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Hasta que él duerma por KatsumiKurosawa

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Notas del capitulo:

Holiii :v here I am once again~ *canta sintiéndose Kelly Clarkson*

Este capítulo fue escrito bajo la influencia de la canción "Garota de Ipanema" -La chica de Ipanema pa los cuates :v -

 

Enjoy...

Hasta que él duerma 

Por Katsumi Kurosawa

 Capítulo 3

 El chico de la playa

 

 

Años antes……

 

        Estas sentado a la orilla de la playa.

 

        Bueno, junto a la palmera y bajo el sol.

 

        Daba miedo que SeungRi pudo conseguir su fin maquiavélico y logró llevarte al mar ese día en el cual estas deprimido porque has terminado con tu novia.

 

        Pero… ¿Sería verdad que Bom no era para ti?

 

        Bom no fue contigo a esas vacaciones en el mar, como habían planeado por largo tiempo; obvias las razones. Sin embargo, ella también es amiga de todos los que están ahí: Daesung, Mino, Minzy, Chaerin, Sandara, SeungRi y… por supuesto… tú.

 

        Tienes diecisiete años. Es por eso que no piensas que lo de Bommie es una estupidez para deprimirte; sientes que le estás dando mucha importancia a lo que no funcionó con la pelirroja.

 

        Suspiras. La brisa del mar te trae aquel olor maravilloso… te saboreas y vuelves a llenar tus pulmones de aquel puro aire.

 

        Chanelsusurras adivinando el aroma que ha hechizado tus sentidos.

 

        Park Bom ha quedado muy lejos en el laberinto de tu memoria cuando buscas al dueño de semejante aroma.

 

        Lo ves. Es un chico rubio que camina solitario y descalzo por la playa con las sandalias en mano, un sombrero de palma cubriendo sus rasgos a la sombra, unos lentes negros y una camisa  color vino que tenía dos botones superiores sin abrochar, dejando visible su delicada y sensual clavícula.

 

        Tendrá tu edad o más pequeño.

 

        Que cosito más lindo…

 

        Lo sigues con la mirada y gracias a Dios, Jesucristo bendito, todos los ángeles y arcángeles en el cielo, él no lo ha notado.

 

        Se mueve con ritmo, balanceando las proporcionadas caderas al son del caminar de sus torneadas piernas.

       

        Se ha sentado entonces a metros de tu presencia mientras se quita la maravillosa camisa, lenta y sensualmente ante tus ojos, quedándose en su bañador color azul, que muestra sus deliciosas piernas blancas y resalta su maravilloso abdomen con finos músculos.

 

        Te quedas petrificado.

 

        Notas que tus rodillas tiemblan. No sabes exactamente por qué… si es el hecho que el bañador le queda excelente o… que es bellísimo o… que sabes que es amor a primera vista.

       

        Quizá es el hecho de que no entiendes el sentimiento en tu pecho que se vuelve confuso y feliz. Diablos, eres hombre… y estás viendo a otro hombre como verías a una mujer sensual.

       

        Pero no es una mujer ¿Por qué sientes lo mismo que como si fuera mujer entonces?

 

        El sol lo acaricia y de momento piensas que quieres ser el sol para alargar uno de tus rayos para tocarlo…

       

        Te levantas torpe.

 

        Tratas de dirigirte a él pero estás atontado. Te ríes de ti mismo puesto que o estás prendado o es el hecho de que tus piernas se han dormido de tanto tiempo que llevabas sentado esperando un milagro como ese.

 

        Es entonces cuando tomas el valor y fuerza, te acercas a la niño de cuerpo dorado… sólo necesitas hablarle.

 

        —Hola, SeungRi… no te había visto —te dice cuando estás a medio metro de él. Ni siquiera te volteó a ver, sólo adivina por lo que su vista periférica registró.

 

        Tratas de decirle que no eres SeungRi pero tus piernas se hacen de mantequilla y estás algo ocupado tratando de sostenerte en pie.

 

        — ¿Puedo sentarme? — intentas decir y él asiente como si quisiera decir “¿Qué más me da…?”

 

        —La última vez que te vi, tenías la voz más aguda ¿La adolescencia por fin llegó a ti? —susurra dejando caer su cabeza hacia atrás con la intención de que el sol llegue hasta el último rincón de su cuello mientras que se apoya con sus manos.

 

        Te le quedas viendo nada disimulado a aquel cuerpo de miedo, abdomen lleno de músculos ligeros que te llaman quizá a dar una lamida entre los surcos o a tal vez deberías cumplir tu deseo de depositar un beso en ese tatuaje de esfera del dragón cerca de su clavícula.

