Nuevamente debe ser testigo de aquella imagen desgarradora que le destruye el alma, sus manos tiemblan de la impotencia al observar cómo las lágrimas se deslizan sin piedad por sus mejillas rojizas. Una tarde como muchas otras en las cuales él siempre es su único apoyo. Hoseok llora por su imposible y no correspondido amor, mientras que Taehyung sufre al observarlo desmoronarse de esa manera. Vaya jodida situación...
Su cuerpo reposa sobre la enorme cama y la almohada que protege su cabeza se encuentra húmeda por el llanto interminable. Taehyung toma asiento lo más cerca posible de su amigo y comienza a brindar caricias en su cabellera. Los sollozos y su respiración entrecortada van disminuyendo debido al delicado toque del menor, haciéndolo sentir útil. Está a punto de cumplirse un año de sufrimiento, un año desde que el corazón de Hoseok comenzó a latir por aquel pequeño de sonrisa deslumbrante y belleza innegable; el mismo año que Taehyung llevaba enamorado de él, para su total desgracia.
—Anda... cuéntame qué pasó —musita Taehyung y la mirada de Hoseok se nubla al revivir el triste recuerdo.
—Los vi Tae, en una banca en la salida. Sus rostros estaban tan cerca y él sonreía de una manera tan hermosa que hizo a mi corazón partirse en dos —dice Hoseok, aferrando un pequeño cojín sobre sus manos mientras que Taehyung suspira con total fastidio.
—¿Y? Eso no es ninguna novedad grandísimo tonto. Te he repetido muchas veces que ellos se quieren, estoy seguro que están juntos —Taehyung bufa y suelta un pequeño jadeo cuando Hoseok le lanza con fuerza el cojín sobre su cara.
La verdad dolía y más si era de una manera tan directa.
—¡Cállate! Se supone que eres mi mejor amigo y no me estás ayudando mucho al decirme esto —Hoseok cruza los brazos con indignación, y Taehyung vuelve a permanecer en silencio.
“Mejor amigo” es lo que siempre ha sido para Hoseok y no puede siquiera culparlo. Han permanecido unidos desde hace más de seis años, compartiendo lágrimas, sonrisas, pequeños secretos, siendo leales en cualquier situación. No hay nada que Hoseok y Taehyung no sepan del otro, con una simple mirada podían comunicarse, lograr sentir si algo estaba bien o no. Todo era perfecto en su relación hasta que el necio corazón de Taehyung decidió que era tiempo de enamorarse, pero sin duda no estaba en sus planes que fuera de Hoseok. Nunca antes había sentido algo por un hombre, pero vaya que no era una locura enamorarse de él. Para Taehyung, Hoseok era el chico más divertido, gracioso, inteligente y adorable de toda la escuela, su sonrisa era capaz de iluminar el cielo. Era inquieto y saltarín pero también muy sobrio en los momentos necesarios.
Simplemente su interior era una caja de sorpresas interminables.
Taehyung no tenía opción en su vida, el camino que debía recorrer era el de la prudencia y absoluto silencio. Su corazón estaba atado con una gran soga reprimiendo sus sentimientos. No tenía el valor para arriesgarse y perder la amistad que a base de tantos esfuerzos habían consumido. Hoseok era su todo y así debía seguir, los mejores amigos siempre buscan el bienestar del otro y su pecho siempre podría ser el refugio de su alma, podría ser el pañuelo de sus lágrimas. Los sentimientos baratos de Taehyung no importaban en absoluto, su confesión de amor no valía la pena cuando Hoseok solo deseaba eternamente la de otro.
Sus noches de insomnio siempre eran invadidas por el maldito recuerdo de aquel día en el que todo cambió. Nunca pensó que un simple viaje de paseo a la playa se convertiría en la peor de sus pesadillas. Aún podía sentir la arena en su cuerpo y como las olas golpeaban sobre sus piernas, ambos disfrutaban del bello atardecer justo en la orilla de la playa mientras que los padres de Hoseok preparaban algo delicioso de comer en el interior de la casa. Había sido un día de muchos juegos y sonrisas, de roces accidentales que por alguna razón hicieron sentir extraño a Taehyung, y por si fuera poco las cosas tomaron un curso más peligroso cuando esa misma noche en el interior de la habitación que compartían, accedió a brindarle un ligero masaje en la espalda a su mejor amigo, el cual sufría una intensa quemadura solar.
