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Amor por Chantaje por Jiyeon SeLu

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Notas del fanfic:

HOLA A TODOS Y TODAS BUENO ESTE ES UNA ADAPTACION QUE SIEMPRE QUIZE HACERLA AL HUNHAN QUE ES MI PAREJA FAVORITA LA VERDADERA AUTORA NO LA PUDE ENCONTRAR YA QUE DONDE LEI TAMBIEN ERA ADPTADA BUENO IGUAL ESPERO LA DISFRUTEN COMO YO APARECERAN UNO QUE OTRO INTEGRANTE DE EXO

Notas del capitulo:

AQUI VA EL CAPITILO UNO DEJEN SUS COMENTARIOS CUALQUIER DUDA

CAPITULO 1

CAPITULO UNO

 ENTONCES, ¿ vas a seguir adelante con todo esto ? ¿ Te vas a casar con Sehun aunque sepas que el no te quiere?
Luhan se estremecio al oir las palabras envenenadas que acababa de pronunciar su madrastra. Estaban las dos en el dormitorio de Luhan, bueno, el que lo habia sido hasta poco después de la muerte de su padre. Tras aquello Taemin había anunciado su decision de vender la preciosa casa con jardin en la que Luhan habia crecido para poder comprarse un apartamento en la pequeña ciudad en la que vivian.
  Sehun me ha pedido que reciba a sus clientes.    había explicado su madrastra el día que le había comunicado sus planes de vender la casa, cosa que había dejado perplejo a Luhan—. Dice que cuando yo me hice cargo de tratar con los clientes, la empresa de tu padre empezó a ir mucho mejor. Desgraciadamente tu madre nunca entendió lo importante que era ser amable con los clientes.
En aquella ocasión Luhan había intentado que no lo afectaran las palabras de su madrastra; simplemente había respondido encogiéndose de hombros en un gesto que ya era característico en el cada vez que Taemin mencionaba a su difunta madre. Siempre sentía el impulso de defender su memoria, pero ya tenía experiencia suficiente para saber que era mejor no hacerlo. Sin embargo no había podido evitar hacer un breve comentario:
—Mamá estaba muy enferma. Si no hubiera sido así, estoy completamente seguro de que habría tratado a los clientes de papá con toda amabilidad, y habría estado encantada de hacerlo.
—Sí, todos sabemos que piensas que tu madre era una santa —sus ojos se habían llenado de furia y hostilidad—. Y Sehun está de acuerdo conmigo en que, durante todos estos años, le has puesto las cosas muy difíciles a tu padre con esa manía tuya de intentar hacerlo sentir culpable por haberse enamorado de mí.
La manera en la que Taemin se vanagloriaba de aquello había hecho que a Luhan se le revolviera el estómago, y el resto de la conversación no había logrado precisamente que se encontrara mejor.
—Sehun opina que tu padre fue muy afortunado al casarse conmigo. De hecho… —había dejado de hablar para hacerle un gesto de complicidad, una complicidad que desde luego no existía entre ellos dos. Luhan solo tenía ganas de dejar de escuchar a Taemin hablar de Sehun como si tuviera una relación muy estrecha con él; le dolía aún más porque estaba profundamente enamorado de él.
Luhan nunca había conseguido entender por qué su querido padre se había enamorado de un hombre frío y manipulador como Taemin. Tenía que admitir que también era muy bello: alto y con muy buena figura. Todo lo contrario que Luhan, que siempre había sido la viva imagen de su madre: bajita, con el pelo castaño indomable y los ojos castaños oscuros que, en el caso de su madre estaban permanentemente llenos de amor y ternura, mientras que los ojos cafes de Luhan no transmitían nada más que frialdad.
