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En donde el mar se ahoga por Emile Brojen

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Notas del capitulo:

Ya sé, he demorado mucho en publicar ;O; mil perdones, pero ya, por fin le sigo a este fanfic, ojalá les guste.

                                                     VI

 

-¡Hide, corre!

Esa voz devolvió un poco la cordura al niño rubio. Sus pies iban veloces a la par de los de su amigo y de Hikari. Resguardarse era lo que necesitaban. Kaneki estaba asustado, pero la necesidad de esconderse como muestra de un viejo instinto de supervivencia le tenía alerta, además, estaba hasta cierto punto acostumbrado a ver gente herida o muerta. Huyeron los tres al cuarto piso y se refugiaron en una sala de pruebas, esperando que todo terminara afuera. Impactos, gritos, algo viscoso fluyendo susurraba al salir de los cuerpos, la vieja calma se iba desvaneciendo. Un doctor entrado en años,  en medio de su carrera, vio al trío de refugiados; se detuvo un momento mas siguió en su trayecto, quizás fuera abajo o a esconderse, no podían saberlo.

-Hikari ¿qué está pasando?

-No lo sé, Kaneki. Así es todo aquí…a veces los ghouls atacan y nosotros los humanos debemos detenerlos…sí, debemos detenerlos a toda costa.

-¿Aunque maten a otras personas?

-Aunque maten a…-calló. La joven mujer miró los ojos cristalizados del pequeño pelinegro. Recordó una discusión pasada y algo similar al remordimiento le robó las palabras.

-¿Y si nos vamos? Aquí nos van a encontrar-su voz temblorosa no estaba tan errada-podríamos salir por allí, ese árbol queda cerca-se soltó del agarre de la mujer y se precipitó hacia la ventana.

-¡Hide!

Una larga hilera de esquirlas brillantes impactaron por la ventana. Hide, siendo más pequeño, logró esconderse bajo el marco de la ventana pero fue Hikari quien no pudo esconderse. Su brazo sangrante sirvió de refugio para esos objetos filosos; Kaneki, protegido detrás de ella, miró sorprendido. Un hombre alto de pelo plateado y mascara extraña cual el largo pico de un cuervo ingresó al lugar, silencioso y ligero. El niño rubio miró perplejo al sujeto aquel, el pelinegro comenzó a retroceder hasta esconderse detrás de un escritorio.

-Largo de aquí, nosotros no tenemos nada de tu interés-espetó ella, ignorando el malestar de sus heridas.

-No me interesa algo que puedan darnos ustedes-la alzó del cuello-es más simple de lo que supones: evitar que sigan jugando con esto.

En medio de un grito Hide golpeó con una silla pequeña las piernas del hombre enmascarado, sirviendo únicamente de distracción. El sujeto en cuestión bajó un poco a la chica pero sin soltarla y centró su atención sobre aquél niño humano, amenazando con perforar su pequeño cuerpo con las alas emergentes de su espalda. Viendo la amenaza letal que acaecía sobre su amado amigo, su viejo y fuerte instinto protector salió a la luz. Corrió sin escatimar en fuerza hasta donde el otro niño estaba y se interpuso.

-…vete-no fue capaz de decir algo más amenazador o inteligente.

-Un mocoso-siseó bastante molesto-¿ya los amaestraron? ¿O aún no?-le hablaba a la mujer-con que en esto andas metida.

El pelinegro frunció el ceño sin entender, pero Hikari tuvo ese tiempo para patear a su contrincante y soltarse. Fue muy rápido todo. La puerta se abrió, ella cayó al piso y una serie de disparos llenaron el aire de ruido como asesinando a la nada. El ghoul huyó rápidamente del sitio sin causar más desastre.

-¿Eso fue todo? Qué aburrido-se asomó un hombre maduro, de pelo blanco y expresión tenebrosa-hola niños, señorita ¿todo en orden?-al no recibir respuesta, prosiguió-ya todo está controlado, pueden salir…vayan pronto, usted señorita necesita tratar esas heridas.

