Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ghost Hunter por Mayuu

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 


No tardaron más de una semana en empaquetar sus pocas pertenencias del apartamento dónde vivían. Tampoco les costó encontrar un piso a buen precio al pueblo dónde se mudarían ya que resulta que ese pueblo no destaca por ser el más poblado, ni por ser el más agradable. Más bien, parece que la gente que vive en los pueblos de alrededor le tienen un cierto desagrado. Eso lo supo cuando el agente inmobiliario que les acompañó a los dos a visitar el apartamento les preguntó un montón de veces el porqué querrían vivir allí un par de jóvenes como ellos, teniendo todo un mundo allí afuera con pisos lujosos.


Jongin si fuera una persona normal también se lo preguntaría.


Lo primero que hacen cuando se instalaron es ir a dar un paseo por el pueblo y aprovechar para conocerlo un poco y conseguir un trabajo. Nadie les avisó que dedicarse a matar fantasmas no cubrirían ni la mitad de sus necesidades.


Resulta ser un pueblo de no más de 10.000 habitantes, de los típicos pueblos en los que todo el mundo conocía a todo el mundo y claramente, los nuevos llamaban siempre la atención. Jongin nota el ambiente raro incluso antes de entrar en esa localidad. La atmósfera es densa y desagradable como si todo lo que respirara fuera oxigeno mezclado con tragedia y tristeza. La gente que sale a la calle parece asustada de algo, en alerta y atentos como si tuvieran miedo de que de la nada saliese un espíritu que los devoraría vivos. Algo muerto y moribundo se esconde en las entrañas de ese pequeño pueblo que asusta tanto a esa gente y Jongin esta dispuesto a descubrir qué es.


Entran en una cafetería que hay cerca del bloque de pisos dónde se instalaron y se sorprenden al encontrar el sitio bastante lleno y ajetreado, a diferencia del resto de los sitios de allí.


—Parece que por fin encontramos algo vivo. Casi había perdido la esperanza—dice Jongdae al entrar. 


Toman asiento en una de las mesas que hay al lado de la ventana, dónde se puede ver el alto campanario del pueblo. Desde que llegaron, el campanario es el único edificio que Jongin encuentra agradable y bonito. Es considerablemente alto y sobresale del resto de los edificios y casas que hay a sus alrededores. Tiene un aire rústico y moderno, con un ciertos toques góticos gracias a los perfectos arcos góticos y las figuras simétricas que la decoraban.


Jongin se queda observando el campanario mientras Jongdae intenta llamar el atención del camarero sin mucho éxito.


El único camarero que trabaja allí, un chico de estatura pequeña y un delicado rostro, no tarda en atenderles, aún cuando parecía muy ocupado con todos los clientes que hay.


Se echa el rubio pelo hacía atrás mientras se dirige hacia ellos, provocando que Jongin encontrara cierto atractivo en el rostro de ese joven.


—Buenas tardes—saluda, con una voz melodiosa, y a diferencia de la mayoría de los habitantes con los que Jongdae y Jongin han tenido el honor de toparse, ese chico desprendía felicidad por todos lados.—¡Oh! A ustedes no os he visto nunca por aquí. ¿Acaso se han perdido? ¿Vienen de visita?


—Nos hemos mudado aquí hace poco.


El camarero parece sorprendido ante la respuesta de Jongdae.


—¿Enserio? ¿Quién querría mudarse aquí? Os lo digo porque me parecéis buena gente, pero os recomiendo que os vayáis de aquí antes de que sea demasiado tarde—dice, volviéndose serio inmediatamente y perdiendo la sonrisa.


Los dos hermanos no saben qué contestar. Un aviso así no se lo esperaba ninguno de ellos sobretodo tan poco tiempo después de mudarse.


Hubo un momento de tensión dónde solo se oía el murmullo de la gente de alrededor, ninguno de los tres pronunciaba palabra alguna.


