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Vulpes por Katja Kitayima

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Notas del fanfic:

Un fic multichapter después del intento fallido de Mafia Diaries (?).
Esta historia tenía ya algunos meses (casi un año, a decir verdad) guardada en mi google docs, hasta hace un par de meses que me decidí a seguirla para la celebración de la JongKey promise. No será muy larga, pero ha sido una de las historias que más me han emocionado al escribir.

Este fic engloba algunas primeras veces: mi primer mpreg, si así lo quieren ver, necesitarán leer la historia para entender a qué me refiero xD; mi primer fic de género fantasía, el cual siempre me ha gustado pero nunca había tenido el valor de escribir.

Espero sea de su agrado~

Notas del capitulo:

Para esta historia me basé en uno de los animales que más me gustan (además del gato), y creo que todo encajó justo a la medida del JongKey, y si saben sobre zorros entenderán mejor lo que les digo :)

Parecerá trillado el tema de los cambiaformas, pero es algo de lo que siempre había querido escribir, y bueno, salió esta cosa rara (?)

Comenzamos~

Y la curiosidad le ganó; esa definitivamente no era su zona, no era su habitat natural ni el lugar al que podía llamar hogar, pero todo le resultaba extremadamente interesante y apetecible como para perdérselo.


Venía bajando presuroso por las laderas de la colina, las cuales comenzaban a revestirse de un tono verde intenso a medida que se adentraba en los matorrales del real bosque de Viridis. Aún para ser pleno invierno, la temperatura iba en aumento, volviendo más cálido el ambiente de esa zona en la que había decidido ir a explorar. Buscar comida era su prioridad, el crudo clima en el que vivía a menudo le restringía las opciones alimenticias, pero aquí estaba seguro de que hallaría algo más que sólo pequeños lemmings y restos de animales que dejaban los depredadores.


Su hermoso pelaje, blanco y espeso como la nieve de la tundra, se movía elegante con la brisa que le envolvía; su cuerpo era en realidad pequeño para ser ya un zorro macho adulto del ártico, pero eso le daba un poco de ventaja a la hora de correr gracias a sus delgadas patas. Alzó las orejas, largas y puntiagudas para escuchar a detalle cada sonido que percibía a su alrededor, poniéndose alerta en caso de que alguna amenaza le acechara. Sin embargo, más que cuidarse de los peligros, Jonghyun, como era llamado, disfrutaba de explorar, de investigar y jugar con todo lo que se encontrara a su paso.


“Tengo que decirle a Minho de este lugar, ¡hay toneladas de comida fresca para todo el invierno!”


Glacies era un lugar muy diferente a este sitio; allá, donde Jonghyun vivía, era una zona donde los hielos y el frío eran eternos y la luz del sol duraba muy poco. No es que le molestara, al contrario, siendo parte de los pocos magos cambiaformas del hielo, ese lugar era perfecto para sus características físicas y de adaptación; empero, a veces resultaba muy aburrido y tedioso llevar a cabo la misma rutina de siempre con un mismo paisaje durante todo el año.


Pero aquí, todo era un nuevo mundo por descubrir y le tenía por completo fascinado.


“¿Qué fue eso?”


Giró la cabeza cuando percibió que algo se movía frente a sus ojos, de un lado a otro con suma rapidez. Permaneció quieto en su lugar, estando a punto de seguir el rastro de un conejo de la pradera cuando un nuevo aroma llegó hasta sus nervios; Jonghyun elevó la cabeza, dejando que su nariz hiciera el resto: su olfato había detectado la presencia de otro zorro a unos cuantos pasos de distancia.  Una de sus características como zorro ártico era que podía reconocer fácilmente a otros zorros por su olor, sin importar el tipo al que pertenecieran.


“Una hembra...”


El aroma le resultaba familiar, y las hormonas liberadas por la zorra le indicaban que estaba en su etapa de celo. Igual que él.


Era curioso, aquel olor le atrajo en cuanto lo percibió, no sólo por encontrarse también en su etapa de procreación, sino que había algo más en ese aroma, algo seductor en todo ese desfile de sustancias químicas que amenazaban con volverle maniático en momentos como este. Algo había en ella que le estaba enloqueciendo y tenía la necesidad de acercarse.


