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Tácticas por Karkstrek

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Notas del fanfic:

One Piece no es mío

Notas del capitulo:

Esto es una introducción uvu

- No, Luffy, no. Hacer eso es demasiado, incluso para ti.

- Pero Nami -El susodicho se queja- No sé qué más hacer. Creo que es mejor hacerlo directamente.

- ¡No lo entiendes! -El golpe en la mesa, causado por las manos de la pelirroja, hacen que el moreno se sobresalte- Considéralo un desafío -Dice más calmada-

- Desafío, eh...

- Si, y para que logres tu objetivo, contarás con nuestra ayuda -Le sonríe mientras señala su celular-

Había escogido ese día para contar sus penas a sus amigos, siendo que todos estaban ocupados en sus diferentes cosas habían acordado realizar una videollamada.

- Es como dice ella, Luffy -La voz suave de su más pequeño amigo le confirma lo que la pelirroja acaba de decir-

- Si, tienes todo nuestro apoyo.

- Yo tengo algunas súper tácticas, que tal vez te puedan servir.

- Ustedes no saben nada de cortejo, idiotas.

- ¿Y tú sí, no, cocinero del amor?

- Como nuestra querida Nami dijo, Luffy, tienes nuestra ayuda.

- Señorito Luffy, haremos que esa persona le muestre sus panties.

Se siguen escuchando discusiones en el fondo, sabe que sus amigos le apoyan, pero de verdad, no tiene idea de por dónde empezar.

- Lo sé, chicos, lo sé. Pero, enserio no sé por dónde o como empezar.

- Pero si es muy fácil -La sonrisa de la pelirroja se ha ensanchado más-

- ¿Cómo? -La respuesta le asusta al ver a la pelirroja, y escuchar la risita de su arqueóloga favorita-

- Mañana nos reuniremos en el café frente al local de Franky -Escucha en el fondo-

- Será una súper reunión -Confirma-

El moreno asiente, no sabe que más decir, la pelirroja, satisfecha finaliza la llama con un 'Hasta mañana'

- Luffy~ no me has dicho quién es 'la' afortunada -A lo largo de los años ha aprendido a identificar el sarcasmo y los diferentes tonos de voz en todos sus amigos-

- No es necesario que lo sepas, Nami. -Salida, salida, salida, ventana-

- Pero Lu~ es importante para saber qué tipo de tácticas usaremos -Su planes de escape se ven frustrados por el agarre en su muñeca-

- Preferiría decirlo cuando todos estemos juntos -Tal vez no lo haga, no, espera no tener que decirlo-

- Heh, como quieras -Empieza a recoger sus cosas- Bueno, tengo que irme, quede de ir con Vivi a comprar unas cosas -Se para frente al moreno- Hasta mañana Luffy -Se inclina un poco para besar la mejilla de su amigo a manera de despedida-

- Adiós.

El moreno espera que la pelirroja desaparezca completamente del lugar para sacar su celular, observar la hora y verificar que no haya nada nuevo.

Sin tener nada que hacer decide pasear, no tiene que preocuparse, pues su padre y su abuelo salieron a una de sus típicas competencias, no recuerda si es día de bolos o de salir a tomar. Nada de qué preocuparse.

Maldice a todos y cada uno de los dioses existentes, así como a las otras deidades. En su recorrido terminó en el taller Fransopp donde fue hostigado hasta el cansancio con una variedad de preguntas desde: '¿Cómo se llama?' hasta '¿Es mayor que tú? No importa si lo es, Robin y yo llevamos tiempo saliendo, es súper normal'.

Al final, huyó con la excusa: 'Sería injusto para los demás que les contase algo a ustedes antes'.

Así, llegó aproximadamente a su casa a las 7:43, siendo muy temprano y sin tener nada que hacer.

Si, definitivamente todo es culpa de Nami, con ese pensamiento en mente recuerda la sucesión de los hechos hasta ese punto mientras se acomoda mejor en el sillón.


Hace aproximadamente 2 semanas.

Nami los había reunido en el lugar habitual, habían pedido bebidas y aperitivos para todos mientras platicaban. Ya suponían para que los había reunido la pelirroja, siendo esa época del mes que todos temían.

