Me encontraba plácidamente dormido, cuando empiezo a escuchar un ruido bastante molesto, era el reloj despertador; manoteo ese objeto infernal, a mi parecer, y lo desactivo, miro la hora que marcaba y con terror veo que este marcaba las 08:30, maldición me había quedado dormido.
Me meto al baño y me doy una ducha rápida, una vez salgo me cambio el pijama por el uniforme de la escuela; bajo rápidamente y tomo una tostada que había en la mesa y estaba a punto de salir cuando me veo interrumpido por mi padre....
-...buenos días Naru...creo que se te olvida algo...
Me detengo y lo miro con una cara de “lo que sea dilo ya”, veo que el extiende una de sus manos en la cual se encontraba mi mochila; le dedico una sonrisa nerviosa y tomándola me marcho con la tostada en la boca y rogándole a kami-sama que me ayude a no llegar nuevamente tarde.
Déjenme presentarme, me llamo Naruto Namikaze Uzumaki, tengo 17 años, tengo el cabello rubio algo alborotado, ojos de color celeste, mi piel es algo bronceada y poseo en cada una de mis mejillas tres marquitas que parecen bigotes, gracias a las cuales más de uno me ha llamado zorrito...
Llego por los pelos a mi escuela, al entrar me encuentro de cara con la directora, quien resulta ser mi abuela; a pesar de que seamos familia en la escuela ella me trata como a todos los demás alumnos, veo que estaba cruzada de brazos, clara señal que me debía preparar para uno de sus sermones.
-...de nuevo tarde Naruto...
-...en verdad lo lamento...es que me quede dormido...no se repetirá nuevamente...déjame pasar obba-chan...perdón directora Tsunade...-me corregí al sentir un fuerte coscorrón de su parte.
Al ver que me permitía el paso me dirigí rápidamente a mi salón; una vez allí me siento pesadamente en mi lugar, en ese instante se me acerca mi mejor amigo Rock Lee, quien me saluda con su típico “abraso de oso” el cual siempre me deja sin aire...
-...buenos días Naruto...ya te he dicho que no debes desvelarte tanto jugando videos juegos...eso le hará mal a tu juventud...-me dijo al ver que soltaba unos cuantos bostezos.
-...ni te esfuerces Lee...además no sé por qué te preocupas...ya deberías saber que los tontos no pescan resfriado...- comentó Kimimaro.
Les voy a contar un poco sobre ellos...Rock Lee es mi amigo desde que tengo memoria, siempre jugábamos juntos, y en varias ocasiones se quedaba a dormir en mi casa durante las vacaciones, el tiene el 17 años, cabello negro y corto estilo honguito, ojos del mismo color, pero lo que más llama la atención de él son sus cejas súper pobladas...
Mi segundo amigo es Kimimaro, el tiene 18 años, su cabello es largo blanco grisáceo, sus ojos son verdes con unas extrañas ojeras rojas, su piel es un poco pálida, también posee una pequeñas marcas en su frente; un dato importante de él es que es un doncel, si es de esos hombres que pueden engendrar al igual que una mujer, mas debe mantener eso en secreto ya que muchos consideran que los donceles son seres repugnantes...
En ese momento entra al salón nuestro profesor de historia Iruka Umino, irónicamente él es mi padrino; el posee el cabello marrón atado en una pequeña coleta, sus ojos son color avellana, tiene la piel algo bronceada y una cicatriz en el puente de la nariz.
-...buenos días alumnos...tomen asiento y abran sus libros en la página 154...
Las horas de clase pasaron lentamente para mi, en verdad odiaba tener que asistir, pero siempre me decía a mi mismo que esto era necesario si quería convertirme en un gran medico en el futuro.
Mi mayor anhelo es poder ayudar a las personas, pero no solo a las personas también me intereso muchísimo en el bienestar de los animales, muchos consideran que el sanar personas y el sanar animales son dos cosas completamente distintas, y en cierta forma tienen razón, pero para mí no es así; siéndoles sincero me preocupo más por la seguridad de los animales que de las personas, no quiere decir que no me importe lo que le pueda suceder a las personas.
Las clases finalmente terminaron, en la salida de la escuela me despedí de mis amigos y comencé a caminar rumbo a mi casa, desgraciadamente para mí comienza a llover; corro todo lo que pueden mis piernas y finalmente logro llegar, aunque claro me empape entero en el camino.
-...bienvenido Naru...linda ducha te diste...-me dijo mi padre con un tono de burla.
-...parece que no fui el único...-le contesto mientras tomo la toalla que me ofrecía y veo que el lleva una en la cabeza.
Me dirijo a darme una ducha mientras mi padre comienza a preparar el almuerzo, el realmente es un hombre admirable, desde que mi madre falleció el se ha esforzado para poder criarme y darme lo mejor.
Les contare sobre mi padre, el se llama Minato Namikaze, tiene 45 años, su cabello es rubio alborotado, sus ojos son celestes, y su piel es algo bronceada; es un hombre de carácter alegre, tiene los mismos pensamientos que yo con respecto a los animales, también es un ser trabajador, el trabaja de mesero en un lujoso restaurant llamado “The Sannin”.
