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Para toda mi vida... por W Burton

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Notas del capitulo:

 Buenas tardes, les agradezco que me lean nuevamente. Este capitulo fue dificil de escribir por falta de tiempo (Y si que me tomó tiempo), a demás debí escribirlo tres veces pues la pagina no respondia. Pero finalmente esta aqui. Disfrutenlo.

En vaivén

 

 

 

 Fred miraba a la puerta con nerviosismo. Temblaba, repiqueteaba los dedos, parpadeaba en forma compulsiva. Lo estaba esperando a él, pero nunca llegaba.

 

 Ya harto, descanzó su cabeza en la mesa, suspiró, y empezó a escuchar la clase como era debido, pero cuando comenzó a tomar apuntes, finalmente alguien irrumpió en el salón: la persona que esperaba. Fred irguió la espalda y miró a la puerta con curiosidad. Si, era Charlie, pero no, él no giró para verle.

 

-¿Otra vez?, ¡Quince minutos tarde! Un dia mas de retraso y tendré que llamar a tus padres.- Dijo el profesor con enfado, sin despegar la tiza del pizarrón.

 

-Tss, Suerte con eso.-

 

 Charlie fué al fondo, de mala gana y con rostro de querer matar a alguien.

 

 No saludó a Fred. No lo miró. Ni siquiera dio en cuenta que estaba ahí; suplicando por una palabra... ¡Cualquier palabra!.

 

 Fred giró para verle, pero este no levantó la mirada. Tal vez se debía a que estaba de mal humor. Sin embargo, una chica rubia se aproximó a Charlie y le susurró al oído. Al muchacho le cambió la cara, y le devolvió el susurro.

 

 Fred no pudo escuchar lo que decían, pero entendió bien de que trataba, ya que la chica se sonrojó y rió con picardía.

 

 En ese momento, todo se volvió estupido. Se sentía enfadado consigo mismo, puesto que era ridículo verle de tal manera, sabiendo que jamás sería retribuído. 

 

 Charlie lo tenía así, en sus manos. En medio de un Limbo, entre un "algo" y un "nada", en un vaivén, donde no se sabe si se debe tener esperanza, o ahorrarse el tiempo de esperar a quien jamás llegará.

 

 Se volvió a su cuaderno y se esforzó en no verle durante el resto de la clase. No debía incubar sentimientos no correspondidos que a la larga lo lartimarían. Si en verdad tenía un chanse, sería Charlie quien se acercase durante lo largo del día. Pero simplemente, no pasó.

 

 Durante los recesos, a pesar de que Fred se le hubiese quedando viendo, él pasaba por el lado sin darse cuenta de su existencia, como quien atraviesa un fantasma; en las clases, ni siquiera se dispuso a dedicarle una mirada; Y a demás se tomaba la libertad de hablar con todo el mundo, excepto con Fred.

 

 Es así como supo... que debía rendirse.

 

 

 

...

 

 

 

 Tocó el timbre de salida. Fred estaba deprimido. Sintió que sus sueños se rompían con la facilidad de un papel y que lo que le quedaba de corazón, caía al piso despedazandose.

 

 Se detuvo en la puerta, solo para ver si su MP3 estaba en su lugar, y así evitar malos momentos.

 

 Charlie pasó a su lado, se detuvo y volteó hacia Fred.

 

-Ah, Freddy, ¿Me esperabas? Perdón por la demora. Vamos.-

 

 A Fred se le heló la sangre, le brillaron los ojos y le volvió el alma al cuerpo.

 

 Volvió a tener esperanza, pues Charlie se dió cuenta que estaba ahí, quería que caminara a la par con él, y además... ¿En verdad lo llamó tan dulcemente "Freddy"? ¡Que bonito se oía salido de su boca!.

 

 Charlie avanzó unos pasos y giró para ver si Fred lo seguía, pero lo vió petrificado en el umbral.

 

-¿Vienes o no?- Dijo con rostro confundido.

 

 Fred, sin mas, corrió a su lado con unas ganas inigualables de sonreír.

 

 

 

...

 

 

 

-¿Siempre eres tan lento?- Dijo Charlie con simpatía.

 

-¡No es mi culpa!, tu vas demasiado rapido.- Fred, con dificultad, trataba de alcanzarlo.

 

-Tal vez tienes razón.- Dijo, bajando la velocidad.- Tal vez...- Engrosó la voz y miró el cielo con un rostro de melancolía que no pudo disimular.

 

 Fred lo vió, y le pareció un gesto muy atractivo... muy atractivo. Hacía ver a Charlie como alguien profundo y complicado, aunque tal vez, si lo era.

 

 Esa mirada en sus ojos, demostraba una mancha, una herida, un dolor. Quién sabría que clase de angustia rondaba en su cabeza. Como Hubiera querido Fred, ser quien escuche sus problemas, ser su consuelo. 

 

 En ese momento, sintió deseos de abrazarlo y decirle que no estaba solo. Decirle que estaría ahí cuando lo necesitace.

 

 Pero después, volvió a su mente la imagen de Charlie susurrandole a esa chica. Chica que, de seguro, solo lo usaría y botaría como lo hacía con todos. Esa chica que jamás, ni en toda su vida, sería capáz de querer a Charlie, tanto como... ¿él?.