“Tengo que hallarla”. Se dijo, y comenzó su búsqueda para cazar a esa hembra e iniciar su ritual de apareamiento, el primero que había despertado desde que llegó a la madurez.


Lentamente se fue acercando a los arbustos, siguiendo el evidente rastro con sigilo y cautela, la suave y mullida piel en sus patas le permitía caminar relativamente en silencio para no ahuyentar a sus presas y darse a notar; bajó la nariz pegándola a la maleza durante unos segundos: la raposa había pasado por ahí.


Un ruido le distrajo a lo lejos y sus ojos mantuvieron contacto con la fugaz sombra rojiza que alcanzó a pasar delante de él como un bólido. Y fue entonces que la vio: pelaje rojo como el fuego que cubría su estilizado cuerpo, las delgadas patas azabache que daban pasos certeros y gráciles a lo largo de la hierba, el rostro afilado con un par de ojos encendidos adornándolo y el porte más elegante que jamás había visto; pero lo que más llamó su atención fue la enorme cola de coloración rojiza, tupida y gruesa, meneándose con orgullo y satisfacción mientras se dignaba a mirarle curiosa.


Ella, un hermoso y elegante ejemplar hembra de la especie de los zorros rojos, uno de los tipos más raros y casi extintos que se relacionaban directamente con los magos del fuego; la leyenda decía que sólo los habitantes de la mítica zona de Ignis poseían el linaje de los magos del fuego, los únicos que dominaban, además de su elemento, la alquimia y otras características únicas, y cuyos cambiaformas eran, exclusivamente, los zorros rojos.


“¿Acaso ella también es un cambiaforma? ¿Una maga del fuego? Jamás creí que llegaría a encontrar a una...”


Jonghyun parecía inquietarse cada vez más. La simple idea de poder ver a una auténtica maga del fuego le causaba emoción, presenciar sus poderes, el cómo luciría en su forma humana, y, tal vez, tener la oportunidad de aparearse con alguien de su especie. Le causaba tanta curiosidad como atracción, quería descubrir qué era lo que le hacía sentirse tan extremadamente seducido por ese aroma y esa presencia.


La zorra roja mantenía su vista sobre él, ambos quedándose en un estado de quietud y silencio, estudiándose el uno al otro y esperando, esperando y esperando hasta que alguno de los dos diera el primer paso. Desconocidos de vista, pero el olor de sus cuerpos los mantenía familiarizados uno con el otro.


Y como si su cuerpo reaccionara por sí solo, Jonghyun dio un brinco, saltando un par de matorrales que se encontraban a su paso; corrió ágilmente hacia donde se encontraba la zorra roja, con velocidad y sin intenciones de detenerse. Estaba emocionado, inquieto y alegre de encontrar otro zorro con el cual jugar, y sus hormonas igualmente alborotadas le daban ese impulso que le hacía no medir el peligro y aventurarse.


“Un momento....”


La raposa regresó un par de pasos, echando sus orejas hacia atrás,  asustada, tal vez, por el ímpetu con el que el zorro ártico se había dejado ir contra ella. Jonghyun tuvo que frenar en seco, titubeando un segundo cuando el aroma de la zorra cambió en cuanto estuvo demasiado cerca de ella.


Era extraño, el olor de las hormonas en celo había mutado.


No. No era eso. En realidad era...


“¡Es un macho! ¡La zorra roja es... macho!”


El aroma nunca cambió, lo cierto es que Jonghyun había podido detectar dos diferentes olores provenientes del mismo zorro rojo, había olfateado el aroma de una hembra... y también el de un macho.


¿Acaso algo así era posible? Por supuesto que sí. Los magos del fuego eran únicos en su clase, tenían poderes y características que ningún otro de los magos elementales poseía. Jonghyun había escuchado alguna vez, por parte de los magos más sabios de Glacies, que los magos del fuego tenían la cualidad especial de ser hermafroditas, dos sexos coexistiendo dentro del mismo ser, y razón por la cual, quizá, es que disfrutaban de su soledad más que nadie y raras veces eran vistos por el mundo.


