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All you need is love por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Bien, seguimos con la continuación de esta historia... aún desde el punto de vista de Danny.

 


 


All you need is love


V


Las Paces


 


 


 


Al siguiente día vino mi padrino con más pociones… que no tomé pues ya estaba como nuevo gracias a Clockwork. Tras una mirada inquisitiva de su parte decidió no preguntar. En verdad me agrada mi padrino. En seguida abordó el tema que lo había traído aquí, aparte de mi salud, el viejo le había pedido que nos viéramos, se supone debemos hablar sobre mi educación en Hogwarts entre otras cosas. ¿En verdad tenía que ir a Hogwarts? Hasta ahora mi aprendizaje estaba bien, pedí consejo a mi padrino, dejando de lado lo de la guerra y la influencia del viejo dijo que era lo que debía hacer, aún más al haber aceptado el título de heredero Black.


No quedó de otra. Nos veríamos… esa misma tarde, debido a mi ‘recuperación’ esa plática debía llevarse a cabo lo más pronto posible. Sería en el lugar donde los vi por primera vez, Severus me llevaría, lo único que pedí es que no hubiera tanta gente, sólo los involucrados en los temas a tratar. Severus envió el mensaje, esperaría hasta que yo estuviera listo. Mientras me preparaba, recordé los ‘encuentros’ que tuve con Harry ¿Estaría presente? ¿Seguirá molesto por mi existencia? ¿Le pedirá al viejo que no me ponga en la misma escuela que él… el mimo grado… la misma casa que él?


Ambos estábamos irritados, él porque no sabía de mi existencia, yo porque me ignoraba. Supongo, que habríamos terminado enojados de todas maneras, las circunstancias… nuestro carácter así lo habría decidido. ¿Por qué pienso en eso ahora? Hasta este momento he actuado por impulso y sin pensar en nada más que en el momento, supongo que, nahh, no creo.


Severus me llevó a ‘la Madriguera’, el primer lugar a donde llegué, el lugar donde posiblemente esté mi hermano. Una sensación pasajera de nervios me recordó lo que sucedió esa noche, tarde, ¿tarde-noche? Ya ni recuerdo. En fin, sólo vengo por lo del colegio.  Siento cómo un sutil toque de la mano de mi padrino en mi hombro me indica que él estará ahí, me indica que es hora de entrar, me indica que no tiene caso esperar. Suspiro. Intento ignorar los cuchicheos que se escuchan del otro lado de la puerta… sin duda del otro lado están al tanto de nuestra llegada.


Apenas toco la puerta cuando ésta abre de inmediato, nos invitan a pasar, y observo que ahí dentro están casi todas las personas de la última vez. Incluso Harry. Sólo faltaban los amigos de mi hermano, los gemelos y la única niña pelirroja. Miré al anciano tratando de transmitirle mi pregunta.


--Danny, mi muchacho… hay temas que tenemos que tratar… –iniciaba el viejo.


--Es Daniel. –establecí –Estoy aquí para hablar de mi educación.


--Y es por ello que la profesora Mcgonagall, la subdirectora de Hogwarts, el profesor de pociones, Snape, y un antiguo profesor de defensa contra las artes obscuras, Rems Lupin, están presentes. –dijo señalando a cada uno.


El último nombre me llamó la atención.


--¿Remus? –susurré, o eso creí, pues el hombre castaño de aspecto desaliñado me contestó.


--¿Danny?... ¿En verdad, eres Danny? –decía con ilusión.


--Es Daniel. –dije perdiéndome en sus ojos marrones.


Me miraba de tal manera, con tal cariño, que me recordó a mis padres, a Jazz, a mis amigos cuando se preocupaban. En verdad era sincero.


--Pero, puedes llamarme Danny. –dije un poco más bajo que el susurro anterior.


Sin embargo, puedo asegurar que me escuchó. ¿Cómo? Justo al terminar de decirlo, él se lanzó a abrazarme. Su calor, su preocupación, el contacto humano me recordaron que hacía tanto que nadie me abrazaba de esta manera, incluso Clockwork al ser un fantasma no transmitía calor, al fin pude sentir lo necesitado que estaba de… un poco, tan solo un poquito de cariño.


--Lo siento, lo siento, perdóname… no pude hacer nada, lo siento. –decía el castaño.


--No tienes que disculparte, lo que ha pasado, bueno, ya no se puede cambiar. –dije con la voz ahogada, no solo por los brazos que se aferraban a mí sino por el nudo en mi garganta que se empeñaba en salir.


--Danny, Danny me alegra que estés bien, e verdad me alegra que estés aquí. –dijo al tratar de soltarme.


Me aferré a él. Temí perder este calor que casi había olvidado. Temí que los molestos ojos de todos me vieran vulnerable. Así como me sentía en ese momento.


--Tranquilo Danny, todo está bien. Ya todo está bien. –me susurraba el que no me había soltado debido a mi muda petición.


--¿Acaso no tienen nada mejor que hacer? –pregunté con rencor.


Era evidente que me refería a los que no dejaban de observar como si de un espectáculo se tratara. Sentí a Remus estremecerse, supongo que no esperaba escucharme hablar de esa manera. No escuché que se movieran, pero sí escuché cómo el viejo hacía ademanes que, seguramente, indicaban a los ‘de más’ retirarse. Aproveché los breves segundos en que se dispersaban para secar de manera sutil las lágrimas que lograron escapar de mis ojos. Remus lo notó, soltándome poco a poco, con sus manos me ayudó a retirar las gotas saladas que estaba en mis mejillas. Le sonreí agradecido, él me devolvió la sonrisa con cariño. Y tuve que desviar mi mirada para que las olas de recuerdos no me volvieran a atacar nuevamente.