Sin embargo quería demasiado a su padre como para decirle lo que opinaba realmente. Su madre había muerto cuando el tenía siete años y, cuando a los catorce su padre había decidido volver a casarse, Luhan se había convencido a sí mismo para aceptar a aquel hombre que se iba a convertir en su madrastra por el bien de su padre. De hecho, tenía la firme convicción de aceptar a cualquier persona que pudiera hacerlo feliz.
Pero Taemin pronto había dejado muy claro que el no era tan generoso; tenía treinta y dos años cuando se casó con su padre y nunca demostró el más mínimo interés por los niños, y mucho menos por Luhan, al que siempre había tratado como un adversario, un rival con el que tenía que competir por el amor y la atención de su marido. La más obvia muestra de lo que sentía por su hijastro había tenido lugar a los tres meses de llegar a la casa, cuando había anunciado que creía que lo mejor era mandar a Luhan a un internado, en lugar de seguir viviendo allí con ellos y estudiando en el colegio privado que había elegido su madre antes de sucumbir a la terrible enfermedad degenerativa que había acabado por matarla. Entonces había sido Sehun el que había intervenido para recordarle a su padre las molestias que se había tomado su primera mujer para encontrar una escuela adecuada para su hijo. También había sido Sehun el que había aparecido un día en aquel mismo colegio con la terrible noticia del accidente de su padre; y había consolado a Luhan mientras el no había podido controlar un llanto desesperado y lleno de impotencia.
Eso había ocurrido casi doce meses antes, cuando el tenía diecisiete años; ahora tenía dieciocho y en menos de una hora se convertiría en su esposo.
El coche que tenía que llevarla a la misma iglesia en la que se habían casado sus padres y en la que estaba enterrada su madre estaba esperándola fuera. En la habitación contigua se encontraba el viejo abogado de su padre que iba a acompañarla hasta el altar. Iba a ser una boda tranquila, como le había pedido a Sehun encarecidamente.
«¿Vas a seguir adelante con todo esto? ¿Te vas a casar con Sehun aunque sepas que él no te quiere?» Su mente volvió a repasar las palabras que su madrastra había pronunciado consciente del dolor que iban a causarle.
—Sehun dice que es por mi propio bien —respondió con voz entrecortada—… y que eso es lo que mi padre habría querido.
—Sehun dice — Taemin repitió sus palabras burlándose de el abiertamente—. Eres tonto, Luhan. Solo hay una razón por la que Sehun quiera casarse contigo y es porque quiere quedarse con el control de la empresa.
—¡Eso no es cierto! —el joven protestó con fuerza—. Él ya dirige el negocio —le recordó a su madrastra—. Y sabe perfectamente que yo jamás querría que fuera de otra forma.
—Puede que tú no pero, ¿qué me dices del hombre con el que te casarías algún día si Sehun no se convirtiera en tu marido? —le preguntó con más suavidad—. Vamos, Luhan, ¿no creerás de verdad que Sehun está enamorado de ti? —su tono volvió a rozar la burla—. Es un hombre, para él solo eres un niño… Escucha, él mismo me ha dicho que si no fuese por la empresa, jamás se casaría contigo.
Aunque trató de contenerlo, se le escapó un grito ahogado de dolor que contrastaba con la sonrisa triunfante de Temin. Se odió a sí mismo por permitir que aquel hombre traspasara todas sus defensas.
—sehun nunca… —empezó a decir intentando recuperar el control que ya había perdido.
—¿Nunca qué, Luhan? —la interrumpió antes de que pudiera seguir—. ¿Nunca me confesaría algo a mí? Querido, me temo que hay muchas cosas de las que no tienes ni la menor idea. Sehun y yo… —hizo una pausa mientras se observaba las uñas con total tranquilidad—. Bueno, debería ser él el que te dijera esto y no yo, pero digamos simplemente que tenemos una relación muy especial.

