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Los Secretos del Mundo por Bellphegor

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Notas del capitulo:

ATENCIÓN ATENCIÓN IMPORTANTE: Para comenzar, el titulo definitivo ha sido desidido, la historia dejará de llamarse la generación del desvelo para pasar a llamarse "Los Secretos del Mundo", de aquí a tres días más realizaré el cambio, por que no hacerlo ahora mismo, para que los lectores que sigan esta historia sepan del cambio de nombre y puedan encontrarlo sin problema, yo creo que tres dias es tiempo prudente.

Segundo, esta historia la actualizaré todos los vierne y si tengo algun contratiempo en el findesemana, si en el periodo del viernes de publicación y ese domingo no he actualizado es porque me ha ocurrio algo que me impide de alguna forma.

Los nombres de los personajes todos tienen su significado que esta estrictamente ligado a el como es dicho personaje, por lo menos así será con los que tienen alguna relevancia en la historia. Los significados de los nombres los dejaré en las notas finales de los capitulos.

 

Creo que eso sería todo por lo que pasen y disfruten.

Capítulo Tercero: Reencuentro y Acercamiento

 

Esa mañana se levantó sin muchos ánimos, ya había pasado un mes desde el torneo y su maestro no había mostrado piedad alguna una vez se hubo recuperado. Estuvo en reposo, encerrado en su habitación, una semana completa en que perdió los nervios. Una vez estuvo en condiciones y lo dejaron salir de su habitación, lo primero que hiso su maestro fue pasarle un trapero y ordenarle limpiar toda la casa. Al principio pensó que no sería gran cosa, ayudar a los empleados a limpiar no le molestaba. Pero cuando se dio cuenta que ningún empleado estaba en casa se figuró lo peor, y su maestro le confirmó que le dio vacaciones los empleados de la casa, por lo que él tendría que hacerse cargo de todos los quehaceres, los cuales eran: lavar, planchar, cocinar barrer las hojas del jardín, hacer jardinería, y por supuesto también limpiar y ordenar la casa1. También le aseguró que no dejaría que eso interviniera con los entrenamientos, por lo que harían las tardes de entrenamientos más cortas, pero antes de que el albino se alegrara por la noticia agregó que también serían diez veces más intensas, y por supuesto no podía descuidar la escuela.

 

La primera semana fue un infierno. Levantarse temprano, ir a la escuela, volver a hacer los quehaceres, el entrenamiento intensivo, y finalizando el día los deberes escolares. Le daban las once de la noche, incluso las doce, y caía desplomado en su futón. Al llegar el fin de semana tuvo la esperanza de que la carga sería menor, pero no fue así. Lo levantaron a la misma hora que se levantaba para ir a la escuela, y para su sorpresa fue Carlos, el toro amigo de su maestro y hasta cierto punto suyo también. Se lo llevó consigo al hospital donde trabajaba, eso también era parte de su castigo, tendría que ayudar todos los fines de semana en el hospital hasta la misma hora en que salía regularmente de la escuela, eso si no había algún contratiempo que lo obligara a quedarse más tiempo, y luego devuelta en la casa tenía que continuar con la misma rutina de los otros días.

 

De esa forma pasó el mes, en el hospital lo mandaban de un lado para otro buscando medicinas, a médicos, llevando recados, ayudando a enfermeras y a pacientes. En la casa lo explotaban con los quehaceres y tenía que cumplir cualquier capricho que se le ocurriera a su maestro, por muy banal que fuese. Pero en ningún momento reclamó o se quejó ni nada, él sabía que se lo merecía, era su castigo por su desobediencia, y aún así pensaba que le salió barato. Y así hasta el día de hoy, exactamente un mes después del torneo. Como todas las mañanas, y como ya era costumbre, se levantó extremadamente cansado y se preparó para ir a la escuela, se preparó un café bien cargado y le dejo preparado el desayuno a su maestro. Se fue a pié a la escuela, lo ayudaba a despertarse, y una vez allí se dirigió a su aula de clases y se sentó en el último puesto, al fondo del salón al lado de la ventana. Le gustaba ese lugar, era discreto y nadie le molestaba. Miró su reflejo con desgano, no le gustaba su uniforme escolar de un color azul marino con el escudo de la institución en la solapa del cuello, además le obligaban a ir con su cabello amarrado en una cola de caballo, de lo contrario le obligarían a cortárselo. Ese día lo traía atado en una coleta alta.

 

Finalmente la clase dio inicio, todo normal, él se concentraba en la clase, no era que le costara, pero tampoco era un versado en el tema. Al finalizar la clase dejó de prestarle atención al profesor, que estaba dando una información para esa tarde, tal parece que llegaba alguien nuevo y el no estaría, o algo así, también lo mencionó a él, y aunque no sabía que dijo, se lo figuraba, seguro fue algo como “no permitan que Kusanagi lo contamine”. No era ningún secreto para nadie en la escuela que entre el profesor de ciencias biológicas, que era el encargado de su grupo, y él, existía un odio mutuo muy fuerte. Cada vez que su tutor, su maestro, era citado a la escuela era porque algún altercado había tenido con el hombre en cuestión, y solo con él, no tenía problemas con ningún otro profesor y rara vez lo tenía con algún otro estudiante. Conociendo esto, no fue una sorpresa para nadie que cuando todos siguieron los protocolos de levantarse y saludar con una reverencia al profesor cuando se marchó, el albino ni se moviera de su lugar. Ese día, como cualquier otro, fue agotadoramente monótono; entre las clases aburridas a las que debía prestar atención, las conversaciones sin sentido de sus compañeros de clases y todo lo que implicaba estar en medio de todos esos despreciables monos. Pero como también era costumbre, sobre todo ese último mes, de la nada se le acerca una chica, mono capuchino, de cabello rubio-cobrizo, ojos cafés oscuros, delgada pero atlética, una chica que, si bien no era Sasha Grey, si era hermosa; pero a él no le interesaba. Esa chica se llama Elena y tenía la manía de hablarle siempre, de acercársele, sin segundas intenciones eso sí, solo quería entablar amistad. Una vez le preguntó por qué insistía en hablarle, para que perder su tiempo tratando de agradarle, a lo que ella le contestó “porque siempre te veo solo, y eso es triste” con una maternal sonrisa. Después de aquello dejó de intentar que se le alejara, pero tampoco cambio su actitud para con ella; solo la ignoraba y dejaba que parloteara, aunque a veces le respondía a una que otra cosa.

