- Tetsuya, por favor ya deja de llorar.
Sus sollozos inundaban la habitación, hecho un ovillo envuelto en cobijas bajo la cama. Siempre que se encontraba triste o frustrado o simplemente quería tiempo para pensar, hacia lo mismo. Se encerraba en el cuarto de huéspedes vacío, se metía a la cama y se quedaba desea forma hasta muy pasada la media noche solo rodeado por la oscuridad y el silencio, pero hoy fue diferente.
Desde que estábamos en Teiko siempre hacia lo mismo, pocas veces eran cuando me escuchaba se volteaba de la cama y me abrazaba dándome la razón y sabiendo que las cosas irían mejor, confiando absolutamente en mis palabras, pero ahora ni siquiera puedo reconfortarle y decirle que todo estará mejor.
Y no es que no quiera prometerle un mundo lleno de felicidad y amor con sus debidas peleas de pareja, simplemente… es que ahora sé que no me escuchara.
No importa cuánto grite ni una palabra llegara a sus oídos.
No importa cuántas veces me arrodille él no bajara la mirada para encontrarse con la mía.
No importa cuántas veces acaricie su cabello, ni siquiera girara su cabeza para acomodarla bajo mi mano.
No importa cuántas veces una mis labios contra los suyos, sé que no los sentirás.
Eso lo sé porque desgraciadamente estoy muerto, porque no te pude hacerle feliz.
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- Takumi, me retiro dejo los pendientes restantes en tus manos.
- Si, Jefe Akashi- Takumi mi secretario personal solo unos años mayor que yo, eficaz, puntual y hábil para resolver situaciones críticas, mi mano derecha – solamente le notifico el señor Yamada llamó quería verse con usted el día de mañana, le comente que iba estar en un viaje de negocios en el extranjero y que le contactaría lo antes posible para programar una cita lo antes posible al igual que el señor Satou que sigue llamando para preguntar si había revisado la propuesta de negocios, que si le interesaba él estaba dispuesto a hablar con los demás inversionistas para aumentar el porcentaje de intereses en retorno de la inversión inicial propuesta.
- De acuerdo veo que no hay nada importante en la agenda como pendiente, gracias Takumi.
- Jefe Akashi- ahora que lo pienso ese día estaba más hablador de lo normal.
- Sí, hay algo más.
- No, lo siento por retrasar su salida.
- Si ese es el caso me retiro.
Ese día salí de la oficina como a las seis de la tarde, tenía planeado ir a recoger un pastel con mi viejo amigo Atsushi con el cual celebraría el séptimo aniversario con mi novio Tetsuya, esa noche iba a proponerle matrimonio.
Subí al carro que me esperaba fuera de la empresa para poder ir a la pastelería, verifique el bolsillo derecho de mi saco asegurándome que estuviera ahí. Una caja diminuta forrada de terciopelo azul celeste, abrí la pequeña cajita tenía un anillo bañado en oro blanco con un diamante, un diseño bastante clásico de no ser porque al lado de este tenía dos pequeñas piedras un rubí y un zafiro del mismo tamaño y corte y en la parte de adentro tenia escrito con letra cursiva “Siempre te amare”.
Me tarde en escogerlo pero al final me decidí por este cuando recordé nuestra primera cita.
Tetsuya estuvo tan nervioso durante todo el trayecto cuando salimos de ver una película en la que terminamos dormidos por la trama tan aburrida nos dirigimos a una cafetería por un café para relajarnos y despertar un poco, pedimos nuestras ordenes yo un café expreso y él un capuchino de vainilla, la señorita que nos atendió no tardo mucho y cuando nos trajo lo que pedimos nos entregó una servilleta con dos nombres y dos números telefónicos, supongo que de ella y la otra joven que estaba en la caja. Tetsuya se enojó e hizo un tierno puchero tomo su café quemándose la lengua, del enojo se le había olvidado esperar un poco a que se enfriara.