 

        Sonríes y tratas de desviar la vista, tu sonrojo se hace más evidente a los rayos del sol.

 

        —Yo… —comienzas—. Yo no soy SeungRi.

 

        Él curioso te mira por primera vez y se quita los lentes de sol para analizarte dándose cuenta de su error.

       

        —Choi Seung Hyun. —extiendes tu mano y te da la suya.

 

        —De todas formas eres su primo… ¿No es así?—te escudriña cual cucaracha aplastada y continúa viendo el mar—. Me ha contado que al fallecer sus padres se quedó a cargo de sus tíos, los Choi… —mira las olas del mar sin darle mucha importancia a aquel dato—. No habías venido ¿Cierto?

 

        —Pues… no—te rascas la cabeza y tratas de capturar el punto que él mira entre las olas. Pronto te das cuenta de que él sigue siendo sólo “él”—. ¿Cuál es tu nombre? —sueltas con poco tacto, como es característico de ti.

       

        —Kwon Ji Yong —susurra.

 

        Le sonríes de forma boba. Jiyong se te queda viendo como indiferente…

 

        Es frío, lo sabes, pero hay algo en él que te gusta mucho y no sabes porqué. Sólo quieres quedarte ahí a ver la brisa jugar con su cabello.

       

        No es porque sea el ser más bello que hayas visto jamás. Por más bello que fuese, una actitud fría no le ayudaría a conquistarte como él lo hizo… pero había algo en él… algo que seguía incitándote a observarle embelesado.

 

        —Linda tu camisa—le sueltas al azar y él te ve como si fueras un maniático sexual puesto que… ya no la leva puesta—. Lo digo con buenas intenciones—haces un puchero cual niño de seis años.

 

        Él se limita a regresar su gesto de desconfianza al de indiferencia.

 

        — ¿Vives aquí? —le preguntas nuevamente al azar puesto que te has dado cuenta que él se resiste a una conversación.

 

        —No… —musita— Por ahora vivo en Busan. Pero nací en Seúl y cuando era más pequeño venía con mis padres a esta playa, tenían una casa aquí.

 

        — ¿O sea que vendieron la casa?

 

        —No. Es mía… o lo será al menos cuando sea mayor de edad —agrega sin perder ese matiz helado en cada palabra—. Dije “tenían” porque murieron cuando tenía ocho años.

 

        —Lo siento —te sientes estúpido.

 

        Pasa un rato en un silencio incómodo.

 

        — ¿Estarás en la fiesta? —te sorprende rompiendo el silencio.

 

        —Sí —susurras simple—. A eso me trajeron… aparte de olvidar a mi ex-novia.

 

        Vuelve a guardar silencio.

 

        Tontamente te imaginas que ha de estar feliz de enterarse de que estás libre. Eres un niño muy iluso… sólo eso se cruzó en tu mente después de semejante pensamiento idiota.

 

        — ¿Cuántos años tienes? —calculas antes de que conteste.

 

        —Dieciséis —tus cálculos han fallado puesto que la has creído de tu edad— ¿Y tú?

 

        —Dicisiete —miras tus pies con interés.

       

        Después se despide excusando que sus tutores quizá estaban preocupados aunque a él no le importa mucho.

 

        Después te dice que espera verte y hablar contigo en la fiesta porque no todos los amigos de SeungRi le caen bien.

 

        Te quedas aun en la arena con el corazón latiendo con fuerza y tus ojos perdidos en el cielo.

 

        Más tarde, tratas de que algún tipo de ropa no se vea tan desaliñado pero aun fresco porque al entrar la noche, hace un calor similar al del día.

 

        La fiesta de SeungRi estaba muy animada. Sobre todo cuando el baile era el centro de atención.

 

        De pronto entre el ruido y la brisa salina vuelves a sentir aquel aroma del perfume caro.

 

        —Hola —dice a tus espaldas y te sobresaltas.

 

        Giras en tu eje y lo encuentras con una camiseta azul cielo, unos jeans ajustados y sandalias a juego con su camisa.

 

        —Horrendo ¿No es así?—se refiere a su atuendo—. Mis tutores me obligan a vestirme de color… creen que tengo una fijación con el negro y el rojo.

 

        —Pues te queda bonito —le sonríes. Él baja la vista y su cabello cubre sus preciosos ojos almendrados y su lleva el dorso de su mano a sus labios.

 

         Parece que no quiere que veas su expresión. Quizá sonríe y es cruel al no mostrarte la belleza de sus rostro sonriendo.

 

        — ¡Jiyong!