 

    –¿Y?– preguntó ansiosa

    –¿Y… qué?– contestó sin mirarle

    –¡No te hagas! ¿Qué crees del nuevo?– cuestionó emocionada

    –No lo sé ni me importa, además ni siquiera ha llegado, por lo que no puedo decir nada al respecto– dijo mientras se ponía a leer un libro.

    –Pero como crees que será– no perdía el entusiasmo, a pesar del comportamiento borde del albino

    –Ya dije, no lo sé y no me importa. Además ¿a qué has venido realmente? ¿alguien te envió a hablar con migo? Eres la única que lo hace– preguntó bajando el libro y mirándola suspicaz

    –Ug, me has pillado jeje– rió dándose en la parte superior de la cabeza y sacando infantilmente la lengua –haaa, esto es un mensaje del presidente de clase, y no me agrada para nada pero soy la única que se atreve a hablarte directamente, por lo que me mandaron a mí. No quieren que te le acerques al nuevo, ni que lo incomodes, ni hagas nada, que ellos se harán cargo de él– le dijo incomoda, no le gustaba ser la portavoces de ese tipo de cosas, pero conocía al albino, si fuera otro el que se lo dijera, lo más probable es que su cabeza terminara en el basurero después de ser arrojado, y le diría con indiferencia “a mí nadie me da órdenes más que una persona, que no eres tú, por lo que haré lo que me plazca” para luego ignorar a todo el mundo

    –No te sientas culpable, quizás si te hiciera lo que a los demás, dejarían de molestar– dijo mientras se levantaba, ella retrocedió un paso, pero el oji-púrpura le pasó por el lado hacia la puerta de entrada

    –¿A dónde vas?– dijo siguiéndolo

    –A caminar, y voy solo. Lo que dije antes es enserio, no tientes tu suerte– su mirada fue tan gélida, que no dudó de su palabra, no se atrevía, y vio como el chico se marchaba por el pasillo

 

Caminó tranquilo hasta llegar a la parte de atrás de la escuela, en esa parte nunca había nadie, y cuando se vio solo, lo primero que hiso fue golpear el muro, liberando frustración. Era cierto que no le interesaba el chico nuevo, ni nada con respecto a sus compañeros; pero eso no significaba que no le afectara que siempre lo trataran como si tuviera la peste. Elena era la única que lo trataba como lo que es: una persona. Una persona que piensa, anda, y todo lo que hace a una persona; pero lo más importante, una persona que siente. Sí, porque a pesar de lo que pensara toda la gente -y eso no excluía ni a Elena, ni al toro Carlos, ni a su propio maestro- él sí posee sentimientos. Cualquiera diría que se auto compadecía, que su maestro, el toro, y Elena, deberían ser excluidos de esa clasificación, pero se equivocan; ellos eran los peores en ese ámbito, creían que él era incapaz de sentir, por lo que se mantenían cerca para ver si pueden hacer aparecer alguna emoción. Nadie entendía, nadie era capaz de ponerse en su lugar, y nadie podía traspasar esas corazas con las que se había recubierto hace ya tantos años. O eso pensaba, pero por alguna razón la imagen de cierto irritante león se le vino a la cabeza. Sacudió su cabeza. Escuchó el sacudir de unas hojas y suspiró, solo dijo “sal, ya sé que estas ahí… acércate” y de los arbustos cercanos salió un pequeño niño.

 

    –¿Qué haces nuevamente aquí?–

    –¿Qué es el día de hoy?– el mayor solo suspiró

    –¿Cuántas veces te lo tengo que decir? No importa que hagas, ni que suceda, ni nada, el resultado no va a cambiar de un día para otro, ni ninguno. Eres un conejo, punto y final, no hay más que decir, así naciste y así quedarás– le dijo mirándolo severamente.

    –Buuu, pero nii-chan2, tu eres otra cosa ¿cierto?– dijo con una mirada frustrada

    –Sí, yo soy una serpiente albina– le contesto despreocupado

    –¡No es justo! ¿Por qué tu puedes ser algo tan cool, pero yo un simple y patético conejo– le cuestionó molesto

    –Esto no es un juego… haaa realmente, de todas las cualidades que tenias que heredar de tu padre mono tenias que heredar la ceguera a la esencia animal, que molesto– dijo para sí ya algo fastidiado. Miró al muchachito con cara de frustrado un segundo antes de suspirar y acariciarle la cabeza –no es un juego, esto es algo con lo que se nace, lastimosamente tu naciste sin el don. Pero…no es malo ser conejo, son rápidos, saltan alto, tienen resistencia y son muy sigilosos cuando quieren, yo he conocido a unos conejos que son impresionantes, te lo aseguro, por lo que creo que los conejos son bastante geniales– al decir aquello el pequeño sonrió he infló el pecho con orgullo. Ante esto el albino se sintió satisfecho, y por qué no, feliz, aunque no lo reflejó en su cara – ahora Eugene, recuerda que no le puedes contar a nadie sobre esto, es peligroso, ni a tus padres, cuando yo los vea te podre decir a cual le puedes contar ¿bien?–

    –Si sé–

 

La escuela a la cual asistía el albino poseía tanto primaria como secundaria, los dos edificios estaban separados por una simple reja. Eugene es un pequeño niño de primaria, pelo negro, piel lechosa, ojos de color cafés claros; es un adorable conejo de pelaje negro. El oji-púrpura ya ni recordaba el cómo se conocieron, pero era un hecho que todos los días se pasaba la reja para visitarlo y preguntarle que animal era ese día. Eugene es un caso muy raro de Villdyret3, él nació sin la capacidad de ver que animales eran las otras personas. Eso sucedía a veces, en muy pocas ocasiones y siempre es porque uno de los padres es un primate que les traspasa su incapacidad genéticamente a sus hijos. Ni se acordaba ya como le había llegado a contar lo que son, pero era muy joven, aún no lo entendía bien. No se preocupaba por habérselo contado, no quebrantaba la ley de los suyos. Según las leyes de los Villdyret el revelar a los primates su existencia es severamente castigado, incluso con pena de muerte. Pero Eugene era un conejo, no un primate.

