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Matrimonio Concertado por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

 

-Capítulo 2-

 

"Una obsesión te puede llevar al borde de la locura y guiarte directamente a la perdición"

 

Capítulo 2.-Secuestro

 

Sarada estaba radiante de felicidad, su padre por primera vez la apoyaría, y que mejor situación que en su vida amorosa (ó comienzo de un grave error). Se sentía con más confianza y entusiasta; fue directo a la escuela para encontrarse con su prospecto, pero justo iba dando la vuelta en la esquina del edificio que vio a Boruto siendo acosado por una chica de cabello largo azabache. Parecía bastante linda y evidentemente atrevida. El chico solo la escuchaba amablemente, pero a diferencia de Sarada, le prestaba toda su atención.

La Uchiha no pudo evitar arrugar el seño, se acomodó los  lentes y corrió a separarlos cuando comenzaron a reírse de algo.

La cara de zombie y aura maligna de la Uchiha intimidaron a la otra chica al instante.

—¡¿Te puedo ayudar en algo?! —preguntó la descendiente Uchiha interponiéndose entre los dos.

—¡Amm….yo….!

—¡¿Nada?! ¡entonces largooooooo! —gritó con fuerza mostrándole el puño y su sharingan.

La otra chica tragó saliva y con terror huyó despavorida.

Boruto puso una cara de desconcierto, parpadeó varias veces hasta que su compañera lo enfrentó con ojos normales.

—¡¿Esa quién era?! —estaba molesta.

—Una amiga.

—¡¿Una amiga?! —apretó el puño, no ocultaba sus exagerados celos, no podía permitir que nadie tocara o se acercara a su futuro esposo, eso jamás lo iba a permitir, así tuviera que estar pegada como sombra a su rubio.

—¿Por qué estás tan enojada? —ladeó la cabeza y levantó una ceja.

—¡Porqueeee……—era verdad, no tenía el derecho- todavía- de hacer escenas de celos con él, ni si quiera eran novios. Serenó su semblante fríamente, y comenzó su desafío de miradas usual entre ellos.

Internamente Sarada amaba ese jueguito, ya que era cuando los hermosos ojos del rubio posaban toda su atención con los de ella. Por fuera parecía que en cualquier momento iban a pelear, pero en el interior de la chica era como estar besándolo.

—¡Hey, parece como si estuvieran casados, siempre peleando, ¿verdad?! —Mitzuki interrumpió ese momento descaradamente y con una sonrisa despreocupad; saludó parado desde la pared alta del edificio.

El comentario hizo que Sarada bajara la mirada y se sonrojara, la idea de ser la esposa de ese malcriado rubio la excitaba demasiado.

Boruto simplemente bufó.

 

Oficina del Hokage, Konoha.

 

Naruto se encontraba revisando un par de correos electrónicos de su amigo Kazekage, sonreía mientras leía los mensajes de texto provenientes de Suna. Era de ese poco tiempo libre que podía disfrutar antes de recibir el nuevo “edificio” de papeles de Shikamaru, ó imprevistas misiones de campo que necesitaran de su presencia.

Sasuke abrió la puerta sin pedir permiso y entró calmadamente, sonriendo ligeramente al ver al ninja principal.

—Pareces contento.— el Uchiha exclamó divertido.

Naruto sonrió ampliamente—Los mensajes de Gaara a veces me ponen así.

Sasuke se puso serio. No necesitaba saber esa información, ahora todo el día estaría de mal humor. Gruño internamente.

—Al menos Suna está lejos de aquí.

—¿Eh? ¿Por qué lo dices?

—Por nada. Vine a hablar un asunto interesante contigo. Es sobre tu hijo.

Naruto suspiró con pesadez y embarró la palma de su mano contra su cara.—¿Ahora que hizo?

Fue una sorpresa escuchar dichas palabras, no sabía por qué lo decía exactamente; entonces supuso que era un niño problemático puesto que no habría sido la primera vez que alguien viniera hasta el Hokage con quejas de su chiquillo. No tenía una mínima idea de cómo era el primogénito de los Uzumaki, pero igual actuó como si estuviera enterado de todo.

—Al parecer no puedes controlarlo, ¿verdad?

Naruto entre lazó sus dedos y apoyó sus codos en el escritorio a la vez que exhaló.

—Siempre está reclamando mi atención. Pero a pesar de que le envío una copia de mi para complacerlo, simplemente no puede entender que yo no tengo tiempo suficiente para hacer todo a la vez. Es un buen chico, no hace daño a nadie, solo es algo travieso e irracional. Es una etapa, supongo.

Sasuke volvió a sonreír—Me recuerda a cierto tonto que conocí dese hace mucho, decía que su deseo era convertirse en Hokage y siempre se metía en problemas.

