Esas voces, voces que le decían que hacer, voces que lo atormentaban cada día, que no lo dejaban vivir, pero a pesar de todo, él amaba a esas voces y esa voz en especial que le llenaba de calma, esa voz que se llama Sehun.
Sehun ha estado presente desde su niñez, siempre presente, le decia que haga muchas cosas que le llenaban de castigos, de gritos y de visitas a los doctores, psicólogos y psiquiatras. El no se daba cuenta de las cosas, pero nunca olvidaria los frascos de pastillas que su madre le daba para que se los tomara, nunca le decian el nombre de estas, pero las odiaba y las odia. Las odia porque a pesar de que ellos le digan que es lo mejor para él, estas hacen que no lo escuchen, escuchar a Sehun, a su amor de toda la vida.
La persona que todo el mundo le dice que no existe, que solo es su imaginación, pero ¿alguien que no existe te puede hacer sentir estas cosas?
Todos sus dias, espera que el sol se oculte y la luna esté brillando para escuchar esa voz de nuevo, la espera, no duerme, si lo hace, no podra "vivir" el día siguiente, con solo escuchar esa voz unos minutos es totalmente feliz. Luego de cada "charla" se acuesta en su cama y duerme pero tan solo en unas horas se despertará, con sudor recorriendo su frente, con su corazón latiendo a mil por hora pero con una sonrisa en su rostro. Siempre sueña con él.
El resto del día se la pasa imaginando como sería él, como sería su cuerpo, su rostro, su sonrisa, sus ojos, sus labios, lo dibuja cada día. La pequeña "charla" que tuvo con él el día anterior lo dejo pensando más de lo normal, le tenia una sorpresa, se lo dijo, pero, no le dijo cual era.
Hoy le toca visita al psiquiatra, un gasto de tiempo para él ya que lo ve innecesario, no estaba loco o algo por el estilo. Sin embargo asistía por obligación, la visita fue como todas las otras, le hacían hablar sobre él, las cosas que le decia, nuevas medicamentos y demás.
Al llegar a casa lo único que hizo fue darse una ducha con agua tibia, le relajaba, lo hacia irse de sus dos mundos y entrar a un tercero. Ese sentimiento era maravilloso. Al salir se vistió y salió a caminar, un parque cercano fue el lugar, no habia muchas personas pero se sentia intimidado por las miradas que le daban las pocos que se encontraban. A pesar de saber cual era la razón siempre se preguntaba que era lo que tenia él, que provocaba eso, le intimidaba de verdad esa situación pero a pesar de eso los paseos de todos los días seguirían adelante.
Llegó la noche y la rutina se repitió, esta vez en su pequeña charla pudo saber cuál era la sorpresa, no sabia que sentimiento tenía, pero si una elección que no definía. Tenia una semana, eso le dijo, solo una semana y todos esto acabaría.
Los días pasaron igual que los otros: visitas a la clínica, los paseos, las duchas, su vida era monótona, no estudiaba, sus padres lo mantenían por la razón de que según ellos él esta enfermo, pero ya a sus 25 años sabía que esto no duraría para siempre, que sus padres morirían en algún momento, que se quedaría solo con él, que no tendría como alimentarse y que igual que todos, moriría algún día.
Esto no le importaba, su vida no era interesante, lo mas probable es que el ya no estaria vivo si no fuera por Sehun, el le daba vida, si es que se le puede llamar vida a lo que vive en la actualidad, justamente por Sehun, que ya tenia su respuesta a la sorpresa.
Pasó una semana, hoy llegaría el final de lo que esta viviendo, las cosas cambiarian, ni bien, ni para mal, él no lo sabia, daba igual, ya estaba decidido, no habria peor cosa de su situación actual.
Se encontraba sentado en su cama esperando a que Sehun llegará, estaba impaciente, ya queria oír su voz, ya queria que se terminara. Esperó unos minutos y Sehun se hizo presente:
— Luhan...— fue un simple susurro, uno que basto para que comenzara.
— Sehun...— contesto susurrando.— yo...ya...lo he decidido.— concluyó.
— Dime tu respuesta Luhan
— Yo...me voy....me voy contigo.
Luhan tenía una sonrisa en el rostro, una sonrisa que no es rara en él, ni en niguna persona que sabe que lo que hace es lo mejor para ella.
— Luhan...ahora...lo único que falta por hacer es venir a mi.
— ¿Cómo?
— Solo.... acercate al balcón, parate justamente a mi lado.
Luhan siguió a Sehun, esta ves, fue diferente, pudo verlo, pudo verlo completamente, y sonrió por aquello, su imaginación acertó. Los dibujos que hacia eran iguales a la persona que tenia en frente suyo, si cabello, su rostro, sus ojos, su sonrisa, todo.
Se paro al lado de Sehun, era mas alto que él, alzó la mirada y se encontro con unos ojos color noche y sonrió nuevamente pero ahora solo para la persona que tenía frente a él, para su sorpresa, este le devolvio la sonrisa, le dijo que sostenga su mano, solo obedeció y giró su mirada encontrandose con la ciudad de Seúl, la que ya no veria de nuevo.
Luego de tanto tiempo de espera donde penso todo lo que habia vivido en los pocos años, la primaria con castigos, la secundaria con ofensas, y el resto de sus dias, sus dibujas acbarian, los paseos ya no volverian, ya no habria mas citas con medicos, ya no más pastillas, ya no tercer mundo, todo acabaría en unos segundos.
Luhan miró por última vez a Sehun, este lo copio; se encontraban mirandose frente a frente, con sus manos agarradas fuertemente, con un brillo especial en sus ojos y con sonrisas en cada rostro.
— ¿Listo?
— Lo he estado toda mi vida.
Se impulsaron, saltaron y vivieron, en un mundo paralelo, sin más voces, pesadillas, con felicidad, amor, y sobre todo, donde los dos existían.