Al salir agarro la servilleta la hizo bola y la puso en la mesa, no estoy seguro pero creo que la joven que nos la entrego vio cuando la arrugo y la boto, dejamos el dinero de la cuenta y prácticamente me arrastro fuera del centro comercial. Llegamos a un parque bastante concurrido y nos sentamos en una banca enfrente de la fuente iluminada del lugar.
- Akashi-kun – después de arrastrarme todo el camino al fin hablaba- tal vez una relación de dos chico no sea bien vista e incluso yo pienso que los demás al vernos dirán que somos amigos y que solo es por curiosidad, que no sabemos nada y pronto se nos pasara – se quedó callado por unos segundos que se me hicieron eternos, mi corazón acelero su paso y mi mente solo se imaginó lo peor, pero cuando iba a contestarle continuo – pero yo no creo que sea así, hemos pasado tantas cosas buenas y malas, y estoy seguro de que a pesar de todos eso quiero estar a tu lado pues es el único lugar donde me siento feliz.
Después de eso de su mochila saco una bolsa de regalo que cabía perfectamente en la palma de la mano y mientras sus manos temblaban me la entrego no dijo ninguna palabra solamente procedí a abrirla entre las pequeñas tiras de papel multicolores encontré el presente de Tetsuya un brazalete de color rojo en el centro tenía un corazón plateado y en medio de esta un cristal color azul celeste idéntico a sus ojos, que brillaban ante los últimos rayos de ese día.
- No es mucho pero es algo que quería entregarte y parecer más como una pareja – estiro su mano y doblo la manga derecha de su suéter, y pude ver exactamente el mismo diseño de brazalete pero este era color azul y en donde se encontraba el corazón tenía un cristal color amatista.
- Tetsuya, no importa lo que pase de ahora en adelante siempre querré estar a tu lado, te amo y hasta el día que muera será así- estaba tan feliz y en cuanto termine de hablar coloque el brazalete en mi mano derecha y bese a Tetsuya.
Esos dos colores entrelazados desde ese día siempre nos han acompañado, por el lindo gesto que mi novio me entrego ese día y por el cual estuvo tan nervioso es lo que me hace feliz.
Mientras mi cabeza rememoraba esos viejos y tan hermosos recuerdo sin darme cuenta llegue a la pastelería también recordé que no lo avise a Tetsuya de mi salida de la oficina, tome mi celular y mande un mensaje rápido, mientras estaba parado frente a la pastelería de mi amigo.
Escribí “Ya salí de la oficina, te veo en casa. Te amo”.
Bueno, tan siquiera lo último que le dije fue que lo amo, pero quede como un mentiroso, ya no pude volver a casa.
Cuando bloque el celular con la intención de guardarlo en mi maleta mis piernas flaquearan y caí de rodillas al suelo.
Todo se volvió negro.
Escuche voces a mi alrededor gritaban y pedía una ambulancia. Una de las voces que se hacía resaltar era la de Atsushi estaba con la voz quebrada tratando de llamar por una ambulancia y diciéndome que todo estaría bien, que bueno que no fue doctor, sus diagnósticos son pésimos.
Todo lo demás sucedió tan rápido y por alguna extraña coincidencia o suceso del destino logre ver todo lo que sucedía mientras mi cuerpo que cada vez se volvía más frio estaba tirado frente a mí. Mi alma se había escapado de mi cuerpo. Podía ver todo lo que me hacían, pero ya no sentía nada-
Todo fue tan rápido que apenas pude asimilarlo como llegaba la ambulancia y la policía, vi al ahora capitán de la policía Aomine Daiki levantando testimonios y hablando con Atsushi para poder ver los videos de seguridad de la pastelería, luego por inercia fui siguiendo a donde llevaban mi cuerpo al entrar al hospital me subieron a una camilla las enfermeras tomaban control de los aparatos de respiración que me habían colocado los paramédicos, colocaban intravenosas y todos corrían gritando un sinfín de órdenes, mi amigo y cardiólogo de aquel hospital llego prácticamente gritando y reclamando que dieran aviso de mi situación.