Naruto entre cerró los ojos e  hizo un puchero entendiendo la indirecta. Su rival prosiguio.

—Pero a pesar de que todos pensaban que era un caso perdido, cumplió su sueño y ahora es el héroe de Konoha y su protector.

Las palabras de su amigo lo habían sonrojado, nunca creyó escuchar tal alago de su rival; se rascó la cabeza y sonrió anchamente.

Sasuke continuó—Así es que su pequeño debe ser igual que el padre y superarlo, es su obligación.

—Supongo, pero…al parecer a Boruto no le interesa el cargo que tengo.

—Quizás no, pero podría cuidar de la futura Hokage.

Naruto puso cara expectante, parpadeo varias veces pero su amigo no lo dejó cuestionar.

—Y para lograr eso necesita disciplina y un buen entrenamiento, para que se convierta en un hombre respetable y admirable, y que agrade a su futuro suegro para que no lo mate por parecer un tonto frente a su futura esposa.

El séptimo quedó perplejo, ¿estaría insinuándole algo? Prefería no pensarlo mucho, no entendió de lo que hablaba Sasuke, solo que su hijo debía tener más disciplina para superarlo.

—¿Y tu sugieres...

—Es muy fácil Naruto, déjame entrenarlo.

Los cansados ojos azules se tornaron curiosos—¿Pero eso significa que te vas a quedar en la aldea más tiempo? ¿Sasuke, que pasará con la misión que todavía no concretas?

—He entregado el informe completo sobre esa misión y a partir de ahora las cosas deberían ser más fáciles para cualquier anbu o ninja certificado. Además, quiero algo de tiempo para mi. —se quedaron viendo directo a los ojos sin decir nada.

La habitación quedó en silencio por unos minutos, después Shikamaru golpeo levemente la puerta antes de entrar con el papeleo del día y miró a los dos estáticos.

—Vaya, parece problemático de lo que estén hablando. Bueno, no me quiero meter, solo dejaré esto por aquí y me iré despacio. —volvieron a quedar en silencio en cuanto cerró la puerta.

Naruto fue el primero en salir de ese trance. Suspiró profundamente y desvió la mirada. Su instinto de padre no estaba seguro de aceptar la propuesta. En primera, Sasuke tenía otras misiones importantes que debía cubrir, y segunda, Boruto era su hijo y él se sentía con la responsabilidad de entrenarlo, además de fortalecer sus lazos familiares; pero simplemente no tenía todavía tiempo en su apretada agenda para ver al muchacho y no sabría hasta cuándo. Exhaló.

—Es una buena propuesta pero… no lo sé.

Sasuke bufó.—Deberías aprovechar que esto ni siquiera lo he hecho con mi hija. Es una gran oportunidad. Te garantizo que las quejas sobre tu hijo bajarán considerablemente. No te preocupes, no lo mataré, no si hace las cosas bien.

—¿Entonces Sarada no estará en el entrenamiento?

—Eso depende de cuánto progrese, por el momento quiero enfocarme en él.

Naruto desconfió inexplicablemente de su amigo, pero si podía tener algo de paz mientras completaba sus labores de oficina, podría concentrarse en acabar rápido para unirse al entrenamiento de su hijo y enseñarle también sus trucos.

El rubio se levantó de su asiento hasta quedar cara a cara con su amigo. No tenía por qué desconfiar de él. Era un hecho que Sasuke había echo cosas diabólicas en su pasado, como traicionar gente, matar personas, confundir las cosas, pero eso había quedado en el pasado ¿cierto?. Ahora era un ninja poderoso, el esposo de su mejor amiga, el encargado de misiones de alto rango, confiable y muy discreto. En teoría no debía haber problemas aunque su corazonada le estuviera jugando una broma pesada.

—¿Por qué tienes tanto interés en él?

El Uchiha tuvo el impulso de tocar su rostro y acariciar aquella magnífica piel, pues Naruto estaba a solo un paso del ex renegado. Tragó saliva y desvió la mirada para no cometer una estupidez por culpa de sus inquietas hormonas. Naruto siempre lo tentaba, pero sabía que era  prohibido; siendo como era, no le guardaría el secreto.

—Mírate al espejo, tonto. Seguramente no tienes paz pensando que tu hijo haya hecho otra de las suyas. Con mi protección y dirección acabará todo eso. Lo garantizo.

—Mmm….—seguía dudando.

Sasuke ahora exhaló.—Solo es una sugerencia, no estás obligado a nada. Yo debería enterrarme un kunai por intentar ayudarte sin que me cuestiones. Mejor olvídalo. —se dio la vuelta o moriría de abstinencia.