Y se retiró tan tranquilo como llegó. Los infantes corrieron a socorrer a su cuidadora, al parecer las heridas no eran algo tan grave. Kaneki miró nuevamente por la ventana: nada. Y sin mirar más nada salieron tratando de ayudarla. La rapidez de los hechos dio la incómoda sensación de haber sido todo tan fugaz cuando, en realidad, el tiempo les hizo una mala jugada resultando en un caos de un lapso mayor, el tiempo era tan subjetivo a la percepción de los seres vivos.

Afuera ya no eran visibles los ghouls que huyeron, sólo los cuerpos extendidos por el piso azarosamente, conviviendo en silencio con los cuerpos de los humanos. Todo el hospital fue cercado, la inspección final fue breve; aquellos investigadores parecieron irse satisfechos. Sólo uno de ellos, un hombre de barba espesa,  habló con el que fuese el director de la instalación. Ken, al pasar en espera de que Hikari volviera después de ser tratada, contempló el cuadro frente a él. Un médico lloraba desconsolado la muerte de su hija quien también trabajó en el hospital

-Doctor Kanou, debemos recoger el cuerpo-le dijo alguien.

Ese médico era el encargado de dirigir las pruebas de vacunas en esa zona, y la chica que al inicio vieron morir, su hija. Pérdida, el menor de cabello azabache entendía eso. Al final todos eran cuerpos inservibles, materia sujeta a futura putrefacción llevándose entre los desechos todo aquello que en vida dejó. Siempre los vivos eran quienes lo pasaban peor, carecía de sentido una existencia lastimera y efímera.

-Esto fue muy rápido, seguramente era una organización pequeña ¿qué querrían?

-Cállate, no empieces con cosas tontas-los ojos claros de ella fulminaron al otro jovencito-Takizawa, dedícate a pasar lista de los investigadores ilesos-miró a un hombre que se acercó a ella-padre…es decir…investigador Mado ¿todo bien?

-Hija, no hagas caso de esas formalidades, que se pudran-le sonrió-todo tranquilo, fue como fumigar cucarachas. Si no van a actuar en serio mejor que ni salgan de sus hoyos.

-Bien-sonrió de igual manera-¿entonces qué es lo que querían?

-No está claro, sólo vinieron a hacer ruido, no se llevaron nada ni atacaron a alguien en particular, ya saldrá el reporte de esto. Aunque sospecho que tiene que ver con las dosificaciones de RC, tal vez se les coló información…soplones-miró al menor castaño-señorito Takizawa ¿está muy cómodo allí? Lo que debe hacer está fuera de la camioneta.

El apelado bajó de un brinco y corrió a hacer su parte, que era realmente pequeña dada su corta edad.

Pronto el séquito de la CCG se fue.

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El cielo empezó a nublarse, los escasos rayos solares que se colaron entre las masas blancas se tornaron grises. Vista esa ayuda del cielo se quitaron los sombreros.

El jardín era espléndido, extenso, todos parecían conformes con ese nuevo lugar. Dos días  pasaron desde que el hospital fue atacado y extrañamente una calma abrumadora los cubrió, sobre todo estando ya en el otro centro a donde fueron trasladados todos.

-¿Dónde está Hikari?

-No sé, de seguro fue por más semillas.

Miró el alto edificio. Aquella estructura clara contaba con 6 pisos, era tan amplia que en un futuro podrían darle otro uso además de tener a un montón de menores de edad. El edificio circular contaba con un anexo central en el claustro formado en su centro, siendo el único sitio al que no tenían acceso.

-Miren, semillas de fresas-dijo Hikari al regresar con ellos.

-te lo dije-se soltó a reír.

-Ustedes…-suspiró, tranquila-esta es la última semana, luego volverán a clases, qué lástima-musitó.

-¿Ya no vendremos?

