Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rainy Love, Wild Paradise ~ Summer (Personal Paradise) por JHS_LCFR

[Reviews - 49]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Cuarta y última parte de la Saga ~ Rainy Love, Wild Paradise ~...si es la primera vez que se topan con esto, siéntase libres de leer (o no) las anteriores estaciones (En caso de hacerlo, recomiendo seguir la línea -> Otoño, Invierno, Primavera, Verano).

Notas del capitulo:

 

¿Al fin? Sep, al fin.

Hace más de un año que terminé Spring, y que cancelé abruptamente Summer. Las razones, algunos ya las conocen, otros no, pero sinceramente...no quiero traer a colación eso.

Ahora quiero enmendarme y traerles un buen fic. Porque a lo largo de ese año estuve corrigiendo y reescribiendo comounahijadeputa la trama...ojalá les guste y puedan perdonarme.

Las actualizaciones se realizarían entre 3 o 4 días, debido al retorno a la facultad...maldita, maldita facultad OTL

Que les guste (¿Suerte?).

Love & Rock-Rockets, JHS_LCFR.

“Conveniencia” no significa “Amor”.

“Amor” no significa “Reciprocidad”.

Entre nosotros nunca habrá reciprocidad…

…que yo ame a Kris, no significa que él sienta por mí lo mismo.

 

 

Summer (Personal Paradise)

Capítulo 1

 

Solía pasarme las tardes imaginando cómo sería mi vida con él como compañero de colegio, de grado, de curso…de barrio. Teniendo la misma edad, viviendo por la misma zona o frecuentando los mismos lugares. Solía pasarme las tardes enteras tratando de dibujar su mano sobre la mía, ahí, ocupando el espacio del inútil aire (el aire del vacío, el aire del “estoy solo”) y valiéndome de los recuerdos, las poquitas y pequeñas memorias que perduraban con pereza en mi mente, palpitando cada vez más despacio.

Las memorias iban muriendo, ya estaba en el punto en el que la realidad se mezclaba amargamente con mis sueños, con mis fantasías: a veces confundía la risa para su pantalla de celular por un chiste con una sonrisa para mí, transmutaba un parpadeo molesto por un insecto con un parpadeo de vergüenza al pillarlo mirándome.

A veces confundía sus susurros tensos o bostezos con indirectas. Como si me hubiese dicho en aquel entonces que nos fuéramos, que nos escondiéramos de todos y huyéramos hasta del mundo mismo, corriendo por las calles de la mano, estirando nuestras largas piernas que luego palpitarían cuando él quisiese levantarme, cuando yo quisiese rodear su cintura.

En mi mente, él era tan fuerte que podía cargarme. En mi mente, yo era el centro de su vida, de su universo, la luz y la razón de existencia de su ser…en mi mente, yo era su todo.

En la realidad, él era el todo mío.

 

 

“Desearía ser lo suficientemente fuerte”. Me lo había confesado la última vez que nos juntamos con los chicos, con Hangeng…con Hankyung. Aún costaba acostumbrarse a su nuevo nombre, al parecer, tanto él como Kris querían empezar de nuevo.

Nunca supe su verdadero nombre…nunca supe dónde vivía. Nada, nada de él. Sólo…

Sólo sabía de su ambición por ser fuerte.

Pero, ¿Fuerte en qué sentido?

“Desearía ser lo suficientemente fuerte como para levantarme a mí y a otra persona…quisiera poder saltar todas las barreras, poder verle crecer feliz, a mi lado, para siempre”.

Recordé esa noche: Luhan y Hankyung estaban pagando dentro del bar…fueron nuestros primeros y únicos quince minutos a solas. Solos, él y yo. Y la Luna…y su voz. Su recuerdo.

Parpadeé dejando caer las lágrimas: aquella noche, entendí que tenía a otra persona en su vida, que yo no tenía oportunidad y que ni siquiera me registraba; que yo pensaba demasiado y que amaba soñar sin tener en cuenta las consecuencias, el duro y macizo muro de la realidad.

Me pasé el dorso de la mano por los ojos, apretando los labios para no gemir. Nadie debía escucharme. Sentado en los pies de la cama, dejé caer mi cabeza entre las rodillas, los truenos acallando mis súplicas y mis quejidos, los relámpagos seguramente iluminando la habitación y mis temblorosos hombros.

 

 

¿Quién es? ¿Podrías decirme…si es mejor, más lindo, más habilidoso, más inteligente que yo?

Necesito saberlo…necesito saber qué es lo que me falta. Porque yo me esfuerzo, y cumplo mis metas…mi meta es mejorar. Mejorar para que me quieras, Kris. Mejorar para que me notes y reconozcas aunque sea mi existencia.

Éramos amigos, quizás, no sé, tal vez. Puede que para él fuésemos sólo conocidos, simples personas con un amigo o dos en común: pero yo lo amaba, yo por él me moría. Kris era tan…genial, tan perfecto, tan pictórico. Pocos tenían su altura y su porte, pocos podías hacer temblar a las chicas con simplemente alzar una ceja o apoyar todo el peso del cuerpo en una sola pierna.