Naruto sintió algo de presión, fue entonces que aceptó su propuesta dubitativo. El Uchiha entonces asintió con la cabeza y se marchó complacido.

Fácil.

—Entonces….te lo encargo, Sasuke.

 

Residencia Uzumaki, 9:45pm

 

Hinata se encontraba tejiendo como de costumbre, eso siempre la ponía de buenas. Su hija lavaba unos platos mientras escuchaba música con unos audífonos grandes y bailaba al song que le tocara. Todo parecía tranquilo hasta que escucharon que alguien tocaba la puerta.

Cuando la princesa Hyuga abrió, se sorprendió descomunalmente de ver a Sasuke en la entrada.

—¡¿Sa-sasuke?!

Ellos nunca se habían dirigido la palabra ni cuando Naruto estaba presente. Esta vez Sasuke debía tragarse su orgullo y hablar con la “señora” Uzumaki.

—He venido por mandato de Naruto para llevarme a Boruto.—la miró con superioridad y desprecio, la envidiaba por obvias razones. Hinata se había casado con la persona que mas amaba y eso no tenía perdón. Aunque sabía que era lo más natural del mundo, nunca lo iba a aceptar.

—Mi Naruto no me dijo nada al respecto.—posó su mano cerrada sobre sus labios con inseguridad. Ese gesto molestaba al Uchiha ¿Qué acaso nunca iba a confiar en si misma? No podía creer que Naruto eligiera a alguien tan inestable.

—Más tarde puedes confirmarlo tú misma. ¿Dónde está tu hijo? No quiero demorarme.

El instinto de Hinata le advertía de algún peligro incierto, se quedó callada enfrentando la pesada mirada del autoritario Uchiha con todo el valor reunido en su interior.

—¿Quién es mamá? —la pequeña Himawari Uzumaki se acercó inocentemente a la entrada con curiosidad.

El corazón de Sasuke dio un vuelco en cuanto miró a la niña. Era la versión perfecta y femenina de Naruto, con el cabello corto como a él le gustaba pero negro azulado, ojos zafiro y alegres como los de su rubio favorito; sus marquitas en su mejilla indudablemente delataban el parentesco con Naruto. Tragó saliva, ojalá pudiera ser niño de nuevo para poder salir con ella, seguramente amaría revivir su clan con ella como conejos.

¿Pero que estaba pensando? Se abofeteo internamente ya que estaba fantaseando con una niña. Comenzaba a pensar en lo repugnante que debería de verse como individuo al pensar esas aberraciones.

Himawari lo miró sonrojada, ese hombre, aunque mayor, era apuesto.

—¡Hi-himawari, regresa a lavar los platos!—a Hinata no le había parecido sana la mirada de su visitante y temía algo grande por dentro. Tenía la corazonada de que ese hombre no debía acercarse a ninguno de sus hijos.—¡Sa..sasuke, lo siento mucho, pero …no sé dónde está Boruto. Esperemos a que mi Naruto regrese y entonces….

Para mala suerte de Hinata, Boruto bajaba las escaleras que justo estaban frente a la  puerta principal donde se encontraba el Uchiha y quedó helada cuando lo escuchó bajar.

Sasuke quedó embelesado al ver al chico, era Naruto, su Naruto que había vuelto a nacer. Lo había visto bajar como en cámara lenta, casi angelical e inocente con esa pijama azul petróleo; fijó incluso su vista con el rinnegan para verlo mejor. En ese momento entendió perfectamente  por qué la obsesión de su hija para con ese crio.

Hizo a un lado a la Hyuga y entró como si fuera su casa, hasta quedar frente a él.

Boruto alzó la vista para mirar al inquilino. Sentía que ese rostro ya lo había visto en alguna parte, solo que no recordaba de dónde exactamente.

 

¡Es hermoso!—pensó hechizado el Uchiha. No tenía las palabras adecuadas para describir ese etéreo e inefable primer encuentro.Y sin razonar, acarició la mejilla del pequeño Uzumaki lentamente, impresionando al menor. Definitivamente tenía que casarse con su hija a cualquier costo.

 

—¡De..deja a mi hijo, Sasuke Uchiha! —Hinata de inmediato corrió a apartar a su bebé del alcance del intruso.

—¡¿Uchiha?! —Preguntó Boruto sorprendido—¡¿Es el padre de Sarada?! —más que preguntar, afirmó su sospecha.

Sasuke sacudió la cabeza y se puso serio al regresar  a la realidad.

—Boruto, tu padre me ha enviado a entrenarte. Sabes bien quién soy, así que no hay motivos para una inútil presentación.

La familia Uzumaki quedó expectante, nadie se atrevió a decir nada.