Y tras haber disuelto su confusión quiso acercarse de nuevo, porque aún así, aroma de hembra o de macho, lo cierto es que era intenso y seductor. La esencia que el zorro rojo despedía le atraía, le llamaba a acercarse y a compenetrarse con él –o ella- conforme su naturaleza e instinto se lo pedían. No importaba el género o su clase, Jonghyun se sentía altamente tentado a seguir con el ritual y relacionarse con ese zorro.


Pero el zorro rojo no pensaba del mismo modo.


Éste colocó su cuerpo hacia el frente, apoyándose con sus patas delanteras para enseguida adoptar una nueva pose ofensiva. Su mirada clavada insistentemente sobre el zorro blanco, dispuesto a atacar cuando se atrevió a mostrarle los colmillos al menor movimiento.


El zorro rojo estaba listo para brincar sobre él, pero Jonghyun no estaba preparado para ello, para pelear contra otro zorro por algo que no entendía. No deseaba hacerlo, porque él no era agresivo por naturaleza y no creía haber hecho algo tan malo como para desatar la furia de un mago del fuego.


Jonghyun tuvo que escapar, al momento en que el otro zorro corrió hacia él con actitud de pelea. No tuvo otra opción, no sabía en realidad el nivel de fuerza de ese mago y lo que menos quería era enfrascarse en una pelea que terminaría lastimando a alguno de los dos; muy probablemente, a él.


Los dos zorros corrieron por la maleza, persiguiéndose y evadiéndose, buscando refugio para perderse el rastro, pero la realidad era que el zorro rojo era demasiado astuto y sus habilidades eran sobresalientes. Jonghyun llegó hasta un camino sin salida, mirando a su alrededor sin opción de escape; el zorro rojo lo acorraló, acercándose desafiante pero sin perder la elegancia que le caracterizaba.


Estaba listo para dar su ataque, lo vio en sus ojos, encenderse las pupilas como brasas ardientes cuando le miró.


—¡Espera! —gritó de súbito.


Su voz fue clara y convincente. O al menos eso fue lo que creyó, porque el zorro rojo se detuvo sin razón y retrocedió dos pasos para mirarle en su nueva forma presente. La forma en la que Jonghyun había venido al mundo: un humano de cuerpo pequeño, delgado pero atlético, con cabello blanco contrastante con su piel levemente obscura; los ojos grises y cristalinos como los hielos de Glacies y las facciones aniñadas, mostrando la calidez contraria a su porte como mago del hielo.


—No quiero pelear. —puntualizó, sin saber si estaba en posición de dialogar con el otro.


El zorro rojo le miró por unos segundos; ese humano delante suyo era un mago cambiaformas, justo como él también lo era.


Y su cuerpo también se transformó, sin objetar, revelando algo que Jonghyun jamás imaginó: otro humano, y uno muy hermoso, con el cabello rojizo y la piel blanca despampanante, el rostro bonito y unos labios seductores, tanto como lo era el aroma que despedía.


“Entonces sí es un mago del fuego... ¡impresionante!”


—¿Qué haces aquí? —le preguntó el pelirrojo en un tono profundo; hasta su voz iba de acuerdo a su presencia— estos no son tus terrenos.


—Vine a buscar comida, las plantas que hay aquí son de—


Quiso excusarse, pero el chico de cabello rojo le tenía preparado ya un ataque que le hizo brincar hacia los arbustos para evitar ser golpeado por una ráfaga de fuego.


—¡¿Por qué hiciste eso?! —exclamó Jonghyun ante la sorpresiva acción del zorro rojo.


—¿Cómo sé que no eres un depredador disfrazado? uno de esos cambiaformas de Infernus que roban el poder de los elementos...


—¡No lo soy! ¡no soy de esos! —aseveró en tono afligido— soy un mago cambiaformas como tú, buscando alimento, sólo eso...


No estaba seguro de la razón, pero le creía. Realmente ese chico de cabello blanco no parecía tan fiero como para ser un depredador, y mucho menos siendo alguien con esa complexión delgada y pequeña; algo en ese rostro le llamó la atención, y por el fuerte aroma que llegó hasta sus nervios olfatorios dedujo que no era nada más que un simple zorro hambriento..


Esos magos de los hielos, eran tan singulares y hasta un poco patéticos, por algo chocaban tanto con los de su clase.


