guardando miles de gritos y llantos de dolor entremezclado de miedo; pero, sobre todo, habla del espacio que hay en su corazón, donde sabe que el pequeño mayor encaja perfectamente.


 


Y besa su frente con temor al rechazo, sólo que eso no sucede, al contrario, BamBam parece tranquilizarse sin cerrar los ojos, tratando de regular su respiración mientras los brazos de su mejor amigo le sirven de refugio, ese refugio cálido del que no sabe si quiere escapar.


 


El reino empieza a reconstruirse de nuevo con pequeñas sonrisas, roces, miradas tímidas que se mandan entre ambos. Nada se llena de azúcar, pero tampoco suelen recordar el tormento de días atrás. BamBam sigue teniendo heridas evidentes en su rostro, pero de eso se olvida Yugyeom cuando lo ve sonreír como antes.


 


Como cuando solíamos ser felices.


 


Y no es como si no lo fueran ahora, pero sabe que esa realidad no es perfecta, no aún, o tal vez es que jamás lo será. Porque aunque es dueño de esas sonrisas, sabe que no son para siempre.


 


La noche cae siempre lenta, es cuando BamBam se acuerda de todo el dolor, y ahí también se siente inútil porque no puede curar del todo al tailandés.


 


—Jamás se irán los moretones… Me veo horrible—dice entre sollozos el mayor.


 


—BamBam… todo estará bien—reprime el grito de desesperación, porque BamBam no puede ver que sigue siendo perfecto.


 


La mañana que sigue es igual que las otras, sólo que ahora Jinyoung está de un lado a otro escuchando atentamente todo lo que dice Yugyeom. Hace días que quieren hacer la denuncia contra Jackson, pero la principal razón por la que no lo hacen es porque BamBam no quiere hacerlo.


 


—… He tratado de convencerlo, pero…


 


—Creo que deberíamos dejar que piense las cosas por su propia cuenta, Jin—Mark ofrece de buena manera, pero la mirada que le manda el pelinegro le hace cerrar la boca automáticamente.


 


—Siento que soy yo el que tiene más miedo de nosotros—Yugyeom sigue con la mirada al pelinegro quien se sienta a un lado de su novio mientras se muerde las uñas. —Ese enfermo puede venir cuando sea que…


 


—Ese enfermo es mi novio—la voz del tailandés sorprende a los tres, esa seguridad que desborda, pero la mirada no es dura. —… o al menos lo era. Aún así no voy a declarar contra él y lo que me ha hecho.


 


—Pero BamBam…—ahora es Yugyeom quien levanta la voz, con la actitud en el suelo.


 


—Lo sigo amando—pero no le cree, no le va a creer a tal mentira, no porque eso sería tirar al caño su esfuerzo durante esas dos semanas lentas, llenas de emociones sueltas y reconstruyendo algo que creía casi muerto y sin esperanzas.


 


—Creo que deberíamos irnos…—Mark se levanta del sofá tomando a Jinyoung de la muñeca y casi arrastrándolo fuera de ahí, y eso lo agradece Yugyeom, porque siente su corazón hacerse mucho más pequeño que la última vez.


 


—BamBam, no puedes estar hablando en serio—el nudo en la garganta le hace ver que las lágrimas están a punto de salir, una palabra más y todo puede regarse al carajo. —¡Mira cómo te dejó, por él es que estás así! —le señala levantando un poco más la voz, no puede resistirlo más—¡Te sientes horrible gracias a sus golpes! ¡No puedes amarlo!


 


No, no puede amarme a mí.


 


Eso es lo que más odia.


 


—¡LO AMO! ¡LO AMO DEMASIADO! —pero no lo cree, no cuando acaricia su brazo bajando la mirada, dejando que su mirada se inunde por pequeñas damas saladas. No, ya no ama a Jackson; es sólo que el chino ha dejado tan destruido a BamBam que siente la necesidad de seguirlo haciendo.


 


Yugyeom camina hacia a él, abriendo de poco en poco sus brazos mientras mira al mayor hipar por el llanto; entonces lo alcanza y lo rodea de nuevo, le importa poco que su corazón ya casi está en su garganta.


 


—No quiero, Yugyeom… no quiero irme de aquí y volver con él—BamBam le confiesa su secreto, ese miedo que le levanta por las noches cuando el menor sigue dentro de su mundo.


