Hasta que él duerma
Por Katsumi Kurosawa
Capítulo 12
Abuela
Despertaste esa mañana con una rara tranquilidad. Sin embargo, la silueta que debería estar a tu lado no estaba y eso te sorprendió.
Te levantas de la cama tratando de quitarte la pereza de encima. Te lavas la cara antes de salir a donde están todos debido a que continúa en tus mejillas el rastro de las lágrimas amargas de la noche anterior.
Ves tu rostro pálido al espejo… escalofríos te recorren…
Sales de la habitación y ves a todos los invitados aun dormidos en el piso de la sala. Todos con sus caras graciosas… JinWoo abrazado a Mino y Mino a Chaerin.
Aun así notas que falta alguien… es el desgraciado.
La aparente desaparición de tu hijo te pone nervioso ya que si ninguno de los dos estaba, era de esperarse que estuvieran juntos.
Sales al pórtico para verlos jugando en la playa, riendo, arrojándose agua el uno al otro.
La sonrisa de tu rostro es imperceptible, sin embargo es tan profunda en tu corazón que te sientas a observarlos con la sonrisa escondida en el pecho.
Los ojos de Seunghyun brillan. Te preguntas que habrá pasado puesto que le dijiste algo bastante feo la noche anterior…
Te sientes mal por ello pero aun así tu orgullo asesino no te permite correr hacia él y besarlo como deseas.
Es que fue doloroso… llorabas por el en las noches… trataste de convencerte de que no tenía caso, que él no volvería y que estabas solo con tu hijo a pesar de rodearte de gente que te valoraba. No perdonar… eso es lo que pasa por tu cabeza y sabes que es totalmente irracional a unos pasos de ser feliz con él… pero… No puedes…
—Ya basta Jiyong… pareces un niño —su voz te dejó pasmado, sólo le devuelves la mirada arisca en lo que él se sienta a tu lado viendo al mismo punto que tú veías—, él está aquí… no se fue por su voluntad… esto no es mi estilo pero… perdónale ¿Sí?
— ¿Se puede saber por qué tan… dulce esta mañana, SeungRi? —susurras sin compasión mientras tus ojos chocan con los suyos.
Sonrió de manera sutil, ¿dulce él? ¡Ja!. Era demasiado atractivo para que ignoraras su sonrisa suave… Te rodea con sus brazos y te da un beso en la frente; aquello te tranquiliza y simplemente te dejas acariciar.
Pronto la vocecita de tu hijo llega más cerca y lo ves corriendo hacia ti. Sin embargo sonreía de una manera rara, radiante como a quien se le han concedido sus deseos.
Te abraza, te da un beso en la mejilla y se mete a la casa riendo a carcajadas.
Seunghyun sigue los pasos del niño hasta llegar a ustedes. No notas la sombra de sus ojos cuando los ve juntos, pero, con su sonrisa habitual en los labios, susurra un buenos días.
—SeungRi… necesito un favor, quiero ir a Seúl por Taehyun —dijo compartiendo una mirada rara con su primo.
—Claro, podemos tomar el jet… ¿Oye Ji, no quieres ir a dar un paseo? Ven conmigo a Seúl —cuando la pregunta se dirige a ti, miras al menor con indiferencia pero antes de que contestes, la vocecita del niño te interrumpe.
— ¿Seúl, Omma? ¡Quiero ir a Seúl!
Te quedas simplemente perplejo a lo que respondes un ligero “Sí”. SeungJi corre con Seunghyun, le da un abrazo y se pone a correr por la playa.
Aquel gesto no pasó desapercibido por tus ojos a lo que el enigma en la sonrisa de Seunghyun se hace notar.
¿Qué sucede?, es la pregunta que cruza por tu cabeza antes de levantarte y prepararte para el corto viaje a Seúl.
Tenías miedo. Miedo de encontrarte a la mujer u hombre que te quitó la oportunidad de ser feliz…
Seunghyun se fue por años… ¿Por qué si no hay manera de que un encuentro suceda por la rotación de los planetas cambiando el destino?
¿Acaso no te das cuenta que el verdadero culpable eres tú?
SeungRi conduce mientras la pequeña Chaerin quien va en el copiloto sumándose al viaje para traer a su primo, le cuenta muy animada lo mucho que ha hecho en un tiempo que ella y el pelinegro no se vieron.
Cuando entran al Jet, la rubia se queda con Seungri en los asientos del piloto y copiloto. Aparentemente el pelinegro sabia volar el Jet.
Tú, para la mayor desgracia, estás con Seunghyun fuera de la cabina y tu hijo dormita en tus brazos sin sospechar el aprieto en el que están sus padres.
Acaricias los cabellos rubios del pequeño ante la mirada de Seunghyun. Ni cuenta te das que él sigue uno a uno tus movimientos. SeungJi abre un ojo adormilado y te pide que lo abraces.
Lo haces ¿Cómo negarte ante esa petición? Le acomodas en tus brazos y continúas acariciándolo. Él se vuelve a dormir respirando irregularmente…
Aquello llamó tu atención.