Apenas podía creer lo que estaba oyendo; no era posible que algo así le estuviera ocurriendo justo el día de su boda, el día que se suponía iba a ser uno de los más felices de su vida pero que, gracias a Taemin, se estaba convirtiendo en uno de los peores.
Desde la muerte de su padre, Luhan no se había parado a pensar en las complejidades del testamento de su padre; había estado demasiado inmerso en su dolor como para considerar cómo iba a afectarlo económicamente aquel fallecimiento. Por supuesto sabía que su padre había tenido mucho éxito en los negocios; Xiao Minho siempre había sido un consultor financiero muy apreciado por sus clientes y por el resto de la gente con la que hacía negocios. También recordaba lo entusiasmado que se había mostrado con Sehun cuando lo contrató nada más licenciarse.
Ambos hombres se habían conocido en una conferencia que el señor Xiao había dado en la universidad en la que estudiaba Sehun, y ya allí le había sorprendido la energía y las habilidades para negociar del joven.
Sehun había tenido una dura infancia; su padre lo había abandonado y lo habían criado multitud de parientes después de que su madre volviera a casarse y su marido se negara a aceptarlo en su casa. A pesar de tantas calamidades, Sehun había trabajado duro para pagarse los estudios y, al principio de trabajar para su padre, había vivido con ellos durante un tiempo. Él solía llevar a Luhan al colegio cuando el señor Xiao estaba en algún viaje de negocios; también había sido él el que la había enseñado a montar en bici; y, cuando su padre lo nombró socio de la empresa, Sehun el Dragón, como el lo llamaba en broma, había sido Luhan con el que había salido a celebrarlo a una heladería cercana.
Lo que no sabía muy bien era cuándo había cambiado su forma de ver a Sehun , cuándo había dejado de ser solo un empleado de su padre o un buen amigo suyo y había pasado a ser algo más. Recordaba un día en el que, al salir de la escuela, lo había encontrado esperándolo en el pequeño coche deportivo que acababa de comprarse. Era un día soleado y Sehun había abierto la capota; se había vuelto a mirarla como si hubiera podido notar su presencia incluso antes de que estuviera a su lado, y la había observado con aquellos maravillosos ojos cafes oscuros. Aquel día había sentido que lo veía por vez primera y, su corazón había reaccionado golpeándole el pecho con fuerza.
De pronto había notado una terrible emoción al acercarse a él y, sin saber muy bien por qué, había sentido el impulso de mirarlo a la boca. Algo había cambiado dentro de su cuerpo; algo había despertado y lo había hecho sonrojarse al percibir el peligro que aquello suponía, el peligro de que él pudiera adivinar lo que le estaba ocurriendo. No podía aguantar estar cerca de él y, al mismo tiempo, no podía soportar la idea de que se alejara de el.
—Solo un chiquillo inexperto como tú podría creer que Sehun te quisiera —la voz dura y cruel de Taemin hizo que Luhan volviera de sus recuerdos—. Un hombre de verdad sabría inmediatamente que hay alguien más en su vida. ¿A que ni siquiera ha intentado llevarte a la cama? —le preguntó desafiante—. Y no finjas que no te habría encantado que lo hiciera.
De forma instintiva le dio la espalda a su madrastra para que éste no pudiera ver la expresión de su rostro; al hacerlo se vio a sí misma en el espejo. Sehun había insistido en que se pusiera un vestido bastante clásico y de nuevo había dicho que eso era lo que le habría gustado a su padre. Era obvio que, si había algo que Sehun y el tenían en común, era el amor por el difunto señor Xiao.
—Él no te quiere como un hombre quiere a otro hombre —insistió su madrastra sin piedad—. Estoy seguro que hasta a alguien tan ajeno al sexo como tú, le resultará extraño que no te haya llevado a la cama. Cualquiera habría adivinado lo que eso significaba; especialmente tratándose de un hombre tan apasionado como Sehun —añadió sonriendo—. Si lo que quieres es ser un esposo no deseado, tendrás que aprender a ocultar tus sentimientos un poco mejor. ¿No habrás creído que no ha habido otros hobres en su vida?
Claro que sabía que había habido otros, y sabía también lo angustioso que era sentirse celoso de todos ellos porque lo había sufrido durante años. Hombres a los que encontraba atractivos de un modo que, obviamente, el no se lo parecía; a ellos los había tenido entre sus brazos, en la cama junto a aquel cuerpo fuerte y sexy, desnudo al lado de ellos bajo las sábanas…
El no era más que un niño, el hijo de su socio y amigo; un chiquillo a quien protegía y trataba con cierto paternalismo, como si los separaran veinte años, en lugar de diez. Pero, ¿qué más daban esos diez años? Dentro de nada serían iguales porque serían marido y mujer. Sintió un escalofrío al pensar aquello. Durante toda su adolescencia había deseado que su sueño se hiciera realidad y Sehun correspondiera a su amor y le dijera que no podía vivir sin el; que lo deseara con todas sus fuerzas y lo hiciera su esposo.
Por supuesto que una parte de el, una vocecita que se había negado a escuchar, le aconsejaba que fuera cauto, que se preguntara por qué Sehun jamás había mencionado el amor en sus conversaciones con el. Y de alguna manera había conseguido no pensar en ello hasta ese momento.
En la actitud de su madrastra Luhan percibía una extraña determinación, parecía furioso y desesperado; pero estaba demasiado debilitado por el dolor como para plantearse el motivo de tal comportamiento.
—Bueno —dijo con repentina dignidad—, el caso es que Sehun va a casarse conmigo.
—No —respondió Taemin iracundo—. Se va a casar con tu herencia. ¿Acaso no tienes orgullo? Cualquier hombre que se apreciara de serlo pararía todo esto antes de que fuera demasiado tarde; se buscaría un hombre que la amara de verdad en lugar de arrastrarse ante uno que no lo quiere, ¡un hombre que además ya tiene al hombre al que quiere!
Aquello era una pesadilla. ¿Qué mayor crueldad le tenía reservada? Fuera lo que fuera no quería oírlo. Ya era hora de marcharse de allí. Luhan echó a andar pero, al pasar junto a el, Taemin lo agarró del brazo y le dijo mientras clavaba la mirada en sus ojos:
—Sé qué es lo que esperas, pero pierdes el tiempo; Sehun jamás te amará porque ama a otro. Si no me crees pregúntale a él si hay algun hombre al que quiera. Y pregúntaselo hoy, antes de que se case contigo. Si te atreves pregúntale quién es ese hombre.

 

 

Notas finales:

ESPERO LE HAYA GUSTADO EN EL CAPITULO DOS SE SABRA MUCHAS COSAS COMO DIJE ME CONFORMO CON SOLO UN COMENTARIO PARA ACTUALIZAR


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