 


Sin embargo, Yugyeom no dice nada, simplemente levanta su rostro y le mira desde arriba, bajando un poco su cara para encontrarse con la respiración contraria golpear suave sobre su cuello. No puede separar su vista de la contraria, porque es perfecto, todo en el tailandés es perfecto para él.


 


El beso ya no es en su frente como todas las noches, ahora es en ambas mejillas, cerca de la comisura de los labios. Dejando palpables la ausencia de los labios contrarios. Sin saber que BamBam esperaba por algo más.


 


Sin embargo, Yugyeom no se da por enterado de esa mirada brillante pero aún llena de un miedo inexplicable. Porque él quiere curar las heridas contrarias y en el trayecto, curar las suyas propias, sin intervenir con sentimientos.


 


Pero no puede dejar de mirar al tailandés y admirarlo aún más, con menos moretones cada día, con las heridas de la piel casi sanadas. Para Yugyeom es el momento perfecto para mostrarle lo que hay en esa esquina llena de secretos, donde está el castillo casi perfecto.


 


Sólo que la puerta suena repetidas veces como si quisieran derrumbarla, con desesperación.


 


—¡KUNPIMOOK, SÉ QUE ESTÁS AHÍ! ¡MIERDA, TIENES QUE SALIR! —BamBam se exalta al escucharlos y siente miedo de nuevo, siente que ya no tiene más a dónde ir cuando Jackson entre por la puerta, porque el miedo lo cohibirá entre los recuerdos y se quedará ahí esperando por los gritos e insultos.


 


Sin embargo, Yugyeom también está y con la mirada le pide que se esconda en el baño de su cuarto y ponga seguro, y es otra promesa en silencio, que volverá por él cuando la pesadilla se vaya. Y camina tranquilizando el nerviosismo mientras los golpes son más fuertes y los gritos con más insultos.


 


Quita el seguro y deja que Jackson abra por sí mismo, que lo hace azotando la puerta con la pared.


 


—¿¡DÓNDE ESTÁ?! —el chino le toma del cuello de la camiseta, pero no hace demasiado porque Yugyeom sigue siendo más alto que él. Su mirada destila odio puro. —¡LO MÁS SEGURO ES QUE AMBOS SE HAN ESTADO ACOSTANDO! ¡ES POR ESO QUE DEFIENDES A ESA ZORRA, ¿NO?!


 


Esa es la gota que rebalsa el vaso.


 


—¡NO TE REFIERAS ASÍ DE ÉL! —un solo empujón le basta para separar al mayor, sin embargo, eso no acaba con las ganas de Jackson de pelear contra él. No quiere hacer que el enojo se adueñe de él, porque no quiere lastimar ni salir lastimado; teniendo una pelea en medio de su sala no va a arreglar nada.


 


—Jackson…—la voz de BamBam resonando por toda la sala es lo último que quiere Yugyeom, pero ahí está, caminando hacia ellos.


 


—¡BamBam, no sabes lo preocupado que estaba! —ese tono convincente le extraña, aún así no deja que camine más hacia el rubio. —¡Te extrañé tan…!


 


—No, no voy a caer esta vez, Jack…—observa al tailandés sonreír leve cerrando los ojos—Estás enfermo, muy enfermo como para creer que voy a irme contigo. No quiero más golpes, Jack—entonces se da cuenta que quiere llorar, sólo que no quiere interferir, es la primera vez que se expresa de esa manera que no quiere arruinarlo.


 


—Te prometo que…


 


—No me prometas nada, Jackson. Aún me des las estrellas del cielo, no volveré contigo. Siempre que me miro al espejo, me pregunto qué es lo que hice mal para merecer cada golpe en mi cara—su voz entrecortada y los ojos rojos, eso le rompe por dentro, verlo tan vulnerable por una persona que no merece su amor. —Todavía sigo luchando contra las ganas de reportarte por abuso doméstico.


 


—BamBam, yo…


 


—Pero eso no es lo que me duele más—el rubio se limpia rápidamente una lágrima traicionera—, me duele más que aún acostándote con tu secretaria, me querías tener ahí encerrado. ¡Mírame! ¡Me siento una basura por tu culpa, siento que ya nadie quiere amarme por verme así! ¡Me cuesta aún el verte como un humano! Maldita sea… quiero odiarte, pero no puedo.


 


Jackson trata de dar pasos hacia adelante, nunca había visto de esa manera a aquél que robó su atención por primera vez, aquél que le quitó el aliento con uno de sus besos y veló sus sueños cuando la carga era demasiada, porque BamBam era perfecto para él, o más bien, para todos. Y él lo había destruido hasta que no quedase nada de él.