-Se supone que sí, Kaneki, pero sólo en las tardes cuando salgan de clases. Será como un centro de relajación y recreación, podrán elegir esta vez las actividades que quieran tomar. Miren que el gobierno está muy atento de que todos ustedes se sientan a gusto y estén activos y aprendiendo.

-Seguramente no quieren que seamos vagos, no vaya a ser que terminemos siendo hikkikomoris-rió un poco, sacudiéndose algo de tierra de entre su pelo rubio.

La mujer rio y se puso de pie, fue a atender otros asuntos. Los niños se entretuvieron sembrando, siendo Hide el que batalló más para lograr que sus cultivos fueran prometedores. Al ver eso su amigo se soltó a reír y le ayudó, tenía buena mano. Al terminar estuvieron hablando bastante rato, cayendo en un tema casual pero que el rubio debía decirle.

-Kaneki ¿quieres venir conmigo a Sesoko de nuevo? Una tía de mi mamá cumple años y vamos a ir a festejarla, sólo estaremos un día.

-¿De verdad? ¡Sí! Me gustaría ir, aunque mi tía…

-Mis papás hablarán con ella, deja les llamo para que vayan ahora mismo y tengas todo listo, saldremos en la tarde-lo abrazó-

-Está bien-correspondió a su abrazo. Apoyó la frente en el hombro ajeno, era cálido, suave. Le gustaba abrazarlo, siempre le relajaba.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Gracias por el reporte, ¿algo más que quieran agregar?

-Nada en especial señor, sólo que fue una misión algo aburrida, y pensar que pretendía ser algo grande-comentó algún investigador inconforme.

-…si eso era todo, retírense.

-A mi parecer dudo que el doctor Kanou quiera seguir con esto, con eso de que murió su hijita, sobre todo porque tú y yo sabemos quiénes la mataron-sonrió ampliamente-

-Errores así suceden, además él no debe saberlo ¿o sí? De igual manera no tiene alternativa, ya hemos invertido mucho como para que se niegue a estas alturas. Que siga con su trabajo, ya pasaron sus días de luto.

-Jo..-se soltó a reír y salió de la sala de juntas-qué bastardo, miserable.

-¿Padre?-inquirió su hija que lo esperaba afuera.

-Akira, aquí estabas-le tomó de la cabeza-vámonos, ya hemos hecho mucho por hoy, que se jodan los demás.

La chica sonrió y avanzó a lado de su padre, riendo internamente por lo poco discreto que era. Avanzaron por el corredor hasta pasar a un lado de la zona de investigación genética. Sus puertas de vidrio dejaron ver a los científicos trabajando encerrados en ese hoyo lleno de aparatos que para ella eran extraños.

-Papá ¿ya sabes cuál fue la causa del ataque al hospital?

-No-inhaló profundo-pero sospecho que es por lo de las inmunizaciones, como ya te había comentado.

-¿Qué contienen esas cosas?

-No querrás saberlo. Aquí dicen que es “el futuro para nuestra supervivencia”-la miró-tal vez algún día de esto lo sepas.

Y salieron de la base de la CCG. Dentro, los empleados en turno siguieron trabajando. En uno de los laboratorios el hombre maduro aún con las marcas del dolor en su rostro trabajaba a marchas forzadas por encontrar lo que aún no conseguían, hasta que 6 puntos rojos aparecieron en su ordenador. Extrañado por ello miró aquellos puntos y enlazó en los nombres allí dispuestos. Grande fue su sorpresa al entender lo que estaba pasando. Sonrió hasta casi reír, si esa era su respuesta aquél médico lograría vengarse con las armas que estaban por crear, ni un ghoul permanecería de pie. Mandó aviso a los altos mandos quienes, de inmediato, dieron permiso y fondos para la siguiente etapa de la investigación.

-Por fin, por fin…una vez esto termine y todo estará en calma-miró una foto-mi pequeña, esto va por ti.

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-¿Tu tía no se puso loquita?

-No, últimamente está muy calmada.