—¡Mi hijo no necesita eso, yo lo entrenaré! —citó la madre abrazando a su retoño.

—No estoy hablando contigo, además, es un mandato del Hokage. —pausó—Boruto, ¿Quieres poder derrotar a tu padre en un encuentro amistoso?

Los ojos del muchacho brillaron ante esa posibilidad y se emocionó en seguida. —¡Claro que sí! !Quiero demostrarle a mi viejo amargado de lo que su hijo es capaz!

—Esa es una buena actitud. —Sonrió levemente— Entonces hagamos tu sueño realidad. —le extendió la mano.

Hinata no estaba de acuerdo, antes que Boruto pudiera dar un paso prohibió ese encuentro y se interpuso entre ambos. No iba a permitirlo y mucho menos con ese mal presentimiento que tenía en su pecho, pero Sasuke comenzaba a impacientarse.

—Ya te lo dije, habla con Naruto.—en un ágil movimiento Sasuke desapareció dejando una secuela de humo blanco al igual que el chico.

Hinata sudó frío, había perdido, pues también dudaba de él.

 

Alrededores de Konoha, las afueras.

 

—¡Oye, grandísimo tarado! ¿Cómo se te ocurre sacarme así de mi casa? !Ni siquiera pude hablar con mi mamá! —gritó el joven Uzumaki irritado.

—Que escandaloso eres. No sabía que eso también se heredaba.

—¡Tampoco pude sacar mi equipo de misión o mi bandana de la hoja!

—El entrenamiento comenzó desde que dijiste que sí. Además, eso no lo necesitarás. Toma.—Sasuke le arrojó una mochila de misión con accesorios y ropas marcadas con el símbolo del clan Uchiha.

—¿Qué es esto?

—Tu equipo, si vas a ser mi alumno debes usarlo.

Boruto examinó la ropa de misión que le ofrecía. Había una camisa de manga corta negra con el cuello alto semi-abierto que lucía el símbolo Uchiha, además de haber una chaqueta algo gruesa color vino y mangas a medio brazo que también lucía el símbolo Uchiha en la espalda. Ambas hacían una perfecta combinación. Por último, un pantalón verde menta opaco que hacia un perfecto juego con lo demás.

No le gustaba ponerse algo que no fuera de su clan, pero no tenía muchas opciones, estaba consciente, así que (bajo el frío de la noche y ante la atenta mirada del Uchiha) fue quitando sus prendas una a una.

Sasuke dejó de respirar por un momento, se relamió los labios en varias ocasiones y trató de relajarse; debía convencerse que ese era el futuro esposo de su hija. No tenía permitido fantasear con él. Aunque era la viva imagen de su amado rubio, solo que su piel era más clara. Realmente se le estaba haciendo muy difícil esa situación, ya que —gracias al viento frío— Boruto tenía sus rosados pezones levantados tentadoramente y su piel parecía que lo llamaba a gritos para que fuera tocada.

Sasuke tuvo que desviar la mirada drásticamente o terminaría cediendo a sus bajos impulsos.

El pequeño vestía sus ropas, es decir, las prendas casuales que Sasuke había usado cuándo era muy joven, fue entonces que alguna clase de locura se activó en el Uchiha al verlo tan provocativo.

—El símbolo Uchiha te sienta bien. Debes acostumbrarte a él desde ahora.

Boruto hizo una mueca de desagrado.—Pues cuando volvamos, prueba con el símbolo Uzumaki.

Estaba claro su descontento, pero Sasuke no permitiría que su querida hija luciera el símbolo Uzumaki o su clan desaparecería. Lo obligaría de ser necesario.

Y comenzaron el viaje.

 

Oficina del Hokage, Konoha.

 

Hinata llegó corriendo a la oficina de su marido y abrió apresurada la puerta. Dentro se encontraba Sakura y su hija paradas frente el escritorio del Hokage.

—¿Hinata? —nadie esperaba que apareciera de esa forma.

Trató de recobrar el aliento y fue agitada hasta el escritorio.

—¡Naruto, cielo! ¡¿Es cierto que dejaste a Sasuke a cargo del entrenamiento de nuestro hijo?!

Tenía una mano sujetando su pecho, sentía un escalofrío que solo percibía cuando algo malo iba a suceder por lo que estaba muy inquieta.

—Calma Hinata—sonrió Sakura nerviosamente—Sasuke lo entrenará perfectamente. Cuando regrese lo habrá convertido en todo un hombrecito, ya lo verás.

—Es verdad señora Hinata, confíe en mi papá.

Hinata bajó la vista, no podía estar tranquila. Algo le decía que fuera a traer a su  hijo en ese instante, todavía estaba a tiempo.