 

De la nada el mocoso, como él lo llamaba, le preguntó que le había sucedido y si podía hacer algo para que no se sintiera tan triste, él solo le acarició la cabeza y lo mandó de vuelta a su propia escuela antes de que lo descubrieran y le castigaran. Cuando el niño se fue, se sentó en el piso, ocultando la cabeza entre las piernas y estuvo así hasta que sonara la campana para entrar a clase. Se levantó y fue a su salón.

 

Una vez en el salón se sentó en su asiento, esperando. Toda la clase se veía ansiosa y revoloteando. Él no comprendía, si en ese momento tenían ciencias bio… oh si, el nuevo. En eso se abre la puerta corrediza del salón, dejando ver al director. Hubo un gran revuelo mientras todos callaban y tomaban sus puestos a velocidad de vértigo. Cuando todos estuvieron listos, recién, el director entró al salón.

 

    –Atentos– comenzó a dar las indicaciones el representante de la clase –¡de pié! ¡saluden! –

    –¡Buenos días director Yamamoto!– saludaron todos al mismo tiempo, incluso el alvino.

    –Siéntense– todos acataron – buenos días estudiantes, como se los habrá comunicado su profesor esta mañana, hoy llegó desde España un nuevo alumno, espero lo ayuden a aclimatarse y sean buenos con él, no quiero saber de ningún incidente ¿ha quedado claro?– reclamó con mirada severa

    –¡Si señor!–

    –Bien pues… adelante, puedes pasar– al decir eso la puerta se vuelve a abrir dejando entrar al alumno nuevo. El albino se le quedó viendo totalmente sorprendido, no lo podía creer. Piel canela, unos ojos ámbar llenos de energía, una sonrisa amplia, cuerpo atlético, un inusual cabello rojo peinado como púas hacia atrás, y sobre todo…. Un león de melena roja –Preséntate a tus nuevos compañeros– dijo el director mientras escribía en el pizarrón

    –¡Buenas a todos! ¡Mi nombre es Andrew Vasilios Dilone! ¡Soy Español de crianza, pero nací en Italia! ¡Espero que nos llevemos bien!– dijo con demasiada energía y con un japonés4 un poco tosco y algo lento, tal parece que aún le costaba el idioma, pero le salía fluido. De pronto se fija en el albino y se le ilumina la cara –¡¡¡Serpiente!!!– grita emocionado mientras corre y se le lanza encima al albino –que bueno encontrarte, pensé que no nos volveríamos a ver–

    –¡Quítate!– le dijo empujándolo una vez se recuperó de la impresión –ahora ¿quieres decirme que haces acá?– le preguntó ahora en español, prefería que nadie se enterara de su conversación, el pelirrojo le acomodaba más ese idioma por lo que no le puso peros

    –Vengo a estudiar ¿a qué más?– le contesta riéndose

    –No te atrevas a burlarte de mí– le amenazó

    –Kekeke perdón, no me quería burlar, pero no me resistí a jugar un poco kekeke

    –No trates de eludir, contesta– dijo con una cara que gritaba a todo el que la viera lo molesto que estaba, algo que impresiono a todo el salón ¿él estaba mostrando emociones en su rostro? ¿él, mr. frio, cara de mármol, el vacio andante? ¿aquel que todos habían asumido que no poseía emociones? Era un shock para todos

    –Pues la verdad, te buscaba– eso descolocó al ojji-púrpura que cambio su expresión a una de sorpresa –investigue un poco, me costó, pero con lo poco y nada que me dijiste de ti te busque. Finalmente encontré esta escuela, no tenía la certeza de que te encontraría aquí, era una de las opciones, si no estabas simplemente me cambiaría de escuela, y así hasta encontrarte. Claro que mi maestro no sabe mis verdaderos motivos, el cree que es un interés cultural kekeke– cuando dijo todo eso por un momento se sintió feliz, pero luego recordó que su maestro le había borrado sus recuerdos, él solo recordaba a Serpiente aquel rival del torneo, no podría recodar nada después de la pelea, nada… ni su promesa

    –¡¿Con que motivo?! – dijo un poco más alto de lo que quería –¡porque me buscas! ¡tú y yo solo fuimos rivales en el torno, no hay nada que nos ligue, no tienes por qué buscarme, león de pacotilla!– los ojos le empezaron a picar, por lo que bajó la mirada para que no lo vieran, no quería llorar, y susurró muy bajo, esperando que otro no lo escuchara –ni siquiera puedes recordar nada…nada…

    –¿Por qué te busqué? ¿No es obvio? Porque eres mi amigo– afirmó con  una sonrisa, hablando lo último nuevamente en japonés, y esa afirmación lo descolocó ¿Cómo podía afirmar eso de esa forma, si no podía recordar nada? Debería pensar en él solo como un rival de pelea –¡oh!, estaba buscando eso– dijo sonriendo feliz mientras miraba y señalaba la muñequera que tenía puesta en la muñeca izquierda. Con eso su poca esperanza se derrumbó, claro, realmente buscaba su preciada muñequera, era imposible que le recordara; por lo que se empezó a sacar la muñequera –¿Qué haces?– preguntó mirándolo desconcertado

    –Te devuelvo tu muñequera, la recogí en el pasillo del estadio. Realmente viniste por esto ¿no es así?– dijo mientras le extendía la muñequera, lo miraba con una expresión vacía, pero una mirada llena de dolor –ten te la devuelvo. Es un objeto muy preciado para ti ¿no?, ten– el pelirrojo lo miró serio un momento antes de aceptar la muñequera, para el dolor del albino. Pero para sorpresa de nuestra serpiente, el pelirrojo le tomó la muñeca y se la colocó de vuelta –¿pero qué…?–

    –¿Qué crees que haces tonto? Esto es el símbolo de nuestra promesa ¿acaso lo olvidaste? ¿Qué yo mismo te la di?, te lo dije ¿no? Estas dos muñequeras se buscaran hasta encontrarse, por lo que no te libraras de mi tan fácil, mientras la tengas solo debo buscarla– le miró con una leve sonrisa y finalmente entendió, no lo había olvidado –…te dije que no iba a traicionarte, ni la maldición de tu maestro me haría romper mi promesa– le susurró guiñándole un ojo