- Le dispararon mientras se encontraba frente a la pastelería “Murasaki” el atacante se acercó por la espalda, al parecer estaba guardando su teléfono y el agresor le disparo a la altura del corazón, no hay orificio de salida de la bala y la hemorragia no se detiene.
- Llévenlo al quirófano 6 ya debe estar casi listo, que alguien llame a los familiares y díganle que en cuanto termine la operación saldré a avisarles las condiciones del paciente.
La operación era algo bastante inusual, o al menos desde mi punto de vista desde que abrieron el pecho pude ver una masa de cosas rojas por todas partes, no soy un neófito de la anatomía pero todo esto era tan bizarro porque era yo el que estaba sobre esa camilla con el pecho abierto que no lograba entender o pensar con claridad. La voz de Shintaro resonaba en la sala pidiendo instrumentos raros y tratando de limpiar la zona que operaba. El ruido de las maquinas que me conectaron eran acelerados y aturdidores, los jadeos y ordenes de las enfermeras y médicos reunidos ni siquiera logre diferenciar de quienes provenían, pues se ocultaban bajo sus mascarillas.
- Doctor, es mejor que nos detengamos, es todo lo que podemos hacer.
- No, todavía no terminamos él se puede salvar – Shintaro se escuchaba tan desesperado.
- Doctor Midorima, sé que era su amigo pero usted al igual que yo y los demás de esta sala sabemos que no podemos hacer más.
No me había dado cuenta hasta que el doctor había dicho eso, voltee hacia el monitor que supuestamente debería marcar mi pulso cardiaco y solo pude ver una línea verde y el sonido de aquel aparato inundo los oídos de cada una de las personas que estaban ahí tratando de salvarme aquel quirófano solo se podía escuchar claramente que había fallecido. Shintaro con las manos temblorosas declaro la hora de mi muerte. 19:05 horas. A esa hora tendría que estar cenando ya con Tetsuya.
Lo siento.
Midorima con las manos temblorosas se sacó toda la indumentaria manchada de sangre se fue a un baño cercano y se lavó la cara, ni siquiera pudo terminar la cirugía había dejado encargado al otro doctor que cerrara mi cuerpo y hacer lo necesario para mandarlo a la morgue. Sabía lo que seguí, también lo sabía Shintaro. Tomo una profunda bocanada de aire y se dirigió a la sala de espera.
El cabizbajo y yo, solo pude conectar mi mirada con el amor de mi vida, su cara cubierta de lágrimas y su ropa ligeramente desaliñada el vaso de café que tenía en sus manos lo tiro olvidándose por completo de el en cuanto vio a Shintaro. Tetsuya lo siento.
- Kuroko, yo… - Tetsuya corrió hacia Midorima aferrándose a la camiseta azul que utilizaba cuando entraba a una operación.
- Midorima por favor dime como esta, dime que está vivo, dime que puedo pasar a verlo.- era horrible escucharlo y no poder abrazarlo, tenerlo frente a mí y no poder limpiar sus lágrimas.
- Yo… lo siento Kuroko – Tetsuya se tiró al suelo cubrió su rostro con sus manos entendió con esas simples palabras a lo que se refería y lo siguiente que escucharon todos los que estaban alrededor de él fue un grito tortuoso como si lo hubiesen apuñalado - Akashi llegó con una hemorragia severa el disparo que recibió perforó la aorta y la bala quedo alojada en esta tapando y deteniendo mínimamente la hemorragia, cuando la removimos esta incremente le dimos un coagulante con el riesgo de que fuera contraproducente. Cuando logramos disminuir la hemorragia y reparar el daño el coagulante empezó a hacer efectos más fuertes a su organismo que no previmos y le dio un paro cardíaco, intentamos reanimarlo pero fue inútil.
El llanto era lo único que se escuchaba. Daiki se acercó a Tetsuya lo abrazo por la espalda tratando de calmarlo, Shintaro inclino la cabeza y también lloraba pero de la forma más calmada posible había varias personas a nuestro alrededor algunos amigos. Atsushi estaba en una esquina con la mirada perdida mientras su esposo Tatsuya le tendía una mano tiernamente tratando de que no quisiera golpear una pared.