—S..sí pero…¿Cuánto tiempo estarán fuera?

—Siete días solamente. —respondió Naruto con el mismo mal presentimiento pero disimulándolo a la perfección.

Siete días…

Hinata pensaba que probablemente exageraba pues su esposo estaba bastante calmado; ella debería tratar de no ahogarse en un vaso de agua. Sacó el aire con dificultad.

—Me alegra que solo sea una semana.

Sakura y Sarada la miraron con lástima. Ellas sabían que ese viaje tenía doble intención. Que Sasuke le lavaría el cerebro al joven rubio para que fuera fiel a Sarada y no pensara en nada ni nadie más, convirtiéndose en un obediente y servil  mandilón marido.

Era una medida descabellada, pero Sarada deseaba a como diera lugar a ese rubio idéntico a su amado Naruto y no permitiría errores.

Sakura no estaba del todo de acuerdo en hacerle daño a su mejor amigo, quién siempre la había protegido y ayudado en las peores circunstancias e incluso había cumplido su promesa de regresar a su amado Sasuke a su lado, pero no podía desobedecer los ideales de su esposo. Era algo que simplemente no podía hacer, temía que el Uchiha la abandonara.

 

-------------

 

Pasaron tres días sin ninguna novedad. Sasuke realmente estaba controlando sus deseos oscuros de una manera sobrehumana. Se abstenía de ponerle las manos encima ya que su misión era “embrujarlo” a los encantos de su hija. Aún no realizaba esa labor puesto que deseaba saber cuál era la verdadera personalidad del chico y qué similitudes tenía con Naruto antes de destruir todo su ser libre para siempre. Sin embargo, Sasuke no podía enfocarse bien en su misión.

Boruto era de carácter casi igual al de su rubio, pero en ocasiones tenía momentos serios como él. Era como si de alguna manera ese chico fuera hijo de Naruto y Sasuke, al menos eso imaginaba el Uchiha. Una mentira que deseaba creer. Sasuke prefería verlo de esa manera antes que….

Bueno, aquel chico tenía talento nato, era un prodigio ya que las técnicas las aprendía sin mucho esfuerzo, era como si tuviera el sharingan pero azul. A este paso podría convertirse en un poderoso ninja a temprana edad.

Ese día estaban en una cafetería cerca de la aldea del Sonido. Había enseñado a Boruto la técnica del rayo, chidori. Su chakra era una mezcla de viento y rayo por lo que después de dos días pudo aprenderla bien. Su maestro se sentía orgulloso, como si fuera su padre, solo le faltaban modales.

Así que comían tranquilamente sin hacer ruido.

El pequeño Uzumaki no estaba acostumbrado a tanto silencio, por lo que comenzó a desesperarse.

—Y bien, ¿Que otra técnica me vas a enseñar?

 Sasuke no respondió, ni siquiera lo miró.

—¡Oye! !Estoy hablándote, mal educado!

El Uchiha cerro los ojos y se limpió la boca con propiedad.

—La siguiente será la “Técnica del silencio”, así que ciérrala boca.

Boruto hizo puchero y se cruzó de brazos, después se le ocurrió una pequeña travesura; comenzó a jugar con los cubiertos haciendo un insistente sonido con el vaso cada vez más fuerte y molesto, hasta que la paciencia del Uchiha se terminó y trató de quitarle los cubiertos, pero el chiquillo alejaba sus manos del alcance de su mentor y accidentalmente un poco de su comida había caído sobre la cara del mayor.

Sasuke asomó una venita palpitante—¡¿No puedes quedarte quieto ni un momento, zorrito debilucho?!

—¡Pensé que estábamos aprendiendo la “técnica del silencio”!—ironizó. Su respuesta había hecho que enfureciera más.

Ambos forcejeaban infantilmente, la gente veía divertida esa escena, eran como padre e hijo, mas una mirada amarillenta los veía de diferente forma.

Aquella figura se acercó a los alborotadores de la cafetería llamando la atención de ambos.

Parecía un hombre malo, viejo, con barba y cejas grisáceas, su ropa desgarrada y mal oliente hacían ver que se trataba de un vagabundo o algo por el estilo. Se acercó descaradamente al menor Uzumaki y contempló sus ojos unos segundos antes que el Uchiha sacara su katana y lo lanzara amenazadoramente del lugar, lejos de su muchacho.

Ese hombre comenzó a reír a carcajadas sin mirarlo a los ojos. Sasuke amenazó con cortar su cuello a sangre fría, pero recordó que estaba en público.

—Será mejor que no vuelvas a hacer eso.

El hombre paró de reír y sus ojos se tornaron oscuros.