 

Ante esto el albino solo lo vio desconcertado, pero instantes después sonrió levemente y se rió, era una risa suave que recordaba al arrullo de un riachuelo. Ante esto hubieron compañeros que incluso cayeron al suelo de la pura impresión ¿eso realmente estaba sucediendo? Finalmente el director, que también estaba en el mismo estado que sus estudiantes, reaccionó e hiso una tos forzada para llamar la atención de todos. Finalmente les dio la indicación que tendrían esas horas libres y dejó al representante de la clase a cargo de ver quien le mostraba la escuela al nuevo y se retiró. Cuando el director se fue, todo el salón se fue encima del pelirrojo, bombardeándolo con preguntas, pero solo las primeras fueron respecto a él y el albino, prontamente se olvidaron del segundo y se concentraron en solo preguntarle de él.

 

El albino solo los vio nuevamente con su expresión de desinterés y se retiró del salón, si tenían libre no tenia por que quedarse entre tantos molestos primates. Se fue a la azotea del edificio a esperar a que llegara la hora que les dejaran salir de la escuela. Se sentía extraña, curiosa, pero gratamente en calma. Una calma que no sentía hace muchos años, ya ni recordaba si ese tiempo realmente existió. Estaba ahí, tranquilo, cuando la puerta de la azotea se abre dejando pasar a Elena. Esta se sienta a su lado y se queda en silencio un momento.

 

    –El nuevo pregunta por ti–

    –Pues que se aguante–

    –El representante de clase dijo que le mostraría la escuela–

    –¿Y a mí qué?– preguntó indiferente

    –Creí que eran amigos– lo miró sorprendida

    –Nada de eso, solo lo conocí hace un mes en la salida al extranjero que hice con mi tutor, nada más. Si él se ha creado un cuento en el que nos volvimos amigos, pues allá él–

    –Curioso– el albino solo abrió un ojo para mirar a la mujer –es que… tú nunca has mostrado ni ápice de emociones y él aparece de la nada, alguien que según tú no tiene nada que ver contigo, y en menos de cinco minutos te hace mostrar más emociones que yo en todos estos años… oh demonios, creo que me siento celosa– ante esa afirmación el albino sonrió un poco –y luego está eso, parece que estas de demasiado buen humor, normalmente tu indiferencia y frialdad dan temor e incomodidad, pero ahora es diferente, no sé, como… comodidad, tranquilidad, una indiferencia pacifica… no sé si me explico– el albino solo asintió –¡y eso otro!– el chico solo rodó los ojos y la miró como diciendo “¿ahora qué?” –¡estas comunicativo! Te juro que ahora he conversado más contigo de lo que consigo hacerlo cualquier día, incluso esos escasos y muy raros donde tu pones el debate en la mesa–

    –Es que me parece curioso, desde que lo conocí me pareció alguien… interesante– dijo mirando al cielo

    –Oye deberías ir, pregunta por ti–

    –Ya dije ¿a mí qué?–

    –Pues… dice que no quiere que lo guie el representante, ni nadie–

    –¿Dijo el por qué?–

    –Dijo que no soportaba a primates como ellos– ante la mención de eso el albino se atragantó con su propia saliva y se sentó de golpe –luego dijo “traigan a Serpiente quiero a Serpiente ¡¡¡Serpieteeeee!!!” o algo por el estilo…más bien lo gritaba pero…– calló al ver la cara del joven a su lado, parecía en shock, luego puso una cara de enfado y se levantó rápidamente y como un bólido despareció de la azotea

 

Corrió por los pasillos, esquivando ágilmente a estudiantes, profesores y encargados de la limpieza. Finalmente cuando llegaba al salón escucho los gritos del oji-ámbar llamándolo con el nombre que tuvo que usar en el torneo. Simplemente entró al salón a la carrera saltó sobre todos sus compañeros de clase y le estampó el pie en la cara y allí se quedó parado, y con toda la molestia que sentía le gritó que se callara. Respiró profundamente varias veces, debía calmarse había perdido todo su usual temple. Una vez recuperó su “estado natural” se encaminó a la puerta y solo le dijo “muévete”, a lo cual el pelirrojo se levantó sonriente como si no hubiera pasado absolutamente nada y lo siguió. Esa tarde se dedicó a mostrarle al joven león toda la escuela, explicarle cada aula especial que poseían y las reglas de cada una, más las reglas de la institución. Finalmente dio la hora de salida por lo que fueron por sus cosas y se fueron, tal parecía que vivían en la misma dirección, de hecho la casa del pelirrojo no quedaba muy lejos de la del albino ¿una coincidencia? El peliblanco no lo creía realmente.

 

    –Nadie sabe que la maldición no funcionó– empezó a hablar de pronto –si se enteran intentaran borrarla de nuevo y no sé si resista como antes–

    –Hubiera sido más seguro para ti olvidar León– le dijo sin mirarlo

    –No me llames León, me llamo Andrew– le dijo sonriendo

    –¿Andrew? ¿No es Dilone? – le preguntó algo confundido, pero como siempre con sin demostrarlo en sus facciones

    –Ese es mi apellido kekekeke–

    –Ah, ¿te presentaste bajo la nomenclatura de tu país?– el otro lo pensó un segundo y asintió –según  la nomenclatura japonesa se dice primero el apellido y luego el nombre, por lo que debes presentarte como Dilone Andrew, no Andrew Dilone– le explicó

    –Ah, gracias, no cometeré nuevamente ese error. Podrías enseñarme las costumbres japonesas, la verdad es que no estoy muy enterado keke–

    –Bien, pero prepárate, soy exigente, en menos de un mes te meteré todo en tu dura cabeza, y si no entra en ese tiempo no entrará nunca por lo que lo dejaré ¿quedó claro?–

    –Como cristal– le responde –y… ¿cuál es tu nombre?– el albino no contestó –supongo que es de mala educación no dar tu nombre cuando se te han presentado con sus nombres ¿no?–  dijo con burla, el albino suspira derrotado