Cualquiera habría malinterpretado aquella escena de Taehyung sobre su espalda y con las manos llenas de una misteriosa esencia blanquecina, mientras que de los rojizos labios de Hoseok escapaban múltiples jadeos de dolor, los cuales provocaron un estremecimiento en su zona baja. Taehyung nunca había estado más asustado en su vida, jamás había experimentado una sensación tan vibrante.
Realmente no acostumbraban a ser demasiado afectivos, ya que se expresaban su cariño a base de lealtad. Pero Hoseok había cruzado una barrera que jamás pensó Taehyung seria invadida, cuando la sensación de aquellos brazos protectores lo aferraron hacia su pecho y el “Te quiero” que acarició su oído se sintió diferente a cualquier otro.
Fue así como descubrió que estaba jodido, y desde ese entonces las cosas no volvieron a ser las mismas.
—Sabes Hoseok, si te digo todo esto es porque me importas y quiero abrirte los ojos a la realidad —responde en un tono serio, colocándose de pie al lado de la cama. Hoseok lo observa y sonríe con amargura.
—La realidad es que soy muy poca cosa para él —suspira derrotado y el corazón de Taehyung se oprime.
—¡Cállate! No es tu culpa que ese imbécil no pueda ver todas tus cualidades —Taehyung cubrió sus labios con ambas manos y retrocedió unos pasos. Debía controlar sus palabras si no quería ser descubierto.
—Eso lo dices porque me aprecias, nos conocemos hace años —suspira un poco más tranquilo después de tanto llorar—. ¿Por qué no puedo ser atractivo? No puedo competir contra él. Soy tan patético...
—¡Basta! Estoy harto de que insistas con lo mismo. Será mejor que me vaya a casa, es tarde y mañana tenemos escuela —Taehyung se giró de inmediato y corrió fuera de la habitación, pero el brazo de Hoseok sosteniendo su cintura le impidió abandonarlo.
—Tae... lo siento, constantemente soy un desconsiderado contigo —Hoseok lo observa con una mirada fría y Taehyung comprende lo mucho que en verdad lo necesita—. Voy a ser fuerte, lo intentaré.
Hoseok sonríe ampliamente y Taehyung corresponde embobado por lo lindo que es. Le encantaba ser testigo de su hermosa sonrisa, aquella que tenía olvidada desde que se enamoró.
—Eres un tonto... —Taehyung cruza los brazos con un lindo puchero en su rostro, y Hoseok le despeina el cabello para calmarlo.
—Dime algo que no sepa.
“Que me gustas”
—Déjame ir ya, mañana tendrás mucho tiempo para fastidiarme —los pasos de Taehyung se guían hacia la puerta principal y Hoseok se queda en el marco con la mirada cabizbaja.
—Hace frío, ¿Quieres que te acompañe?
“Quiero que me abraces”
—No, solo ve a dormir —Taehyung se despide de mano y comienza el trayecto de regreso a casa, tiene la suerte de vivir a tan solo una calle de distancia.
Se acuesta en su cama después de un delicioso baño y observa el espacio vacío a su lado. Desearía que Hoseok pudiera estar junto a él, que lo envolviera entre sus brazos para dormir. ¿Por qué no podía elegirlo su corazón? ¿Qué tenía ese chico de especial? Taehyung no se sentía para nada inferior en comparación a su rival, él también era lindo, talentoso, y bastante risueño. Lo odiaba tanto, desearía poder cambiar las cosas en un parpadeo.
¿Quién cuidaba de Hoseok cuando estaba enfermo? ¿Quién soportaba sus bromas pesadas y se reía de sus malos chistes? ¿Quién había estado en los peores momentos de su vida?
Taehyung... solo él y nadie más. Aquel chico no merecía su amor, ni siquiera había hecho un pequeño favor hacia Hoseok, apenas y lo observaba en la escuela, simplemente nunca iba a entender por qué lo amaba tan intensamente. Aquel chico no tenía idea de lo afortunado que era; de lo mucho en que Taehyung deseaba poder tomar su lugar.
“Mírame, ámame, siénteme”
Porque Taehyung estaba ahí para brindarle todo, deseando poder restaurar su corazón. Tan solo necesitaba una pequeña oportunidad.
“Olvídalo”
Pero olvidar no era fácil y si alguien en esa vida lo sabia, era él...