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Noche desaparecida por ZAHAKI

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Notas del capitulo:

No se lo esperaban ¿verdad? La verdad he decidido recompensarlos por mi tardanza publicando el epílogo de una vez y porque ya quiero ir finalizando mis proyectos en emisión para poder darle atención a las nuevas ideas (que por cierto, no son pocas).

Con Magi tengo algunas, por ejemplo seguir el de Juego de AMORPG y algunas otras, pero no sólo con Judal y Aladdin sino también con otros personajes que sé que les divertirían mucho (obviamente hay judala para rato).

En fin, tras casi dos años acá está el capítulo final, de alguna manera he logrado cumplir aunque sinceramente no me explico por qué carajo me llevo tanto si ya estaba listo. Este epílogo cambió varias veces pero al final me decanté por esta versión porque transmitía la particularidad de parodia que era el objetivo inicial de esta pequeña historia.

Sin más que comentar, disfruten.

Capítulo XI – Epílogo o algo así

 ¿El final feliz aplica a los magis?

 

A la mañana siguiente, Sinbad se dirigía a su habitación, junto con Jafar y a diferencia de las innumerables ocasiones anteriores, no estaba siendo arrastrado al ser víctima de una despiadada resaca.

Otros asuntos diplomáticos y personales se habían llevado cualquier ánimo de festejo en Sindria y por tales motivos, el rey no fue capaz de compartir la noche anterior con sus amados súbditos en el balcón real.

Ahora iba acompañado, como siempre, de su fiel visir y la inusual compañía de los tres príncipes de Kou más un callado Alibaba. Habían discutido el asunto de los Magis, el cual finalmente había sido aclarado.

No había ocurrido nada, no hubo abuso por parte de Judal, había asegurado el médico real. El niño estaba perfectamente, sólo aturdido por el alcohol y demás cosas que a la mayoría de los presentes no les importó averiguar tras el reporte de Kouha de sus oportunas investigaciones con su asistente: el príncipe sin reino, Alibaba.

—La próxima procura oír el informe completo, Ja'far —dijo el rey a su consejero y aunque en su voz se había desenfadado de cualquier reproche, el visir no pudo ejercer otra acción más que el de correr la vista apenado, sabiendo que se hubieran ahorrado muchas penas de esa forma y que ahora incluso tendría que pedirle disculpas a Judal por su acusación. ­

La simple idea de aquello le hacía considerar el asesinato del Oráculo sin importar la condena que acarrearía tras eso.

Un mundo sin ese magi definitivamente valdría cualquier castigo.

—Judal seguro estará contento cuando lo sepa —comentó Kouha, quien en realidad no estaba muy conforme con esa decisión.

¡Él sí quería boda!

—Por cierto —Koumei llamó la atención de los presentes—, no he visto al Oráculo desde ayer en la tarde.

—Probablemente haya escapado —comentó Ja'far con hastío.

—Ya aparecerá, aunque tampoco vimos a Aladdin... —Sinbad comenzó a atar cabos y no le gustaba lo activa que estaba su imaginación.

¿Sería eso a lo que la gente llamaba paranoia? Curiosa sensación.

—Y él desapareció junto a Judal ayer en la tarde después de que... —Alibaba no pudo ni iba a terminar esa frase. Prefería no recordar ese vergonzoso momento en el que sus labios habían sido ultrajados.

Todo el mundo estaba preocupado por la inocencia de Aladdin pero nadie respondería por la virginidad de su boca y no sabía si eso era bueno o consolarse con que al menos el que lo besó parecía una chica. Alibaba sacudió la cabeza, aturdido, y decidió centrar su atención ahora que toda conversación había muerto y los pasos se habían detenido.

Todos parados justo frente a la puerta de Sinbad. Estaba cerrada y el rey no había ido a dormir allí la noche anterior por atender a sus invitados tras el desagradable espectáculo. Sí, hubo algunas copas de por medio y retomaron las negociaciones hasta dormirse donde a cada quien le pareció mejor. Ahora, el pensamiento de todos los presente giraba en el con qué se encontrarían al entrar en esa habitación.

Reyes y generales observaban la puerta no sin cierto recelo y experimentaban una especie de déjà vu. Aquello sería absurdo por no decir ridículo para algunos, mientras que para otros seguía pareciéndoles improbable la posibilidad, aunque cierta la espinita de la duda que transmitían los más desconfiados terminaba influenciándoles, haciéndoles quedarse congelados en sus lugares expectantes con las respiraciones contenidas.