    –Primera lección, como bien dices, cuando te presentas lo adecuado es que te presentes tu primero y luego la otra persona, es común, pero es más una formalidad que necesidad, decir cómo se escribe5, con que caracteres o en tu caso el significado. Yo me llamo Kusanagi Endomaru, endo del inglés “end” que es “fin” y maru que proviene del término “perfección”, pero también se le puede dar la interpretación de “pequeño” o “joven”. Por lo que mi nombre significa “el perfecto fin”, lo de la interpretación de joven o pequeño era usado por los samurái en los jóvenes, cuando se hacían hombres cambiaban de nombre, por lo que no se aplica a mi caso– giró su rostro para observar a su oyente

    –Ah… pues…. Kekeke es algo engorroso, pero ¿y Kusanagi?–

    –No tengo idea, siempre lo he escrito con hiragana, dado que no se cuales son los kanjis que se ocupan, no quiero darle una mala interpretación a mi apellido–

    –Comprendo… pues creo que es mi turno, mis nombres son de origen griego, dado que mi padre nació allá, según entiendo Andrew significa “valeroso” y Vasilios “con sangre real”, por lo que creo que pensaron en algo retorcido como “el valeroso de sangre real” o algo así kekeke. Mi apellido Dilone tengo entendido que es una deformación forzosa de la frase “di leone” que significa “del león”–

 

Después de eso no hablaron más, Andrew le hablaba sí, pero Endomaru no le respondía. Al llegar finalmente a la esquina, justo antes de su casa, se separaron y el pelirrojo le dijo que a la mañana siguiente se juntaran en esa misma esquina a las siete y media de la mañana para ir juntos a la escuela y se fue antes de que el albino pudiera refutar nada. Al llegar a la casa de su maestro se encaminó directo a su cuarto, dejó sus cosas y se cambió de ropa a por una yukata6, luego se encaminó al cuarto de escoba y sacó las escobas trapos y demases. Al igual que todas las tardes se dispuso a hacer los quehaceres de la casa, acabó cercano a las cinco de la tarde, e inmediatamente su maestro lo llamó para entrenar, por lo que se cambió a unos pantalones holgados para estar cómodo, y ahorrar tiempo. Estuvieron entrenando sin descanso hasta las seis y media de la tarde, para sorpresa del albino, siempre acababan cerca de las ocho. Su maestro le indicó que ese día tendrían visitas y que no sería Carlos, el toro amigo de su maestro, o más bien no sería solo él en esta ocasión.

 

Si tendrían visitas tendría que además de hacer la cena tendría que asearse y alistarse. Se puso a ver que tenían en el frigorífico, sacó lo que ocuparía y empezó a cocinar, siempre viendo el reloj. Lo peor de tener que asearse no era el hecho de hacerlo, sino que tomaba su buen tiempo prepararlo, dado que en esa casa no tenían de los baños más modernos, sino que era de tina tradicional, por lo que se calentaba con una estufa a leña. En eso estaba cuando su maestro entró y le dijo que preparara tranquilo la cena, que él prepararía el baño. Finalmente a las ocho menos quince minutos estaba todo listo y la carne estaría lista alrededor de las ocho con veinte, si no mal calculaba. De pronto se fijó que se le había pasado preparar refrescos y refrigerios. Su maestro entra en la cocina y le dice que se vaya a asear, que él prepararía lo que hiciese falta.

 

Rápidamente se asea y va a su habitación. Se viste con un kimono color roble, un hakama burdeo atado de la manera tradicional samurai, amarrados con el obi de color verde-musgo, andaba sin las sandalias dado que estaban dentro de la casa y traía su cabello suelto. A los pocos minutos de cuando estuvo todo listo y ordenado sonó la campanilla de la entrada anunciando la llegada de los invitados. Y su sorpresa fue grande al ver, junto a Carlos, a Andrew y su maestro, claro que no lo demostró ni nada. Primero pasó Carlos saludando cortésmente y quitándose los zapatos, pero antes que cualquiera de los dos leones pudiera hacer nada, el albino se paró justo frente a ellos impidiéndoles el caso

 

    –Segunda lección– dijo el alvino con firmeza antes de que el maestro león pudiera reclamarle algo, y ante lo dicho el león mayor se interesó por lo que lo dejaría continuar –la costumbre dicta que cuando vas a una casa que no es tuya debes dejar tus zapatos en la entrada, a menos que el dueño de casa te indique los contrario; además no puedes llegar y pasar, siempre debes mostrar humildad, después de todo estas entrando al espacio privado de otra persona, incluso de una familia entera, por lo que deberás decir “disculpen por la intromisión”7. Eso es todo, pueden dejar ahí al costado sus zapatos­– cuando terminó de hablar se hiso a un lado para dejarlos pasar –disculpe mi atrevimiento maestro león, pero su discípulo me ha pedido que le enseñe de las costumbres japonesas, por lo que esta me pareció una situación oportuna para decir esa lección–

    –Oh, no te disculpes, fue interesante y educativo, yo tampoco las conozco, ahora ya entiendo porque llegó contando no se que de los nombre– le contestó el mayor con una sonrisa, como burlándose de su discípulo

    –Me alegra que no se haya molestado, adelante pasen, la comida está lista por lo que los invito a pasar al comedor, por aquí por favor– les indicó mientras entraba

 

Ambos leones se descalzaron y entraron en la casa de la forma que les habían dicho. Una vez en el comedor se acomodaron en la mesa y se sirvieron los platos. Fue una agradable comida, tranquila, donde también hubo una lección: “tercera lección antes de comer siempre debes dar gracias por los alimentos, de lo contrario te muestras como alguien descortés y desagradecido”. Todos bromearon y rieron durante la cena, menos el albino. También se hicieron las presentaciones respectivas, ahí el albino se enteró del nombre del maestro león. Alfredo, Hoecker Alfredo, era alemán. Eso asombró un poco al joven oji-púrpura que creía que erra un hispano por lo bien que hablaba español, que eran el idioma utilizado en el torneo, además no tenía acento.

 

Una vez la cena fue concluida, Endomaru se dedicó a retirar la mesa y limpiar los trastos sucios mientras el resto conversaban tranquilos en el salón. Cuando finalmente terminó fue con el resto, le comunicó a su maestro que se retiraría a hacer sus deberes y se disculpó con las visitas; su maestro le dio el visto bueno y le comunicó que ya no tendría que hacer los quehaceres de la casa, que la servidumbre regresaría al día siguiente, pero que continuaría yendo los fines de semana al hospital. Esa noticia le alegró, aunque no dijo nada.