—¡Venga! ¡Es broma! Que fácil es engañar a los nuevos—y suelta una risa que a Jongin le recuerda mucho a la de Chanyeol, esa risa estridente que a él, por mucho que intentase, no encuentra gracia alguna. Quizás porque Jongin es triste de nacimiento.


—Soy Baekhyun y os doy la bienvenida. Seguro que nadie os la ha dado antes ¿verdad?


—La verdad es que no, no parecen muy interesados en los nuevos—contesta Jongin.


—Ya lo sospechaba, son buena gente, aunque la mayoría solo están un poco más tristes de lo normal.


Jongin siente unas ganas inmensas de preguntar el porqué de esa tristeza, pero eso sería ir demasiado directo.


—Bueno saberlo.


—Si necesitáis ayuda no dudéis en pedírmelo, aunque últimamente estoy un poco ocupado con eso de ser camarero, ya sabéis. Ojalá los vasos se sirvieran solos, ¿no sería fantástico? Aunque asustaría un poco a la gente y me quedaría sin trabajo— bromea, medio riendo con un nerviosismo fingido—. Bueno, ¿qué os pongo?


Sorprendentemente la ultima cosa que Jongin podría estar pensando en el momento que Baekhyun le planteó la pregunta era sobre qué le apetecía beber.


Si la opción de: Facilitar información sobre lugares encantados estuviera en la carta Jongin no habría dudado en pedirla. Durante esos día, eso era lo único que deseaba.


—Para mí un vaso de agua—termina pidiendo al final.


—Un refresco de cola—le sigue Jongdae. Quien a diferencia de él no se nota exhausto, ni cansado.


—Marchando un vaso de agua y refresco de cola.


Dicho esto, Baekhyun se preparaba para irse, pero Jongdae lo detuve antes de que se aleje.


—Perdón, quizás es abusar un poco de tu ofrecimiento de ayuda pero ¿sabes de algún lugar dónde podríamos encontrar trabajo?


Baekhyun lo mira sin rastro de sorpresa o algún otro tipo de sentimiento para luego después esbozar una amplia sonrisa, que Jongin encuentra más forzada que natural.


—Necesitamos ayuda en el bar—contesta simplemente.


—Oh, entonces ¿podríamos hablar con el jefe o con...—empieza contestando Jongdae


—Ahora se lo digo—corta Baekhyun inmediatamente, soltando esas palabras con rapidez y casi con un entusiasmo que Jongin no entiende. Se va sin decir nada más. Su pequeña figura esquiva y se escabulle entre los clientes que lo miran curioso y Jongin ve como entra por una puerta dónde dice "prohibido entrar" en letras rojas y cierra de golpe.


—Qué chico más raro—suelta Jongdae.


—Sí, tiene toda la pinta de querer conseguirnos un trabajo.


—Eso es bueno ¿no? —pregunta Jongdae con la mirada fija en la puerta dónde minutos antes había entrado Baekhyun.


—Supongo. Pero dejemos de lado eso. Deberíamos empezar a buscar información sobre Do Kyungsoo. Viniendo hacia aquí he visto una pequeña biblioteca, quizás guarden periódicos antiguos.


—¿Porqué tanta prisa? El caso parece bastante fácil y habernos alquilado un apartamento y ya tenerlo todo montado solo para estar aquí unas semanas resulta estresante.—Jongdae se rasca la cabeza confundido.


—No me gusta nada el ambiente que hay en este pueblo Jongdae, algo oscuro y trágico ocurrió aquí y por la cara que tiene algunos habitantes doy por seguro de que la mayoría lo saben. Siento algo realmente malo y no me gusta.—explicó Jongin frunciendo el ceño más de la cuenta.