Taiga entro corriendo sin dudarlo se dirigió hacia Daiki, con cuidado llevaron a Tetsuya a un silla y le dieron un calmante, que por supuesto no ayudaría de mucho. Lo dejaron a cuidado de Momoi y Kouki quienes se habían enterado por las noticias, como me chocaron siempre los periodistas que andaban detrás de mí todo el día y en ocasiones interrumpan mis momentos a solas con mi novio, pero esta vez fueron de gran ayuda pues de esta forma los amigos más cercanos de mi celeste no lo dejarían solo.
- Dai, tengo que hablar contigo – Taiga alejó del pequeño grupo a Daiki – encontramos al hombre que le disparo a Akashi – Daiki y su actitud “calmada y discreta” al recibir la noticia llamó la atención de todos Tetsuya, se veía tan débil al punto del colapso como me daban ganas de estrujarlo contra mi pecho- yo …
- Kagami-kun podrías decirme quien lo hizo – sus ojos cubiertos de lágrimas y con una fuerza sobrehumana, con esa fortaleza que lo caracterizaba y que sobre pasa a la mía, hablo fuerte y claro dando una imagen desgarradora. Dolor, ira y una necesidad de saber quién me había matado, Tetsuya cuando pensé que no te podría amar más me muestras otra faceta tuya.
- Lo siento Kuroko necesito hablar primero con Aomine.
- Taiga está bien, puedes decirlo, si estabas por contármelo quiere decir que estás seguro de tus palabras
- De acuerdo… - el silencio se hizo presente los sollozos se detuvieron a lo más mínimo - la persona que lo ataco fue un hombre de 31 años de edad, 1.85 de altura, cabello negro lacio y corto peinado para atrás, vestía un traje negro con una corbata azul y una gabardina café oscuro llevaba lentes de aumento de armazón negro y …
- Kagami-kun no es necesario que sigas ya entendí – su voz fría resonó profundamente él sabía quién me mato pero como, yo todavía no tenía la menor idea.
- Fue Takumi Shiro no es así, Kagami-kun – Taiga asintió con la cabeza – ese tipo es una escoria, Sei jamás se dio cuenta de que ese tipo estaba tras de él pero nunca me imaginé que llegara esto, si hubiera hecho algo talvez Sei no hubiera muerto, el estaría conmigo celebrando nuestro aniversario…
Su voz se quebró y volvió a caer ahora taiga lo atrapó dijo a todos que lo llevaría a casa para que descansara un poco, Shintaro se encargaría de darle la noticia a mi padre están frustrante estar muerto y no poder hacer nada.
Taiga colocó a Tetsuya en la parte trasera del vehículo que llevaba para su trabajo de detective, un auto sentra 2010 negro, poco llamativo. Cerro la puerta y pude verlo recostado contrayendo su pequeño cuerpo, aun en sueños gimoteaba tan dolorosamente.
Me senté a su lado acaricie su cabello pidiendo a Dios que lo reconfortara aunque sea un poco. Que irónico nunca pedí ayuda para realizar alguna tarea o trabajo o para conseguir algo que me gustara, esas cosas solo las conseguiría con mi esfuerzo y ahora estaba rogando a “Dios” para poder reconfortar a mi novio a mi pequeño celeste. Lo siento Tetsuya.
Taiga entro en el auto y comenzó el recorrido a nuestro hogar. Fue un camino demasiado rápido pero no note nada solo podía ver a Tetsuya temblando con los ojos cerrados. Murmurando en sueños, cosas que no podía entender. Taiga lo tomo en sus brazos saco una bolsa de la parte delantera en auto y lo llevo hasta el apartamento, nuestro apartamento.
Ya en el sillón de la sala mi pequeño de ojos celestes abrió los ojos poco a poco, girando su mirada a todas partes y vio como Taiga salía de la cocina con una taza de té.
- Entonces fue real – murmuro para sí mismo.