 

Ya en su cuarto se dispuso a hacer los deberes, pero Andrew entró en su habitación. Se disculpó por entrar de aquella forma, por lo que fue amonestado con un “normalmente la gente espera a que le permitan pasar a una habitación ajena,… lárgate”, el pelirrojo se disculpó y le preguntó si lo podía acompañar a hacer los deberes para actualizarse, por lo que  el albino suspiró y le pasó unos cuadernos y le indicó que copiara la materia. El moreno se alegró de que no lo echaran y sacó sus cuadernos de la mochila que había traído. Estuvieron así alrededor de una hora y media, hasta que finalizaron; más bien el albino finalizó y le prestó los cuadernos que no ocuparía al día siguiente al pelirrojo para que se los llevara y los copiara en casa. Recién en ese momento se fijó como iba vestido el pelirrojo: unos vaqueros negros, su muñequera negra en la derecha y una camisa manga larga color escarlata, con los primeros botones desabrochados dejando al aire un poco de su bien formado pecho. Le miraba sonriendo y con sus ambarinos ojos con un notable brillo de felicidad. Se reunieron en la sala con los mayores quienes los invitaron a un café, los jóvenes aceptaron con gusto y comenzaron su propia conversación.

 

    –Tu casa es muy grande, yo me perdería, hasta tienen servidumbre, debes de vivir muy bien aquí– dijo Andrew emocionado –deben tener mucho dinero–

    –Supongo que se vive bien en esta casa, y si es grande, pero no es complicada por lo que si vienes seguido te la memorizarás rápido y es cierto que mi maestro tiene mucho dinero, la familia Seifū es una familia adinerada que ha existido por muchas generaciones, de hecho el maestro posee el título de “no kami”8. Pero lo que es yo,… no soy ni adinerado ni es mía esta casa– dijo el albino con indiferencia. Su maestro y Carlos lo miraron con tristeza ante esta afirmación y los leones estaban sorprendidos

    –Pero… ¿de qué hablas? ¿acaso no vives aquí?– preguntó preocupado el pelirrojo

    –Si te refieres a si duermo aquí, sí, vengo a dormir todas las noches, pero no es mi casa– contestó fríamente

    –Yo les explicaré, supongo que desearan una explicación– dijo Musashi, a lo que los dos felinos asintieron con los ojos bien abiertos

    –Si va a empezar a hablar de mi vida, yo me retiraré, mañana hay escuela por lo que me debo levantar temprano, si me disculpan– dijo antes de marcharse

    –Haa… hubo una época en la que no fue así– empezó a contar el peli-negro

    –Me acuerdo de esa época jeje… era tan dulce– dijo Carlos con una mirada melancólica y nostálgica

    –Después de rescatarlo del callejón y curarlo lo cuidamos con dedicación… era un niño alegre, le gustaba sonreír todo el tiempo, era enérgico y extrovertido… pero era muy rebelde juju– se rió un poco, suavemente, al recordar –le gustaba vivir en la calle, por lo que pasaba saliendo y metiéndose en líos, tenía muchos amigos por el barrio, lo curioso es que ninguno era un mono… siempre les ha tenido aversión… por lo que no era un grupo muy grande. En ese tiempo vivíamos en un pequeño pueblo en Hokaido. Él era feliz y no temía demostrar lo que sentía, le gustaba que le acariciara la cabeza y que lo cuidáramos… pero un día no volvió a casa después de jugar con sus amigos, cuando se hiso de noche llamé a Carlos a ver si se había aparecido por su casa– fue interrumpido por el mencionado

    –Le dije que no había estado en toda la tarde, que después de la escuela se había presentado con sus amiguitos como era costumbre y que no había vuelto a verlo… ahí me conto lo que pasaba, y a ambos empezó a entrarnos pánico. Fuimos de puerta en puerta en las casas de sus amigos, nadie sabía nada, todos nos empezaron a ayudar. Hasta que finalmente uno de sus amiguitos, creo que era una cría de venado ya ni me acuerdo, nos dijo que lo había visto, que se había ido con un amigo que se habían hecho hace poco, un niño que no habían visto antes–

    –Eso nos extraño a todos, –continuó la serpiente –no sabíamos de nadie que hubiera llegado recientemente al pueblo, le preguntamos quien era y nos dijo que era un chico que parecía mal alimentado y con ropas sucias, que era extraño. A nosotros los Villdyret, nos dijo que era un chico lobo. Parecía tener miedo, pero logramos que nos contara– dejo que el toro continuara, a él ya le empezaba a afectar el recordar aquello

    –Nos dijo que los siguió y vio como guió a Maru-kun donde estaba un hombre mayor, un mono, que lo tomó le tapo la boca y cuando ya no peleó lo metió en un costal, fue cundo lo vieron y por el miedo salió corriendo– ambos leones no podían creerlo, sobre todo el más joven ¿entonces a Endomaru lo secuestraron? ¿Qué le habrían hecho? Tenía miedo de saber la verdad tras esa pregunta, pero también pareciera ser la clave ara comprenderlo –Entonces dimos de inmediato la alarma a las autoridades, todo el pueblo se enteró y nos ayudó en la búsqueda. Pero aún con todo eso……nos tardamos cuatro meses en encontrarlo, ya perdíamos las esperanzas, hasta… hasta que encontramos al pequeño lobo, el cual fue identificado por los amigos de Maru-kun… nos contó que había escapado, nos contó que él había sido prisionero de ese hombre por dos años, y que le prometió liberarlo si le llevaba a Maru-kun… estaba desesperado, además lo habían vuelto a encerrar, pero consiguió escapar cuando… cuando Maru se volvió loco– ante esa mención el león mayor miro advirtiéndole al toro, recordándole la presencia del menor, pero este parecía no haber reparado en ese detalle –quería encontrarnos para llevarnos a él, para que pudiéramos rescatarlo y nos llevó al escondite… cuando llegamos era tarde… el hombre estaba destripado y desfigurado, muerto en el piso rodeado en un charco de su propia sangre… y Endomaru-kun estaba bañado en sangre, la de ese sujeto, desnudo he histérico. Nos costó mucho controlarlo sin hacerle daño, y nos lo llevamos a casa–