Nunca antes había llegado a un pueblo tan encantado como este y eso es decir mucho. Tanto Jongdae como Jongin, quien es mas sensible a todo lo espiritual y maligno, han estado en tantos pueblos encantados que si les obligaran a enumerarlos seguro se olvidarían de más de uno. Una larga lista de sitios condenados por presenciar muertes violentas. Cada ciudad, cada pueblo pequeño, cada casa tenía su propia trágica historia, manchada de sangre y gritos, cada una más oscura y tenebrosa que la otra. Los dos hermanos a estas alturas se podrían decir que son prácticamente inmunes a traumas, porque si tuvieran que pararse a pensar en todas las barbaridades e injusticias que han oído y visto con sus propios ojos hubieran terminado encerrados en un manicomio.


Muchas veces, esos pueblo no parecían encantados para nada. Tenían cierta belleza y normalidad cuando los visitabas de día, bajo la calida luz del sol y el azul puro del cielo. Pero las sombras esperan el anochecer para hacerse notar y sembrar el caos, así es como siempre funcionan estas cosas. Cuando enciendes la luz de una habitación todo parece más seguro.


—A mí tampoco me apasiona la depresión que se respira aquí, pero este no parece un caso difícil. El asesinato de un pobre chaval, hemos visto cosas peores.


—Lo sé, pero a mí no me parece tan sencillo como eso. El chico ya lleva más de 50 víctimas, eso no parece una simple rabieta de adolescente.


—Sea lo que sea lo acabaremos descubriendo—acaba contestando Jongdae justo cuando un alegre camarero se acerca con sus bebidas y una ancha sonrisa en sus labios. Casi se podría ver como camina dando pequeños saltos haciendo que los vasos y las bebidas de tambaleen.


Cuando llega a la mesa donde esta los dos hermanos, pone las bebidas delicadamente encima de la mesa.


—Aquí tenéis. Lo que habéis pedido—anuncia con una voz neutral.


—Gracias—dicen los dos a la vez.


—Ah, y el jefe quiere veros—informa y allí es cuando Jongin y Jongdae ven como se le curva la sonrisa a ese camarero de baja estructura, cómo si tuvieran algún plan en mente.


******


Jongin no sabe cómo ni porqué, pero extrañamente le pone más nervioso conocer a un simple humano con un alto rango que a un fantasma con sed de sangre. Siente que su mundo se inclina más hacia el mundo de los muertos que no al de los vivos y por eso nunca le ha sido fácil el simple echo de hablar con vivos, porque simplemente los vivos le parecen demasiado monótonos.


Da gracias a que Jongdae sí tiene un poco más de talento en las relaciones sociales.


—¿Y porqué nos quiere ver tu jefe?—pregunta.


—¿No querías un trabajo?—le contestó Baekhyun sin girarse.


Los dos hermanos seguían al rubio camarero hacia la puerta y entraron. Dentro había un estrecho pasillo con una o dos puertas en los laterales que Jongin cree que seguramente son dónde almacenan la comida. La puerta del fondo del todo esta medio abierta y dedujo que allí sería dónde se dirigen.


Baekhyun golpea la puerta aún cuando esta medio abierta. Jongin nota algo raro cuando intenta ver lo que hay dentro. Creía que era el despacho del jefe pero ve demasiado rojo en toda la habitación, como si las paredes estuvieran pintadas de rojo al igual que todos los muebles que hay allí dentro.


Cuando oyen un simple "pasad" Baekhyun empuja la puerta y les hace señales con las manos para que entraran ellos primero.


Un olor intenso a madera y especias los invade de repente haciendo que se sientan mareados. El que Jongin antes creía que era el despacho resulta que es de todo menos el despacho del dueño de un simple bar. Cuando ve lo que esa habitación esconde todo lo que siente Jongin son ganas de salir corriendo mezcladas con unas ansias de saber lo que pasa en ese maldito pueblo.


