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Lemonade. por Blackjjang

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Notas del fanfic:

Me gustaría que cosas así pasaran más seguido en la vida. 

Notas del capitulo:

Si les gusta háganmelo saber. Primera vez que escribo algo de Seventeen. 

Joshua se siente ansioso. Sabe que realmente no debería estar preocupándose por algo como eso, pero no puede evitar observar el reloj y mirar hacia la enorme puerta cristalina a su izquierda. Se encuentra como cada semana tras aquella caja registradora del pequeño lugar donde trabaja, rodeado de una gran variedad de cosas para el hogar. La tarde comienza a caer mientras que una pequeña brisa envuelve las calles sin dejar un solo rastro de él. Joshua sigue esperando, no pierde la esperanza de que pueda aparecer en cualquier momento; de poder escuchar el tintineo de la campana al entrar. Porque desde la primera vez que lo vio quedó atrapado por su belleza.


Siempre va durante la semana casi a la misma hora y Joshua duda que una pequeña lluvia lo detenga. Necesita contemplar su rostro, admirar su hermosa cabellera que cae hasta sus hombros; dejando que su hermoso color castaño brille junto a los rayos de sol. Siempre luce tan pacífico y misterioso, portando una cálida sonrisa en su rostro. Joshua jamás se ha atrevido a hablarle, apenas y puede mirarlo fijamente a los ojos cuando se acerca a la caja para pagar. Luce tan etéreo cuando lo tiene a esa distancia y sus manos tiemblan cuando se rozan al recibir el dinero. Su alma entera vibra junto a su corazón.


Durante un mes las visitas de aquel chico se hicieron frecuentes, todavía recuerda la primera vez que lo vio; esa tarde en la cual su mundo se detuvo por unos gloriosos segundos. El castaño compró unos limones amarillos bastante bien cuidados, y desde ese entonces la rutina se llevó a cabo en cada visita. Solo una bolsa de limones, era lo único que compraba y por supuesto la curiosidad era muy grande para Joshua.


Se sonrieron ligeramente y algo colapsó en su interior, sabia que ahora ese chico tenía un lugar en su corazón. ¿Amor a primera vista? Ni siquiera él podía asegurarlo, jamás había estado enamorado antes, pero cuando un sentimiento desconocido llega a remover nuestros sentidos y golpea con fuerza en el corazón, sin duda es algo que no debemos ignorar, tenemos que dejarnos guiar hasta descubrir los secretos que estaban aprisionados en lo más profundo.


Unos cuantos pasos lo despiertan de sus pensamientos, causando un cosquilleo en su vientre. Es él, por fin había llegado y Joshua siente como la calma se apodera de su cuerpo. Lo observa caminar por el pasillo y no pierde de vista el movimiento que hacen sus manos al colocar todo en la bolsa. Su cabello se encuentra húmedo al igual que su cuerpo y rostro, luce una coleta dejando que algunos mechones caigan por los lados. Joshua trata de que su mandíbula no caiga ante semejante belleza y se contiene lo necesario para que sus suspiros no puedan ser escuchados. Lentamente se aproxima a la caja y coloca los limones con el rostro cabizbajo. Parece que se encontraba apenado por estar en ese estado.


—Gracias por tu compra. Ten cuidado al regresar a casa, podrías enfermarte —dice un tanto avergonzado, notando como el chico levanta su rostro para observarlo.


—Gracias, también cuídate y abrígate bien —responde casi en un susurro, saliendo casi disparado de la tienda.


Su voz, ¡Había escuchado su bendita voz! Joshua todavía no podía reaccionar del trance en el que se encontraba atrapado. Por primera vez el chico había hablado, las veces anteriores tan solo asentía en forma de agradecimiento, pero al parecer el pequeño valor que tomó en sus palabras al pedirle que se cuidara, le había brindado un poco de confianza. Quería brincar, estaba seguro de que podría desvanecerse de amor.


Su voz era tan dulce, ese chico era como un ángel; un ángel que llenaba su vida.


Joshua golpeó sus mejillas para volver en sí, pero un pequeño objeto posicionado junto a la caja registradora desvió su atención. Era un muñeco de nieve el cual tomó entre sus manos dándose cuenta de ese modo que en realidad se trataba de una memoria USB. Seguramente el chico la había olvidado al momento de sacar su cartera para pagar.


Sin esperar más tiempo y con el pulso bastante acelerado, salió de la caja registradora y cerró el negocio para poder encargarse de ese problema, no podía contener algo bastante importante para ese chico, ya le pediría una disculpa a su jefe por cerrar un poco más temprano de lo habitual. Observó hacia la dirección por donde siempre partía aquel hermoso ángel y a lo lejos pudo lograr divisar su cuerpo dando vuelta en una esquina. Joshua comenzó a correr y esquivar personas sin importarle nada, y justo cuando logró estar un poco más cerca fue que decidió regular sus pasos. La distancia que tenían era bastante considerable debido a que Joshua no quería ser captado, estaba disfrutando el poder caminar tras ese hermoso chico, no quería gritar y perturbar su paz. Necesitaba aprovechar esa oportunidad para saber en dónde vivía.