—¿Cómo te llamas? —Jonghyun le preguntó, cambiando en su rostro a una sonrisa sincera y curiosa cuando sintió que ya no le atacaría; estaba ávido de ganas por saber quién era ese chico hermoso que le había cautivado por el aroma.


—Kibum —respondió sin muchas ganas, analizándolo de pies a cabeza.


—Yo soy Jonghyun, un mago del—


—...del hielo...lo sé —repitió junto con él— eres un zorro ártico, es lógico.


Jonghyun rió ligeramente, observando el hermoso rostro del chico pelirrojo; aún sabiendo que era un macho, no había cambiado en nada la atracción que sintió hacia él cuando lo vio en su forma de zorro rojo. A medida que lo sentía más próximo, la intensidad del aroma se hacía mayor, quería verlo más de cerca, quería tocarle, quería saber cómo se sentía acariciar la piel como de seda de sus mejillas; quería, deseaba, necesitaba.


Pero Kibum se sintió intimidado y fue entonces que se percató de algo. Súbitamente, el aroma del zorro blanco cambió, el típico olor conocido se convirtió en un penetrante aroma que inundó sus sentidos e hizo mella en sus emociones.


Esa esencia no era nada más que el furtivo aroma a testosterona pura de un zorro macho en plena época de apareamiento; y él, para su mala suerte, también estaba en esa misma etapa.


—No voy a hacerte nada, tranquilo.


Le dijo cuando vio que el muchacho pelirrojo había retrocedido al querer aproximarse. Le sonrió, esperando que con eso confiara en él, en que no le dañaría y que sólo buscaba estar más cerca y calmar su curiosidad.


—Tu olor... eres uno de esos zorros hermafroditas ¿cierto? —Jonghyun tenía que preguntar, sólo para estar seguro de que estaba frente a uno de esos auténticos magos con poderes especiales de los que tanto hablaban pero que pocos habían visto.


—Lo soy —respondió con convicción.


Kibum sabía que solamente cuando entraba en periodo de celo su cuerpo emitía los dos tipos de hormonas: las de su parte masculina y las de su parte femenina, todo gracias a la magia de ser capaz de procrear aún habiendo nacido con el sexo contrario. Magia que, por cierto, debía a la genética de ser un mago cambiaformas del fuego.


—Eso es grandioso~


Jonghyun sonrió ampliamente, canturreando las palabras con emoción al considerar a Kibum como su futura pareja, la que los zorros de su especie buscan para procrear y pasar el resto de su vida a su lado. No podía evitarlo, la atracción que sintió desde el principio iba mucho más allá de un simple capricho de la naturaleza.


Pero Kibum estaba inquieto, había empezado a sentirse ansioso por alguna razón desconocida. Notó que su libido aumentó cuando encontró al otro zorro; repentinamente, su olor a hormonas le había cautivado, impacientándole a medida que su instinto le gritaba que hiciera todo por acercarse y cumplir su función de procrear. Aunque no lo parecía a simple vista, Jonghyun era un macho alfa, posible candidato a ser su pareja y la naturaleza se lo estaba mostrando; empero, Kibum no estaba convencido, había algo muy malo en ese chico de cabello blanco que le impedía llevarlo a cabo.


“Es un mago del hielo, no puedo hacerlo. Eso está prohibido para mi”


Decirlo era algo sumamente sencillo, decirle a tu mente que no era posible y convencerte de que aquello no estaba bien era lo más fácil; la parte difícil, sin embargo, era tener que pelear contra la química de la atracción y el deseo de querer estar con él a pesar de todo, aún sin entender por qué su cuerpo enloquecía en un frenesí de sensaciones con el simple hecho de mirarlo moverse de esa manera.


¿Qué es lo que le estaba pasando? ¿Por qué se sentía tan inquieto a causa de su aroma?. Kibum no entendía nada de lo que sentía, sólo por el hecho de que... le gustaba, y mucho.


—Nunca antes había visto a un zorro rojo... —le dijo, acercándose lentamente, despacio para no ahuyentarlo—...pero eres muy hermoso —suspiró entre sonrisas.


“¡Maldición! ¡sí que lo es!”