—Que ojos azules más hermosos.—dijo con voz rasposa.

Sasuke se incomodó por el comentario, tenía intenciones de acabar con él pero el sujeto continuó hablando.

—!Hay un terrible poder oculto bajo esa belleza! !En todos mis viajes nunca vi nada igual! —se arrojó agresivo contra el Uchiha—¡Podría destruirnos a todos! ¡Debo tener a ese chico!

Trató de golpear al azabache sin éxito, dos, tres golpes y  Sasuke acabó con él en segundos. La gente de la calle había quedado desconcertada, habían escuchado lo que ese misterioso hombre reveló y algunos cuantos se vieron interesados. Sobre todo cuándo el menor Uzumaki salió del comedor hasta su maestro.

Todas las miradas se posaron en el chico, algunas con curiosidad, otras con malas intenciones y otras tantas con lascivia.

Sasuke chasqueó los dientes y tomo a Boruto de la mano arrastrándolo rápidamente fuera de esas miradas ajenas. Naturalmente el chico se quejó, sin embargo, poco pudo hacer.

 

Esto no me gusta.— Se mentalizó el veterano. Habían llamado la atención de todos drásticamente.

 

Llegaron a un claro en el bosque, trataron de tomar todo con normalidad. Asi que  todo el día se la pasaron en entrenamientos; peleaban uno contra otro para adquirir práctica, y después solo hablaban de trivialidades. Boruto era un preguntón a cerca de su padre, se notaba que lo quería intensamente y eso enternecía al azabache.

Hasta que cayó la noche. Llegaron a una posada lejana. Estaba bastante descuidada y se notaba que era poco concurrida extrañamente. Sasuke estaba acostumbrado a esos sitios por lo que no dudó pasar la noche ahí. Solo había una cama mal cuidada y un buró roído por las ratas.

—Que asco de pocilga. —el pequeño se quejó.

Sasuke no pudo sacar de su mente aquellas palabras sin sentido de ese viejo mugriento. ¿Serían ciertas? Tendría que averiguarlo.

—Siéntate en la cama. —ordenó de repente.

Boruto alzó una ceja desconfiado pero solo obedeció.

—Quiero que aprendas a salir de un Genjutsu. Tendrás que reunir parte de tu chakra en tu cerebro y corazón para liberarte con el sello de Kai. Así podrás evitar caer en la ilusión.

—Que molesto, el entrenamiento nunca termina. —bostezó cansado. —¿Podríamos continuar mañana?

Sasuke se acercó hasta quedar frente a él. —Solo inténtalo.

Activó sus sharingan para hacer caer al pequeño en trance. Boruto no estaba listo para defenderse por lo que cayó en la ilusión de inmediato.

En la mente del chico se encontraba viviendo un día maravilloso en compañía de su padre, estaba tan feliz que no pudo notar que era solo un sueño.

Sasuke tenía al Uzumaki a su merced, poco a poco lo fue recostando en la cama bajo de él hasta dejarlo unos cuantos centímetros de su rostro. Contempló esos bellos ojos azules, ahora apagados, y se adentró a ellos con el rinnegan.

Había un brillo inexplicable en el fondo. Se trataba de algo aterrador pero de igual manera confortable. No podría tratarse del Byakugan dormido, él conocía perfectamente la naturaleza de esos ojos, esto era algo diferente, algo que no había visto nunca. Comprobó que ese malcriado no era un chico cualquiera, ahora más que nunca deseaba descubrir todos sus secretos.

—Serás mi futuro yerno.—lentamente beso los inocentes labios del pequeño en trance. Acarició su rubia cabellera con delicadeza tal y como lo hacía con Naruto, y se dejó llevar un momento por sus bajos instintos.

Así fue que tocó lentamente su piel. Siguió probando su boca más profunda sin pudor pues su deseo era fuerte; en su mente Naruto llenaba sus fantasías, había muchas cosas que aun no había podido hacer con su amado rival y quizás esa sea su única oportunidad. Ya se encontraba desabrochando los botones y el cierre del pantalón, pero  hubiera llegado más lejos si no fuese porque escuchó un ruido fuera de lo normal, cerca de la habitación de ellos, y se detuvo.

Revisó atentamente pero no había nadie.

Exhaló. Tuvo un sentimiento de culpa y miedo de sí mismo cuando se dio cuenta del estado provocador en el que había dejado al rubio: semidesnudo, sobre la cama y con la mirada perdida. ¿Qué hubiera pasado si no se detenía?

—Maldición.

Volvió a colocar todo en su lugar y después trajo al muchacho a la realidad.

Boruto se despabiló lentamente y sintió algo de miedo sin explicación.