Era como si el destino le hubiese mandado esa oportunidad.


Joshua tenía bastantes dudas; ¿Cuál será su edad? ¿Tendrá alguna mascota? ¿Qué signo zodiacal es? ¿Serán compatibles? Esperaba poder llegar a conocerlo un poco. El chico guió su recorrido hacia una casa de dos plantas con un bello jardín delantero, mientras que Joshua se ocultó entre un árbol a unas cinco casas, necesitaba armarse de valor antes de tocar la puerta. Repasaba en su mente una y otra vez lo que iba a decir, no planeaba parecer un psicópata. Una ligera opresión en su pecho fue el principal motivo para que se decidiera a llegar hacia aquella puerta de madera, observó el timbre fijamente y después de soltar un hondo suspiro, presionó tres veces.


Las piernas de Joshua comenzaron a temblar cuando escuchó unos pasos acercarse desde el interior. No habría un mañana, era demasiado tarde para intentar desaparecer. La puerta se abrió permitiendo que Joshua pudiera admirar de nuevo la belleza de aquel chico. Joder... ahora traía el cabello suelto y sostenía un vaso de limonada que incluso tenía una decoración en un extremo. El chico parpadeó impresionado al observar al joven de la tienda, quedando con el rostro completamente pálido.


—Hola... —dice Joshua enmarcando una ligera sonrisa en su rostro. El chico permanece estático por unos segundos más hasta devolver la sonrisa—. No quiero que te asustes y estoy seguro que esta situación es un poco extraña para ti, pero es que olvidaste esto en la tienda.


Joshua extendió en la mano contraria el objeto que mantenía atrapado en su palma, sintiendo gran expectación. Su rostro se encontraba cabizbajo mientras que jugaba con el cuello de su camisa. El chico bebió lo que quedaba de su limonada y después de colocar el vaso en una mesita, cerró la puerta a su espalda quedando frente a frente con él.


—¡Muchas gracias! Tenía un proyecto muy importante de la escuela guardado. Me salvaste la vida —el chico sostuvo la memoria USB en contra de su pecho y se acercó un poco más hacia Joshua—. Mucho gusto, soy Jeonghan.


“Jeonghan”, su nombre se repetía en su cabeza como una larga melodía. No solo le había gustado el físico de ese ángel sino que también su nombre, el cual incluso iniciaba con la misma letra que el suyo.


“Joshua y Jeonghan” deseaba poder gritarlo a los cuatro vientos pero se contiene.


—Mucho gusto, soy Joshua —estira su mano cuando Jeonghan guarda el USB en su pantalón y la entrelaza con la contraria en forma de saludo.


—Muy bien Joshua, ¿Te gustaría caminar un poco? La lluvia por fin cedió y el clima es muy bueno —Jeonghan se gira unos segundos para colocarle el seguro a la puerta, y después da un salto para quedar a su lado. Joshua asiente enseguida y le cede el paso para que camine primero.


Se siente bien la forma en cómo sus brazos se rozan al compás de cada paso y la manera en que el cabello claro de Jeonghan se despeina ante el viento que golpea sus rostros. Hace frío pero eso en realidad no importa, están ahí juntos y sus corazones vibran en agradecimiento. Jeonghan toma del brazo a Joshua y comienza a correr hacia el parque que se encuentra justo enfrente de ellos, mientras que sus risas se complementan. Joshua señala una banca justo abajo de un enorme árbol y es ahí donde toman asiento.


—Así que... ¿Me estabas siguiendo Joshua? —dice Jeonghan con la ceja enarcada y una sonrisa de lado bastante coqueta. Joshua permanece estático por unos segundos, mientras que sus mejillas se apoderaban de un tono rojizo.


—Algo así, es que no me atrevía a hablarte —muerde su labio inferior avergonzado, y observa de nuevo a Jeonghan cuando escucha su hermosa risa.


—No te preocupes, me alegra que lo hayas hecho. De lo contrario es probable que jamás hubiésemos hablado —Jeonghan desliza un mechón de su cabello tras la oreja, debido a que se encontraba bastante nervioso.


—Veo que te gustan muchos los limones de la tienda donde trabajo, deben ser muy buenos para que vayas a comprarlos hasta allá. Pude darme cuenta que hay varios lugares más cerca a los que podrías ir —Joshua sorprende a Jeonghan con semejante argumento y el castaño se ve en la necesidad de ser honesto con sus sentimientos.


