All you need is love
XI
Con el enemigo
No sé si fue por el furor de la pelea, o por al fin llegar al tope de mi frustración, o tal vez porque casi se me escapa decir mi secreto… el caso sí terminé en el Callejón Diagon, hice lo posible por parecerme físicamente igual que Harry, alboroté más mi cabello, puse algo en el lugar donde debería ir la cicatriz, conseguí unos lente rotos casi iguales a los de Harry y fingiendo estar herido y débil entré en el lugar más tenebroso-macabro-desconfiado-con-el-letrero-de-magos-obscuros-en-él donde un desafortunado mago que estaba dentro calló en mi trampa, me llevó directo al escondite de su jefe. En realidad, me dejó en un calabozo mientras alguien que conociera a Harry Potter llegaba para confirmar mi identidad y no malgastar el precioso tiempo de su Lord-Muy-Malo en caso de ser alguna clase de error. Me quitaron mi varita, colocaron algunas barreras mágicas para no ser detectado ni pudiera salir de ahí. Como si me pudieran detener.
Al fin saliendo de mi ‘inconciencia’, no me quise arriesgar a que el tonto mago notara mis ojos azules y no los esmeralda de mi hermano, me aseguré de estar completamente solo para levantarme y transformarme.
Al hacerme invisible y con mucho cuidado atravesar las paredes para ‘reconocer el terreno’ fue que en algún lugar de mi cabeza surgió la pregunta de si lo que estaba haciendo era un poco precipitado.
Nahh, entre más rápido termine con este ‘Mago Obscuro’ más pronto liberaré a Harry de los hilos de ese titiritero. Además, no creo que mi hermano tampoco sea un gran seguidor de las reglas.
Recorrí un poco el lugar, más bien mansión, y, no sé, pensé que al ser la guarida principal habría más ‘guardias’. Quizá no es ni la mansión más visitada, quizá llegué en una de sus redadas y por ello no hay nadie, quizá estarán en alguna reunión importante en otro lugar de este estado incluso de este país ¿Seguiré en Inglaterra? Mmm, me pregunto dónde estaré geográficamente. Esa sensación de haber hecho algo precipitadamente empezaba a ganar terreno en mi mente, sin embargo, mi instinto me decía que descubriría algo importante. Así estaba en mi debate mental, consciencia contra instinto.
Mi consciencia decía que la mansión por la que estaba ‘vagando’ estaba demasiado despejada como para estar tan tranquilo, en cambio, mi instinto me seguía guiando a través de los pasillos fríos y tenebrosos. Mi consciencia me decía que ya había pasado demasiado tiempo como para que no hayan notado mi ausencia y hayan iniciado mi búsqueda o dado alguna alarma, y mi instinto me conducía hacia el ala este sin dudar en ir a otra dirección. Mi mente decía una cosa, mi cuerpo hacía otra… qué extraño.
Llegué al final del ala este, en un salón no tan grande ni tan chico, rodeado de barreras y varios magos enmascarados, aunque contándolos bien… había dos cerca de la entrada, uno en cada ventana lo que quería decir que eran otros cuatro, dos frente a un ‘trono’… ¿A caso todos los malos tienen en su manual del malo muy malo usar corona, capa o tener un gran trono?... y otros dos a cada lado del trono. En total diez magos, mhmm cómo era la palabra… una palabra no tan original ni contagiosa, Mort…algo, nah qué más da. Mejor me concentré en tratar de escuchar lo que en este lugar ‘protegido’ se hablaba.
No decían mucho, extrañamente, en lugar de escuchar planes macabros, conspiraciones casi completas contra el Ministerio de Magia, reportes del número de seguidores reclutados con o sin consentimiento, el número de magos importantes a los que tienen amenazados, no sé… ¿la tortura de mi hermano tal vez?... En lugar de todo eso, lo que hablaban era sobre… política… simple política. Aburrida política.
Tenía entendido que el gran Voldemort buscaba extinguir a los seres no mágicos, destruir a Harry y regir el mundo… creo que comí algo que me hace delirar. Incluso salí y volví a entrar por el techo del mismo recinto en que escuchaba planes de ‘reformas’ para mantener en secreto todo lo que al Mundo Mágico se refiere. Cuánto odio la política, ni le entiendo ni le veo caso, ahora, la política del Mundo Mágico siendo un tanto más laboriosa a penas y la comprendo, bueno, me vi obligado a comprender… ¡Ha! Ya estoy desvariando.
Esto no podía ser verdad ¿Cierto? Seguro estaba enloqueciendo. Digo, incluso sus vestimentas, las máscaras y el aire sombrío alrededor del salón. Aunque quién era yo para juzgar, digo, sólo hay que recordar el asunto de Wulf, de Dani, de Dora que pese al mal comienzo terminamos en buenos términos… y por qué no, incluso la Señora del Almuerzo y el Fantasma de las Cajas que pese a su apariencia suave y débil siempre llegan a ser una verdadera molestia.
Ahora que lo recuerdo, Clockwork dijo que no todo es lo que parece… ¿Por qué simplemente no me dice las cosas claras?... Woow, tan metido en mis pensamientos estaba, bueno, una pelea interna sobre mi estado mental cuenta como… el caso es, que es salón estaba vacío. ¿Cómo pudieron desaparecer sin que los viera? ¿Tan distraído estaba?... ¿Era una trampa? Observando bien el salón, vi que aún había una persona, estaba de pie mirando la ventana, sus brazos estaban entrelazados a su espalda y sus cabellos negros perfectamente peinado enmarcaban su rostro pálido, el reflejo de la ventana mostraba facciones altivas y aristocráticas así como unos ojos cafés obscuro penetrantes matizados de tintes rojizos.