Su mente se lo repetía a cada momento. No podía despegar la vista de ese chico, del zorro, del mago, del humano bonito al que se sintió atraído. No era sólo por su olor, era algo más que comenzaba a experimentar y se sentía demasiado bien.


—Gracias... –inevitablemente se había sonrojado.


—Podemos compartir la comida, es decir, no me molestaría hacerlo contigo... —sin quererlo sus mejillas también se tornaron levemente coloradas; había sentido más que un simple calor natural en todo su cuerpo.


—No, no podemos. —rechazó tajante al escuchar su propio corazón latir con fuerza ante la invitación. Estaba nervioso, porque su dilema radicaba entre el “querer y no poder”.


—¿Por qué no?


—Yo soy un mago del fuego y tú del hielo. Sabes que nunca ha habido una buena relación entre ellos. Somos muy diferentes.


—Pero eso es absurdo... —aspirando profundamente— Kibum, nuestras diferencias no nos hacen mejores ni peores. Podemos hacer lo que queramos, por algo somos criaturas libres y con opciones. ¿No lo crees?


Y ahí estaba otro problema más para agregar a su lista: Kibum no sólo estaba siendo seducido por el aroma y la presencia del zorro del ártico, sino que ahora era su mente la que estaba sufriendo los encantos de sentirse atraído en más de un aspecto a él.


Es que Jonghyun tenía razón, obedecer las leyes de los humanos antes que la de su propia naturaleza era algo insensato. Por algo los habían instruido a pasar la mayor parte de su vida siendo guiados por el reflejo de sus cambiaformas, a vivir con el corazón del zorro y ser libres para ser lo que quisieran ser.


Pero no. Es que Kibum no estaba seguro aún.


—Debo irme...


“Quiero quedarme contigo, pero no puedo”


—¡Kibum! espera....


Ni siquiera lo pensó, su cuerpo actuó por sí solo para tomarle de la muñeca y sostenerle con firmeza, para evitar perder al ser con el que quería estar.


Y su mismo instinto fue el que intervino; sus cuerpos por inercia se acercaron el uno al otro, comenzando a tocarse con delicadeza, curiosos por sentir la peculiar piel de cada uno. Jonghyun acercó el rostro, olfateando el aroma de Kibum proveniente de su cuello,  haciéndose más intenso a cada segundo que le recorría. Su nariz rozó la ajena en apenas un toque, cerró los ojos experimentando una probada de placer sensorial, y sus manos, las inquietas manos del zorro ártico bajaron por las caderas del pelirrojo, haciéndole estremecer por la sensación que le recorrió hasta el último cabello. Habían empezado el cortejo sin planearlo, actuando sin pensar y dejándose llevar por el sabio instinto de la naturaleza para procrear.


Pero el instinto de Kibum fue más fuerte en esta ocasión,  simplemente es que estaba sintiendo todo eso demasiado pronto. Era su primera vez y todavía no estaba listo para enfrentarlo.


Y fue entonces que huyó sin decir nada más, se convirtió en el hermoso zorro rojo y escapó; lo último que escuchó fueron los gritos de Jonghyun pidiéndole que regresara, pero ni así miró hacia atrás. Tenía que correr lejos, correr y esconderse en donde el sentimiento y las ansias no pudieran alcanzarlo, porque tendría que olvidarse del zorro ártico, tendría que desistir de Jonghyun.


“Entonces... así es como se siente...”


En lo único en lo que Kibum pensaba mientras corría, era en la posibilidad de quedarse oculto por un tiempo, hasta que pasara su periodo de celo y pudiera regresar a su vida normal sin sentir ese deseo de necesidad por el zorro ártico, por él o por algún otro.


Afortunadamente la naturaleza era muy sabia, su periodo de apareamiento sólo sucedía una vez al año y podría olvidarse fácilmente de todo, o al menos eso era lo que esperaba.

Notas finales:

Y continuará...

De verdad espero que les haya gustado este primer capítulo, y sobre todo, espero haberme podido explicar bien y al entorno en que están situados.

Trataré de actualizar lo más pronto que pueda, el fic ya está escrito en su mayoría (digamos, en sucio, pero ya hay gran avance), sin embargo, el trabajo me quita mucho de mi tiempo para mis hobbies -.-

Gracias por leer~, nos veremos en el sig. capítulo si así lo desean :)


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