 —¿A qué esperamos? —El único que parecía ajeno al sentimiento general y se mostraba impaciente era Kouen, quien con expresión fastidiada rompió fácilmente la barrera que conformaba el sequito sindriano y se colocó al lado del rey, instándole a que saliera de dudas de una vez por todas.

Él, por supuesto, se sumaba al grupo de los  desconfiados, pero ¿acaso su Oráculo tenía el derecho a la duda tan siquiera?

La verdad, no lo creía.

Por su parte, Koumei carraspeó disimuladamente y Sinbad se adelantó a responder mientras negaba con la cabeza. Seguramente todas sus especulaciones eran infundadas, quiso pensar confortadoramente aunque la verdad no hubo demasiado éxito en ello.

—Mis disculpas —se excusó Sinbad con una expresión atontada mientras giraba el pomo de la puerta y la empujaba hacia el interior.

Por supuesto, muchos intuyeron que pasaría algo así, pero no por ello dejaba de ser impresionante, impactante, alucinante y cualquier adjetivo similar que se le pudiera sumar. Congelados desde la puerta donde los más altos tuvieron el privilegio de verificar primero sus sospechas, les siguió un ahogo que salió de la garganta del rubio al notar la situación junto al «Maldito bastardo» del primer ministro sindriano y segundos más tarde un chillido de Kouha completamente emocionado.

Ninguno de los demás podía entender al tercer príncipe. Aquello era simplemente caso perdido.

Diferente al día anterior, todos estaban callados, pero eso no fue lo suficiente como para que ambos magis pudiera ignorar la fuerte tensión que se acumulaba en la habitación.

El primero en notarlo fue Judal que lo primero que escapó de sus labios fue un «Maldita sea, no otra vez» mientras se restregaba el rostro con irritación y segundos después Aladdin abrió los ojos extrañado al escucharlo y quien al notar su situación, terminó apartando la mirada avergonzado.

Kouha por su parte, tembló de emoción y se abalanzó hacia ellos, abrazando a cada uno con brazo con una fuerza que no coincidía con su apariencia y que hizo que Aladdin emitiera un sonido incómodo.

—¡Sabía que no iban a poder resistirse! —exclamó satisfecho de sí mismo, pues en su cabeza nadie más que él era el artífice de aquella hermosa y caótica unión.

“Dos magis en disputa: del odio al amor” Ya podía ver su obra rompiendo records de audiencia, numerosas adaptaciones en distintos lugares y él, con sus mejores indumentarias, barriendo el escenario con una mullida capa tras cada presentación.

Alibaba, quien quiso intervenir, prefirió quedarse rezagado. Se sentía cansado de alguna manera inexplicable y temía que lo poco que quedaba de su cordura fuera arrastrado por las acciones del príncipe hiperactivo de Kou.

—Supongo que tendré que seguir con los preparativos —dijo pertinentemente Koumei a lo que su hermano y rey asintió solemnemente antes de retirarse con ese porte que abría caminos a su andar.

—Ja’far, ayúdale —ordenó Sinbad con voz cansina y se marchó antes de que el asesino pudiera replicar.

—¿Qué? —La verdad era que todos estaban cansados y las negociaciones habían avanzado lo suficiente como para retirarlas, lo cual implicaba que esa era la mejor decisión.

El general quiso seguir a su rey pero antes de hacerlo echó una mirada rápida sobre su hombro, notando con asombro que Aladdin no quería salir de la aparente protección que el brazo de Judal le brindaba. Decidió ponerse al día de los rápidos pasos del rey de los siete mares con algo de esfuerzo por el estupor experimentado y casi con  el aliento alterado por los sentimientos encontrados, agregó:

— Sabes que soy incapaz de ignorar una orden tuya, pero si veo algo raro lo mataré sin pensarlo, Sin.

El rey le sonrió y siguió su camino tratando de ignorar los insultos del Oráculo hacia Kouha y las cosas que se quebraban en la habitación.

Algo le decía que todo estaría muy bullicioso lo siguientes días.

Fin.

Notas finales:

Y eso fue todo.

Muchas, muchas gracias por acompañarme hasta acá. La que hizo de Aladdin no sé si lo leerá, pero si lo hace, estoy segura que también lo agradecería mucho. Ella se emocionaba mucho cuando yo le leía los reviews anteriores y si no lo hace, no importa, yo estoy más que complacida de haberles traído esta pequeña locura.

Es un poco nostálgico este punto, pero también es la promesa de nuevas ideas a las que espero puedan acompañarme también y quieran dejar sus impresiones.

¡Gracias de nuevo y hasta otro fic!


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