 

        —El día se ha arruinado —susurra el rubio girando lentamente la cabeza para ver a Lee SeungRi acercándose a ambos— Soy mayor que tú SeungRi. No me tutees.

 

        —Ya conocías a mi primo… qué bien… —cambia de tema nada disimulado, su tono es algo entre burlón y celoso.

 

        Ji le regala una sonrisa sarcástica.

 

        —Voy por un refresco ¿te traigo uno, Jiyong-ssi? —no sabes cual es la razón de decirle eso.

 

        Él asiente.

 

        No quieres dejarlo. Menos con él… que mata a toda persona que ve y la convierte en su seguidor zombie.

 

        Tomas unos vasos y los ves de lejos. Él sigue indiferente mientras responde una que otra pregunta de SeungRi.

 

        Cuando estás por regresar con ellos hechas otro vistazo y tu primo que acaricia levemente el hombro de Jiyong.

       

        Estás en un trance de enojo. Sólo hasta que sientes la mano izquierda algo fría es que te percatas que has hecho pedazos uno de los vasos.

 

        —No te preocupes Seunghyun —Daesung se ha acercado a ti—. Él no le hará caso nunca. Es muy inteligente puesto que sabe quién tiene malas intenciones… además… cinco, cuatro, tres, dos, uno…

 

        ¡CLAP!

 

        —Todas sus conversaciones terminan así —termina Mino quien se ha acercado también y ahora contiene la risa.

 

        Ves a SeungRi sonreír. No puedes creer que le divierta ser abofeteado.

 

        Al parecer, a Ji también le divierte porque por fin sonríe cruelmente y casi sarcásticamente.

 

        —A él le fascina que Jiyong haga eso —agregó Daesung sin darle mucha importancia— ¿Desde cuándo lo conoces?

 

        —Hoy en el mar.

 

        —Nunca le hemos hablado. Nosotros lo conocemos de vista desde el verano pasado… —susurró Mino dando un nada elegante sorbo a su vaso.

 

        —Seh…

 

        Te acercas entonces mientras SeungRi se ríe, despidiéndose. Dice que hay muchos invitados a los cuales no les ha dado la bienvenida.

 

        Jiyong te mira y recibe su vaso.

 

        Después de unas horas, te dice que te invita a ir a su casa un rato, que sus tutores la han dejado solo, como había pedido.

       

        Le has dicho que sí…

       

        Mientras caminas por la playa percibes algo siniestro que va despertando cuando comienzas a sentir confianza con alguien.

 

        —Les pedí que me dejaran un tiempo más y accedieron porque saben que esa casa es de mis padres —susurró cuando caminaban por la arena blanca que iluminaba la luna.

 

        —Que raro a tu edad y te dejen solo… —sonríes como bobo.

 

        —Fue más difícil de lo que crees…

 

        Pronto llegan a lo que parece una elegante casa de playa con el pórtico de madera, sillas colocadas estratégicamente para ver la luna y el mar, y un tinte solitario, provocado por la lejanía de las cabañas de alrededor.

 

        —Quieres pasar o nos quedamos aquí —levanta su poderoso mirar hacia ti y las piernas se te hacen de gelatina.

 

        —Aquí está bien…

 

        Te sientas en una de esas curiosas sillas y puedes mecerte en ella, cosa que te fascina. Tratas de no hacerlo porque sabes que te verías totalmente tonto y de por sí ese lado tuyo te cuesta disimularlo.

 

        La brisa salina se siente excelente en lo que la frescura del aire nocturno hace un buen contraste con el aparente calor.

 

        La luna se irgue poderosa ante ustedes y sabes que estas embriagándote de ese chico. No sabes si eso es peligroso o puede ser lo mejor que va a pasarte en la vida…

       

        Pero es claro que es algo nuevo… algo que no habías sentido jamás. Mucho menos por un hombre.

 

        La banda sonora de la noche es el sonido del mar que danza con la luna en un perfecto vaivén. De pronto Bom vuelve a tu cabeza.

 

        —Mamá dice que debo encontrar a una niña muy linda—dices sin ningún rumbo y de momento ha parecido una aclaración de tu sexualidad—, que debe ser lo opuesto a mí: que se tome las cosas en serio, que sea ambiciosa pero no avara, que sea responsable, que vea por mi bienestar… no sé si me aconsejaba o me insultaba…

 

        Te detienes.

       

        Sabes que Bom no tiene nada de lo que quería tu madre para ti y aun menos…

 

        Jiyong sigue callado escuchando tus tonterías y siendo lo suficientemente madura paro tratar de entender a tu madre.