Las pared pintadas de un granate y con manchas negras gigantes apenas se ven con los muchos cuadros que cuelgan de él. Cuadros que nadie con gustos normales o que no conociera sobre el tema colgarían. Cuadros medievales de amputaciones, de brujas asesinadas, de sacrificios humanos, de criaturas malignas. Hay varias estanterías distribuidas por todo el cuarto, llenos de libros antiguos con el lomo destrozado o recipientes transparentes, dónde se podía ver alguna parte de algún animal sumergido en un liquido turbio. Jongin no puede evitar pararse a mirar un recipiente en concreto, uno en el que se ven dos ojos gigantes flotando en un liquido casi transparente. Ojos de un color rojo intenso y con el globo ocular lleno de venas negrísimas, siente la rara sensación de que lo esta siguiendo con la mirada, moviéndose entre el liquido.


Estacas, cruces, arcos, velas y una infinidad de objetos relacionados con la magia negra es lo que llena la habitación. En el centro de todo, una mesa de madera vieja y al otro lado de esa mesa un joven, no mucho más mayor que ellos, con un rostro que no encaja para nada con todo lo que ha visto Jongin.


Cada cosa que ve es peor que la anterior y eso le lleva a preguntarse qué tipo de persona es la que le devuelve la mirada al otro lado de la mesa cuando Jongin lo mira sorprendido.


—Baekhyun, puedes irte.—dice, con una voz suave pero autoritaria.


El ruido de una puerta cerrándose de golpe le devuelve a la realidad.


El chico que tienen ante sus ojos tiene una apariencia completamente normal. Parece joven para ser el jefe de un bar y también para ser quién allá adquirido todos los objetos que acababa de ver. No debe tener muchos años más que Jongdae, su pelo marrón esta peinado a la perfección inclinándose ligeramente hacia derecha como si se hubiera pasado horas y horas intentando conseguir ese efecto. Lleva una camiseta de un azul claro que destaca entre tanto rojo.


El mismo joven es quien rompe el silencio primero con una voz calmada.


—¿Os gusta mi colección, cazadores?


Hay dos cosas que Jongin no entiende de su pregunta. La primera, que llame a todo esto una simple colección y segunda, y quizás la que complica más las cosas, que los llame cazadores.


Jongin ve como su compañero y hermano mira otra vez alrededor antes de contestar.


—Es una colección un poco especial ¿no crees?—contesta Jongdae—¿Duermes bien por las noches después de pasarte el día encerrado con esto?


—Tengo mis trucos—les dice—.Te acabas acostumbrado a este tipo de cosas con el tiempo, eso seguro que vosotros lo sabéis mejor que yo.


Y sonríe, una sonrisa media curvada que le recuerda al mismo camarero que los atendió minutos atrás.


—Te equivocas, nunca te llegas a acostumbrar de todo esto, ni siquiera muriéndote te libras de ello.—explica Jongdae, con cierta rabia en su tono de voz.


—Muy bonita reflexión, si señor.


Antes de que le dé tiempo a replicar a Jongdae, es Jongin quién habla por primera vez desde que entraron allí.


—¿Qué eres exactamente? No creo que con todo esto seas un simple pringao que colecciones objetos satánicos porque siente curiosidad por ese tema. Nos hemos topado con muchos de ellos y te puedo asegurar que la mayoría no se encuentran muy bien en este momento.


—¿No deberías presentaros vosotros primeros ya que sois quienes buscan un trabajo?


Jongin iba a decir algo pero la voz de Jongdae a su lado lo impide.


—Kim Jongdae, 23 años, me gusta dormir, matar a muertos y los gatitos. He tenido muchos jefes raros en mi vida, pero creo que tu te llevas al trofeo de oro.


—Gracias, es un honor.—dice sin nada de sarcasmo en su tono de voz, cómo si en realidad le ha echo sentir mejor que Jongdae le llama rarito en la cara—¿y tu amiguito? ¿Tiene pensado presentarse?


—Kim Jongin, su hermano.


El jefe aplaude delicadamente como si fuera una niña de 12 años que le acaban de comprar la Barbie que tanto quería. Parece emocionado de repente por algo que Jongin no consigue adivinar.