Ya duchado y cambiado voy hasta la cocina, me acerco sigilosamente y le doy un pequeño susto a mi padre, no puedo evitar una carcajada al ver el pequeño brinco que dio por la sorpresa, prueba de que no me sintió entrar....
-...ve a darte una ducha papá...yo termino el almuerzo...-le digo desatando su delantal y quitándoselo.
Me pongo el delantal y me propongo continuar con la tarea que dejo mi padre, mas no puedo evitar una pequeña sonrisa al ver lo que estaba cocinando, se trataba de mi platillo favorito, ramen; debí imaginarme que cocinaría eso, después de todo siempre que había lluvia él lo preparaba.
Minutos después aparece mi padre y yo comienzo a servir el almuerzo ya listo, ambos nos sentamos y comenzamos a comer tranquilamente.
-...no parece que esta lluvia vaya a parar pronto...solo espero que no se vaya a transformar en tormenta...-comentó mi padre una vez había acabado de comer-...de lavar todo me encargo yo Naru...
Estaba por decirle que no, pero no me dio oportunidad ya que agarrando ambos platos se había marchado a la cocina; realmente podía ser muy testarudo cuando se lo proponía, no soy quien para hablar de eso, ya que yo soy igual...
Aburrido y sin nada que hacer me siento en el sofá del living, inmediatamente noto un libro sobre la mesita de allí, lo tomo para dejarlo en su lugar y en ese momento noto que no es un libro sino más bien un álbum de fotos...
Curioso comienzo a ver las fotos, apenas abro al álbum veo una foto que me pareció algo cómica, en la foto se podía ver a mi padre de niño, este estaba tirado en el piso siendo amenazado por una niña de largos cabellos rojos mientras lo agarraba del cuello de la remera que tenía en ese momento, rápidamente supe que esa niña era mi madre...
-...tú mirando el álbum de fotos...acaso se acerca el fin del mundo o algo similar...-me dijo mi padre mientras se sentaba a mi lado.
-...ja ja ja...que chistosito...-le respondí con sarcasmo.
En ese mismo instante suena mi celular, era una llamada de Lee, me preguntaba qué era lo que quería, tal vez se trataba de una tarea escolar, o me avisaba que estaba llegando a mi casa, conociendo a Lee el sería capaz de salir a trotar 10Km bajo esa lluvia...
-...hola Lee...que sucede...
-...Naruto tienes que venir a la central ahora...mi grupo y yo encontramos nuevamente un grupo de cazadores en el bosque cercano...ellos llevaban consigo un ciervo joven...al revisarlo nos dimos cuenta de que el ciervo sigue vivo...pero esta algo lastimado...aquí no hay nadie del grupo medico...te llamé a ti ya tu eres el que más cerca esta...y por ende el que más rápido puede llegar...
-...comprendo Lee...voy para allá ahora mismo...-dije cortando la llamada-...papa tengo que ir a la central...Lee me dijo que encontraron a un ciervo joven lastimado...dice que no hay nadie del grupo medico allá...y como soy el que más cerca vive soy el único que puede llegar más rápido...-le dije a mi padre mientras me ponía mi típica campera naranja con negro.
Mi padre no me dijo nada, solo me brindo una cálida sonrisa, yo le devolví el gesto y, agarrando un paraguas que se encontraba en la entrada, me dirigí a la central; era una fortuna para mí que la central solo se encontrara a unas 2 cuadras de mi casa...
Les contaré a que me refiero...verán como ya les dije me gustan los animales, y al parecer no soy el único, aquí en donde vivo existe un grupo especial que se dedica a velar por la seguridad de todos los animales...el “E.P.A.S.D”...el “E.P.A.S.D” es el “equipo de protección de animales salvajes y domésticos”, y yo formo parte de ese equipo...este está dividido en dos grupos, el primero es el grupo médico, al cual pertenezco, el cual es el encargado de curar a todos los animales que llegan malheridos; el segundo grupo es el caza-cazadores, al cual Lee pertenece...este grupo es el encargado de buscar a los cazadores furtivos y detenerlos, verán aquí la caza de animales salvajes está penado por la ley, mas siempre hay personas que se pasan esa ley por donde no les da el sol y lo hacen de todas formas...
Al llegar a la central me quito mi campera y la dejo en un perchero que encontré, agarro una bata blanca y me la pongo junto con un par de guantes de látex, en ese momento me encuentro con Lee...
-...gracias por venir tan rápido Naruto...perdón por molestarte...
-...no te preocupes Lee...voy a necesitar de tu ayuda para poder curar a ese ciervo...ya sabes por si se pone salvaje...
-...claro Naruto...voy a buscar una bata y unos guantes...-me dijo para luego irse a buscar lo que había dicho.
