Giró sobre sus talones, sus manos metidas sobre sus bolsillos y la sonrisa manteniéndose aún, mientras una sola palabra se mantenía flotando sobre sus pensamientos: Emoción.
El chico que dejaba atrás lo miró hasta que desapareciese de su campo visual y finalmente decidió irse él también. Ambos se habían encontrado, ambos se habían citado, ambos habían disfrutado la tarde conversando y riendo, pero solo uno había estado fingiendo. ¿Cuán difícil era mantener una mentira?
Un suspiro salió de sus labios seguido de su respiración vaporosa. Hacía frío, mucho frío y él sentía unas ganas infinitas de sentir calidez, acurrucarse en su cama mientras escuchaba música o leía algo, hasta hacer ambas cosas al mismo tiempo. Sacó sus manos de sus bolsillos y se las llevó a su rostro, ubicándolas sobre su boca tratando de calentarlas con su aliento, bendito el momento en el que olvidó colocarse los guantes. Sus pasos se hicieron más apresurados hasta quedar frente a su casa, caminó hacia su puerta y la abrió. Una reconfortante calidez lo invadió por completo mientras sus narices se llenaban del olor que el familiar lugar poseía. Caminó sin hallar a nadie en su sala o cocina, encontró el mismo resultado en las habitaciones o en el baño, la casa estaba vacía, no había nadie; pero eso era algo normal. Llegó a su habitación mientras su mochila era dejada sobre su mesa, se quitó el gorro que le protegía la cabeza del frío y lo colocó en su lugar respectivo, lo mismo pasó con su bufanda y su chaqueta; su habitación era muy ordenada, libros por aquí, casetes de música por allá, ropa en cada cajón o perchero, nada fuera de lugar y él se encargaba de ser muy meticuloso con ello. Se sintió un poco más cómodo sin tantas cosas encima y finalmente decidió recostarse sobre su cama, sintiendo el colchón sumirse a la presión de su peso y sin prisa levantó su cobertor aprisionada en los bordes de la cama, para cubrirse con ella, su celular rápidamente apareció en su mano y casi con parsimonia lo desbloqueó. Una imagen de su personaje favorito de anime apareció saludándolo y su dedo se paseó por la pantalla de tres partes para apreciar toda la imagen dividida.
El movimiento de su dedo se detuvo para seguir mirando la brillante pantalla, ¿y ahora qué?
- Uhm… - susurro pensativo. - ¿Debería escuchar música?
Una vibración acompañada de un burbujeo.
Y la sacudida instantánea de su corazón.
Un mensaje había llegado, al igual que la sonrisa que ahora ocupaba sus labios. Con lentitud dio clic al mensaje abriéndolo en el acto y dejando ver su contenido.
“Ji Yong… ¡Hola!”
Leyó al momento que inevitablemente se le coloreaban las mejillas, tan dulcemente que parecía que momentos antes se había maquillado con algún tono rosa en el rostro. Estuvo a punto de escribir algo cuando el burbujeo, que era el sonido de notificación de su celular, se dejó escuchar nuevamente.
Otro mensaje que se adjuntaba debajo del primero.
“¿Estas ocupado ahora?”
Sus ojos siguieron releyendo el mensaje, una y otra vez, como no pudiendo creérselo.
- Wooh… ¿esto en serio está pasando? – la pregunta salió de su boca innecesariamente, porque él sabía que así era, estaba pasando y no en un sueño, esto era real. Él le había enviado un mensaje primero y para rematar le estaba preguntando si es que estaba ocupado… ¡Quería verlo! ¡A él!
Rápidamente se deshizo del cobertor y se sentó, pensó un poco que respondería y finalmente escribió.
“Uhm… No, no estoy ocupado… ¿Por qué?”
Dio clic en enviar mientras se mordía el labio inferior, se acomodó los lentes al tiempo que empezaba a moverse algo inquieto.
Otra vibración, otro burbujeo, acompañado del fuerte latido de su corazón.
“¿Quieres salir? Hoy hay una fiesta y me han invitado, puedo llevar a alguien así que… pensé en ti. ¿Qué dices? ¿Te animas?”
Ji Yong no lo podía creer, tenía que ser una broma… ¡Tenía que ser una broma! ¡El chico más guapo del colegio lo estaba invitando a una fiesta! No a una chica bonita, no a otro chico más interesante que él, no a uno de sus amigos… No, lo estaba invitando a él.
“¡Ehh! ¿En serio? ¿Estás seguro?”
Uno tiene que asegurarse ¿no?
“¡Claro! ¿Por qué no debería de hablar en serio? Entonces… ¿aceptas?”
Hasta ese momento Ji ya sentía flotar, seguramente su rostro no era tan diferente a un tomate y sus labios estaban hinchados de tanto morderlos, a pesar de ser solo un acto reflejo. Pero entonces la realidad lo golpeó. Si, el chico más guapo del colegio le estaba invitando a salir pero… Por más encantado que éste se encontraba había un solo problema… Le estaba invitando a él, ¿y quién era él? Obviamente nadie, solo una rata de biblioteca con mal sentido del gusto para vestir y con solo un amigo, viviendo en otra ciudad cabe decir. Entonces… ¿Por qué?
“¿Por qué yo?”
“¿Por qué tú?”
“¿Por qué invitarme a mí cuando tienes a muchas personas que quieren salir contigo?”
“¿Qué dices Ji Yong? Quiero salir contigo porque simplemente eres tú, me caes bien y quiero conocerte mejor… Encontrarnos en aquella cafetería no fue suficiente, solo compartimos números y nos mensajeamos desde entonces, pero nunca salimos, aprovechemos ahora, quiero conocerte Ji Yong”
Ji Yong siempre había creído que estaba destinado a estar solo, que no era lo suficientemente atractivo como para tener pareja, que su destino era estudiar y tratar de tener una vida normal; pero cuando conoció a aquel chico tan popular, de sonrisa encantadora, de divertidas ojeras debajo de sus penetrantes ojos, de cabello negro y revoltoso sintió que sus planes habían sido detenidos, porque él ciegamente había caído enamorado.
A pesar de sentirse menos, de contentarse solo con verlo de lejos, Ji Yong se había enamorado. Por eso cuando aquel pelinegro comenzó a notar su presencia creyó que finalmente había encontrado a ese alguien que le faltaba en la vida, a esa persona que causaría tantas sensaciones en él, y para ser más exactos, Ji Yong tenía todas las ganas de creer que aquel chico podría ser su primer amor…
Sin saber que lo único que había encontrado era la puerta de bienvenida hacia el comienzo de su infierno.
“Está bien… ¡Salgamos SeungRi!”