—¡Oh me encantan las presentaciones!—exclama mientras se levanta de su silla—Yo también soy un amante de los gatitos Jongdae, de echo tengo un par de ojos y unas cuantas lenguas de gato en esa estantería de allí.


Señala dónde se encuentra esa estantería, pero ni Jongin ni Jongdae se giran ni siquiera a mirarlo.


—Eso lo considero un insulto a todos los amantes de los gatos, que lo sepas. —Jongdae parecía realmente dolido.


—Cada quién con sus gustos. A ti te gustan los gatitos enteros y a mi los partes de gatito. No le veo ningún problema.


Ante ese simple comentario Jongdae pierde los estribillos y alza la voz.


—¡Por el amor de Dios! Estas loco tío, nunca he oído a nadie decir semejante crueldad.


Él en cambio se mantiene imperturbable y se limita simplemente en encojerse de hombros, un simple movimiento que hace que parezca un chico que no ha echo nada malo en esta vida y que se asusta cuando oye ruidos por la noche. Jongin cada vez es más incapaz de ver cómo es en realidad la persona que tiene adelante.


—Te toca presentarte—corta Jongin, cansado.


—¿Y a qué viene tanta prisa? ¿No es divertido permanecer intrigados? Así cuando te cuentan la verdad es mucho más impactante.


—¿Sabes qué es impactante?—pregunta Jongdae—Que te arranque los ojos como a esos gatos y los meta en un pote con pis.


El supuesto propietario de ese bar abre enormemente los ojos y la boca, sorprendido por el inesperado comentario de Jongdae. Su sonrisa torcida desaparece de repente como si estuviera ensayado desde el principio.


—Wow wow, cálmense, solo bromeaba—los mira, levantando las manos en signo de paz.


—No creo que este despacho sea el lugar adecuado para bromas—comenta Jongin.


—Ya no hay respeto para los mayores en este triste mundo...


Jongin en ese momento ve una de las miradas más frías que ha visto jamas en los ojos de Jongdae hacia alguien. Su hermano no es para nada un hombre violento o frío. Al contrario, todo el mundo lo encuentra un chico cariñoso y cálido, siempre con una sincera sonrisa en los labios. A veces se pregunta cómo, siendo hermanos, podían tener personalidades tan diferente. Jongin es el chico frío con un inexpresivo rostro y Jongdae el chico cálido de sonrisa permanente. Ahora mismo parecía que se hubieran cambiado los papeles. Seguro el comentario de ese hombre sobre los gatos lo ha puesto de mal humor, piensa Jongin.


—Vale, vale—suelta un largo suspiro—Me llamo Kim Junmyeon, soy el dueño de este bar.


—¿Y...?—Exige Jongdae.


—Y digamos que tengo un cierto don para los hechizos y la magia negra.—y de repente, Jongin ve como los ojos de Junmyeon, antes marrones y cálidos, se vuelven de un color rojo sangre en apenas segundos.


Ese comentario y sobretodo el cambio de color de sus ojos los pilla por sorpresa, de todas las posibilidades que se planteaban, la respuesta que les dio Junmyeon no se asemeja a ninguna de ellas.


—¿Eres un brujo de magia negra? ¿Cómo es eso posible? —pregunta Jongin. Pocos magos utilizaban la expresión de magia negra para describirse. Jongin no sabe si es por vergüenza o por miedo pero todo lo que tiene relación con ese tipo de magia no suele terminar muy bien.


Junmyeon parpadea con fuerza varias veces y sus ojos vuelven a su color normal.


—De la misma forma que vosotros lleváis desde pequeños matando espíritus porque habéis descendido de una larga generación de cazadores, yo llevo toda mi vida con la magia negra. He nacido con este poder en mi interior y a diferencia de muchos que hay allí fuera no me dio miedo utilizarlo—Junmyeon explica con una calma casi imperturbable.


