Youth Love
Eran las siete con quince de la mañana. Fred miraba por la ventana las cajas de mudanza en la casa de junto. Esa era una casa esquina, bastante mas grande que la suya, y no habia sido habitada hace mucho tiempo. A Fred, siempre le pareció esa estructura, un lugar solitario y descuidado; pero en realidad, no era muy distinta a él. Fred llevaba tres meses sin hablar con su padre, quien no habia tomado de buena forma, el hecho de que su hijo sea gay. Afortunadamente, su madre se esforzaba en aceptar su situación, con tanta delicadeza y comprención como fuese posible.
Fred salió de su habitación. Saludó a su madre y observó en silencio a su padre, quien no hizo mas que ocultar su rostro tras el periódico. Eso le dolió. Nunca pudo acostumbrarse a tanto desprecio e indiferencia. Su madre, al entenderle, le acarició el rostro con dulzura y lo despidió en la puerta.
Fred caminó a la parada. Vió la hora: siete con cuarentaicinco. Puso sus manos en los bolcillos y tomó el autobus.
...
Siete con cuarentaicinco. Charlie despertó a duras penas y medio vestido. Una revista pornográfica le cubría el rostro y un vaso sin beber de soda se posaba en su mesita de luz. La mudanza había sido el dia de ayer pero aun estaba cansado, sin contar que aún quedaba mucho que ordenar. Puso la revista bajo su almohada, se arreglo rapidamente y salió a prisa. No vió la hora, pero sabía que era tarde.
Charlie estaba acostumbrado a estar solo. Sus padres empezaron a viajar desde que él tenía a penas once años, por lo que siempre les tuvo rencor. Estos, primero volvian cada treinta dias, después, aplazaron su vuelta a casa a cada mes, pero últimamente, no los veía si no hasta cada tres o cuatro meses. Su promiscuidad, sus vicios, su comportamiento negativo; todo se debía a la ausencia de sus padres.
Charlie no tenía mas que dieciseis, pero había sido capáz de llevar a la cama al menos tres mujeres distintas por cada semana. Pues este joven, no solo era un buen partido por su dinero, o su atractivo fisico, si no que tambien era, infinitamente seductor.
Charlie debió ir a la escuela caminando, pues el autobus que debía tomar, pasó justo frente sus ojos.
...
Ingresó en el salón de clases, un hombre fornido. Saludó y dió su nombre.
-Quisiera que ustedes dijeran sus nombres, para que se conozcan entre los novatos.- Con su mano, señaló a Fred- Empecemos contigo-
Fred no se levantó.
-Llevo tres años en el mismo colegio. No hay ningún compañero nuevo y todos me conocen.-
Alguien en el fondo, grito "¡Es el afeminado!", y todos en la clase comenzaron a reir. Fred puso sus manos en su rostro tratando de esconderse, sabiendo que después de eso, su año sería, increíblemente, dificil de lidiar.
El profesor estaba a punto de reprender a quién lo dijo, pero un alumno cuzó por la puerta, este era Charlie.
-Por favor sientate, llegas tarde- Dijo el maestro como olvidando lo ocurrido.
Charlie elgió un lugar del fondo, cuatro asientos atrás del de Fred.
El profesor se volvió al pizarrón y empezó a escribir.
Charlie colocó su mano en el mentón, y puso rostro de desinterés. Pero al levantar la mirada, chocaron sus ojos contra los Fred, quien se asustó y bajó la vista.
...
Eran los minutos del receso. Fred estaba solo. Se enfocaba en observar al chico nuevo; este sujeto le parecía alguien misterioso e interesante, pero no había tomado mucho tiempo para que un par de chicas faciles se acercaran a él para arruirar su panorama.
Tocó el timbre y Charlie pasó junto a el. No podía perder esa oportunidad.
-Disculpa... ¿tienes hora?-
Charlie, en silencio sacó su celular del bolcillo de su chaqueta.
-Diez en punto.- Y continuó su camino.
Fred se sintió estúpido, muy estúpido. Si estaba frente a él, si él le habló con gentileza, si se tomó el tiempo de detenerse a responderle algo tan torpe, ¿Por que demonios Fred no pudo seguir hablandole? ¡Eso fue algo tan tonto! pudo haber sacado otro tema. ¿Por que no le prguntó su tipo de musica favorita?, ¿por que no le perguntó su edad?, ¿por que no preguntó su nombre? o cualquier idiotez, con el único fin de hablar unos segundos mas con él. ¡Seguro hubiera respondido a cualquier pregunta!.
...
A la salida, Fred estaba absorto en sus pensamientos, lamentandose aún, el haber perdido tal oportunidad. Cabisbajo, mirando sus pies, sin darse cuenta que su MP3 se había caído.
Una mano le tomó del antebrazo con dificultad, puesto que Fred caminaba rápido. Giró y ahí estaba él, erguido, imponente, ¡el recien llegado!. Fred, petrificado, no dió a reaccionar.
-¿Eres tonto o que?- Dijo Charlie con rostro enfadado.
-¿Ugh?- Fred seguía sin entender.