Tras la pregunta de cada mes, la mayoría se había negado, incluso Chopper, que casi siempre accedía a ir con ella.

Luffy estaba pensando en un buen plan de escape, tardó 15 segundos más de lo normal, como generalmente lo hacía, dándole ventaja a Nami.

La enorme sonrisa en la cara de su amiga no indicaba nada bueno.

- Bueno~ Luffy, nos vemos el viernes a las 5, pasaré a tu casa por ti.

Y así, había sido sacrificado. Con la excusa: 'Nami es un peligro para todos esos pobres vendedores, no puede ir sola'.

Las cosas habían salido relativamente bien, Nami, fuera de todo sentido común, había comprado muy pocas cosas y ni siquiera había intentado regatear, aun cuando algunos de sus vendedores conocidos la habían visto raro, ya preparados y acostumbrados a su forma de comprar.

Descansaban un poco frente a una tienda de cosméticos, para buena suerte del moreno, esta estaba junto a una de aperitivos, platicaban trivialidades mientras se terminaban lo que habían comprado. De un momento a otro, Nami se puso completamente sería, observando al menor mientras este se ponía cada vez más nervioso, y es que, con amigas como Nami no se sabe que esperar.

- Sé que estas escondiendo algo -Había sido apenas un murmullo, lo suficientemente alto para que el moreno se alertara-

- ¿Eh?

- Si, me di cuenta hace 10 minutos.

Siente un escalofrío recorrer su cuerpo, no ha hecho nada sospechoso que pueda alertar así a Nami, rayos, si todo había parecido normal.

Le regañara por la vez que utilizó su clip favorito para entregar su trabajo de Biología, o le recriminará haberse comido su almuerzo antes de la clase de física. O tal vez-

- Pero no te preocupes, yo entiendo que estés en esa edad.

No puede evitar fruncir un poco el ceño, ha perdido el hilo de la conversación, osea, ¿No lo va a regañar?

No dice nada, sólo observa a la pelirroja y las intenciones que pueda tener hacia su persona.

- Esta bien Luffy, enamorarse y verse interesado en alguien es de lo más normal -Una de sus manos se ve atrapada en una más pálida- Me aseguraré de que todo salga bien -Dice mientras acaricia de forma 'tranquilizadora' sus nudillos dándole una sonrisa para nada tranquilizadora-

- Nami -No sabe que sentir, está nervioso por las insinuaciones de la contraria y a la vez está feliz que se preocupe por él- No sé de qué hables -Pero sinceramente, Nami nunca se comporta así-

- Pero Luffy~, si sabes muy bien de que hablo -La mirada de la contraria le hace sentirse aún más nervioso, recuerda al tío Rayleigh dándole una lección sobre eso- Bueno, puede que necesites ayuda para comprender lo que digo.

Detesta que los demás se pongan a divagar cuando a él le recriminan eso.

- En fin -Dice de repente, sobresaltando al menor- Creó que deberías empezar contándome sobre él.

Su mente queda completamente en blanco, le han descubierto, está perdido, se quedara sin amigos y tendrá que volver a entrenar con Rayleigh e Ivankov. Definitivamente no quiere volver a eso. No puede evitar ponerse nervioso y un poco (muy) paranoico al escuchar las palabras de su amiga.

- N-Nami, no se de quien hables -Lo mejor en este tipo de casos es fingir demencia-

- Luffy -La pálida mano aprieta la suya un poco más fuerte- No tienes nada que temer, somos amigos.

Esta jodido. Nami sabe jugar sucio.

- Enserio Nami, no se de quien hables -Finge demencia, finge demencia-

- Claro que lo sabes, pero necesito más detalles.

- Nami, enserio, ¿De qué hablas?

- Luffy, por tu bien y el de todos tus amigos, necesito, no, necesitamos saber los detalles -Le mira seria- ¿Sabes lo difícil que es para nosotros verte suspirar casi todo el tiempo mientras contemplas la nada? -No lo había visto de esa manera...-

- Me estás asustando.