—He oído sobre magos, sacerdotisas hasta pitonisas, pero todos utilizaban la magia sin fines demoníacos. Es la primera vez que veo algo cómo tu.—explica Jongdae, mirando al hechicero fijamente como si estuviera contemplando una espécimen en peligro de extinción.


—"Algo" no, "Alguien"—corrige—Odio cuando me tratan de cosa, cómo si yo no fuera humano.


Jongin le gustaría decirle que en verdad él solo es medio humano en realidad, ya que un mago nace de la mezcla de sangre mágica con la sangre humana. Pero decide que mejor no comentar esas cosas ahora.


—Es cierto que hay pocos como yo. Muchos no se atreven en utilizar el don que han heredado y otros no supieron como controlarlo y terminaron de la peor forma posible. Se tiene que tener cuidado con este tipo de magia, muchos parecen olvidar este simple detalle.


Jongin odia los demonios, incluso más que a los espíritus malignos. Hay una gran diferencia entre esos dos, una diferencia que cualquier estupido sabría. El primero hace el mal sabiendo y disfrutando de ello y el segundo, en cambio, no se da cuenta de ello. La mayoría de los espíritus cuando mueren no se dan cuenta de su propia muerte y algunas veces el odio o la sed de venganza los ciega hasta al punto de causar daño a otros.


Un demonio es diferente, un demonio tiene elección y elige la opción de sembrar el caos.


—Y tu por lo que veo lo llevas bastante bien porque no siento ninguna aura demoníaca a tu alrededor, viendo la cantidad de objetos de magia negra que tienes aquí, es realmente sorprendente—le contesta Jongdae.


—Eso es porque nunca traté con demonios directamente. Siempre he tenido cuidado de no meterme demasiado con ellos, sé como puedo terminar si cometo un simple error y por eso no suelo hacer grandes hechizos ni rituales.


—Mucho aparentar que eres de los pocos brujos que quedan pero poca acción por lo que veo.


—¿Tú quieres verme muerto verdad? ¿Te dolió mi comentario sobre los gatitos?


Jongin ve como su hermano se queda mudo, el comentario de Junmyeon le dio justo en el clavo.


—Vosotros tratáis con espíritus, humanos que murieron en el pasado de la forma más trágica posible y que ahora no pueden cruzar al otro barrio porque su tristeza les hunde y los encadena en un mundo dónde no pertenece. Déjame deciros que comparado con los demonios, los fantasmintos estos hasta son cariñosos y amables. Así que por favor no comparéis.


Jongin odia reconocerlo, pero sus palabras tienen toda la razón. Comparar fantasmas con demonios es cómo comparar un Kia con un Ferrari. Nada que ver.


Decide cambiar de tema porque en verdad Jongin, desde muy pequeño sintió cierto rechazo hacia todo el tema de los demonios y extrañamente no recuerda porque.


—¿Cómo sabes a qué nos dedicamos? He notado que desde antes de que entráramos aquí ya lo sabías ¿Cómo?—le pregunta a lo que Junmyeon le responde primero con una pequeña risita.


—Vuestra peste a muerto se sintió incluso antes de que pisarais este pueblo, para que lo sepáis. —dijo mientras daba la vuelta a la mesa y se situaba justo delante de los dos hermanos.


—Pues qué raro porque me lavo todos los días sin falta—bromea Jongdae.


—No lo decía en ese sentido ¿no?


—En realidad me refería a ti, Jongin.—le contestó—la arma que llevas en el bolsillo...es un cuchillo si no me equivoco, esta demasiada contaminada. Siento mucha energía negativa que desprende de ella.


Jongin inconscientemente se mete la mano en el bolsillo buscando la daga. Cuando sus dedos rozan la empuñadura irregular del metal es frío, como siempre, pero siento algo que late dentro, descontrolado, como si deseara salir. Rodea los dedos la empuñadura y la saca de su bolsillo, debe de medir uno 30 centímetros de largo y 3 de ancho, pero pesa más de lo que debería.


—Tu arma es incapaz de cortar o herir a los vivos por lo que veo—comenta Junmyeon analizando la daga con su mirada.