-¡Deberías cuídar mas tus cosas! Esto cayó de tu mochila.-Enseñandole el MP3- Es mas ¡aún esta reproduciendo!-
-Perdón, yo...- Fred se acercó a recibirlo pero Charlie puso uno de los auriculares en su oído.
-Al menos tienes buen gusto...-Charlie devolvió el MP3, complacído al saber que alguien más escucha buena música.-Eres un despistado.-
Charlie salió, empujando ligeramente a Fred, demostrando soberbiedad.
Fred tambien salió, aún algo confundido.
...
Charlie sentía que alguien seguía sus pasos. Al voltear, efectivamente alguien se escondió tras un callejón. Empezó a caminar mas rápido y los pasos detrás de él tambien aceleraron. Charlie se detuvo; los pasos tambien. Charlie empezó a correr; los pasos tambien. Charlie se detuvo y giró, y ese "alguien" chocó contra él. Al fijarse bien, ese "alguien", ni siquiera era mas alto que él, incluso era como cinco centimetros menor, y al parecer, también era mas debil. ¡Se trataba de ese torpe pelirrojo que perdió su MP3!, Estaba ahí, detrás de él, a solo unos pasos.
-¿Es que a caso ahora me sigues?, ¿es que a demás de despistado, eres psicopata?-
Fred enrojeció.
-¿D-De que estas hablando? ¡No te estoy siguiendo! tambien tomo este camino.-
-Genial.- Dijo Charlie sarcásticamente.- Ahora, a demás de despistado y psicopata, eres mentiroso.-
-¡No estoy mintiendo!-
-¿A si? pues ¡¿en donde vives, chaval?!- Dijo Charlie, ya enojado.
-Calle "Compositor", número Veintiuno.-
-...- Charlie acomodaba sus ideas- Esa... es la casa junto a la mía, la que cruza la calle.-
-¿Que? ¿Eres el que se mudó ayer?, ¡el tipo de la guitarra roja!-
-¡Genial!- Dijo nuevamente con sarcásmo- Así me psicopateas aún antes de conocerte, y no solo debo conformarme con eso... ¡sino que ahora podras psicopatearme con solo abrir una ventana!-
Lo que dijo, realmente enfadó a Fred. Quien bajó la mirada y apretó los puños.
-¡Escuchame bien!, Yo no te he hecho nada, asi que no tienes el derecho a tratarme asi, ¿y sabes que? He tomado este camino desde que ingrese a ese colegio ¡Y no pienso cambiarlo por un idiota que se hace el interesante! Asi que quieras o no, si no te largas tu, ¡tendremos que tomar el mismo camino! Asi que empiezas a tratarme bien, porque no quiero estar enfadado todo el camino por ver tu rostro cada tarde. ¡¿Entendiste?!.-
Fred respiró. Empezó a pensar de donde había sacado la suficiente energia y valor para decirle eso a él. Se sintió orgulloso de si mismo. Al instante, sintió miedo, un miedo terrible. Acababa de gritarle a alguien mas alto que él, con mas fuerza, con peor humor y a quien tendría que ver cada dia. ¡¿Como pudo ser tan estupido al decir eso?!.
-Agresivo ¿eh?- Dijo Charlie con los brazos cruzados y rostro serio. Le miró directamente a los ojos con severidad. Sin embargo, de la nada, desenbolsó una ligera sonrisa.- Me agrada-
Fred dejó de temblar y se sonrojó a mas no poder.
-¿Q-Que?-
-Eres menos debil de lo que parece... interesante- Extendió su brazo y desordenó el cabello de Fred, pero este bajó el rostro por verguenza. -Baja la guardia y dime tu nombre.-
-Ugh... Alfredo Barlovento-
-¿Un Italiano? interesante. "Fred" te queda bien.-
-¿Que hay de ti?-
-Charlie.-
-¿"Charlie" cuanto?-
-Charlie a secas.-
-¿No tienes apellido?-
-Mi apellido no es importante.-
Charlie tomó del hombro a Fred.-Vamos, o llegarás tarde.-
Fred se sonrrojó. ¿En que momento pasó esto? ¿en que momento empezó a tratarlo tan bien? ¡Si hace dos minutos estaban discutiendo a muerte! No podía entenderlo, pero le hizo sentir muy bien.
...
Era de noche y Fred miraba por la ventana. Pero la casa de junto ya no era un lugar solitario. Es mas, ahora era un lugar interesante y misterioso, al igual que Charlie. Fred se sentía bien. Nunca tuvo tanta suerte. Conoció a Charlie, y además podria verlo en las mañanas en la parada, en las tardes en la escuela, y en las noches desde su ventana, y mas aún ahora, que le dijo que le agradaba. Tal vez, con un poco de suerte, podrían ser amigos, o tal vez, con aún mas suerte, podrían ser algo mas... Fred se sentía bien. Tenía un chance, una esperanza, de perder su soledad.
Fred miró la luna y cerró la ventana, sin saber que Charlie tambien estaba mirando. Sin saber que Charlie lo miraba a él.