- Hemos acordado ayudarte, queremos que seas feliz, así como tu nos has hecho felices a nosotros. -Le sonríe de una manera tan nostálgica que considera contarle de principio a fin todo-

- Pues -Se arrepiente apenas empezar, la joven ha puesto la cara que pone cuando ve descuentos-

- Vamos, continúa.

- No.

Tras ver sus planes frustrados, la pelirroja comienza a zarandear al moreno, sacudiendo con tal fuerza su cuerpo, haciendo que su cabeza rebote.

- Ya, me rindo -Admite tras un buen tiempo-

- Lo hago por tu bien -Le abraza con todas sus fuerzas, apretando sus pechos en la cara contraria-

Las muestras de afectó nunca le han preocupado, contrario a ello, le encantan, le gusta el calorcito en su pecho cuando alguien le demuestra afecto más cuando es una persona muy allegada a él.

Sin embargo, le molesta no poder respirar.

Da golpecitos en la cintura de su amiga, esperando que capte la indirecta y le suelte.

La joven sólo le aprieta un poco más fuerte.

Tras una larga sesión de asfixia, el moreno sucumbe a la joven, aceptando contarle lo referente a 'él' siempre y cuando sea con todos sus amigos, comida (y una buena ruta de escape).


Presente.

Aún se pregunta cómo es que Nami descubrió tan rápido su secreto, y como rayos supo que era un 'él'. Pero bueno, es normal que se conozcan así de bien después de todos estos años, él también sabe leer a sus amigos.

Le molesta un poco que se metan en sus cosas, sin duda pensaba morir con el dichoso secreto, pero bueno, la vida tiene otros planes y al parecer estos involucran a sus amigos.

Siente las vibraciones de su teléfono y la fastidiosa melodía que indica la llegada de un mensaje (recuerda porque siempre lo tiene en vibrador y sin tono, cuando escucha dicha melodía), desbloquea el aparato y se encuentra con un mensaje.

Si Nami pregunta, estoy contigo.

R. Z.

Entiende porque Zoro le sigue mandando mensajes de ese tipo, el también buscaría el apoyo de alguien cada vez que quisiera tiempo a solas con su pareja. Pero enserio, ya todos saben lo que pasa entre el cocinero y el, no entiende porque han de seguir ocultándolo, Zoro ahorraría mucho dinero evitando mandar mensajes cada vez que necesite que alguien le cubra.

Son aproximadamente las 9 cuando decide tomar algo ligero para cenar e ir a su cuarto pues no se siente con ganas de comer algo en forma, sin embargo, espera que su abuelo y su padre hayan respetado el flan que dejó en la mañana.

Su día ha tomado un rumbo decente cuando se encuentra con el dichoso flan en el refrigerador, está intacto, justo como lo dejó.

Para las 10 ha finalizado su flan, decidiendo que es mejor ir a dormir y prepararse para todo el estrés mental del día siguiente. Esta casi seguro que Nami obligará a alguien a ir por él y no podrá hacer nada para evitarlo.

Se recuesta en su cama, viendo repeticiones de series hasta quedarse dormido.


Está muerto.

Nami le ha estado gritando por más de 15 minutos a través del teléfono, pero, sinceramente es culpa de la pelirroja no especificar la hora a la que iban a reunirse, no es su culpa que justamente la noche anterior hayan pasado un maratón de los últimos capítulos de su serie de piratas favorita. Nami debe entender que sería blasfemo no haberlos visto.

- ¡Si te hubieses levantado más temprano ya estaríamos todos juntos! -Los gritos continúan cuando llega a la cocina-

No puede evitar bostezar y rascarse un poco la cabeza, ha desarrollado la habilidad para soportar los gritos de Nami tan temprano en la mañana.

- ¡No bosteces Luffy! -El regaño le detiene en seco- ¡Robin muy amablemente va a ir por ti, estará allí en 3 minutos!

- Si, Nami -Cuelga-

Las miradas de su abuelo y padre le perforan la espalda.