Tomo la taza la bebió pausadamente sin despegar su vista de ella, tomando pequeños sorbos uno tras otro solo una o dos veces levanto su cabeza y miro el retrato de la cómoda al lado del sillón una foto de nuestras primeras vacaciones juntos en un onsen, suspiro profundamente y las lágrimas regresaron cayendo lentamente por sus mejillas y terminando en la taza a la que se aferraba con fuerza buscando algo que lo mantuviera en esta tonta realidad. Creía que al morir ya no sentiría nada, que solo vería una pequeña luz que me llevaría a mi último destino, mis memorias se borrarían y aquellos sentimientos se irían para nunca más volver, creí que me convertiría en una hoja en blanco lista para escribir una nueva historia, pero estaba equivocado.
Los sentimientos estaban ahí, a flor de piel quemándome intensamente. Amor, por Tetsuya mi compañero y amante; tristeza, por ver sus lágrimas; furia, con el imbécil que termino con mi felicidad y la de el amor de mi vida; rencor, por haber creído en un idiota al cual le brinde mi confianza; desesperación, por no poder detener el llanto de quien amo, por no poder abrazarlo, por no poder ni siquiera entregarle la promesa de estar con él.
Taiga solo lo miró sin saber exactamente qué hacer, cuando se calmó un poco soltó la pregunta que yo también tenía desde que dijeron la descripción de mi asesino.
- Kuroko, ¿cómo sabias que el tal Takumi era el culpable?- Tetsuya apaciguo su llanto con toda la fuerza que le restaba para poder contestar.
- Él… - titubeo por algunos segundos pero no por miedo sino de rabia por el susodicho – siempre que iba a la oficina a ver a Sei se me quedaba mirando creía que no lo notaba, su mirada cuando Sei no lo veía era de desprecio hacia mi principalmente, hubo una vez que intento poner una pastillas raras cuando nadie lo veía en el café que me ofreció – Taiga cambio su expresión a una de enojo la cual no era superada por la mía que ahora quería que mi querido secretaria me acompañara de este lado, Tetsuya solo apretó con mayor fuerza la taza y continuo con una voz monótona para muchos pero para los que le conocían estaba a nada de quebrarse – el muy idiota no se dio cuenta de que estaba ahí y cuando se alejó simplemente lo tire y puse uno nuevo. Cuando vio que salía como si nada su cara cambio a una de frustración. Él estaba enamorado de Sei y me odiaba a mí, además de que tenía problemas de personalidad y depresión eso me entere hace una semana cuando lo vi saliendo de un centro de atención psicológica, lo averigüe por mis propios medios pero te daré los datos para que lo confirmes.
- Y porque no se lo dijiste a Akashi, lo hubiera despedido y puesto una orden de restricción.
- Eso lo sé pero estando a nada de nuestro aniversario y sus vacaciones pensé que sería mejor aplazarlo hasta nuestro regreso, ahora que lo pienso es mi culpa de que Sei este…
- Y como supiste que él lo mato si dices que ese tipo lo amaba – Taiga lo interrumpió antes de que terminara la frase era cruel escucharla de sus labios.
- Porque el sabia de nuestro aniversario y que Sei se tomaría vacaciones para estar conmigo, solo fue un presentimiento, nunca pensé que llegaría a eso – su voz se quebró nuevamente Taiga le arrebato la taza y lo envolvió en un cálido abrazo – fue mi culpa, es mi culpa que Sei está muerto…
Siguieron hablando un rato muy largo después de que volviera a calmarse un poco, Tetsuya había logrado reunir la información que necesitaba como prueba para que hablara después conmigo y yo despidiera a mi secretario. Encontró la actitud renuente y obsesiva así mi persona fue provocada por un shock post-traumático de abuso y violencia por parte de una de sus ex parejas, por esto se aferró a lo único que le dio un poco de esperanza que según un reporte de la clínica en donde estaba era yo que a su mirada le brindaba apoyo durante el periodo mas critico de su vida. No sé cómo consiguió la información Tetsuya pero me sorprendió si mal no recuerdo hace más de medio año note que Takumi estaba decidido pero la verdad no le di importancia, siendo sincero el único que me importa es Tetsuya, pero cuando vi a mi subordinado de esa forma su rendimiento laboral estaba dejando poco que desear y simplemente le di más tareas a realizar su mente debió estar muy enferma para pensar que era un gesto de aprecio de mi parte.