—Parece que tendremos que trabajar duro en esto. Por la mañana será mejor. Ahora duérmete.

El Uzumaki se sentía agitado. Ni siquiera se dio cuenta del cambio de escenario. ¿Cómo no se dio cuenta que su padre nunca tiene tiempo para él? Entristeció y solo le dio la espalda a su mentor sobre la cama.

Sin saberlo, su maestro le había arrebatado su primer beso.

 

--------

 

Así pasaron el entrenamiento al siguiente día. Cada que Sasuke metía en un genjutsu al pobre crio— como parte de su “entrenamiento”—se aprovechaba un poco de él. Si Boruto no aprendía a salir de una ilusión, acabaría siendo violado, pues cada vez el Uchiha se atrevía más y más a  explorarlo.

Para buena suerte del primogénito Uzumaki, la técnica de “Kai” la aprendió en un día entero.

Sasuke estaba realmente complacido.

—Hay muchas cosas que no podrás aprender tan rápido. Son cosas que te llevarán mucho tiempo, incluso años. Así es que no te confíes demasiado, zorrito.

—¡No me llames así, tú….amm…gato greñudo!

—Hasta para poner apodos eres un zorrito tonto.

Los insultos del Uzumaki no dejaban escuchar el sonido de los pájaros. Sasuke solo sonreía divertido. Su corazón estaba realmente rebosante de felicidad. Le gustaría pasar más tiempo con ese chico; rara vez podía conseguir ese sentimiento de felicidad si no es por Naruto y su hija. En poco tiempo había forjado un lazo con ese niño. Sarada había elegido muy bien a su esposo y Sasuke comenzaba a aferrarse a la idea de casarlos de inmediato.

Boruto también sentía simpatía por su maestro, aunque se insultaran repentinamente. Sabía un poco de su historia y la admiración que le tenían algunas personas, incluyendo la de su padre, eso solo le daba más confianza al estar con él.

Solo faltaba un día para volver a la villa. Estaban entrenando algo de técnicas de agua cerca de un lago. Eran aproximadamente las tres de la tarde cuándo, sin pensarlo, el entorno comenzó a sentirse bochornoso.

Sasuke se dio cuenta de inmediato, alguien quería ponerlos en una técnica de ilusión. Miró al Uzumaki quien le devolvió la mirada afirmando que sabía lo que tenía que hacer.

Así que Boruto pudo deshacer la ilusión sin ningún problema y, por supuesto, el maestro también.

Uno a uno, ninjas de diferentes aldeas ocultas y enemigas, acorralaron al dúo que se puso en guardia en seguida.

—Son demasiados.—se intimidó el más joven. No solo era por el excesivo número de enemigos, sino por las fieras miradas que se posaban en su persona. Boruto tragó saliva.

—No te dejes intimidar. Tu eres más fuerte que ellos. Solo son basura.

—¡¿A quién llamas basura?! —uno de ellos habló liderando un grupo.

—Somos comerciantes, y sabemos de personas poderosas interesadas en el chico. —dijo otro.

Ninguno era tonto, sabían con quien estaban tratando, sabían que se trataba del poderoso Sasuke Uchiha. Pero estaban demasiado confiados, pues aunque fuera el mejor ninja, no podría con tantos. Las hormigas pueden ser peligrosas a veces, sobre todo unidas.

Sasuke afiló la mirada, algo no era normal con esos ninjas.

—¡Intenten tocarme un pelo perdedores, y yo les daré una paliza! !Soy el hijo del séptimo Hokage de Konoha, Boruto Uzumaki, y estoy listo!

Escandaloso como su padre, pensó el mentor.

—¡¡Entonces tú valor se duplica!!

Tolos los ninjas atacaron a la vez. Quizás Sasuke estaba acostumbrado a las peleas masivas, pero el chico era diferente, nunca había estado en una guerra o pelea con más de seis personas. Sin embargo, estaba motivado por las palabras de su maestro.

Los maleantes fueron cayendo como moscas, Sasuke hacía muy buen equipo con su alumno. Todo iba saliendo de maravilla, hasta que un ninja enmascarado dio varios golpes certeros al Uchiha.

Boruto se preocupó, lo buscó con la mirada y eso provocó que perdiera algo de concentración. Varios de sus clones de sombra fueron derrotados, y esquivar los golpes lo comenzó a cansar.

Sasuke sintió que era hora de una retirada o perdería de vista a su protegido. El solo podía acabar con todos, con una de sus técnicas mortales, pero no se arriesgaría a lastimar al chico que estaba en el rango del impacto.

Usó su protección definitiva para alejar a varios ninjas de él, pero seguían saliendo más y más de algún lugar.