Mientras Lee regresaba decidí ir revisando al animal para ver que tan grave eran sus heridas, más al entrar me quede completamente estático y atónito, en vez de encontrarme un ciervo herido me encontré con un joven de unos 16 años, este tenía el cabello negro con algunos reflejos azules, sus ojos eran de un negro profundo, su piel era clara, pero lo que logro que abriera mis ojos y mi boca a más no poder fue el hecho de que ese joven...¡¡¡¡estaba totalmente desnudo!!!!...
Salgo de mis pensamientos al escuchar un leve quejido y veo como ese joven cae al suelo, rápidamente me le acerco y puedo ver que tiene un brazo y una pierna lastimada, trato de revisar que tan profunda son esas heridas pero este me lo impide dándome un manotón...
-...no te atrevas a tocarme...asqueroso humano...-me dijo en modo de amenaza.
Okey ese comentario sí que me confundió, porque ese joven me hablaba de esa manera, era como si estuviera diciendo que no era humano, y lo peor era que lo había dicho de tal modo que daba a entender que se creía superior a mí...
-...de demonios estás hablando ttebayo...-le dije algo molesto-...además hay que curarte esas heridas...
-...QUE NO ME TOQUES!!!...-me grito para luego intentar darme un golpe, el cual detuve con una de mis manos.
Comencé a caminar llevándolo conmigo, pude notar como trataba de zafarse de mi agarre, mas le era imposible ya que lo sujetaba con algo de fuerza; lo senté en una silla mientras preparaba los utensilios necesarios para curarlo, note que se encontraba distraído, como si estuviera pensando en algo, claramente estaba asustado eso pude notarlo en sus ojos.
Aprovechando la distracción de ese muchacho comencé a curarle sus heridas, empecé por la de su brazo, mas en el momento en que coloco el algodón embebido en alcohol sobre su herida este comienza a moverse tratando de alejarse; comienzo a soplar su herida para mitigar un poco el ardor que debía estar sintiendo en esos momentos, al darme cuenta de que me miraba solo le dedico una cálida sonrisa y continuo con mi trabajo.
Una vez desinfectada la herida de su brazo le coloco una gasa con agua oxigenada y la cubro con algunas vendas, ya habiendo terminado con su brazo me dedico a curar su pierna, hago exactamente lo mismo que anteriormente; al terminar de vendarle la pierna estaba por ponerme en pie, cuando Lee entra con su típico grito de “HAGAMOS QUE FLOREZCA LA JUVENTUD”, lo cual me asusto haciendo que perdiera el equilibrio y cayera sobre ese joven, logrando que ambos termináramos en el suelo en una posición muy comprometedora.
-...Naruto-kun...veo que estas comenzando a disfrutar las grandes bendiciones de la juventud...-me dijo al ver cómo me encontraba-...pero yo que tú me iría a otro lugar más privado...aunque si estuviera con alguien como él yo tampoco podría reprimirme...
Lo dicho por Lee me saco un notorio sonrojo, haciendo que cayera en cuenta que aún seguía sobre ese joven, lo cual solo hiso que me sonrojara aún mas; me levanto y lo ayudo a pararse, lo cual se le dificulto un poco debido a su pierna lastimada.
-...oye Lee...no se suponía que aquí había un ciervo que tenía que ser curado...-le pregunte.
-...así es...como te dije con los muchachos seguimos a un grupo de cazadores furtivos...estos habían capturado a un ciervo joven...y al ver que este aún estaba con vida lo trajimos aquí para que lo curaran...qué extraño estoy 100% seguro que lo dejamos en este lugar...-contestó rascándose la cabeza.
Mire a ese joven, realmente era extraño, actuaba como si fuera la primera vez que estuviera cerca de otras personas, le pregunté en donde vivía para poder dar aviso a su familia, pero lo único que recibí por respuesta fue un bufido; ciertamente ese joven no era normal, la única opción que me quedaba era llevármelo conmigo a mi casa, me quite la bata y se la puse, mas este se la quitó inmediatamente.
-...Lee...me puedes traer mi campera por favor...-le pedí amablemente.
-...claro Naruto...ahora vuelvo...-contestó saliendo del lugar.
Me dirigí hacia la mesa de utensilios y agarro un poco de gasa y comienzo a embeberla en cloroformo, realmente no me gusta la idea de tener que hacer algo así, pero si ese joven seguía siendo tan testarudo no iríamos a ningún lado, además de que no podíamos permanecer siempre allí, a mi pesar esa era la única solución que tenía en esos momentos...
-...Lee...sujétalo firmemente...-le pido al escucharlo entrar y comenzando a caminar hacia ellos.
Pude ver el miedo en el rostro de ese joven, el cual intentó escapar pero Lee ya lo había agarrado, le cubro la nariz con la gasa con cloroformo y veo como empieza a forcejear intentando liberarse; después de unos segundo el muchacho queda inconsciente, me coloco mi campera y lo cubro a él con la bata, para luego cargarlo estilo princesa.
Lee decidió acompañarme, ya que no podría llevar a ese joven y mi paraguas al mismo tiempo, una vez que él se coloco su abrigo salimos afuera y comenzamos a correr; en ese instante no sabía que, con el simple hecho de llevar a ese muchacho a mi casa, mi vida cambiaria para siempre...