— ¿Qué sucede? —te pregunta Seunghyun acercándose.
—Está respirando… muy raro —susurras mientras tomas atención en la elevada temperatura de su piel— Tiene fiebre…
Aquello te asfixia de una manera desquiciante… ya ha estado enfermo antes pero eso no quería decir que dejarías de afligirse por ello, sobre todo cuando no tienes medicina la mano y estás volando a otra parte.
Miras el semblante incómodo del niño pero tu atención es robada por el hombre a tu lado.
Su aura turbada… le miras. Sus ojos reflejan angustia, se ha acercado a ti para mirar al pequeño con aprensión.
—Pero ¿Por qué…? ¿Acaso se resfrió porque estábamos jugando en el agua? ¿Acaso es mi culpa…? —sus palabras te han sorprendido. Sobre todo por el tono de angustia con el cual las pronunció.
—Pues… es probable que sea eso, un resfriado…
—Llevémoslo al doctor… —propuso y te quedas ciscado.
¿Qué demonios le pasa? ¡Como si él nunca hubiese tenido un resfriado común!
—Si tú quieres —lo miras atónito mientras Seunghyun toma la mano de tu hijo y no deja de verlo.
Al aterrizar, un sirviente los esperaba con una camioneta. SeungRi fue informado del estado del niño así que al conducir, aceptó llevarlos al doctor.
—Vamos al consultorio de por aquí —susurra SeungRi con una media sonrisa—, así Seunghyun-hyung dejará de martirizarse…
Giró a la izquierda y a unas cuadras se detuvo.
Salieron del auto y entraron al lugar que parecía una clínica de especialidades.
—Pediatría –le dijo SeungRi a la recepcionista quien lo atendió con un semblante familiar.
—No está ocupada, puede pasar en este momento—le sonrió la joven de cabello negro y largo.
—Gracias, Jennie —le guiñó un ojo a lo que la joven se quedó estupefacta y apenada.
—Puedes pasar, Ji… —te susurra y accedes.
Pronto Seunghyun desvía por fin su atención del niño para ver el lugar. Sus ojos perdieron color.
—SeungRi… —alcanzó a pronunciar mirándote avanzar hasta la puerta que decía “Pediatría” y el nombre del doctor bajo la placa—… Pe-pe-di-a-tría…
Giraste la perilla y entraste dejando a Seunghyun perplejo, afuera.
—Buenas tardes—susurras cerrando la puerta y mirando a la mujer sentada detrás del escritorio del amplia estancia.
—Buenas tardes—contestó amable y se levantó mirándote con atención— ¿Qué síntomas tiene el pequeño?
—Pues nada grave pero su padre estaba preocupado así que lo traje…—susurras sereno—Tiene un poco de fiebre… pero creo se resfrió porque estaba jugando con él en la playa y no se cambió de ropa a tiempo…
La mujer examinó al niño con minuciosidad.
La miras con un raro sentimiento. Los largos cabellos negros de la mujer caían sobre su espalda, dándole a su rostro un toque de tranquilidad maternal que te dejaba perpleja.
—Estás tranquilo para ser un “omma primerizo”… –susurró con una sonrisa, regresando a su escritorio y escribiendo una receta.
La pregunta ¿Cómo lo sabe? Surcó tu cabeza pero no tenía caso preguntarla porque tu físico delataba los aparentes veinte años… y denotando que el niño tenía cuatro… además de que le hablaste de que tenía un padre aparte de ti.
—Pues…uno conoce a los hijos… —contestas sin pensar— siempre se puede saber que tan grave o lo bien que un hijo puede estar. Por eso sé que es sólo un resfriado común.
—Pareces un alma vieja hablando en un cuerpo de niño—suspiró la mujer mirándote casi con ternura—Pero al parecer el padre si es bastante inmaduro si estaba preocupado porque lo trajeras inmediatamente aunque supieras que los resfriados se curan por si solos—te entregó la receta y sonreíste tristemente.
—Ni siquiera sabe que es su hijo, no pienso decírselo y solo lo conoce de un día… pero admiro su preocupación —bajaste la mirada hacia el niño que aún dormía plácidamente.
—Bueno… es maravilloso de tu parte salir adelante solo…
—Muchas gracias –pronunciaste algo secamente.
La puerta se abrió algo bruta. Tanto tú como la doctora miraron a quien la abrió.
Seunghyun estaba parado, tembloroso con el semblante retraído y los labios entre abiertos mientras SeungRi estaba tras él intentando cubrir su risa con la mano. Seung sólo miraba a la mujer de cabello negro.
Regresaste a la mirada a ella quien serena miraba a Seung desde su lugar detrás del escritorio.
La placa que se encontraba al lado de las paletas de caramelo fue lo que te heló la sangre.
Dra. Lee EunJu, pediatría
—Mamá…
La voz de Seunghyun se perdió en tu cabeza como cualquier pensamiento coherente.
Continuará…