—Estas en lo cierto, rechaza la piel de los vivos y en cambio cada vez que estamos cerca de la presencia de un espíritu puedo notar como...


Jongdae le da un codazo inesperado y ante la atenta mirada de Junmyeon siente como su hermano le susurra al oído.


—Estas escupiendo demasiada información Jongin, ni siquiera sabemos si todo lo que nos ha dicho es cierto o no.


Jongin no responde pero sigue sin apartar la vista del jefe del bar, quién los sigue mirando con un rostro inexpresivo pero que aparenta amabilidad.


Esta daga le ha acompañado desde la muerte de sus padres, es todo lo que conserva de ellos a excepción de alguna foto y algunas prendas de ropa. Todo lo que sabe Jongin de ella es que mata a los muertos y que la encontró debajo de la cama de sus padres una semana después de que murieran y que sus cuerpos desaparecieran totalmente de la faz de la tierra. 8 años después, la muerte de sus padres sigue siendo un misterio y esa daga, que ahora Jongin ya la consideraba suya, forma parte de ese misterio que todos consideran un tema tabú, incluso Jongdae.


—Adivino que habéis venido por todo ese asunto del muchacho sangriento—suelta de repente Junmyeon, cambiando de tema.


—¿Muchacho sangriento?—Preguntan los dos hermanos a la vez, separándose de golpe.


—Si, ¿Do Kyungsoo no? ¿Así se llamaba? La verdad es que este pueblo esta un poco triste por su culpa.


—¿Sabes algo más de él? —pregunta Jongin. Ve como Junmyeon se acaricia la barbilla mientras parece que esta pensando en algo, se da la vuelta para volver hacia la silla de cuero y sentarse de nuevo.


—Sé más que vosotros, eso esta claro.


—¿Seria demasiado pedir que nos dijeras todo lo que sabes? —oye decir a Jongdae a su lado.


—Puedo hacer algo mejor para vosotros—contesta, Jongin lo mira sin entender—puedo llevaros a dónde vivió ese pobre muchacho, pero solo con una condición.


—¿Cual?


—Que trabajéis para mi los dos. Es difícil encontrar trabajadores que no estén en depresión últimamente y Baekhyun no puede solo con todo.


Jongin y Jongdae se miran durante unos segundos antes de contestar los dos a la vez.


—Aceptamos.


—Me niego.


*******


Costó varias suplicas por parte de Jongin para convencer a su hermano de aceptar el trato de Junmyeon. Jongin se dio cuenta de que el echo de trabajar para alguien que colecciona ojos de gato es algo inaceptable para una persona que quiere tanto a los gatos como Jongdae, sobretodo cuando Junmyeon pidió que sea expresamente Jongdae quién se encargue de la limpieza del lugar, incluido su despacho. No fue fácil realmente para Jongin conseguir que su hermano aceptara, porque Jongdae es una de las personas más difíciles de convencer del mundo, pero al final, resultó que por fin entendió que con la ayuda de Junmyeon terminarían más rápido el caso y terminar el caso significa centrarse en otro y centrarse en otro siempre significa tener que mudarse. Jongdae no le quedó más remedio que aceptar y rezar para que ese Kyungsoo fuera solo un inocente adolescente que pilló una rabieta el día de su cumpleaños.


—¡Eh Jongin! Me temo que las hamburguesas no han aprendido aún a volar, así que ¡mueve ese bonito trasero que hay clientes esperando! —oye a Baekhyun gritar fuera.


Jongin suelta un largo suspiro antes de coger el plato de la hamburguesa con extra de queso y dirigirse hacia fuera. Al parecer no solo él oyó el grito de Baekhyun si no que el resto de los clientes también. Cuando sale de la cocina ve una colección de ojos curiosos mirándole. Ve también a Baekhyun en la barra charlando con un joven cliente y Jongin nunca antes sintió tantas ganas de provocarle sufrimiento a un ser vivo.