- Hijo, tu decisión fue sabía al decidir que las mujeres no eran lo tuyo -La voz de su padre le hace girarse para observarlo mejor-

Los tres se encuentran aún en pijama, la marca de la almohada aún es visible en su cabello, verificando que se han despertado casi a la misma hora. Garp con sus masculinas pantuflas de conejitos y Dragon con su camisa estampada de dragones.

- Si todas se comportarán un poco más como Vivi, el mundo sería mejor -Su abuelo adora a Vivi, siendo la única 'jovencita decente' en su grupo de amigos- No quiero saber cómo es que el joven Franky cayó en las redes de Robin. -Luffy considera que es al revés, siendo Robin la que 'cayó' en las redes del peliazul, pobre-

El humo de los cafés, junto a las voces de sus cuidadores le distrae, se sobresalta al escuchar los toques en la puerta principal.

- Llegaron por ti -La manera en que su padre lo dice le recuerda a una de las típicas sentencias de muerte, nada alejado de la realidad-

- Recuérdanos Luffy, por qué vas a salir hoy, domingo, tan temprano con tus amigos sin haber desayunado aún -Su abuelo está sonriendo, Luffy sabe que él sabe, posiblemente su padre ya también lo sepa- ¿Al fin se dieron cuenta de tus malos gustos?

Sus mejillas se calientan mientras frunce el ceño, sabe que ni a su abuelo ni a su padre les gusta la idea de dejarlo en las 'garras' de alguien desconocido. Pero menos les agrada la idea (Menos a su abuelo) de dejarlo en las 'garras' de alguien a quién conocen prácticamente de toda la vida.

- Es cierto, ¿hijo?

Decide que lo mejor es no contestar e irse a arreglar. La risa de su abuelo no le sorprende en lo más mínimo.

Para cuando baja, vestido con la ropa menos formal y cómoda que tiene (sandalias, shorts y una camiseta roja) se encuentra con Robin, charlando sobre cualquier cosa histórica con su padre y abuelo.

Los tres se empezaron a conocer tras varios cafés y charlas referentes a hechos históricos (incluyendo un poco de historia familiar) desde aquella vez que Luffy 'accidentalmente' se quedó dormido en la bañera.

- Oh, Luffy -Le saluda con una ligera sonrisa para dirigir su atención a los mayores de nuevo- Fue un gusto saludarlos, hasta luego.

Salen de la casa cuando Luffy se despide y ambos cuidadores le niegan a Robin recoger la taza de su café causando una sonrisa en esta a manera de agradecimiento.

Fuera de su casa, justo en frente del coche de su padre está el de Robin, es una de esas camionetas familiares de color azul oscuro. La morena la compró tras vender su coche individual, presentándosela a todos de la manera más bonita: 'Somos una familia grande, no íbamos a caber todos en mi viejo auto'. Ese día todos la abrazaron, algunos lloraron de felicidad, otros le dieron las gracias a su manera. (Luffy la invitó a comer).

Luffy se encuentra en el asiento de copiloto, ha bajado el espejo y se está observando mientras Robin acomoda su bolso y enciende el auto.

Delinea con sus dedos la cicatriz bajo su ojo, no fue una de sus mejores ideas ni nada por el estilo, pero le recuerda cosas bonitas y con eso basta. Repara en las ojeras que tiene, definitivamente no debió ver todo el maratón.

- Puedo cubrirlas, si quieres -La morena no ha arrancado el auto, se ha quedado observando a su acompañante, el cual luce casa vez más preocupado por su aspecto-

- No es necesario, Robin.

- Gira un poco -Ya ha sacado corrector y un poco de maquillaje para cubrirle el rostro-

Puede que los otros no se den cuenta, pero ella considera que es su obligación notar los pequeños cambios en las actitudes o estados de ánimo de ellos, por ello, comenzó a observar al moreno más de lo regular, notó de a poco, como este ponía más empeño en el cómo lucía, vigilando que su apariencia fuese agradable y presentable, si bien no había sido un cambio tan drástico ni notorio, el moreno acomodaba mucho más su cabello, revisaba constantemente su cara en busca de cosas fuera de lugar.