Eran demasiados, cargó a su niño esquivando varios ataques, hasta que el ninja enmascarado volvió a sacarlo de balance.

—¡Corre! —Sasuke primero tenía que acabar con ese estorbo o no podría encargarse de todo. Tenía que averiguar el lugar de donde provenían esos miles de ninjas.

Boruto chasqueó los dientes, no quería dejar solo a su mentor, pero comprendió que simplemente no era rival para todos y siguió las ordenes. Utilizó sus clones de sombra para dividir a los ninjas como distracción. Estos fueron tras cada uno.

Entonces Sasuke aprovechó la oportunidad para activar una de sus técnicas destructivas cuando sintió al chico más lejos. Así destruyó a todos los ninjas opresores, incluyendo al enmascarado, y descubrió un extraño pergamino de donde salían tantos  ninjas. Lo destruyó por completo, de inmediato fue tras su alumno.

Boruto peleaba con un hombre de cabello pálido y largo hasta los hombros. No tenía ninguna bandana, por lo que no sabía de dónde venía. Sin embargo peleaba muy bien.

—No peleas nada mal, chico. Pero ya estas cansado.—se burló el hombre.

El Uzumaki lo miró con el seño fruncido. No quería admitirlo pero era verdad, inhalaba y exhalaba con rapidez, no le quedaban muchas fuerzas; pero no se rindió, siguió atacándolo con todo su poder, aunque cada una de sus técnicas fueran esquivadas por él.

No pasó mucho hasta que el hombre lo tenía acorralado contra un árbol. Boruto solo lo fulminaba con la mirada.

—Se acabó. —Aquel ninja apresó sus manos contra el árbol y lo azotó con fuerza. Entonces tomó su menton para enfocar su mirada. —De verdad tienes unos ojos hermosos, como lo dijo el viejo. Me pagarán muy bien por ti.—acarició su mejilla.

—¡Y tú tienes un aliento de porquería! !Suéltameeee!

Volvió a azotarlo contra el árbol, ese comentario lo había irritado.

—Tal vez deba enseñarte buenos modales. — con un kunai comenzó a cortar las ropas del rubio mientras se relamía y sonreía con lascivia. El chico no podía soltarse del agarre.

—¡¿Que estas pensando?! —se aterrorizó, fue entonces que pegó un grito.

El hombre volvió a azotarlo,—Solo calla y disfrútalo.

A buena hora el maestro llegó a salvar el día. Aquel hombre escupió sangre sobre el rostro del menor a la vez que temblaba de agonía por la katana que atravesaba su pecho. No había visto venir el ataque mortal.

Sasuke retiró el  objeto punzante apagando la vida del agresor. No merecía micericordia.

—Eras tú quien necesitaba modales.—escupió al cadaver y guardó su arma.

Los ojos azules brillaron al ver a su salvador. Incluso soltó unas lagrimitas de alivio y se sonrojó.

—!Gracias por salvarme!

—¿Estas bien, zorrito déb….—Sasuke quedó atrapado ante la tentadora visión de un semi desnudo, sonrojado y sumiso Boruto.

 —!Estoy bien!

 

Konoha, entrada principal

 

Naruto esperaba impaciente el regreso de su hijo. No había podido concentrarse debido a la incertidumbre. Tal vez se estaba volviendo paranoico, o exagerado. ¿Qué haría cuando su hijo llegara a la adolescencia que ya estaba a la vuelta de la esquina? Debía aprender a confiar más en él.

Hinata también estaba a la expectativa. Ella era la más preocupada e impaciente. Incluso había empacado algunas cosas por si ella tuviera que salir a buscarlo.

Y exactamente, a las 6:30 pm, cuándo el sol se estaba despidiendo del día, la silueta de su hijo y su maestro se acercaban lentamente desde las lejanías.

—¡Boruto! —Hinata corrió para abrazarlo. Le hacía mucha falta tenerlo entre sus brazos.

Sasuke solo hizo una mueca y se dirigió hasta Naruto.

—Fueron tan pocos días y tarda mucho en aprender.—mintió— Quizás debería llevarlo a entrenar de vez en cuando. Pero es perseverante como su padre. Cuando aprende la técnica, no comete errores. Debes estar orgulloso.

Naruto sonrió anchamente. Su orgullo de padre se notaba radiante.

Eso había puesto al Uchiha a fantasear de nuevo. Naruto era y seguiría siendo, el amor de su vida. Contestó la sonrisa con otra en señal de acuerdo.

Al parecer, todo había salido bien y se retiraron charlando del tema.

Sin embargo la mente de Boruto era un caos. Estaba metido en un juego peligroso llamado "Uchihas".

 

 

Notas finales:

 

Continuará…

 

-Capítulo 2-

 


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