Deja el plato en la mesa de quién pidió la hamburguesa con la máxima calma que le es posible y se dirige hacía dónde se encuentra Baekhyun


—Que sepas, Byun Baekhyun, que si por alguna razón mueres y yo tuviera que matar tu espíritu, te mandaría al otro barrio de la forma más cruel y dolorosa que existe—le susurra al oído.


—Oh Jongin me halagas—le sonríe—¿Ya has limpiado la mesa 4?


Jongin se remueve su pelo con cierta rabia, intentando controlar los mechones platinos que le sobresalen por todas partes. Hace tiempo que no se cortaba el pelo.


—De eso se encarga Jongdae—mientras vuelve hacia la cocina.


—¡Pero Jongdae hace horas que no sale del despacho del jefe!—le grita Baekhyun pero Jongin hace oídos sordos.


Esas conversaciones con Baekhyun se convirtieron en el pan de cada día. Jongin creía que no sería tan malo trabajar con Baekhyun la primera vez que lo vio, le pareció un chico alegre, con una larga lista de chistes malos, pero trabajador y obediente. Pero al final resulta que Baekhyun es un amante del tiempo libre y de las charlas largas con los clientes.


Ya lleva casi una semana trabajando en ese pequeño bar para Junmyeon y aunque Jongin ya hubiera trabajado en sitios mucho peores que este puede asegurar que prefiere mil veces atravesar muertos con su cuchillo que no pasarse el día sirviendo comida a clientes hambrientos y tristes. Los días pasan lentos y aburridos y Jongin empieza a sentir el peso de una falsa rutina encima, creciendo con el paso de los minutos. Aún cuando solo hubieran pasado 5 días el joven cazador siente cómo si hubiera pasado toda su vida allí, en ese pequeño pueblo perdido en medio del mundo. Cada día vienen los mismo clientes, pidiendo la misma comida de siempre con el mismo rostro sin rastro de felicidad. No tardó nada en aprenderse los nombres de cada uno ni tampoco en enterarse de sus problemas. Jongin escuchaba las charlas sin permiso y no le costó mucho tiempo darse cuenta de que todo giraba en torno a los asesinatos y desapariciones de familiares y amigos.


Por las palabras de la gente y sus expresiones de terror al mencionarlo, Jongin deduce que poco les falta para entrar en pánico. 55 víctima ya. Pero desgraciadamente nadie hace nada, los policías parecen estancados en todos los casos, siguiendo pistas que no los llevan a ningún lugar y buscando donde no encontraran nada. Jongin no los culpa, la gente es limitada, no les puedes pedir que busquen más allá de sus límites y creencias porque la grandeza de las cosas los abruma y los asusta. Él se sintió así después de la muerte de sus padres pero después de todo lo que ha vivido cree que es capaz de adaptarse a todo, a abrir más su mente a ciertas cosas.


Se limpia las manos y aprovecha que a estas horas de la tarde no hay casi clientes para hacerle una visita a Junmyeon, quien le debe una visita guiada a una magnifica mansión encantada.


*****


 

Notas finales:

¡Hola! 

 

Aquí la escritora del fic hablando. Espero de verdad que os esté gustando la trama y la historia en si y decir que escribo los siguientes capítulos con lentitud pero a poco a poco voy avanzando a mi ritmo. Intentaré actualizar regularmente :D

 

Añadir que me he inspirado en uno de mis libros favoritos para escribir este Kaisoo, el libro en concreto se titula "Anna Vestida de Sangre" de Kendale Blake (La autora es coreana *-*) y si alguna vez tenéis una oportunidad de leer este libro, que no me entere de que la habéis desaprovechado (??) 

 

 Para mí inspirar no es copiar la historia y cambiar nombres, toda la historia la he escrito yo, el dialogo, la ambientación y la caracterización de los personajes incluido. 

 

Y creo que es es todo. Que tengáis un buen día <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).