Lo había considerado normal, como una acto de madurez por parte del moreno al verse más interesado en su persona, hasta aquel fatídico día que salieron todos a comer y él, sólo, SÓLO, se había comido una porción de carne, no pidió nada más, ni siquiera postre. Claro que todos se dieron cuenta, pero creyeron en la excusa barata del menor: 'Comí con el abuelo antes de venir aquí'.

La morena preocupada había hablado con Nami, llegando a la conclusión de que, o tenía una muy grave enfermedad, o estaba interesado en alguien (lo cual sería mucho más raro, conociendo la asexualidad del joven). Por ello, habían puesto en marcha el plan de Nami, donde todos se negaban a ir con ella, dejándola a solas con el menor.

Las sospechas sobre alguien captando la atención del joven fueron confirmadas cuando se puso nervioso en la llamada del día anterior.

Finaliza la aplicación del maquillaje, ha cubierto las ojeras solamente, su amigo ya es demasiado guapo y no necesita nada más.

Recuerda a Dragon hablándole de los 'malos gustos' de su hijo, ya tiene sus sospechas y suposiciones sobre quién podrá ser el objeto de atracción del moreno, está feliz, muy feliz por él.

Y más le vale a la afortunada persona hacer feliz a su amigo, de lo contrario, Roma arderá.

- Listo -Retira sus manos de la cara del otro, reanudando la tarea que se le encomendó-

- Robin. -Su mirada está fija en el camino, justo como la de ella- ¿Soy atractivo?

- ¿Por qué la pregunta? -Observa al menor a través del espejo del centro, la pregunta le sorprende-

- Nadie me ha dicho nunca que lo sea.

Por un lado está contenta de que su amigo empiece a experimentar ese tipo de amor, por otro lado, le duele saber el cambio que su joven amigo debe estar pasando, todos los dilemas morales y las cuestiones sobre su persona que puedan llegar a generarse.

- Luffy, eres muy atractivo. -Le dice mientras le sonríe-

- No cuenta si lo dices tú, Robin, las madres siempre les dicen eso a sus hijos. -La observa realizar el movimiento de cejas característico de cuando algo la sorprende mucho-

Cae en cuenta de que dijo algo que no debía decir. Rayos.

- Olvida lo que dije. -Vuelve a fijar su mirada en el camino, rogando que la morena no le haya escuchado-

El auto se detiene muy bruscamente, y para cuando intenta hacerse una idea de lo que pasa, la morena está besando su frente mientras lo estruja entre sus brazos.

- Nope.

Tanto el murmullo como el abrazo son tan efímeros y espontáneos que cuando quiere corresponder, ya se encuentran estacionándose.

Han aparcado a unos metros del café, no muy lejos ni muy cerca, sólo lo suficiente.

Emprenden el corto recorrido hacia el café en alguna especie de marcha fúnebre, el menor como la víctima y la morena como su verdugo. Nada alejado de la realidad.

Tras entrar al café van a la mesa de siempre, puede distinguir el cabello de Nami y el de Franky no presta mucha atención pero supone que los otros posiblemente no han llegado, o se han perdido (Zoro).

- ¿Qué clase de persona le cuelga a sus queridos amigos a media llamada? -La pelirroja no hace esperar sus regaños-

- Hola a ti también, Nami -Intenta ignorarla-

- Hey, Luffy, te hemos pedido el súper especial de muffins -Dice el peliazul tras ayudar a su novia a acomodarse señalando con su mano libre la bandeja-

- Gracias Franky -Ya puede sentir la saliva acumulándose en su boca-

- ¡No! -Espeta la pelirroja después de que el moreno intentase tomar uno de los muffins- No vas a comer nada, a menos que tus respuestas sean satisfactorias y reales.

O Nami es muy mala, o él hizo cosas muy malas en sus vidas pasadas.

- Pero Nami~

- ¡No!

- Luffy, ¿Quieres? -Su pequeño amigo se ha levantado de su asiento con el rosado dulce en sus manos-

- ¿Estás conspirando, Chopper?

- ¡Claro que no! Pero lo más seguro es que Luffy no haya desayunado.

La pelirroja considera un momento las palabras del menor, tras suspirar pesadamente asiente para sí misma y toma uno de los muffins colocándolo frente al moreno.