—Me encanta la limonada y los de su tienda están muy bien cuidados. Pero puede que no solo vaya por eso —las palpitaciones en el corazón de Jeonghan se disparan y relame sus labios antes de proseguir—. La verdad es que no tengo problema en caminar un poco más con tal de verte.


Joshua siente una corriente eléctrica recorrerle todo el cuerpo mientras observa con asombro hacia los ojos de Jeonghan, el chico se mira bastante tranquilo y desea poder lucir de la misma forma, algo que evidentemente no era posible ya que sentía un enorme ardor en sus mejillas y la garganta seca. Era el momento perfecto para devolverle el cumplido de alguna manera. No podía procesar del todo bien lo que acababa de escuchar, el chico hermoso que veía todos lo días también pensaba en él.


Era la situación perfecta.


—Te mentiría si te digo que no me pone feliz cada vez que te veo llegar. Hoy pensé que no irías y me sentí vacío —Joshua comienza a jugar con sus manos y Jeonghan se acerca un poco más provocando que un mechón de cabello tocara el rostro contrario.


—¡Lo lamento! Mi cabello debe oler horrible a tierra —vuelve a retroceder un poco, pero el brazo de Joshua lo sostiene para que permanezca en su sitio.


—¡No! Tiene un aroma delicioso a fresas, me gusta mucho —Joshua se reta a ser un poco más atrevido y pasa los dedos por su cabello castaño, notando como Jeonghan deslizaba su rostro para que continue.


—Tus ojos me gustan mucho, tienes una mirada felina —Jeonghan coloca su mano sobre la de Joshua para detener las caricias en su cabello, y acerca uno de sus dedos hacia sus párpados dejando una sutil caricia.


Se tocan, se sienten, y sus labios pican por unirse. El verdadero problema es que nadie tiene el valor de dar el primer paso. Ambos saben que lo necesitan.


El cuerpo de Jeonghan comienza a tiritar cuando una corriente helada los golpea y por instinto se abraza a sí mismo. Joshua observa preocupado el estado del castaño y se levanta de la banca unos segundos.


—Está comenzando a helarse —Joshua frunce los labios y observa la forma adorable en como asiente Jeonghan con un ligero puchero en sus labios. Se sentía como un completo tonto al olvidar el suéter en casa.


—Puedo soportarlo —miente cabizbajo y se sorprende cuando el sonido de un cierre invade sus oídos. Jeonghan no se atreve a mirar a Joshua y siente una vibrante emoción cuando una chaqueta es depositada sobre sus hombros. Joder, tenía su embriagante colonia masculina, era como sentir su piel sobre él.


—¿Cómo te sientes ahora? —cuestiona Joshua, tomando asiento de nuevo y pasando las manos por sus hombros para ajustar mejor la chaqueta. Estaban demasiado cerca, sus frentes se rozaban.


Jeonghan deseaba ser besado, no se iría sin unirse a esos tentadores labios.


—Creo que podría sentirme un poco mejor —Jeonghan desliza una mano por el cuello de Joshua y este capta de inmediato su deseo al observar como se cierran sus párpados.


Joshua enreda la cintura de Jeonghan con ambas manos y roza sus labios un par de veces buscando desesperarlo. Jeonghan gruñe ligeramente en contra de los mismos y como venganza captura su labio inferior tirando un poco de este; aquella acción altera los sentidos de Joshua y poniendo fin a la tortura captura los dulces labios de Jeonghan. Es tan deliciosa la forma en como se amoldan a la perfección y danzan sin ninguna prisa. Es hermosa la sensación que ese beso causa en ambos.


Jeonghan siente que flota por la suavidad que encuentra en los labios de Joshua, así que acelera un poco más el ritmo ladeando su rostro. Joshua comienza a brindar caricias en los costados del castaño mientras que la punta de su lengua pide permiso para entrar. Jeonghan no lo piensa en ningún momento y tan solo permite el acceso para que inicie un jugueteo intenso en su cavidad.


El beso es dulce y picante, una combinación que sin duda era adictiva.


Sus lenguas se mueven a un ritmo acelerado y se ven obligadas a detenerse para deshacer el beso en búsqueda de oxígeno. Mantienen sus frentes unidas mientras que su respiración golpea sobre sus labios, la sonrisa que ambos portan les confirma lo que sus corazones hablaron con ese beso. Joshua y Jeonghan conversan sobre sus vidas, gustos, lo que les apasiona y desean hacer en un futuro. Tienen la suerte de compartir tantas cosas en común y contar con la misma edad, sin duda les quedaba un largo camino por recorrer juntos.


—Me encantaría que pudieras visitar mi casa la próxima vez. Podría prepararte una refrescante limonada...


—Seria un placer —Joshua sonríe, porque sin duda es una propuesta muy dulce y difícil de rechazar. 


 


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