Solía cortarse y teñirse a menudo el cabello…cuando lo conocí, tenía el pelo negro, largo y lacio. Se ataba la mitad del pelo y se abrigaba la nuca en el otoño con varios mechones sueltos, que se acomodaban según cómo se arreglase el cuello de la camisa de jean: recuerdo haberme vuelto loco cuando, meses después, logré verle los brazos una tarde de primavera mientras jugábamos básquet.

Yo me gastaba la vida yendo hacia China para verlo a él y a Geng (aunque las últimas veces éste ni apareciese); solía viajar siempre que podía, siempre que me llamaba. Porque parecía haber conseguido una de mis pequeños objetivos: me reconocía como un amigo, como un par. Hasta me llamaba y decía que me extrañaba con esa risa áspera, con esa dura sonrisa. Y yo gritaba, saltaba y corría, soltaba billetes en el aeropuerto y me armaba una rápida y patética valija…

…es el día de hoy que guardo una valija de emergencia, para poder simplemente sacarla del armario y llegar a China en el día, o al día siguiente…porque detestaba tener que esperar, perder tiempo cuando podía (y necesitaba) verlo.

¿Podrías decirme quién es? Porque siempre que te lo pedí, miraste hacia otro lado.

Levanté la cabeza…entre charcos de agua y nubes pegajosas, amanecía.

¿A quién quieres levantar? ¿Con quién cargas?

¿Esa persona te hundió?

¿Quién es?

Si acaso te lastima…

…¿Puedo matarle?

 

 

El pronóstico avisaba lluvia, recordaba que la tormenta duraría toda la semana.

Desactivando la aplicación de la radio, me levanté de la cama de dos plazas y empecé a buscar mi ropa: era hora de empezar…no me había ido del barrio por nada.

Ignoré durante todo el día el vibrar del celular. Incluso salí en mi búsqueda sin él, rogando porque las señoras de la limpieza no se lo llevasen: caminando por las calles y una capucha demasiado pequeña, miré alrededor, buscando carteles, avisos, algún volante en algún poste, lo que sea.

Tenía que encontrarla. Tenía que encontrarla y avisarle, para que me quisiera.

 

 

...Lamentablemente, ese día no encontré nada.

 

 

El golpear de la lluvia contra las ventanas me aturdía, no me dejaba pensar. Sabía que hacía tres días que los chicos me buscaban, sabía que mi familia conocía mi paradero y que también habían decidido ignorarme y dejarme en el olvido, esperando secretamente el momento para meterme en el lugar de mi padre en la empresa…o, en el peor de los casos, pagarme un departamento en algún rincón alejado de casa, de China. Del resto de mi familia, de todo aquel que pudiese ver que yo no le otorgaba el honor debido a mi apellido.

Bien, no me importaba. La lluvia, repito, no me dejaba pensar. Y, la verdad, en ese momento no quería pensar en nada.

Como recién empezaba el verano, aún atacaban ráfagas de frío en la noche o bien entrada la mañana, cuando el Sol se escondía o aún no tenía la suficiente fuerza como para elevarse solo y salir. Pero la Tierra es la que gira alrededor del Sol… ¿Por qué decimos que el Sol “sale” cuando en realidad…?

Un rayo atravesó el cielo, iluminando todo el panorama, asustándome y ocasionando un salto y un grito ahogado por mi parte. Tapándome la boca de vergüenza, miré por la ventana de la habitación del hotel: no había nadie, pero me daba la sensación de que las paredes eran huecas, como hechas de papel.

Hacía tres días que estaba en esa habitación, dando vueltas por los barrios cercanos y esperando el momento justo.

Con el constante repiquetear del agua contra el vidrio de la ventana, corrí las cortinas negras y sumí el cuarto en la más profunda oscuridad: tanteando en la cama para encontrar el teléfono, desbloqueé la pantalla mientras me acostaba y miré el último mensaje, la última conversación.

Releí las palabras, recordé su voz y la amoldé a ellas.

Kris tenía esa forma de hablar que cautivaba…aunque, en el fondo, nunca terminaba de decir nada.

 

 

Era perfecta. Era pequeña, pero acogedora. Era sencilla, pero la paleta de colores y la disposición de los muebles le daban un aura cálida. Mirando alrededor por última vez, abrí la billetera y miré al cuarentón desesperado por vender el departamento: le asentí, se le iluminó el rostro.

Hacía tres días que había salido del country para buscar una casa decente. Sí o sí con dos dormitorios, porque así me lo había pedido él. Quería creer que ese lugar sería nuestro nuevo hogar, un hogar donde podríamos vivir cómodos y tranquilos, sin rejas, sin barrios cerrados y gente prejuiciosa…

…pero Kris tenía una vida y me había dejado en claro que, una vez que comprase la casa, tenía terminantemente prohibido acercarme a ella.

Firmando los papeles, extraje el dinero y miré de reojo la extensión de la tarjeta de mi padre, temeroso: me mataría, seguramente se iba a enterar.