 

 Su esperanza volvió a romperse.

 

-Hey, por lo menos podrías hablar, me estoy aburriendo aquí solo.- Dijo Charlie.

 

-Perdón... ¿De que quieres hablar?.-

 

-No lo sé... cualquier cosa.- Dijo demostrando desgano.

 

-Emm... ¿Por que... cambiaste de casa?.-

 

-Tuve problemas en la escuela anterior. Despues de eso, me aceptó solo una escuela, pero estaba en esta ciudad. Así que no tuve de otra.- Se mostraba algo enfadado.

 

-Ah... ya entendí.-

 

-¿Que hay de tí?, Se ve que no eres muy popular en la escuela. ¿A que se debe eso?.-

 

-Yo... emm...- Fred empezó a dudar.- Dejaron de hablarme cuando supieron... que soy gay.-

 

 Charlie se detuvo por unos segundos.

 

-¿Gay?-

 

-Asi es.- Fred se detuvo. Se abrazó a si mismo y miró al piso, por verguenza a su tan brusca confeción.

 

-Es extraño. Casi no se te nota. aunque en realidad, eso explica muchas cosas sobre ti...- Charlie continuó caminando como si nada, dejando a Fred atrás.

 

 Volvió a detenerse cuando se dió cuenta que Fred no estaba avanzando con él. Se acercó un poco y le hizo un gesto con la mano para que continuase.

 

-¿Te... Molesta?-

 

-No tiene por que molestarme, es cosa tuya. Eres una buena persona y no dejarás de serlo solo por tu orientación sexual. Es mas, creo que el amor debería ser libre, y no clasificarse como bueno o malo. Las personas se enamoran de otras personas, y se acabó.-

 

 Ya era seguro, Fred estaba flechado. Nunca nadie le había hablado así, con tanta maduréz y seriedad. Cada vez que Fred se daba valor para mencionar su homosexualidad con alguien, las personas lo hacían sentir culpable de su condición, como si estuviera equivocado. Pero con Charlie, todo era natural, estaba bien, incluso era irrelevante. Ya era realmente seguro, Fred estaba flechado. Flechado por Charlie.

 

 Charlie le revolvió el cabello como la última vez y se apoyó contra el hombro de Fred mientras caminaban.

 

-Me agradas.- Le esbozó una ligera sonrisa, que para Fred fue como un paraíso.

 

 Fred estaba inmensamente feliz, pues esa esperanza rota se había renovado. Esperanza, que era pequeña, pero a la cual se aferraría como si fuera oxigeno. Porque lo tenía ahí, pendiendo de su hombro, tan cercano.

 

 Se sentía ligero, fuerte, capáz de hacer cualquier cosa. Supo que ese era el momento de dar un paso importante, y no podía perderlo con tanta facilidad. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, abrió la boca, y de ella no salió ninguna palabra. Estaba mudo. Se arrepintió de hablar y volvió a ser un cobarde.

 

 

 

...

 

 

 

 Sin darse cuenta, el camino juntos ya había acabado. Estaba frente a la puerta de su casa y Charlie ya cruzaba la calle para ir a la suya.

 

 Seguramente caminarían juntos mañana, pero no sería lo mismo. Había perdido tal oportunidad... o tal vez no era tan tarde.

 

 Charlie estaba a punto de entrar, cuando escuchó su nombre.

 

-¡Charlie!.-

 

 Vió corriendo a Fred hacia él.

 

-¿Que... harás el viernes?.- Dijo tomando una bocanada de aire. Mirandole a los ojos, con nerviosismo y temor.

 

-Saldré con la chica rubia.- Demostrando indiferencia.

 

 Y entonces, el sentimiento de estupidéz de Fred regresó en grande. Enrojeció de verguenza y sus ojos se llenaron de lágrimas, por lo que procuró mirar hacia otro lado. Solo quería desaparecer.

 

-Ah... esta bien... perdón.- Empezó a dar unos pasos hacia atrás.

 

-¿Por que? ¿A caso quieres ir a algún lugar?.-

 

-No... no importa... solo era curiosidad.

 

 Fred se empezó a caminar en dirección opuesta a Charlie.

 

-Podemos ir al parque, ¿Quieres?, como para variar las cosas.-

 

 Fred se detuvo y giró levemente la cabeza para verle.

 

-Es... ¿en serio?.-

 

-Claro, podemos ir después de clases. Te esperaré en la salida. ¿Ok?.-

 

 Fred estaba desconcertado. ¿Como le hacía para cambiar con tanta facilidad las cosas?. Lo subía o bajaba a voluntad. Si Charlie lo quería triste, lo entristecía; si Charlie lo quería feliz, lo alegraba. Charlie se había convertido en el dueño total de todas sus emociones.

 

 Charlie ya había desaparecido tras la puerta, pero Fred seguía volando. Ordenando sus ideas y asimilando esa ultima conversación. Después, la información le cayó de golpe:

 

¡El viernes saldría con Charlie!

 

 

Notas finales:

 Por favor no no olviden leer el proximo capitulo. Ese es realmente, el punto de partida.


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