 

        —Pero papá dice que debo olvidar lo que dice mamá y tratar de que la chica me robe el corazón a la primera y así averiguar si ella me corresponde —te ríes como el idiota que eres pensando que ya sabes de donde sacaste eso idiota—. Pero también dice que es difícil que una chica me robe el corazón a la primera y ha tenido razón… también dice que hay que esperar a que el gusto se convierta en cariño y suba peldaños hasta convertirse en amor…

 

        — ¿Por qué me dices todo esto? —dice simple, directo, como notando que tramas algo raro contándole esto aunque en verdad no es así.

 

        —Por nada en especial… —suenas muy sincero—. Sólo reflexionaba en la verdad tan obvia… ella y yo no funcionamos y sé por qué…

 

        Él hace un ruidito. No sabes si es porque le importa un pepino tu vida o simplemente le parece raro que trates de hablarle de algo que consideraría personal.

 

        — ¿Y tú?—sacas de repente— ¿Cuál sería tu chica ideal?—hablas con cuidado, sonado tan cursi que te ha dado risa.

 

        Él lo piensa. Continúa callado, como malhumorado pero parece ser que esa es su manera de ser.

 

        —Mamá quería que me casara con un una princesa—comienza como si le desagradara la cursilería de sus palabras—. Una dama, nada holgazana, que supiera valerse por sí misma, que se atreva a dejar todo por mí… refinada… buena figura… no sé… algo parecido a lo que piensa tu madre…

 

        Suspira. De alguna manera intuyes que Jiyong realmente quiere una chica como la que quería su madre. Si no es por gusto propio, talvez en honor a la memoria de la mujer que sólo quería el bien para su hijo.

 

        Se quedan callados nuevamente…

 

        Sabes que te gusta hasta ese punto de la noche. Es muy agradable estar con él.

        —Sin embargo no podré cumplir sus deseos… —susurra melancólico, posando su mirada en la luna blanca.

       

        — ¿Por qué? —sientes su dolor. De algún modo entiendes que es un tema difícil para él.

       

        —Porque nunca estaría con una chica Seunghyun. Soy… —toma mucho aire para confesar aquello que le trae amargos recuerdos— Soy gay.

 

        —Yo creo que tu madre sería feliz de saber que  la persona con la que estés, tenga esas cualidades… no obstante sea un hombre o una mujer Ji —le dices sonriente. De algún modo su confesión te ha abierto una brecha, te ha dado una oportunidad— El amor no depende del género.

       

        Él te mira sorprendido. Sus preciosos labios rosados están entre abiertos y sus ojos brillan.

       

—Oh… —y su gesto de sorpresa se rompe, sí. Se rompe en una maravillosa sonrisa, bella como no has visto ninguna— No eres tan bingu como creí…

 

        A la mañana siguiente regresas a su casa y le invitas a pasear por la playa.

 

        Él accede.

 

        Paseas con él el resto del mes y la emoción crece. Te despiertas todos los días para verlo, te duermes pensando en él.

 

        Es tan raro lo que llegas a sentir por alguien que apenas conoces. Es tan fuerte la confianza que llegas a sentir por ese alguien.

 

        Sin embargo después de tanto tiempo que van paseando por esa playa, se lo dices.

 

        Sí, se lo dices.

 

        Tu corazón late con rapidez y sientes como tus manos han aumentado su temperatura mientras esperas a que él te responda.

 

        Has elegido el lugar, junto a la palmera y bajo el sol donde lo conociste, para decírselo.

 

        Tartamudeaste un poco pero por fin pudiste sacarlo.

 

        Diez segundos parecen horas cuando él despega los labios lentamente para sonreír.

       

        Es obvio. Él sabe que tenías una novia ¿Cómo creías que tomaría esa pregunta…? “¿Quieres ser mi novio, Ji?” por Dios… si sonaste de lo más patético… ni siquiera te creerá que le gustas.

 

        Crees que estás muerto y que se va a reír de ti…

 

        —Sí —te dice entonces con una sonrisa.

 

        Una de las pocas sonrisas sinceras que Ji te ha regalado en exclusiva.

 

        Lo abrazas.

 

        Dios

 

        No puedes creerlo…

 

        Te ha dicho que sí…

 

Ahora es tu novio… Por Dios, tienes novio…

       

Levanta el rostro y te ve sin borrar su sonrisa. Estas tentado…

 

        Bajas la vista a su boca sonrosada que aún sonríe. Acercas la tuya para depositar un beso suave en lo que rodeas su cintura…

 

        Estás perdido… has caído enamorado.

 

       

Continuará…

Notas finales:

Mucho amorts... <3

Pero viene el verdero drama en el siguiente cap :v :v :v


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