- Come, pero sólo ese.

Y el moreno lo hace, sucumbe a su hambre como siempre.

- Sólo faltan Zoro y Usopp.

- Vienen entrando.

Y es tal como dice el rubio, ambos entran, saludando y haciendo su pedido.

Para cuando les llevan sus respectivos pedidos, ya han platicado de todo lo que han hecho en lo que va del día, cosas irrelevantes y triviales.

El moreno tiene fe en que sea una de sus típicas reuniones, sin nada importante.

- Ya estamos todos, así que empecemos con los negocios. -La pelirroja parece el capo de alguna familia mafiosa, solo le falta el gato y vestir un traje-

Con un movimiento de muñeca de la pelirroja, la camarera se acerca con la bandeja prometida de muffins, colocándola por orden de la joven frente al moreno.

- Ya conoces las reglas Luffy.

Y empieza la tortura.

Al parecer ya se habían puesto de acuerdo en el orden para preguntarle.

- ¿Conocemos a la persona? -Es la pregunta de su más joven amigos-

- Algo así. -Va a tomar un muffin, pero la mirada de la pelirroja le dice lo contrario, respuestas satisfactorias, se recuerda- No tanto como yo.

Le dejan tomar uno, esperando a que lo termine para continuar con la sesión.

- Bien, ¿Es hermosa? -Tres personas han golpeado a su rubio amigo- Necesito saberlo -Alega-

- Todavía no puedes hacerle esa pregunta, prueba con otra -Le dice Usopp-

Tras un largo y doloroso suspiro vuelve a preguntar.

- ¿Es una chica? ¿Es hermosa?

La pelirroja decide dejarlo pasar, harta de siquiera intentar controlar los instintos del rubio.

Sabe que se arrepentirá de esta poco inusual reunión, pero ya no le queda nada, sólo aceptar su inminente destino, siempre puede ir con Sabo y con su padre a trabajar.

- No es una chica -Su voz es tan baja que apenas el puede escucharla, no ve a sus amigos, pues su vista esta baja-

- Págame Usopp. -La voz de su amigo peliverde le saca de sus pensamientos-

- ¡Ustedes deberían pagarme a mí!

La discusión entre sus dos amigos y la pelirroja se prolonga lo suficiente para que Robin le de dos de esos deliciosos postres haciéndole una seña para que no diga nada.

- Debe ser un súper chico para que tu te fijes en él.

- Si...

El resto de sus amigos le observa con una sonrisa. No puede evitar hacerlo el también.

- Luffy. ¿Nos lo presentarías? -Es la voz del peliverede-

- Ya lo he hecho.

Puede ver como varios de sus amigos se muestran sorprendidos, mientras Robin y Zoro sonríen a su manera.

- ¿Quién es? -Es la pregunta de Usopp-

El moreno no puede evitar sentirse nervioso, sólo su progenitor y su abuelo saben quién es.

- Ya le conoces...

- Luffy, conocemos a varios de tus amigos, podría ser cualquiera.

El muffin en la mano de la pelirroja llama su atención, sabe que eso es muy bajo, incluso para ella, sin embargo, ese es de frambuesa y no ha probado el de frambuesa.

- Se los diré al final.

Y al parecer es una respuesta satisfactoria, pues han puesto en sus manos el santo grial.

- Señorito Luffy -La voz del músico le distrae de su comestible tarea- ¿Por qué no nos lo querías decir?

Siente las miradas de todos sus amigos sobre él, esperando una respuesta y/o reacción de su parte.

- No sabía que les interesaría.

Está mintiendo, sabe que les interesaría, no se los dijo por miedo al inminente rechazo, cosa con la que no podría lidiar.

Sus amigos optan por no decir nada, continuando con el asalto de preguntas.

- Mi turno, ¿Desde cuándo te sientes así?

- No entiendo.

- Osea, ¿Cuándo te diste cuenta de que sentías algo por él?

- Yo siempre he sentido algo por él, siento algo por ustedes también.

La pelirroja suspira y le da un muffin. Sabe que debió preguntar algo más directo.

- Yo también tengo una pregunta, es la más maravillosa ¿Le gustan los barcos?