    –Y… ¿Qué le hicieron?– preguntó Andrew, sin poder contenerse

    –No lo sabemos, nunca nos dijo nada, ni nos dejó hacerle un chequeo médico… no nos permitía ni acercarnos a menos de dos metros de él– explicó Carlos

    –Desde entonces dejó de reír, de sonreír, de expresarse, se volvió frio, indiferente, cerrado… bueno como es hoy en día… incluso cruel. No sabemos qué sucedió pero se negaba a quedarse en casa, a que le compráramos cosas o a que se le pagara nada. Pensamos que era efecto del trauma, por lo que nos mudamos aquí, mi familia tenía esta casa y me la dieron gustosos de que hiciera uso de los bienes familiares. Carlos nos acompaño pensando que lo ayudaría a adaptarse, por lo que pidió un traslado aquí, a Yokohama. Pero no fue así, una vez llegamos fue peor, salía todos los días, sabemos que se iba a los barrios bajos. Él mismo se forjó, no permitía que nadie interfiriera, se molestaba por que le pagábamos la escuela y las cosas que necesitaba. Finalmente me resigné a intentar educarlo, por lo que me limité a entrenarlo. Ahí me di cuenta de mi error al decirle tiempo atrás “Yo solo te entreno, te enseño a pelear y sobrevivir en este mundo, no soy ni tu madre ni nada tuyo para andarte protegiendo”. Eso se lo había dicho al poco tiempo de sacarlo de los callejones donde lo encontramos, y me arrepentía, le había tomado cariño… pero ya era tarde. Al cumplir los quince encontró un trabajo, me pidió los permisos porque soy su tutor legal y finalmente se la di y desde entonces no permite que invirtamos un solo yen en él. Él se paga todo por su cuenta, comida, escuela, ropa, útiles, todo. Hay veces que ni llega a casa se la pasa en la calle, vive en la calle prácticamente, solo que llega a dormir aquí a la casa. Pero prefiero eso…desde esa época donde empezó a trabajar terminé adoptando la postura de “Yo no soy ni tu madre ni nada tuyo, mi deber es enseñarte a combatir y sobrevivir, lo que hagas con tu vida me tiene sin cuidado”, es más cómodo para ambos. Aunque él sabe que pude contar con migo cada vez que quiera,… pero jamás recurrirá a mí–

    –¿Por eso es que le dijiste de los quehaceres y la servidumbre?– preguntó el león mayor

    –Sí, después del torneo debía castigarlo por desobedecer una orden mía, y el mejor castigo para él es el tener que quedarse aquí y permitir que gastemos en él, lo de ir al hospital es para que estuviera cerca de Carlos– contó

    –Asique tu discípulo también te desobedeció, bueno yo también le amonesté a mi muchacho pero ya me lo esperaba, siempre hace lo que se le pega en gana HAHAHAHA– todos los adultos se pusieron a reír y cambiaron de tema y empezaron a hablar de tonterías. Se notaba que estaban todos tensos por la historia y buscaban una escusa para distraerse. Cuando se fueron ya era muy tarde.

 

A la mañana siguiente, a las siete y media para ser exactos, el peliblanco, que llevaba el pelo atado en una coleta baja ese día, esperaba impaciente, ya se le hacía tarde. No se quedó esperando más de cinco minutos, se fue a la escuela, y estaba de pésimo humor, las personas y animales se apartaban de su paso temiendo al caminante ¿Por qué no se había presentado como quedaron,…acaso le tenía tanta lastima por lo que les contó la noche anterior su maestro -porque sí, se quedó a escuchar tras uno de los muros-, que no se atrevía a darle la cara? Estaba a cuadra y media de la escuela cuando se vio encerrado por un grupo de delincuentes juveniles.

 

    –Oye mocoso, danos lo que tengas encima y no te aremos daño– dijo uno, el albino los miro desinteresado

    –Perfecto, necesitaba algo con lo que desquitarme, y un grupo de monos estúpidos son perfectos–

    –¿Qué dices? ¿quieres pelea?–

    –¿Acaso aparte de sin cerebro eres sordo? Hay un terreno baldío a media cuadra, vamos allá– dijo empezando a caminar hacia el dichoso lugar, seguido de esos sujetos. Una vez ahí se giró con la mirada gacha –gracias por ofrecerse de sacrifico…. Primero mi maestro les habla de mi vida, sobre ese capítulo en especifico a esos felinos… y hoy ese estúpido me ha dejado plantado… estoy en mi puto limite,… por lo que prepárense para conocer a Bahal– dijo mientras subía la mirada, los delincuentes se espantaron, lo que vieron fue la cara y sonrisa más sádica y endemoniada de la vida, vieron la muerte impresa en esa cara.

 

Cuando intentaron huir, él ya estaba atrás suyo antes de que se voltearan, bloqueándoles la salida, y se lanzó a por ellos…… Mientras tanto en una esquina podemos ver un caracolito acercándose a una hermosa margarita que crece aún entre el cemento y… ah parece que acabó,… devuelta con nuestro sadista, digo, con nuestra serpiente, se retiraba del terreno baldío dejado unas desfiguradas masas de carne quejándose que hemos censurado por la sanidad mental de todos9. Finalmente llegó a la escuela, ya algo más calmado, o por lo menos lo suficiente para no matar al primero que se le cruzara. Al entrar al salón vio que el pelirrojo no había llegado, entonces no se había ido antes. Ese día comenzó como cualquier otro, pero a mitad de la primera clase entró Andrew azotando la puerta, sudando y exhalando por la evidente carrera. Claramente fue amonestado por la profesora. El resto de su día ya no fue común, en el descanso ya no solo se le acercó Elena, sino que también Andrew, quien lo primero que hiso fue disculparse una y otra vez por no haber llegado en la mañana, al parecer aún no se acostumbraba al cambio de horario, cuando despertó vio su reloj despertador destrozado en una esquina de su habitación y cuando salió a la sala encontró todos los relojes que poseían alguna clase de alarma destrozados y a su maestro dormido en el sillón con un martillo en mano, además se había perdido camino a la escuela. Cuando le preguntaron el por qué estaba sucio y arañado les explicó que de camino se había encontrado con un niño que no podía bajar a su gato que se había quedado atrapado en una árbol, se había trepado para rescatarlo, pero mientras bajaba una de las ramas a las que se sujetaba se rompió y cayo. Ante todo esto, la molestia del albino se fue y le sonrió y le amonestó diciéndole que tuviera más cuidado.