En esos ojos, muy en el fondo, ahí, justo tras el muro de indiferencia hay algo de resignación, anhelo y una fuerza que promete protección y grandes batallas por sus propios ideales. Sin duda me quedé mirando de más a esa persona, quedé intrigado, es decir, para estar en este lugar no parece ser un Mago Obscuro. Un momento. ¿Mago Obscuro? ¿Él es Voldemort?
--Es de mala educación mirar fijamente por mucho tiempo, es más, es aún menos educado el estar ‘invisible’ frente al anfitrión de la casa a la que se entró sin permiso. –dijo una voz grave, diplomática… nada desagradable al oído.
¿Qué? Una de mis habilidades fantasmales, o tal vez efecto secundario de ellos, es tener un mejorado sentido auditivo, algunas voces son estresantes, desesperantes, realmente molestas o, melodiosas, tintineantes y agradables de escuchar.
Volviendo al tema original, claro que quedé pasmado, no pensé en el momento, prácticamente olvidando todo sentido de conservación lanzando toda precaución por alguna de las ventanas… me hice visible. Bajé hasta el nivel del suelo monocromático y me quedé a pocos metros de quien me descubrió.
--Así está mejor. –dijo el hombre mientras me observaba –Mis subordinados son tan… tontos que, en verdad creyeron que Harry Potter llegaría a ellos débil, sin escoltas, casi en bandeja de plata. Además, lo peor que hicieron fue traer al supuesto Harry Potter a mi guarida. A veces pienso que mis seguidores sufren daño cerebral.
Contaba el hombre… Voldemort, contaba Voldemort. Es agradable. Vaya, me sentí extraño al pensar en ello, casi podía visualizar a Harry, a Sirius, Remus y los otros mirándome como si hubiera perdido la razón. ¿Seguiré cuerdo?
--Quizá debas elegir mejor a tus subordinados, el próximo podría revelar tu ubicación al Ministerio… incluso al mismo viejo. –intenté conocer más al buen Voldy.
--¿Viejo? –inquirió con propiedad.
--Sí, viejo, ya sabes, el anciano fanático de la moda merlineana, barba extra larga, lentes de fantasía y una expresión de abuelo condescendiente realmente irritante. Ese viejo. –dije de manera casual mientras curioseaba en la parte del ‘trono’. Terminé sentado en el gran asiento que indica poder.
--Te refieres a Albus Dumbledore. –dijo con un extraño tono, parecía esconder diversión y burla.
--¿Acaso hay otro? Espero que no. Un solo titiritero es más que suficiente para atormentar a… –casi se me escapaba mencionar a Harry –Este trono es bastante incómodo, si alguna vez me voy al lado obscuro pediré sólo cojines y almohadas acolchonadas.
--No pareces ser miembro de la Orden del Fénix, no te agrada Dumbledore y hasta planeas el tipo de asiento que quieres tener de ser… Obscuro. –decía mientras avanzaba hacia mí, en cambio yo seguía buscando una posición más cómoda en el trono en que estaba –Eres demasiado joven para ser asignado a una misión de matarme, eres único así que no eres un tipo de sacrificio… Así que, la pregunta es, ¿Qué haces aquí? –dijo Voldy estando frente a mí, bueno frente a mis pies que estaban enganchados en la cima del trono y mi cabeza recostada en uno de mis brazos justo donde deberían de ir las posaderas.
--En realidad, venía a sacarte de combate. –dije para volver a moverme en el incómodo trono.
--¿Sacarme de combate? –levantaba una ceja, al igual que mi padrino, para pedir explicación.
--Ya sabes, noquearte, dejarte mal herido o hasta matarte. –volví a decir como si del clima se tratase.
--Bien, no me decido. O eres muy franco, o eres un gran idiota o, esto es una broma. –dijo de brazos cruzados y con algo de irritación.
--O vamos viejo, acaso no sabes que el peor error de los villanos es subestimar a quien deben enfrentar. –dije todavía jugando en el trono.
--Niño, vete a casa, juega al héroe con alguien más. –dijo casi exasperado.
--No puedo volver, no aún. Se supone que vine a destruir a un Mago Malvado y descubro que no hay tan mencionado y temido Mago Malvado, así que, antes de hacer algo precipitado primero quiero conocerte bien. Quiero conocer tus ideas y entender por qué allá fuera dicen tantas cosas de ti pero en persona, no eres ni el reflejo de lo que cuentan. –dije ya sentado propiamente, bueno, flotando.
--¿Con qué objeto? –preguntó confundido.
--Digamos que depende de lo que descubra, cambiarán demasiadas cosas y entre ellas, puede ser que decida ayudarte a ti en lugar del viejo titiritero. –contesté con honestidad.
¿Qué? En verdad dije lo que quería decir. Si los ideales de Voldemort son mejores que las manipulaciones del viejo, salvo destruir a mi hermano, puede que ayude una que otra vez. Sin embargo, algo me dice que Voldemort, este sujeto frente a mí no dañaría a Harry.
--Iniciemos con lo básico entonces, soy Tom Riddle mejor conocido como Lord Voldemort. –se presentó.
--En ese caso, soy Phantom. Danny Phantom. –y estrechamos las manos.
>>Continuará...