Todos observan como al moreno se le iluminan los ojos, y pasa lo inevitable, empieza a hablar sin parar a tomar aire, habla hasta el hartazgo de barcos, piratas, de todo lo relacionado a ello, habla de los gustos del otro y su preferencia por las tripulaciones grandes.

Robin está preparada para obtener la respuesta más esperada por todos.

Espera a que el moreno finalice con su monólogo.

- Luffy, ¿Quién es? -Le pregunta con una sonrisa, sabe por el padre y el abuelo del moreno quien es, sin embargo, cree que los demás también tienen derecho a saber, y ella prefiere que el moreno lo confirme-

- Uhm.

- No nos vamos a reír ni a molestar, Luffy -Es la voz de Zoro la que le hace considerar la respuesta-

- Pero por favor, no digas que es ese idiota de Crocodile -Usopp pone en claro sus pensamientos- Si es el, no digas nada, por favor.

No puede evitar reír ante dichas palabras, Crocodile no se acerca ni un poco a lo atractivo de él.

- Oye, no estoy bromeando -Le zarandea un poco- Lo digo en serio Luffy, ese tipo no me agrada.

- No, no es Crocodile -Ha dejado de reírse para contestar, aún conserva una ligera sonrisa-

- ¿Entonces?

- Ya lo conocen -Enserio. Lo ha estado diciendo desde el primer momento, ¿por qué no le entienden?-

- Puede que sea cierto, como puede que no, así que contesta.

Oh, rayos.

- Saben, tengo que irme, mi abuelo me dijo que me iba a llevar con su amigo Sengoku.

- Tu padre dijo que te regresáramos a las 9 -Robin le interrumpe-

- Oh...

Definitivamente todas sus personas de confianza conspiran contra él.

- No entiendo porque haces tanto alboroto para decir un nombre. -El moreno puede reclamarle eso y muchas otras cosas al peliverde-

- Luffy, a partir de ahora, el tiempo en que tardes en decirlo disminuirá o en su defecto, aumentará tus deudas -La pelirroja sabe negociar, no de la manera más justa, pero sabe hacerlo-

Los ojos de todos sus amigos están puestos en él, esperando con ansias, hasta Sanji está interesado.

Han pasado 7 minutos de miradas penetrantes cuando se rinde.

- Ya... Pero me van a comprar el paquete grande de donas. -Asienten de manera solemne- Como ya dije, ya le conocen.

- Ajá.

- Continua.

- ¿No se van a burlar? -El nerviosismo es evidente en su voz-

- No

- Es -Sus mejillas se calientan- Ace -Saborea cada una de las letras mientras baja su mirada, esperando el rechazo por parte de sus amigos-

- ¡Gracias a dios!

Usopp es el primero en ir a felicitarlo, con lágrimas en los ojos mientras sonríe, Luffy no puede estar más confundido.

- ¡No sabes lo feliz que me hace eso, Luffy! -El de cabello rizado ha comenzado a restregar su rostro en la mejilla contraria-

- U-Usopp -El moreno trata de quitárselo de encima, sus intentos son vano-

- Pero Usopp tiene razón -Dice Chopper, tras lanzarse al moreno, justo como el de cabello rizado-

Sus otros amigos están sonriendo, Sanji incluso ha levantado su pulgar izquierdo en señal de aprobación, Franky haciendo algunas de sus súper poses en su honor.

Tras la emotiva aprobación por parte de sus amigos y tras una plática trivial deciden reanudar el otro motivo de la reunión.

- Bueno, ¿Dejamos al azar los turnos, o hay alguien que quiera empezar?

- Las damas primero.

- No, creo que ambas señoritas deberían ser las últimas, o el caso extremo de desesperación.

- Concuerdo con Brook.

- Yo tengo una súper idea, por ello debería ser el primero. -El peliazul ya tiene su pulgar en alto y su característica sonrisa-

El menor no hacía más que asentir, sus amigos eran como él, una vez con algo en mente no se dejaban amedrentar tan fácilmente.

Sabe sin duda que se arrepentirá de todo esto.