 


—¡No te acerques! —BamBam se aleja abrazándose a sí mismo. Entonces Yugyeom reacciona y se posiciona frente a él.


 


—Creo que es mejor que te vayas yendo—no quiere sonar cortante, pero no puede dirigirle una mejor entonación a quien ha acabado con su mejor amigo.


 


Y es así que Jackson deja las cosas en paz, y ambos sienten un gran alivio cuando deja el departamento del menor.


 


Sin embargo, se derrumban el uno sobre el otro.


 


Eso hace que esa noche duerman abrazados, compartiendo el calor de sentirse completos. Pero no es sólo ese día, son todos los que hacen de la nada un todo, que los recuerdos sean evanescentes de ahora en adelante. Olvidan lo que sucede el día anterior para presentarse alegres a lo que viene después.


 


Y las risas contrarias llenan un espacio vacío en ambos pechos como un eco descubriendo nuevos sentimientos. Eso no hace que los de Yugyeom se queden de la misma manera, sino que refuerza las razones por las que ama tanto a BamBam.


 


Dejan que los meses avancen sin problemas, Mark y Jinyoung también les acompañan. Yugyeom siente ese espacio lleno, a punto de explotar, sólo que aún tiene miedo de que cuando lo confiese, BamBam quiera dejar de acompañarle por las noches.


 


—¿Crees que me ama? —mira hacia el cielo desde su ventana, preguntando a la luna quien expone su belleza pura; se asegura de que BamBam esté dormida y así es. Su sonrisa es bella y perfecta, pero la hace morir en su boca, porque recuerda las ilusiones de universidad.


 


Porque cree que si se confiesa ahora, pasará lo mismo de hace años: Jackson llegará a quitarle su pequeño mundo.


 


Antes de pensarlo, eso pasa en el último momento, corrompiendo la tranquilidad que había tenido por más de seis meses con el pequeño mayor. Jackson está frente a ellos, sólo que ahora es diferente, se ve diferente, se siente diferente.


 


Asegura que ya no es la persona de antes, que el cambio ha sido evidente y eso Yugyeom lo cree, por eso es que baja su mirada al escuchar la proposición de Jackson hacia el rubio; no quiere desprenderse de él, no ahora, tal vez más adelante cuando el castillo ya no pueda derrumbarse.


 


Entonces voltea a verle y sus rasgos finos le hacen sonreír, sigo siendo perfecto como la primera vez. Siente los latidos hacerse más rápidos y su conciencia le grita miles de insultos por no hacerlo antes, sin embargo, el corazón le da esperanzas.


 


—Lo pensaré, Jackson…


 


—Prométeme que lo harás.


 


—Lo haré.


 


Eso sólo significa que BamBam está considerando volver con el chino.


 


Sin embargo, está bien.


 


No, no lo está.


 


—Entenderé si quieres regresar con él—dice firme, pero quien prestara atención podría darse cuenta de su voz temblorosa, y es por eso que BamBam le sigue hasta el cuarto, ese que han compartido un par de veces. Siente esa mirada poco profunda pero aún así lo suficientemente dura y se sienta al borde de la cama. —Es el amor de tu…


 


—No lo digas—le reclama el mayor por meses—No digas mentiras, Yugyeom. Yo sé que dices ‘entenderé si quieres…’, pero no es cierto—el tailandés se acerca paso a paso. —No lo entenderás, es más, si volviera con Jackson, lo más seguro es que te preguntarás porqué no me quedé contigo, por qué, si lo viví una vez, no me bastó con esa horrible experiencia; así que no lo digas. Porque si me dejas ir diciendo esa frase, yo tampoco entendería porqué no me quedé con el que es perfecto para mí…


 


—¿Y ese quién es? —sonríe a la par que el rubio se acerca hacia él hasta sentarse sobre su regazo.


 


—Adivina, Yugyeom.


 


No lo sabían.


 


Sin embargo, ya se amaban.


 


Es un sentimiento, un beso perfecto y el castillo se derrumba.

Notas finales:

En lo personal, me encanta el final:3

Me vuelvo a disculpar con ustedes xD Sé que han esperado por mucho tiempo, yo también es sólo que... en serio, mi flojera es mi punto débil xD

Errores de ortografía y/o cosas sin sentido, van por mi cuenta^^

No se preocupen, ya volví para quedarme. No crean que me he ido para siempre;3

Linda madrugada acá en mi país^^


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