- Kuroko, investigare más a fondo todo esto, Furi y Momoi no tardaran en llegar ellos te harán compañía yo debo regresar con Daiki para procesar al sujeto con las pruebas correctas.
- Está bien Kagami-kun, voy a estar bien.
- De acuerdo antes de que me vaya necesito darte esto, ya fueron registradas y analizadas y Daiki me dijo que te las entregara – Taiga le entrego la bolsa que llevaba consigo y había puesto a un lado desde que llegaron – bueno me retiro, avísame cuando Furi llegue.
- Si Kagami-kun, ya no te preocupes tanto.
Lo despidió en la entrada de la casa y regreso por la bolsa la abrazo, temiendo lo que encontraría dentro, por suerte Daiki y Taiga no dejaron ropa que torturaría más la mente de Tetsuya. Cuando empezó a sacar las cosas estaba el maletín, varios papeles que tenían pendientes, el celular con el último mensaje que le mande y por ultimo una pequeña cajita de color azul celeste.
Tetsuya la agarro bajo la mirada y lo vi caminar a la habitación que compartíamos se metió a la cama y comenzó con sollozos pequeños, intente acercarme y vi la cajita azul a un lado de la almohada, di un paso más y estire lo más que pude. La mano izquierda de Tetsuya se asomaba debajo de las cobijas blancas, y en su lado derecho estaba el anillo de compromiso que le había comprado con el que iniciaríamos una nueva etapa de nuestra vida juntos.
- Sei, te amo acepto casarme contigo y estar a tu lado siempre
- Yo también te amo Tetsuya, hubiera sido hermoso verte vestido traje, frente al altar diciendo “si acepto”
- Todo es mi culpa
- Claro que no amor, tú no eres culpable de nada – trataba de hablarle con la esperanza mi última esperanza de que me escuchara.
- Sei, ¿qué hare ahora?
- Simple amor, sigue viviendo por mí y por ti – me acerque y le di un pequeño beso en la mejilla, Tetsuya se removió en las cobijas parándose de golpe.
- Sei, ¿eres tú? - por alguna extraña razón respondió a mi tacto y lo entendí el motivo por que no quede en blanco en el momento de mi muerte era para poder dar el anillo a mi amado. Esto era mi última acción antes de desaparecer.
- Tetsuya - me acerque quedando frente a él, coloque mis manos en su rostro por lo cual se estremeció, supongo que mi tacto era frio pero lo entendió – te amo, quería que fueras mi esposo y compartir el resto de nuestras vidas juntos, desgraciadamente ya no será así...
- Sei también te amo – cerro sus ojos y le dio un último beso su calidez me absorbía llenando mi interior de una pequeña luz que se iba haciendo cada vez más grande. Esa era la luz al final del túnel que me estaba esperando.
Tetsuya cayo rendido y se acomodó como pudo en la cama me retire un poco de él viéndolo dormir con una pequeña sonrisa en su rostro, no fue mucho lo que hice pero esta calidez que invadió mi corazón, sé que llego a él, sé que estará bien.
Lo siento Tetsuya ese día de nuestro aniversario me equivoque en algo, te dije que te amaría hasta el día que muriera pero ahora que ya solamente soy un alma sin cuerpo al cual regresar te sigo amando y así será hasta que desaparezca sin dejar rastro, te amare hasta mi próxima vida y en las siguientes, luchare para encontrarte porque sé que tu harás lo mismo.
Pero ahora se feliz sigue sonriendo y luchando con tanto ahínco como solo tú puedes hacerlo, nos veremos en nuestra siguiente vida donde si nos casaremos y pasaremos muchos años juntos, porque ese es absolutamente mi único deseo.