Extra: Conociendo a la familia. Los accidentes unen a las personas.

Había sido un día completamente normal, el moreno había acompañado a Sabo en su rutina matutina de entrenamiento y para cuando ambos habían regresado fueron obligados a tomar un baño por su abuelo, alegando que su mal olor arruinaría el desayuno y gracias a ello Dragon finalmente accedería a llevárselos a la academia militar.

Sabo había sido el primero en tomar una rápida ducha, excusándose del desayuno por motivos de trabajo.

El moreno había optado por la bañera, sus músculos se lo agradecerían y es que Sabo aún no se controlaba en sus entrenamientos. El contacto del agua con moretones le hizo soltar varios moretones, olvidándose de sus planes para el resto del día continuó relajándose entre los aromas y la agradable temperatura.


Claro, no porque él se haya olvidado de sus planes significa que los demás también se vayan a olvidar.

Cuando la morena espero la entrada a la enorme casa de los D. lo que menos se esperó fue ser recibida por el apurado hermano mayor de su amigo, siendo invitada (forzada) a unirse al desayuno familiar.

Así había conocido al tan 'infame' abuelo Garp y al no tan temido padre de su querido amigo.

Si bien había sido un poco incómodo al principio, pues Garp la conocía por todos los malos rumores que había sobre ella, todo tomó un rumbo distinto cuando Dragon sirvió café en diferentes tazas.

Garp y Dragon comenzaron su típica plática mañanera sobre las riquezas del café y varios datos curiosos fue ahí que la morena, siendo la persona curiosa (y según sus otros amigosnerd) que ella es, se había disculpado previamente al interrumpir la plática, aportando muchas cosas que ambos progenitores no sabían, y así, captando la atención de los dos adultos en base al café habían desarrollado una especie de 'relación'.

Rápidamente se olvidaron del menor mientras sus pláticas se tornaban un poco más personales, más familiares.

En el baño:

Luffy odia en esos momentos a Sabo, pues se ha llevado la última toalla, dejándole sin nada con qué cubrirse, considera sus opciones.

1. Puede esperar que alguien con la suficiente bondad se apiade de él y le lleve una toalla. (No va a pasar)

2. Ponerse su ropa sucia y sudada otra vez. Descartado, es un pase directo a la academia militar.

3. Esperar a secarse completamente ahí. (Ya perdió mucho tiempo, pero estaba demasiado cansado como para haberse dado cuenta que estaba dormido, y seguramente Robin ya deba estar esperándole)

4. Correr a su habitación, rogando que nadie le vea ni mucho menos le escuche.

Opta por la cuarta opción, rogando por no resbalarse ni hacer demasiado ruido corre a su habitación.

A medio camino unas risas le distraen, se detiene abruptamanete mientras un escalofrío le recorre el cuerpo. Frenéticamente gira su cabeza en todas las direcciones posibles temiendo lo peor. Al darse cuenta que las risas no están cerca de él, decide continuar con su camino, teniendo extremo cuidado ahora.

Para cuando decide ir a la cocina cae en cuenta que las risas provienen de ahí, solo que ahora puede escuchar más claramente el por qué de estás, cabe mencionar que el ver a la morena sonriendo y soltando alguna que otra risilla le sorprende en sobremanera.

- Y así fue como Luffy se hizo esa cicatriz. -Incluso su padre está riendo, Dragon, riendo, Ivankov mataría por ver eso-

- Pero Robin, deberías haber estado en nuestras últimas vacaciones de invierno. Sabo logró convencer a Luffy de vestirse de duende. -Y Garp no puede evitar mostrarle las fotografías a la morena-

El menor se encuentra aún en la entrada de la cocina, se pellizca una, dos veces, para después darse algunas palmaditas en la mejilla, intentando 'despertarse' de esa pesadilla.

El sonido de los golpes llama la atención de los tres adultos, quiénes sonriéndole de una manera para nada buena le 'invitan' a desayunar con ellos.

- Así que, Luffy, cuéntame más de ese traje de duende.

Luffy está seguro que Robin es alguna familiar lejana de los D., pues no hay otra respuesta para ese sadismo que comparte con sus progenitores.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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