 

En lo que quedaba del día, ellos tres estuvieron todo el tiempo juntos. Rápidamente el pelirrojo y Elena se volvieron amigos, parece que la peli-cobrizo amaba a los animales y admiraba lo que había hecho el moreno tan desinteresadamente. El albino se reía en su interior pensando que en realidad lo hiso por sentirse identificado, y para su sorpresa este lo confirmó, que eso le había pasado mucho cuando era niño, lo de quedarse atrapado en un árbol; sí, se identificaba con el gato no con el niño. Ese día se la pasó especialmente bien, incluso rió un par de veces.

 

De esta forma pasó un mes, un mes que el pelirrojo aprovechó para acercarse al albino, logró que le contara algunos de sus gustos incluso no negaba cuando preguntaban si eran amigos y él decía que sí lo eran cuando el albino nunca se lo haya confirmado, al menos no lo negaba. Los tres se hicieron muy cercanos, ahora seguía el siguiente paso, hacer que Endomaru confiara lo suficiente en Andrew para que le contara sus cosas, ante esa idea el pelirrojo se emocionaba.

Notas finales:

1 La casa de musashi es de la epoca antigua japonesa de familias importantes y adineradas, si alguien a visto shaman king es como la casa de los Azakura donde vive el padre el abuelo y demases familiares de Yoh.En esa casa se encontraron a tamao. Por lo que sabran eso es una casa grande jejeje
2 Es una expresión ocupada por los niños pequeños a hombres mayores cercanos o que se les tiene algún aprecio. Es una expresión llena de inocencia. (O por lo menos eso tengo entendido yo XD)
3 Es el nombre que les he dado a los que no decienden de los primates. Es noruego y significa Fiera, ya más adelante explicaré el porque ese nombre, tendrá sentido dentro de la historia. tenía otras opciones, si no les gusta el nombre diganlo y lo cambio, he aquí mis propuestas: villidýrin, fiera, islandés; vilddjur, fiera, sueco; gazan, bestia, armenio; zviejer, bestia, bosnio; jânavara, bestia, bosnio; vadállat, bestia, húngaro; dzverot, bestia, masedonio. Esas son mis propuestas si no les gusta el nombre que puse, pero si tenen propuestas soy todo oidos.
4 Recuerden que nos encontramos en Japon en la regón de Kantô en Yokohama.
5 En Japón existen tres tipos de escritura: el Hiragana, que es la forma de escribir las palabras propias japonesas; el Katakana que es para las palabras no propias de japon (cuando se tranforman palabras extranjeras al habla japonesa) ej: I (yo en ingles) pasaría a ser Ai, end (fin en ingles) pasaría a ser endo, champang (frances) pasaría a ser chamupangu, y así; por ultimo tenemos los kanjis, que son algo más complicados, estos son ideogramas, son conjuntos de trasos que representan atraves de un dibujo, no solo sonido sino tambien significado, por lo que un solo canji puede contener incluso una frase completa, como "la gran montaña" o "montaña divina". Tengo entendido que algunos apellidos, por no decir todos, propios japoneses se escriben con kanjis no con las primeras os formas de escritura. Si alguien ve que me he equivocado en algo porfavor aclararlo en un review, se lo agradeceremos todos.
6 Vestimenta tradicional japonesa ligera, usada normalmente en verano o para estar en casa, son vestimentas más sencillas que el kimono. Para referencia visual...consulte google XD.
7 No estoy seguro si extrictamente es así, pero es mas o menos así. Si on me creen, vean cualquier serie japonesa en su idioma original y veran que es una constante, siempre es así, amenos que el personaje sea un descortes o un descarado que llega y entra, pero esa es la exepcion a la regla general.
8 no kami es un titulo nobiliario del japon antiguo que aun existe dentro de las familias antiguas.
9 A nadie le viene mal un poco de humor XD
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Pues ¿que les parecio? ¿les gustó no les gustó? porfavor me lo cuentan en un review. Cualquier sugerencia o algo que quieran que suceda cuentenme, no teman, no muerdo ¬¬

Lista de nombres significados y origen:

Andrew --> Valeroso ---> Griego

Carlos --> Propietario absoluto ---> Francés (si yo tambien me sorprendi al ver su procedencia, yo creía que era de origen latino, pero no ya ven, lo investigue y todo ¬¬)

Elena --> Resplandeciente ---> Griego

Endomaru --> "Final perfecto" o "Joven final" ---> Japones ----> este es distinto a los demas, no existe en la realidad, es de mi completa invención tomando los conceptos de fin y perfección, pero para perfección utilicé maru para darle la doble lectura, esto tendrá sentido con lo que avance la historia.

Eugene --> Afortunado ---> Griego

Musashi --> Maestro guerrero ---> Japonés

Vasilios --> con sangre real ---> Griego

 

Y creo que esos son todos

 

Pues aqui tambien van algunas preguntitas: No me decido que vida lleva Andrew, nuestro hiperactivo león, por lo que lo dejare a vuestro juicio ¿será rico, pobre, clase media? ¿que sucede con su familia, sus padres viven, solo uno (cual), es huerfano? que rayos pasa con él ¿tiene una pasado tragico como nuestra serpiente o no a tenido que pasar por grandes calamidades y a tenido una vida relativamente facil (con esta ultima tendria que esforzarse más por comprender a Maru-kun XD)? no sé tengo lineas alternativas para todo y toda clase de combinación, diganme ustedes, eso sí, tendrá un hermano eso no lo cambio, pero por el resto dictan ustedes.

 

Pues no sé que más agragar, solo porfa...dejen review diganme si le gustó o no y que no les gustó y si pueden contestarme las preguntas genial, si no...no importa, pero quiero saber que piensan.

 

 Nos leemos, se despide Bellphegor


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