Observé alrededor, quería confirmar quienes se habían quedado. Mi padrino, quien me dedicó una mirada que me indicaba comprensión, el viejo, la subdirectora, Harry y el hombre de las cicatrices y ojo extraño. Lo ignoré olímpicamente. Traté de recuperar la compostura.


--En cuanto a mi educación. –inicié, esperé a que el viejo saliera del trance en el que estaba.


--Danny… –iniciaba.


--Daniel. –aclaré.


--Daniel, como no iniciaste con tu educación de manera convencional, no estás acorde con los alumnos de tu edad… debemos hallar la manera de hacer que recuperes el tiempo perdido o, en otro caso, colocarte desde el primer año. –dijo pensando en lo de ‘mi edad’.


--Ya me encargué de eso, según los últimos resultados, estoy al nivel de alguien de cuarto año. –dije sin tapujos.


--Pero, ¿Cómo es posible? Se nos ha informado que no tenías conocimiento alguno del Mundo Mágico hasta hace tan solo nueve días. –exclamaba de manera sorprendida-escandalizada la mujer.


--Estudiando. Leyendo aquí, allá… investigando, una biblioteca es bastante entretenida una vez que encuentras los estímulos correctos. –dije de manera casual.


--Ciertamente, sin duda es una gran sorpresa, Daniel. –dijo el anciano –No obstante, debo cerciorarme que sea la educación adecuada, las materias que están establecidas en Hogwarts.


--No tiene de qué preocuparse. Lo teórico está bien, admito que en lo práctico necesito supervisión por lo que estoy en busca de un profesor que pueda guiarme y asesorarme. Si mal no recuerdo, dijo que el profesor Remus Lupin fue parte del personal del colegio. –me volví hacia el mencionado –¿Qué dice profesor, aceptaría darme clases privadas?


--Me encantaría. –respondió con una sonrisa.


--Ya está, quién mejor que un profesor retirado del colegio al que pretendo asistir para asegurarse que valla por el camino correcto. –dije mirando al viejo sin dar lugar a cuestiones.


--Seguro. –dijo el viejo no tan convencido.


--Bien, me retiro. –dije con un ademán de despedida.


--Espera. –dijo alguien más.


Me volví para buscar a quien habló, sinceramente no reconocí la voz, no en ese tono.


--Sirius quiere verte. –volvió a decir… Harry. Parecía… incómodo.


--Debe descansar. Tal vez en otra ocasión. –contesté, me pregunto si algún día llegará a aceptarme.


--En verdad quiere verte. Amenazó con bajar él mismo. –pidió Harry mientras miraba a otro lado, ni siquiera podía mirarme.


--Ya me habré ido para cuando él esté aquí. –dije.


--No estés tan seguro. –escuché que alguien más decía.


Nos volvimos hacia la entrada del lugar en el que estábamos. Ahí estaba Sirius Black, más vivo que muerto, con color en su piel, con vida en sus ojos, con ganas de vivir.


Escuché varias exclamaciones, varias llenas de preocupación, algunos regaños, unas llenas de admiración… sin duda, Sirius estaba en un buen lugar para recuperarse.


--Danny. –dijo con paso decidido a pasar a aquellos que intentaban detenerlo, con el objetivo de llegar a mí, o al sillón con Harry, no lo supe puesto que fue detenido por un desvanecimiento a poco menos de un metro de mí.


Mis reflejos actuaron por sí solos, no lo dejé caer. Lego llegó Remus y Harry, ellos dos lo llevaron al sillón más próximo, yo no me moví de mi lugar.


--Debes descansar, ya hablaremos en otro momento. –le dije a Sirius.


--No irás a ninguna parte, chico, antes debes explicar ¿Cómo es que trajiste a Black de vuelta? ¿Cómo entraste al Ministerio y no ser atrapado? ¿Cómo es que tú no tienes algún efecto al igual que Black? ¿Cómo es que dices haber alcanzado el mismo nivel que alguien de cuarto grado en tan solo nueve días? –bombardeaba el de las cicatrices con un aire amenazante.


Pfff, sí claro.


--En orden. –hice una pausa que obtuvo la atención de todos –No es algo que lo quisiera hablar, no hice ruido, somos diferentes, y sé leer.


Ni qué decir que el de las cicatrices se molestó al grado de ponerse rojo, muy rojo. Sirius y Remus rieron un poco, mi padrino sólo bufó, y los demás e miraban estupefactos, sin saber cómo reaccionar.


Las risas de los antiguos amigos de James me sacaron una sonrisa, una sonrisa que empezó a crecer y por ende terminé riendo con ellos. ¿Hace cuánto que no reía así con esa libertad, al grado de que doliera el estómago, al punto de sacarme un par de lágrimas? Escuché que la risa de alguien más se unía a nosotros, era Harry. Estábamos riendo, mis ‘tíos’, mi ‘hermano’ y yo. Al percatarnos los cuatro de lo que sucedía, reímos más fuerte. Fue algo extraño, reímos como maniacos ante la atónita mirada todos los demás, sólo reíamos por reír.


Fue realmente extraño. El sentirme parte de algo, el sentirme como cuando estaba con mis amigos y con Jazz, así de libre y seguro como para permitirme relajarme y reír. Simplemente reír. Miré a mi padrino, noté su mirada, contenta de verme así, riendo por primera vez.


 


 


>>Continuará...


 

Notas finales:

Gracias por leer.


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