Cuando la señora Nagachika llegó con la tarta comenzó a repartirla. Era una tarta con helado para sofocar el calor de la casa, estando por la costa. Todo el festejo comenzó bastante temprano para que pudieran volver a buena hora ese mismo día en la noche.

-Woo, está muy rico-se atascó de tarta.

-Kaneki, con calma-se soltó a reír-queda más…mamá hizo mucho para los pocos que estamos aquí-miró a sus padres, a la tía de su madre y a un par de primos-mira, te has ensuciado-le limpió el mentón.

-deja, como con estilo-se enfurruñó un poco y fue a servirse más tarta-¿podemos ir a la playa?

Y fueron, comieron su postre estando sentados en la arena. La fresca brisa amenazó con decorar sus postres con granos de arena si demoraban en comerlos.

-Te gustan mucho las cosas dulces ¿no? Recuerdo cuando te enfermaste del estómago por comerte el pastel de chocolate tú solo-carcajeó-

-Sí…oye, no me recuerdes eso-se sonrojó-aunque lo volvería a hacer, me gustaría comer postres todo el tiempo-miró algo de betún en la comisura del labio de su amigo. Tomó un poco de arena-Hide…

-¿Qué cosa?-fue tomado por sorpresa-¡Ah! ¿Qué hiciste? ¡Ugh!

El pelinegro se carcajeó, llenó de arena la mitad izquierda de la cara de su amigo valiéndose de los restos de betún que sirvieron de adherente. Hide se sacudió y limpió tanto como pudo. Tomó un puñado de arela y lo arrojó en el pelo azabache del otro.

-¡Hey!-se sacudió-¡Ah! ¡Mis ojos!-empezó a frotarse los ojos resultando en una sensación peor, comenzó a lagrimear-Hide, no veo ¡te odio!-comenzó a manotear al aire buscando vengarse. El otro chico se soltó a reír y se le fue encima. Terminaron rodando por la playa, llenándose de arena, mojándose con las ocasionales y apacibles olas.

-Llorón-se detuvieron-a ver, no estás tan mal de los ojos-le sacudió la arena del rostro y sopló sobre sus ojos-¿cómo estás?

-Pues…sólo sé que te odio, agh-comenzó a abrir sus ojos rojos, llorosos-ya se me pasará-un par de lágrimas ayudaron a lavar sus globos oculares, terminó por echarse a reír-tonto.

-¿De verdad me odias? Ah…-bajó la vista y recogió una de las lágrimas de su amigo para luego echarse a reír-el tonto eres tú-calmó su risa y se recostó a su lado, abrazándolo-Kaneki…

-No te odio, era en sentido figurado-le dedicó una mirada exasperada. Cerró los ojos y los abrió al sentir el abrazo del otro niño-¿Qué cosa?

-En el centro ese raro que tiene forma de dona me voy a meter al curso de piano ¿no quieres entrar también? Es de mis instrumentos favoritos.

-¿Piano? Es lindo…uhm..vale, igual me meto a ese curso-le sonrió y ocultó el rostro entre los brazos ajenos.

-Genial-suspiró-uh ¿Kaneki? ¿Pasa algo?-se tensó al sentir el rostro contrario ya pegado a su pecho-

-La gente viva…es cálida, los latidos son un sonido bonito-sonrió apacible-late fuerte ¿estás bien?

-S... ¡sí!-carraspeó, pensando en lo honesto que era su cuerpo-vayamos  nadar antes de que debamos volver a Tokio-lo estrujó más entre sus brazos.

Y así fue, jugaron bastante tiempo antes de la puesta de sol, antes de que volvieran a su realidad.

Notas finales:

Bueno, creo que así por hoy. No había publicado nada por andar en exámenes previos a vacaciones de diciembre, las fiestas, me enfermé y hubieron muchas cosas que me dejaron sin tiempo ni ánimos para seguir esta cosa, pero bueno...ya de vuelta XD

Muchas gracias a quienes leen ;O; de verdad, y ya saben...quejas, críticas, todo se vale <3


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