Cuando salí para volver al hotel, escuché cómo clavaban la placa de “vendido” en el aviso del departamento, encogiéndome de hombros y levantando el cierre de mi campera. No hacía frío, pero no podía sentirme más solo y desolado. Estaba como un perro sucio de la calle, abandonado.

Tomé nota mental de recoger el correo temprano la semana entrante, siendo principios de mes.

 

 

Ni siquiera un “gracias”. Un “te debo una”. Nada.

Estaba sentado en el sillón de la sala de casa, aferrado a los apoyabrazos y soportando los griteríos de Baekhyun que se lloraba la vida, la saliva que escupía Kai al reventarme los oídos así como también los empujones de Luhan y los suspiros de Sehun: todos me retaban, todos decían lo que tenía, debía y convenía hacer. Que no podía desaparecer así, que qué hubiera pasado si me ocurría algo malo, que no avisé ni dejé nota al irme, que no podía pretender volver y hacer de cuenta que no había pasado nada.

Mientras Baekhyun me decía que me quería demasiado como para perderme, eché un vistazo a Kyungsoo, que tomaba la muñeca derecha de Jongin después de acercarse suavemente a su cuerpo: con todos los atacantes a dos pasos de distancia (Sehun, Chanyeol y hasta Yixing con Jongdae decidieron hacer exactamente lo mismo que Kyung), respiré hondo y dejé salir un poquitito de angustia disuelta en el aire.

-Lo siento—Aún no me ha escrito, pero se ha mudado—. En serio, lo siento mucho.

No me dijo si llegó bien, si encontró su equipaje, no me dijo si pudo llegar al departamento bien, no me dijo que le gusta, que está lindo, que me esforcé mucho…no.

-No volverá a ocurrir—dije.

No me ha escrito.

No le importo.

-Ya está—anunció Jongin, enfadadísimo—, lo importante es que sepas que no puede volver a pasar. Porque si pasa, te bajaré los dientes de un golpe, por idiota. ¿Entendiste?—Kyungsoo rápidamente lo abrazó por la cintura, robando su atención con esos ojos enormes y redondos.

-No seas así, ni siquiera le han dejado explicarse.

-¡Es que no dice nada, tampoco lo va a decir!—gritó Luhan, que estaba al tanto de todo, absolutamente todo. A veces me preguntaba si mentía así con todos, siempre, todo el tiempo. Porque era bueno en lo que hacía, tan bueno que quizás estaba haciendo algo malo y lo tapaba con mi incidente, o simplemente con esa sonrisa silenciosa. Luhan era muy bueno manejando el silencio.

-Tao, ¿Por qué no nos quieres decir?—Sehun clavó sus ojos en los míos, pude sentir su voz, casi pude palpar ese ‘no temas, puedes contarme después’, pude abrazar ese ‘llámame para que hablemos solos de esto’. Y le agradecí con los labios sellados, porque tenía que tener mucho cuidado con lo que decía, debía tomar todo con pinzas.

-Tao, ¿Qué rayos estuviste haciendo?—Jongdae estaba tranquilo, pero sus brazos cruzados al igual que los de Yixing imponían presencia. Eran los más grandes del grupo junto con Luhan, y a la hora de ponerse serios, se notaba. Incluso Yixing, con su rostro somnoliento, fruncía levemente el ceño en preocupación, hasta que me dijo:

-Mejor dejarlo soltar todo cuando se sienta cómodo o listo. Si lo forzamos demasiado, más tardaremos en saberlo.

Cerré los ojos, exhausto: en ese momento Chanyeol pidió permiso para marchar a la cocina y traer un rollo de papel para su novio. Kyungsoo y Jongin se sentaron en el sofá de tres cuerpos, apretujados contra Yixing y Jongdae, que los imitaron. Luhan, frustrado, se despeinó mientras buscaba el baño.

Sehun simplemente se quedó parado, mirándome con tristeza. Más allá de lo inmutable de su cara, podía sentir que estaba preocupado.

Pero no le podía decir. Nadie debía saberlo.

Nadie...

…Y seguía sin escribirme.

Yo había pasado a pesar de sus advertencias, había visto el camión de mudanzas y también lo había visto a él, le había visto con su remera ajustada negra, esa que tiene tres cortes en la zona de los hombros, le había visto con esos jeans desgarrados en la rodilla, le había visto, sabía que era él. A pesar de que se había teñido el cabello a castaño, a pesar de que se había cortado el pelo…sabía que era él.

Siempre lo reconocería incluso a una legua de distancia.

Así como tenía bien en claro que yo lo amaba mucho más de lo que le importaba yo a él.

No me escribe.

Nunca más me va a escribir.

 

 

 

Notas finales:

Esta vez se termina la saga en serio.

 


PD: Mica, mi querida beta, mil pero mil gracias. Te diría que no voy a ser pesada o maniática escupiendo tres capítulos de repente para después borrarlos...pero no puedo mentir ;P


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).